Salte la navegación

Tag Archives: Liberación Nacional

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Teniendo como fondo el contexto de un país que no deja de ser considerado como colonia de los  poderes fácticos de alcance mundial representados por los intereses de los conglomerados trasnacionales y en especial los de los EE UU,  México atraviesa por una situación interna que le coloca en una compleja encrucijada: o se transita por el trillado camino de la dependencia sacrificando soberanía y reciclando subdesarrollo, o se avanza por los estrechos, complicados y difíciles senderos de la búsqueda de la liberación nacional y el desarrollo.

Este es el escenario que, a mi juicio, debería enmarcar y ser punto de partida de todo análisis de lo que es hoy nuestro país y lo que  de  él se espera con las llamadas reformas estructurales que el gobierno neoliberal del Sr. Peña se ha propuesto impulsar.

Al margen de este marco, siempre a mi modesto entender se polemiza en torno al árbol dejándose de considerar el bosque y sus entornos más inmediatos y mediatos.

Las consecuencias están a la orden del día, tanto en la corta visión del poder público para imponer sin previo consenso como en las diversas y hasta encontradas reacciones de la gente que, aún sin conocer y entender el propósito de la estrategia peñista, respaldan o rechazan lo que por lo pronto es apenas un esbozo de medidas de mayor calado y profundidad en beneficio de los intereses de los poderes fácticos.

Sin embargo, la burra no era arisca… Amplios sectores de la población con mayor capacidad de percepción que conocimiento específico u orientación ideológica al calce, hablan de un proceso de privatización y renuncia del Estado para con la sociedad del bienestar. Y, a mi juicio, parece que no están equivocados.

Lo que está aconteciendo en Europa y más específicamente en el vecino país del norte, arroja indicadores que lo confirman tanto a nivel global como en el ámbito particular de los Estados-Nación.

Derechos universalmente reconocidos como inherentes a la persona humana, lo mismo en alimentación, educación, salud, comunicaciones que en vivienda, cultura y recreación o pensiones dignas, se dejan al libre arbitrio de las fuerzas del  mercado y al margen de la obligatoriedad del Estado para con la población.

Siendo paradigmática la disyuntiva en la que los poderes fácticos representados en el Congreso de la Unión de los Estados Unidos de América, ponen al presidente Barack Obama. Se pospone la entrada en vigor  o descarta la “ley Obamacare” (reforma del sistema de salud pública) auspiciada por el ejecutivo federal o se paraliza el gobierno dejándole sin presupuesto para operar.

O bien, las medidas tomadas en Alemania para substituir las pensiones por inversiones individuales en el presente  para financiar necesidades futuras de sobrevivencia de los trabajadores que concluyan su ciclo laboral.

Todo en nombre de la visión neoliberal de mayor crecimiento económico sacrificando presente y futuro del desarrollo humano,  lo que, en primera y última instancia, beneficia sistémicamente a poderosos conglomerados trasnacionales a costa de millones y millones de seres humanos en un ininterrumpido proceso de profundización de desigualdad y pobreza.

No cabe argumentar si lo que está sucediendo en el resto del mundo es aplicable a México. Lo que si procede es observar con talante crítico adonde nos llevan las reformas presuntamente estructurales, contemplando el bosque y no únicamente concentrarnos en el árbol que tenemos enfrente.

Cada quien debe sacar conclusiones y actuar en consecuencia frente al paquete-panacea ofertada por el Sr. Peña; preguntándose si con este mejorará en beneficio de las mayorías la legislación reformada en materia laboral, educativa, de comunicaciones, la hacendaria y energética aún pendientes, o las que ya se cocinan en el cupular pacto por México, en materia de alimentación y salud.

Pero también preguntándose si estas responden a un interés legítimo de nuestro Estado-Nación en el marco de su soberanía e independencia, o bien apuntan a satisfacer necesidades presentes y futuras de las trasnacionales si el destino de México sigue poniéndose en manos de los poderes fácticos y sus intereses globales, en renglones estratégicos para México como la energía, la educación, la salud y, en primer  término, la alimentaria ahora amenazada por la ya en marcha autorización de cultivos transgénicos en millones de hectáreas en territorio nacional.

Información, observación, análisis y conclusiones al alcance de cada quién debería ser a mi modesto entender la tarea inmediata para la población de un país en crisis. Los resultados de tal ejercicio, en su momento enriquecerían el imaginario popular, camino de una toma de conciencia colectiva para la acción consecuente.

Detenernos en darle vueltas y vueltas al árbol para juzgar lo que es bueno o lo que es desechable de un movimiento magisterial, que es apenas punta visible de un iceberg aún mayor, desgasta, confunde y divide cuando lo que la realidad exige a las mayorías de este país es la unidad en torno a un programa mínimo consensuado para la acción inmediata, si lo que se pretende es frenar el camino de la privatización auspiciado por los intereses supranacionales de las poderosas corporaciones que no tienen llenadera.

