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Tag Archives: Manuel Bartlett Díaz

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Cada partido, sobre todos los de mayor representatividad, cree aplicar métodos democráticos que sus adversarios observan contaminados porque son distintos a los propios. Y, en cualquier caso, ninguno resulta plenamente satisfactorio. “Nuestra democracia”: Rafael Loret de Mola

 Con el PAN “ni a la esquina”, parafraseando lo dicho por el ex secretario de gobernación y hoy espurio aspirante a senador, Manuel Bartlett, en relación al PRI, aclaramos. No comulgamos con el panismo y mucho menos con sus expresiones de ultraderecha pero, tampoco con la partidocracia en su totalidad que, secuestradora de nuestra incipiente democracia, hoy en nombre de ésta se rasga las vestiduras en un todos contra todos.

Ante los diversos métodos antidemocráticos adoptados por cada partido político para la selección de candidatos a cargos de elección popular, cada uno de éstos descalifica a sus adversarios, asumiéndose como blancas palomas cuando todos, sin excepción, con el mayor cinismo de espaldas a sus militancias, incurren en los mismos vicios.

¿O es acaso que el método adoptado por el PRI tiene mayor contenido democrático que el del PAN, el PRD o la morralla? No hay que ir muy lejos, la ciudadanía, lastimada y empobrecida tiene la respuesta. De todos los partidos políticos en México no se hace uno, como ninguno nos merece ya respeto y credibilidad.

Lo hemos reiterado en estas líneas. En el imaginario popular se percibe que el régimen político en México está en crisis y, por ende, el sistema electoral y de partidos políticos en que se sustenta nuestra deformada democracia representativa. Ni los partidos ni quienes emanan de los procesos electorales, representan a cabalidad la voluntad ciudadana, antes al contrario, se sirven de esta para medrar en pro de sus egoístas intereses personales y de grupo, haciendo de la democracia representativa un mito colosal.

En este marco, cuando un partido político o sus personeros hablan de atentados contra la democracia en referencia a métodos, procedimientos y resultados, en la selección interna de candidatos adoptados por los oponentes, no tenemos otra cosa que la materialización de aquella conseja que dice: “el burro hablando de orejas”.

¿O no suena así cuando el precandidato del PRI a la presidencia se desgarra las vestiduras por la intervención de Calderón Hinojosa en el proceso electoral, olvidando el negro historial de su partido?

¿O en nuestra próspera aldea cuando el aspirante a senador Héctor Yunes Landa, vocifera en contra de un proceso “antidemocrático” en la elección del abanderado, (hoy abanderada) panista a la presidencia? ¿Olvidó que es fruto político del “dedazo”?

El burro hablando de orejas. ¿O alguien se atreve a desmentir lo aquí expresado? Todos son iguales.

Si para el ex alcalde xalapeño, ex secretario de gobierno y ex procurador de justicia en Veracruz, hoy preseleccionado del PRI para contender por una diputación federal, Reynaldo Escobar Pérez, “el presidente de la República no le merece ningún respeto”, para el común de los mexicanos el IFE, los partidos políticos y la clase política en general, tiempo ha que dejaron de ser referentes de representatividad y democracia.

El sonido del hasta hoy silencio en el imaginario popular, es prueba fehaciente de ello. Ya llegará el momento del rescate de la democracia en México. Entonces el pueblo hará sentir su voz.

 

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

No es un asunto menor ni manida y frívola idea de lealtad a la camiseta.  En las actuales condiciones del país, con un régimen político en crisis y frente a la elección presidencial de julio próximo, es un asunto de la mayor relevancia el mantener y sostener con valentía la congruencia entre el pensar y el quehacer en las lides políticas.

Manuel Bartlett, ex secretario de gobernación y ex gobernador de Puebla, lo ha dicho todo: es un tema de conciencia, así como de coincidencias con las izquierdas y con Manuel López Obrador, cuando afirma que con el tricolor “ni a la esquina”. No se puede ser leal a la camiseta cuando no se está de acuerdo con el rumbo que ha tomado el partido en el que se milita.

Para el ex senador del PRI en la pasada Legislatura, es la hora de las definiciones: o se está por el más de lo mismo o se está por el tan necesario como urgente cambio de brújula, rumbo y timonel. Como seguramente también para muchos priístas honestos, el modelo neoliberal impuesto por los últimos gobiernos priístas y continuado por los de Vicente Fox y Felipe Calderón, tras haber empobrecido a México y orillarle al borde del desastre, no puede ni debe continuar.

Ni Peña Nieto ni los aún aspirantes del PAN a la presidencia de la República, ofertan en sus propuestas nada que indique modificación alguna al modelo económico y social dominante. Antes al contrario, proponen mantenerle y profundizarle hasta sus últimas consecuencias, como en el caso de la privatización del petróleo, la energía eléctrica, la educación y  la salud, a las que se ha venido oponiendo Manuel Bartlett y otros distinguidos priístas, coincidiendo con las tesis de Andrés Manuel López Obrador en congruencia con el nacionalismo revolucionario que diera vida al PRI y hoy abandonado por el tricolor.

Lo que está en juego es el futuro de México. Prebendas, canonjías, intereses creados,  y el ansia del poder por el poder mismo de los partidos contendientes, es secundario y cuestionable. No cabe la lealtad a la camiseta y el remordimiento por “patear el pesebre”, cuando pragmáticamente en nombre de tales frivolidades se subordina el interés superior de la Nación. Se está con México o no se está, es la determinación a que se tendrá que llegar con un sentido claro de honestidad intelectual sobre lo que hoy tenemos como país y el que deseamos heredar a las nuevas generaciones.

Muchos priístas, panistas o perredistas jóvenes  o de la vieja guardia, necesariamente tendrán que tomar tal determinación, inclinando la balanza a favor del cambio o a favor del más de lo mismo. Los dictados de su conciencia, dirán la última palabra frente a las urnas el primero de julio próximo.

Esto último conlleva un ajuste en la correlación de fuerzas tanto al interior de la partidocracia como en el conjunto de la vida política del país, que podría dar lugar a nuevas escisiones en los partidos mayoritarios; tanto entre encumbrados actores como en la base militante. Sumándole  ingredientes adicionales al ya atípico proceso electoral en marcha en el que la polarización de fuerzas entre la derecha y el centro izquierda parece ser la constante.

Más que el amor interesado o no a la camiseta, serán la conciencia de una sociedad informada y las coincidencias con el PRI y el PAN o con las propuestas de Andrés Manuel López Obrador, las que determinarán el sentido del voto. La postura asumida por el priísta Manuel Bartlett cae en tierra fértil, esperemos el fruto de su determinación. Xalapa, Ver.-

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En tanto que Porfirio Muñoz Ledo le califica como intentona priísta de balcanizar a Pemex, para Manuel Bartlett la propuesta presentada por el senador Beltrones, coincide con la de Felipe Calderón en la apertura al capital privado.

J. Enrique Olivera Arce

Por si hubiera alguna duda sobre la improcedencia de la iniciativa sobre reforma energética mal llamada “tercera vía”, y su presunta inserción en la “Iniciativa Beltrones”, toca a Porfirio Muñoz Ledo, Coordinador Nacional del FAP, en un breve ensayo titulado “El FobaPRI”, desenmascarar el carácter privatizador de las empresas “espejo” contempladas en la propuesta del PRI de reformas a la industria petrolera.

Calificando a esta última como “un aborto tardío que no rebasa la trampa anunciada de las empresas espejo, que desnuda contubernios con sectores de gobierno y exhibe voracidad por las cuotas de poder y los negocios”, Muñoz Ledo encuentra en la propuesta priísta un remedo jurídico y semántico de la iniciativa calderonista, destacando la “intentona priísta de balcanizar” a PEMEX mediante la creación por decreto de “organismos descentralizados de carácter estratégico filiales de la paraestatal”.

Por su parte, el ex gobernador de Puebla y ex senador Manuel Bartlett, fijó su posición en relación a la propuesta priísta, declarando que “…la iniciativa de reforma energética que a nombre del PRI presentó el senador Manlio Fabio Beltrones coincide con la de Felipe Calderón en la apertura al capital privado mediante contratos de riesgo, y dijo confiar en que la propuesta alterna anunciada por un grupo de diputados priístas vaya en otro sentido.

El proyecto priísta parece ciertamente un espejo, señala Muñoz Leo, por la claridad de sus intenciones que “so pretexto de flexibilizar a la empresa, obedece al diseño de repartir territorios burocráticos, sindicales y mercantiles con la multiplicación de consejos de administración, contratos colectivos y concesiones a particulares”. Maniobra semejante, afirma, a la de 1995 con las petroquímicas, que se multiplicaron para que luego 42 fueran disueltas o “desincorporadas”.

“El mismo felino, desgraciadamente del mismo domador”, concluye el autor, tras destacar que la iniciativa del PRI pavimenta la ruta de la Asociación para la Seguridad y la Prosperidad para América del Norte (ASPAN), mediante una metodología mañosa, que refuerza la intermediación de la clase política con capitales privados e intereses extranjeros. El proyecto, destaca Porfirio, no está diseñado para respaldar las intenciones cortoplacistas del gobierno calderonista, sino con una visión de largo plazo tendiente a favorecer los intereses presentes y futuros del PRI.

A continuación y reforzando su análisis, Muñoz Ledo recurre a la memoria histórica, remitiendo al lector al trágico episodio del FOBAPROA de 1998. Cuando la mayoría del Congreso, con el respaldo de la opinión pública —y de una consulta popular— rechazaba la conversión de los pasivos bancarios en deuda pública, súbitamente el PAN llegó a un acuerdo con el gobierno de Ernesto Zedillo. La deuda pasó a los contribuyentes y se creó el IPAB, con las consecuencias de todos conocidas; favoreciendo a los empresarios aliados de la clase política para que a la postre los banqueros internacionales se quedaran con el control de todo.

La iniciativa del PRI, bajo la óptica de Porfirio, “implica la total amnistía para los abusos y despojos cometidos, un marco institucional para la complicidad política, el reparto de los negocios, la transnacionalización de los beneficiarios mexicanos y la sumisión del interés nacional a la derecha estadounidense”, señalando que el FAP debería presentar un conjunto de políticas que terminen con la depredación y la castiguen, una iniciativa presupuestal, una reforma hacendaria y un Plan Nacional de Energía en el que encarne nuestro proyecto alternativo de nación. Evitando la consagración de “un coágulo oligárquico encapsulado en un bipartidismo aparente.

Así, el ensayo de Porfirio Muñoz Ledo, parece ser una enérgica advertencia para Acosta Naranjo, presidente nacional en funciones del PRD, para que evite irse por la libre negociando con el PRIAN lo que en principio rechaza el Movimiento Nacional en defensa del petróleo. En tanto que Manuel Bartlett alerta a su propio partido frente a la iniciativa que presentó el PRI, destacando que esta “tiene una profunda identidad” con la de Felipe Calderón. Es la misma visión que desnaturaliza los objetivos de la paraestatal e incluso “la apertura al capital extranjero es mucho más clara en el proyecto de Beltrones.

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