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Tag Archives: Marcelo Ebrard

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En los jóvenes está el ganar o perder el futuro.

No hay que confundirse. La encuesta para definir quién abanderará a la izquierda electoral en la contienda por la presidencia de la República, fue abierta, participando ciudadanos sin distingo partidista y no, un ejercicio cerrado al interior del PRD.

Está más claro que el agua que Marcelo Ebrard declinó a favor de Andrés Manuel reconociendo que la encuesta no le favorecía, en un gesto de civilidad, honestidad y congruencia, pero también de pragmatismo y realismo, a pesar de y no con la aceptación tácita de la cúpula del partido del sol azteca  bajo el control de la corriente de “los chuchos” que, como lo expresara Jesús Ortega, acata pero se reserva el derecho a disentir al apostarle a un proyecto distinto al de Andrés Manuel. ¿Cuál proyecto distinto? El chucho mayor se cuida de no señalarlo abiertamente.

Luego si las cosas se dieron a favor del político tabasqueño a pesar de las preferencias de “los chuchos”, cabe entonces considerar que el presunto paso adelante en la búsqueda de la ansiada unidad de la izquierda electoral en la ruta del 2012, no es cosa acabada. Falta aún ver cual es el as que se saque de la manga la cúpula tribal del PRD, que aún cifra sus esperanzas en que el órgano electoral interno del partido –bajo su control- emita su última palabra en la selección de candidato. Luego queda un obstáculo por salvar para que López Obrador pase de aspirante único a pre candidato del partido del sol azteca y, posteriormente, a candidato de unidad en la alianza PRD, PT, Movimiento Ciudadano.

Conociendo como se las gasta el chuchismo y las expresiones o tribus que controla, en unos cuantos días todo puede pasar. Pues no es lo mismo “acatar” de dientes para afuera que volcar lo que queda del PRD a favor de Andrés Manuel. No descartándose la posibilidad de que bien Calderón Hinojosa, bien Salinas de Gortari, metan de última hora la mano en el proceso, y no solamente para tentarle el agua a los camotes.

 En Veracruz sabemos bien de cómo teje el paño en medio del cochinero el grupo de vivales que lo mismo están con el pinto que con el colorado, cuando van de por medio sus intereses espurios. Todavía el domingo pasado trabajaban moviendo sus hilos a favor de Marcelo Ebrard y descalificando a López Obrador, sorpresivamente, para el martes todo el aparato cupular veracruzano se manifestó públicamente a favor del tabasqueño. Tras conocer el resultado de la encuesta abierta que diera lugar a la declinación del jefe de gobierno del D.F., sin mediar consulta previa a las bases, de manera unánime cambió de camiseta. Así se manejan nuestros aldeanos perredistas manipulados lo mismo por la corriente de “los chuchos” con Rogelio Franco Castán, como artífice local, que por el gobierno estatal por conducto del subsecretario Erik Lagos. En el todo nacional donde queda aún presencia relativamente importante del PRD, igual, no cantan mal las rancheras cuando se trata de sacar raja en nombre del partido.

Varias tribus están aún con Marcelo Ebrard como “Foro Nuevo Sol”, entre otras, pero al igual que Jesús Ortega, acatan de dientes para afuera pero no están convencidos de la viabilidad del proyecto lopezobradorista. Y aún así, se pronuncian a favor de una acuosa  unidad en torno a lo que se definirá como “Frente Amplio de la Izquierda” en alianza con el PT y Movimiento Ciudadano.

Si el cálculo no falla, si no hay cambio de última hora, en este resbaladizo escenario tendrá que navegar Andrés Manuel entre las filas del perredismo. Tejiendo fino y negociando, administrando el conflicto y controlando daños colaterales para  evitar ser traicionado en el camino. De ahí que lo deseable es que antes de cualquier cosa, la tarea primaria sea la de echar a andar las bases para que sean estas las que al interior del partido se haga una limpia a profundidad, haciendo a un lado a cuanta sabandija y sanguijuela conocida que pudiera reproducir el trillado esquema de una guerra interna de todos contra todos en medio del lodazal.

Mientras esto último no se de, para la opinión pública y en ello va el voto  de los indecisos, Andrés Manuel cargará a cuestas con la imagen negativa de un PRD repudiado por sus prácticas mafiosas y antidemocráticas. La honestidad y recuperación de principios y valores éticos y morales, como reivindicación eje central de campaña, no tendría efecto alguno entre los posibles votantes, frente a la pésima imagen de un partido que sustentándose en todo lo contrario, se resistiera a iniciar al interior de sus propias filas el cambio deseado para el país.

Eso, a mi juicio, sería lo ideal. Empezar por limpiar la casa. Sin embargo, el tiempo apremia, los plazos fijados por la legislación electoral no dan para trabajar hacia adentro y hacia fuera, luego no queda de otra que correr el riesgo y apostándole a la suerte, bailar con la más fea de la tertulia; confiándose lo mismo en las bases de los partidos coaligados que en la llamada sociedad civil impulsada en consecuencia por la estructura de “Morena”, si es que esta última asociación es lo que afirma ser.

Sea cual fuere la estrategia a seguir por el aún aspirante de la izquierda electoral a la presidencia de la República, lo cierto es que, con “los chuchos” o contra estos, en este nuevo intento Andrés Manuel López Obrador tendrá que ponerse a prueba e ir con todo, cuidándose de sí mismo controlando sus arrebatos viscerales predicando con el ejemplo, con la seguridad de que una gran mayoría de los mexicanos, en especial la clase media empobrecida y los jóvenes, que está por el cambio y no por el más de lo mismo que oferta el PRIAN.

Y aquí cabe insistir en  nuestra sugerencia a los jóvenes seguidores de Andrés Manuel:

Actuar con inteligencia y mesura, conscientes de que una elección no se gana con chascarrillos de mal gusto, descalificaciones viscerales y, mucho menos, a mentadas de madre. Debe imponerse la fuerza de la razón y confrontar al adversario, que no enemigo,  con organización y sed de triunfo. Que la idea de la necesidad de cambio se abra paso por sí misma en el hogar, la escuela, en el centro de trabajo o en el sindicato, a partir del respeto, inclusión y tolerancia que cada quien quisiera para sí mismo. El sectarismo y la intolerancia no tienen cabida si realmente existe la convicción de que, hoy por hoy, se presenta una nueva oportunidad para impulsar a la izquierda electoral en el camino de la regeneración del país y construcción de expectativas de progreso en democracia  para las nuevas generaciones. En ustedes, los jóvenes, está el ganar o perder el futuro.

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"Chucho" Zambrano

México.- La Comisión Política Nacional perredista destacó que será la Comisión Nacional Electiva la que seleccionará a todos los candidatos, incluido el presidencial, y que las encuestas sólo serán el método para orientar sobre la preferencia del aspirante.

Aclaró que en cumplimiento a los Artículos 95 al 99 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) y en observación a los estatutos del partido, se acordó que el método oficial de selección de abanderados sea el de Consejo Nacional Electivo. El Golfo.info

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“No exijáis de los hombres lo que no les habéis dado…”
Máximo Gorki

Efectivamente, la encuesta para decidir quién abanderará a la izquierda electoral como candidato a la presidencia de la República, es una trampa fraguada ex profeso para intentar eliminar de la contienda a López Obrador. Estando de acuerdo en ello con el ex diputado local veracruzano Uriel Flores Aguayo, vale agregar que es un atentado contra la pretendida e incipiente vida democrática de los partidos políticos que integran el bloque de las llamadas izquierdas, así como del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Cuando la más elemental lógica democrática indica que corresponde a la militancia el determinar quien le represente como candidato a la primera magistratura del país, la decisión se circunscribe a un arreglo protocolario cupular que, mediante una encuesta abierta y ajena a las bases, tomará como válida la opinión sin distingo partidista de 6 mil ciudadanos, en un país de más de cien millones de habitantes. Secuestrándose así, una vez más, la voluntad decisoria de varios millones de militantes partidistas de izquierda o de afiliados al Movimiento de Regeneración Nacional.

Tirándose por la borda el trabajo que a lo largo de siete años, llevara a Andrés Manuel López Obrador a recorrer varias veces la totalidad del territorio nacional. Largo e intenso peregrinar para convencer de la necesidad de cambio, trasmitiendo un mensaje de esperanza que despertara la toma de conciencia en amplias capas de la población sobre la posibilidad de un México diferente.

Ello conduce a preguntarse entonces: ¿Qué pasará si Andrés Manuel es derrotado en la encuesta de marras?

El político tabasqueño podrá optar por lo que le venga en gana, es su vida. Lo mismo podría continuar en la lucha que emprendiera que arrinconarse en la tranquilidad de su hogar a rumiar su fracaso. Es la voluntad de un hombre frente a la de millones que de él esperan otra cosa.

Luego, ¿y sus seguidores? ¿Quedarán conformes con haber quedado colgados de la brocha? ¿Sin más en su frustración votarán a favor de Marcelo Ebrard sintiéndose traicionados? ¿Otorgarán su voto a favor del PRI o del PAN a sabiendas de que estarían optando una vez más por el siempre lo mismo para seguir igual?

Difícil dar respuesta a tales interrogantes. La condición humana es impredecible.

 Aunque cabe la posibilidad de que una ciudadanía desencantada y frustrada optara por el voto en blanco, o nulo, a sabiendas, eso sí porque en ello no hay engaño, de que serviría de alfombra para que electoralmente el PRI o el PAN” consolidaran sus respectivos proyectos de gatopardismo y simulación. Posibilidad que dada la experiencia de elecciones anteriores, no puede echarse en saco roto, dando al voto en blanco, o a favor del adversario histórico, connotación de sufragio de castigo al sistema político nacional.

En un país medianamente democrático tal categoría es válida. El voto de castigo o la abstención electoral cuenta, y mucho, en la relación entre electores y candidatos, siendo determinante para legitimar o no una elección, así como para proceder a una segunda vuelta si el voto a favor de los contendientes no alcanzara en la primera ronda la mayoría absoluta del 50 por ciento más uno,  para así declarar un vencedor.

En México las cosas son diferentes. Basta la mayoría relativa para darle el triunfo a un candidato. Se gana por un voto, dicen los priístas, “haiga sido como haiga sido”, remacha Calderón Hinojosa. La opinión de quien se abstiene de sufragar o de quien lo hace votando en blanco nulificando su voto, no cuenta salvo para favorecer a quien tenga mayoría de votos válidos, no importando si éstos alcanzan o no para dar legitimidad democrática a la elección.

Sin embargo, considerando la situación de crisis en todos los órdenes que se vive en México, en esta ocasión considero que el voto en blanco tendría otra valoración. No se puede gobernar en las actuales circunstancias cuando más del 50 por ciento de los votantes niega su voto de confianza al presidente electo. Muchos son quienes coinciden en que la elección del 2012 será atípica luego en tal contexto el voto nulo masivo como castigo a un sistema político obsoleto y agotado, no escapa a tal previsión.

Cabe esperar entonces que los seguidores de AMLO, de no verse favorecido éste por la encuesta en marcha, a partir de la próxima semana se encuentren en la encrucijada: Siguen con López Obrador hasta donde el cuerpo aguante ó votan en julio próximo por Marcelo Ebrard renunciando a la lucha. Quedando la opción del voto en blanco, como respuesta a la traición cupular.

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Pulso critico

J. Enrique Olivera Arce

“La identidad de deseos y la convergencia de voluntades son, por extraño que pueda parecer, las causas más corrientes de los conflictos”. Giovanni Papini

Teniendo como marco referencial a una crisis de identidad, representatividad, credibilidad, así como de confianza ciudadana, cada vez más profunda de los partidos políticos en México, el Partido de la Revolución Democrática es a mi juicio el primero en tocar fondo. No es la primera vez que comento tal percepción.

Nacido como la suma de una heterogénea multiplicidad de grupos lo mismo de la izquierda socialista histórica -salida de la clandestinidad- que de movimientos sociales urbanos, rescoldos de los viejos y desgastados partidos de izquierda electoral y no pocos desilusionados del PRI, se fortaleció en la coyuntura sin haber logrado la ansiada unidad en torno a una plataforma ideológica común y un  programa de acción con visión de largo plazo.

Sometiéndose a las reglas electorales de un sistema político nacional prediseñado para la continuidad del partido hegemónico en el poder, más temprano que tarde el PRD fue cooptado, asimilado y ganado por la corrupción y espurios intereses personales y de grupo, deviniendo en lo que hoy conocemos como el costal en el que, cual perros y gatos, tribus de lo más disímbolas andan a la greña permanentemente.

Teoría y práctica revolucionaria se diluyó en el camino para unos, en tanto que para otros, simplemente nunca abrazaron ideología y programa de acción alguna que les identificara como de izquierda, en los términos históricos de la connotación de tal definición política.

Los mejores tiempos electorales en la breve historia del PRD, se dan con el impulso a las candidaturas de Cuauhtemoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente, que en su momento recogieran, canalizaran y capitalizaran el creciente descontento popular  frente a un régimen político, agotado que, de la mano con el partido hegemónico, no supo o no quiso encontrarle la cuadratura al círculo, en la transición del modelo estabilizador de desarrollo al proyecto neoliberal en boga.

Para los tecnócratas que para entonces se incrustaran en la administración pública para más tarde hacerse del poder formal en México, se encontró más cómodo y conveniente el transitar por el camino de la alternancia con la derecha antes que permitir el acceso de las izquierdas a la conducción del país. El papel asignado al PRD de comparsa en la democracia electoral simulada, hasta ahí llegó en sus aspiraciones por ganar el acceso a la primera magistratura del país. Topo con pared como instrumento político útil pero incómodo para el sistema dominante.

De ahí  para adelante, se conformó con las migajas, obteniendo algunas gubernaturas, alcaldías y representación tanto en el Congreso de la Unión como en las legislaturas locales. Perdido en la coyuntura el objetivo inicial, la pugna por el reparto de canonjías y prebendas, los arreglos en lo oscurito por mayores tajadas del pastel asignado, ha sido la constante.

En un permanente todos contra todos, los “liderazgos” tribales se divorciaron de la mayoría de las bases partidistas, alejándose de los movimientos sociales en que se apoyaran tanto para impulsar la candidatura presidencial de Cuauhtémoc como en su caso la de López Obrador. Hoy con dificultad el PRD se sostiene como la tercera fuerza electoral manteniendo su registro en tanto aún es funcional al régimen político. Debilitado y auto flagelado, el PRD se enfrenta en la coyuntura a la posibilidad de capitalizar una nueva y más fortalecida oleada de descontento popular con rumbo al 2012, sin el menor asomo de viabilidad. Si aún le es útil al régimen, para la gran mayoría del pueblo de México dejó de ser referente de la izquierda nacional.

Carente de visión de largo plazo, privilegia al personaje que mejor conviene a sus intereses y no a un proyecto de nación con el que se apueste al cambio y transformación del país. De ahí que de espaldas a sus propias bases y a la realidad nacional, los “liderazgos” tribales en la cúpula se polaricen entre optar por una candidatura de unidad con Andrés Manuel o con Marcelo, auspiciando división y dispersión entre sus filas. El cochinero y la búsqueda del acceso facil a la mazorca, de antemano pierde a las tribus en un nuevo intento coyuntural por ascender en la escala del sistema político nacional, dejando libre el camino ya no al PRI sino al PRIAN que, con el común acuerdo de los dos partidos con mayor presencia en México, representa los intereses de una derecha conservadora vinculada a los poderes fácticos domésticos y externos.

Para algunos poco informados, lo que alcanzan a percibir e interpretar es un “pleito brutal” entre López Obrador y Marcelo Ebrard, sin entender que el problema por el que atraviesa el PRD es de carácter estructural, resultado de una crisis general del sistema político nacional que se expresa con mayor profundidad en el eslabón más débil de los tres partidos mayoritarios. Lo que para el PRD está en juego es su supervivencia como ente político colaboracionista y afín al sistema, en tanto que para el movimiento que encabeza el político tabasqueño, con perspectiva de largo plazo, lo que se juega es el como ir más allá del 2012 como un nuevo partido político de izquierda que represente a las fuerzas progresistas en México.

Así que, resumiendo, la disputa política que no pleito personal entre los dos aspirantes del partido del sol azteca a la candidatura presidencial, no es otra que, por un lado, el objetivo de supervivencia del desgastado PRD como representante de la izquierda electoral y, por el otro, el afán del Movimiento de Regeneración Nacional de ser este, como partido político, el que impulse con visión de futuro un nuevo proyecto de nación acorde con la nueva realidad del país, desplazando y sepultando a lo que queda del partido del sol azteca. Bajo esta óptica, el PRD está muerto y aún insepulto para la vida política futura de México.

Las presuntas diferencias personales entre Marcelo y López Obrador, a mi juicio no pasan de lo anecdótico alimentando mediáticamente los buenos deseos de la derecha. Si Ebrard gana la mayoría de preferencias necesitará de “Morena” y de Andrés Manuel para hacer un papel medianamente digno como candidato en la elección presidencial. Si al contrario, en la selección interna triunfa Andrés Manuel, con o sin Marcelo, con o sin “los chuchos”, e incluso con o sin el PRD, el nuevo proyecto tanto de las izquierdas como de la nación para el mediano y largo plazo contemplará en el 2012 la búsqueda de Los Pinos como una meta, un alto en el largo camino por recorrer en el proceso democratizador de la vida nacional.

El propósito y objetivo último del Movimiento Nacional de Regeneración es la transformación de México, en tanto que los propósitos del PRD se circunscriben a objetivos y metas cortoplacistas de reparto de prebendas, así como del usufructo de las prerrogativas que de acuerdo con la legislación vigente, les otorga el pueblo de México. A mi juicio, ahí residen las diferencias.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A escasos once meses y medio de la elección presidencial del 2012, la izquierda electoral no solo no encuentra su camino, sino que ante el electorado expresa su cada vez mayor descomposición, desconcierto, división e incongruencia en sus planteamientos. Complicándose el proceso de selección de candidato de unidad.

Cuando todo parecía que el PRD le estaba apostando a la unidad, los resultados de la elección de gobernador en el Estado de México fueron la señal para la estampida en todas direcciones de las tribus que conforman ese Instituto Político, dando al traste con los anunciados buenos propósitos de la dirigencia cupular.

Lejos de optar por una autocrítica seria del porqué de la derrota, asumieron en automático que ésta fue resultado de la negativa de Andrés Manuel a la alianza electoral con el PAN. Bajo esta premisa, van por otra vuelta a la noria, aceptando sin mayor análisis que Marcelo Ebrard es el candidato idóneo a considerar, en tanto éste argumenta que la única vía para evitar el regreso del PRI a Los Pinos es enfrentarle mediante la alianza de las fuerzas de izquierda con el PAN.

Postura que impulsada por “los chuchos”, de hecho rompe con los acuerdos alcanzados por los dos punteros, puesto que “Morena” y un sector por ahora minoritario del PRD, en principio se manifiestan en contra de la alianza con el panismo. Así, de facto, lo que podría haber sido una contienda civilizada entre el jefe de gobierno del Distrito Federal y AMLO, se queda en el tintero. La división y la polarización no sólo prevalecen sino que se agudizan, dejando en libertad al tabasqueño de buscar por la libre su ansiada candidatura, “ya sea como candidato de un partido, de dos o de tres”, como publicara el diario Reforma atribuyéndole la cita a Andrés Manuel.


Y aunque Marcelo insiste en que no hay diferencias con López Obrador, reiterando que será en noviembre cuando mediante consulta nacional abierta, las izquierdas definirán quien sería su abanderado en la contienda presidencial, lo cierto es que aunque se guarden las formas,  conceptualmente las diferencias de fondo son irreconciliables y los seguidores de AMLO lo saben.

“Morena”, el PT y Convergencia ya acusaron el golpe ante la creación en la semana anterior de un bloque de tribus encabezada por “los chuchos” cuyo objetivo es impulsar la candidatura de Ebrard. La reacción no se dejó esperar, anunciándose la transformación del Movimiento para la Regeneración Nacional en Asociación Política Nacional, con el objetivo más que obvio de impulsar a su vez la candidatura de Andrés Manuel. Dándose así por sentado que todo  intento de unidad de la izquierda electoral, desembocará en un rompecabezas de tepalcates y no en uno sino en dos candidatos confrontados.


No hay peor ciego que el que no quiere ver. El PRD no aprende o no quiere aprender de sus derrotas. Pesa más no el pragmatismo, valido en los tiempos que corren, sino el oportunismo corrupto de las élites perredistas a las que no les interesa perder o ganar  en las urnas, sino seguir manteniendo posiciones de privilegio, prerrogativas y prebendas. Postura que alienta Marcelo Ebrard con su derrotismo: sin alianza con el PAN no podemos competir, diría. Sin parar mientes que en el estado de México la izquierda se dividió desde el momento mismo en que inicialmente se hablara de una alianza con el panismo.