El resolver la disyuntiva frente a la encrucijada compete al Estado mexicano, pero también y con mayor razón, a la población que vivirá en carne propia beneficios o pérdidas de lo que ahora pareciera estar sujeto al capricho de la partidocracia y su presidente.- Xalapa, Ver., octubre 2 de 2013

 pulsocritico@gmail.com

http://pulsocritico.com

https://pulsocritico.wordpress.com

Ángel Guerra Cabrera


La aplastante victoria de Rafael Correa y de las fuerzas populares de su país en las elecciones generales del domingo pasado proporciona un enorme estímulo al ascenso y consolidación de los procesos revolucionarios constituyentes en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Estos pueblos de vigorosas raíces indígenas o africanas, liberados por la espada de Bolívar, cuyo legado veneran, son hoy, en la América austral, las tres principales fuentes inspiradoras del cambio social, el rescate de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos y la unidad e integración regional.

Venezuela, Bolivia y Ecuador realizan una valiosísima contribución teórica y práctica a la transformación radical de las repúblicas oligárquicas enseñoreadas en el siglo XIX en América Latina, criticadas a fondo por José Martí, quien advirtiera tempranamente su incidencia en la división de los pueblos de nuestra América y como facilitadoras del expansionismo del naciente imperialismo estadunidense. No es casual que Chávez, Evo y Correa se cuenten entre las voces más lúcidas y dignas que, junto a la del veterano revolucionario Daniel Ortega, se alzaran en Puerto España en irrestricta solidaridad con Cuba, en contra del capitalismo y en defensa de la soberanía de América Latina y el Caribe.


En trance de profundos cambios desde abajo por la rica diversidad cultural y popular de sus sociedades, estos tres procesos revolucionarios han surgido de grandes movilizaciones de masas, legales o extralegales, que operando dentro, o en los márgenes, de la legalidad liberal oligárquica, lograron hacerse gobierno y desde allí iniciar radicales procesos constituyentes. Esto les permitió elaborar y aprobar, con gran participación popular, nuevas y avanzadas constituciones con postulados auténticamente revolucionarios, que constituyen la base de una nueva legalidad antioligárquica, antimperialista, anticapitalista y de orientación socialista, que les franquea el paso hacia sus objetivos liberadores.


En Venezuela (caracazo), Bolivia (guerras del agua y del gas) y Ecuador (derrocamiento insurreccional de presidentes neoliberales) se gestó el parlamentarismo de calle en la misma lucha por desalojar a la oligarquía del gobierno y se ha continuado desarrollando desde aquél, que, llegado el caso, logra el cambio en la correlación en favor de las fuerzas populares.


Estas fuerzas actúan eficazmente a la vez dentro del marco legal liberal en retroceso y el revolucionario en ascenso. Maniobran, con tacto e inteligencia, combinando un genuino respeto por las formas democráticas con creativas e ingeniosas formas de lucha, como la reciente huelga de hambre de Evo, que, unida al desbordante apoyo popular, dobló hace días el brazo a la oligarquía.


Entre sus aportes fundamentales está la redefinición y reconstitución, ajustada a la realidad latinoamericana, del nuevo sujeto histórico de los cambios sociales en nuestro continente y la creciente construcción de poder popular desde las bases, complemento indispensable del primero.


Las generalizaciones corren el riesgo de pasar por alto las particularidades de los procesos. En Bolivia y Ecuador, donde los pueblos indígenas son mayoritarios, ellos han llevado casi siempre el mayor peso de las trasformaciones, antes desde la oposición y luego desde el gobierno, aunque no excluyan la acción destacada de otras fuerzas populares, como el caso de los forajidos en Ecuador. En Venezuela, donde los indígenas son chavistas militantes pero minoritarios, aquel papel les ha correspondido principalmente a otros sectores excluidos o explotados: desempleados, trabajadores, negros y mestizos, militares, amas de casa. Fue allí donde se sentó en 1999 el precedente del pueblo como único poder constituyente.


El quebradero de cabeza mayor de estos procesos para las oligarquías y el imperialismo es su sorprendente capacidad para recuperar, mediante audaces proyectos constituyentes con gran apoyo popular, el poder político, económico, cultural y militar que les fuera enajenado por las clases explotadoras nativas y foráneas; su eficacia en la demolición de las viejas estructuras, instituciones e ideas en que se parapeta la contrarrevolución, a la vez que derrotan sus feroces campañas mediáticas y desmantelan sus planes subversivos.


(Aldabonazo desde Cuba: Raúl responde a Washington que al agredido y bloqueado no le toca hacer ningún gesto.)

aguerra_123@yahoo.com.mx

La Jornada 30/04/09

A %d blogueros les gusta esto: