Pulso crítico
J. Enrique Olivera Arce
El engarzar cifras alegres para engalanar el III Informe de gobierno del mandatario veracruzano, ocupara tiempo y afanes de amanuenses especializados, texto servidores oficiales y oficiosos, ex profeso contratados para tan enjundiosa tarea la que, por cierto, no es nada fácil.
Convencer de lo que pudo haber sido y no fue, es el reto. Son más los desaciertos que los aciertos en 36 meses de infructuosa labor gubernamental. Pero esa es su chamba y el compromiso es cumplir en tiempo y forma con tan alto cometido, no hay de otra si en navidad se quiere obsequiar a la familia con pavo relleno de trufas importadas.
Parafraseando al escritor Rafael Junquera Maldonado, “mañana también es pasado”, presente y futuro se le niegan a un pasado persistente, que no necesita de destacarse en letras de molde para exhibir el poder de los hechos. A este contradictorio fluir de realidades y palabras no escritas que sutilmente se oponen al mensaje subliminal del escribano, tendrán que enfrentarse.
La maquinaria mediática ya se echó a andar. Los primeros textos en blanco y negro jalonan lo que será una muy larga jornada de marchas forzadas, navegando contra una terca realidad que ya ayer cuestionara y negara lo que hoy obligadamente desde palacio se afirma.
Las letras
Audacia es el juego, quién mejor hile la palabra escrita sin caer en el lugar común de la lambisconería y el servilismo, mayores posibilidades tiene de no ser juzgado y puesto en la picota por una opinión pública que si ve, si escucha, si constata en el transcurrir de su vida cotidiana, el peso de una agobiante realidad que le lastima.
Innoble y difícil la tarea a cuestas de amanuenses, texto servidores oficiales y oficiosos. Insoportable para hombres y mujeres comunes, el peso irritante de la simulación y la mentira puesta en letra de molde.
Como bien afirma nuestro buen amigo Jesús Castañeda Nevares, “porka miseria”. Estamos en Veracruz, eso lo dice todo.
Sin embargo, respetable es el esfuerzo y respetable quien en busca del diario sustento lo carga a sus espaldas. Alguien lo tiene que hacer, que caray, comer con manteca a diario y tres veces al día es recompensa valedera. Así es el oficio, lo comido es lo que cuenta.
Los números
Y en este escenario previo al Tercer Informe de Gobierno del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, las cifras preliminares no cuadran, llamando a su minuciosa espulgada por los críticos que, sin ser del círculo rojo, el azul, o el tornasol que comparte el pan y la sal con el mandatario, no le encuentran cuadratura al ovoide que en el nido empollan los artificiosos hacedores de la prosperidad papel de china.
No hay lógica, dicen. Inversión, número de empresas, empleos generados, a la luz de la elemental aritmética no se corresponden con el estancamiento en la generación de riqueza y bienestar de los veracruzanos.
Si los números no mienten, quienes los acomodan sí, insisten, recurriendo a las cifras duras que provee el INEGI y otros organismos afines para sustentar sus argumentos.
Las 600
Recurriendo a la clasificación de las unidades productivas en México, que pueden ser micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, la crítica se regodea poniendo en aprietos a los artesanos de la comunicación social. Para ocupar un lugar en esta estratificación se toma como base número de empleados y monto anual de ingresos, como quedara asentado en el acuerdo publicado el día 30 de Junio de 2009 en el diario oficial de la federación por la secretaria de economía de México.
Ingresos anuales aparte, por el personal ocupado se considera para las micro de 1 a 10 trabajadores; de 11 hasta 50 para las pequeñas, y de 31 hasta 100 para las medianas.
En este marco conceptual se escudriña el objetivo para el sexenio de las mil empresas de nueva creación y, por ende, la meta superada de 600 unidades para el primer trienio de la administración duartista. Y los números siguen sin cuadrar.
Suponiendo, comentan, que de las 600 cacaraqueadas la mitad estando por arriba del estatus de micro, fueran pequeñas empresas, estaríamos hablando como máximo de 15 mil nuevos empleos y, exagerando, que las 300 restantes fueran medianas, su aporte al empleo sería como máximo de 30 mil plazas, lo que arroja un total de 45 mil nuevos empleos.
Los garbanzos de a libra que por su tamaño e ingresos anuales se considerarían como grandes empresas y que no entran en la clasificación anterior, atendiendo a cifras oficiales publicadas, estarían aportando no más de 20, 000 empleos.
Sumando un gran total de 65 mil nuevas plazas de trabajo para el trienio en curso. Y siguen entonces sin cuadrar las cifras alegres.
En este orden de ideas, no conformes con la información que se pretende encuadrar en el III Informe de gobierno, los “contreras” se preguntan:
¿De qué tamaño de empresas estamos hablando cuando se afirma que en tres años el emprendimiento empresarial se incrementó en 600 establecimientos de nueva creación?
¿Por cada nueva empresa, cuántas a su vez colgaron los tenis en Veracruz por incosteables?
¿Cuántos empleos reales se generaron en el cumplimiento de la meta rebasada?
Si se diera a conocer esta información por parte de las autoridades responsables, se conocería el número real de nuevos empleos generados y los a su vez perdidos en el mismo lapso, argumentan. Pero como esto se mantiene en la opacidad, amanuenses, texto servidores oficiales y oficiosos, por más que estiren la cobija no logran hacer que cuadren los números.
La sopa
Y así, para cada rubro a considerar en el informe del fin del primer trienio del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, unos tejen de día con singular esfuerzo y otros, los no invitados a la fiesta, destejen de noche lo que al final será para el consumo de propios y extraños, sopa aguada de números con ensalada de letras. Y no habrá de otra, la imaginación no da para más… hasta la simulación tiene sus límites.
En este brete, la palabra escrita se desgasta, no más que la credibilidad de quien lo propicia; como en política el árbol que da moras, estéril el esfuerzo entre escribanos y los números.
Hojas que se lleva el viento
Enrique Cambranis, presidente del PAN en Veracruz, tras la trifulca en el exterior del Congreso estatal, afirmaría que las instituciones merecen respeto de los mentores movilizados. Acertada postura, más sin embargo, el respeto se gana, no cae del cielo y no se impone por decreto. La casa del pueblo, que es de todos y que aloja a la Legislatura local, efectivamente merece respeto, empezando por aquellos diputados que no haciendo honor a la representación popular que la ciudadanía mandata, son expresión viva de la corrupción e impunidad que tanto daña a la entidad y a nuestra incipiente democracia. ¿O no es así, Sr. diputado Juan Nicolás callejas Arroyo?
Xalapa, Ver., noviembre 6 de 2013.-