La historia vuelve a repetirse. En tanto las cúpulas insistan en la alianza con el adversario natural, el PRD reconoce su propia debilidad, trasmitiendo desanimo en su escasa base social de apoyo, la que por cierto percibe que el enemigo a vencer es la alianza de facto entre el PRI y el PAN.


Percepción que se hace acompañar en la opinión pública de la idea cada vez más clara, de que ni el PRI ni el PAN habrán de permitir que la izquierda electoral sea cual sea el resultado de la elección, arribe a Los Pinos bien con Andrés Manuel o con Ebrard como candidato de unidad, luego sale sobrando que se siga insistiendo en una alianza con el panismo, como pretende la cúpula partidista dominada por “los chuchos”, mientras el tiempo corre en contra.


Si la realidad objetivamente indica que la división de la izquierda electoral es ineludible para el 2012, cabe aquí preguntarse: ¿para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo? ¿Para qué esperar hasta noviembre guardando las formas, cuando de antemano se conoce lo irreductible de la división y polarización? ¿No resulta ello demasiado ocioso?


En el ínter, tanto el PRI como el PAN ya velan armas, aceitando su estructura, dejando que la izquierda electoral se haga bolas perdiendo aún antes de contender.

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En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

 Tras observar y escuchar al ex candidato a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, conocer de los esfuerzos por construir la unidad de la izquierda en torno a la candidatura de Alejandro Encinas  en el estado de México, y enterarse que en Veracruz declara Juan Carlos Mezhua Campos, espurio dirigente estatal del PRD, que tanto AMLO como Marcelo Ebrard dividirán el voto en la contienda electoral del 2012 por la presidencia, no puede uno sino confirmar una vez más que el partido del sol azteca en la entidad no pasa de ser insepulto y ya hediondo cadáver.

 

Ajeno al sentimiento y convicción de las dispersas bases perredistas, Carlos Mezhua no hace sino reflejar el pensamiento derrotista y practica oportunista de los diversos “capos” de las también diversas tribus que en Veracruz conforman el PRD, que se resisten a aceptar tanto que su partido es un vacío cascarón sin presencia ni peso en la entidad, como el que la militancia tiempo ha que conjuntamente con las de Convergencia y PT y un buen número de ciudadanos sin partido, está a favor de impulsar desde ya y nuevamente la candidatura de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República y no la del Jefe de gobierno del D.F.

Bien maiceado y sin capacidad e inteligencia para ver más allá de su ombligo e intereses pueblerinos, lo que hace que Mezhua Campos afirme que se dividirá el voto, no es otra cosa que contemplarse en el espejo. El, como la mayoría de los dirigentes formales o morales del PRD en Veracruz, son los que desde la pasada campaña del ahora gobernador, Javier Duarte de Ochoa, dividieran el voto perredista, llamando a sufragar a favor de Miguel Ángel Yunes Linares, unos, en tanto que otros, tibiamente, a favor de Dante Delgado Rannauro. Para terminar trabajando para su santo, conformándose con las migajas que bien a bien les cediera el PRI.

Lo curioso de tal situación es que en Veracruz, la gente poco informada o desinformada por los medios de comunicación -que por cierto no entienden o no les conviene entender, de la diferencia entre el PRD y el movimiento social “Morena”-, desconoce la fuerza de Andrés Manuel López Obrador al equipararlo con el cochinero de la cúpula perredista. Sin que ello necesariamente les lleve a inclinarse a favor de Marcelo Ebrard, a quien la mayoría no conoce más que de oídas.

Situación que se agrava para el movimiento nacional que encabeza Andrés Manuel, en tanto que sus seguidores en Veracruz no tienen con qué, no saben, o no quieren, difundir de manera masiva la aclaración pertinente, que de luz sobre las abismales diferencias entre el cadáver nauseabundo y el Movimiento de Regeneración Nacional que impulsa el tabasqueño. Limitante que a su vez no es subsanada en apoyo por diversas y sólidas agrupaciones en constante movilización y organización en la capital de la República.

Perdiéndose la oportunidad en el tiempo, de aglutinar de manera organizada y consecuente a los simpatizantes del movimiento en Veracruz que, no siendo pocos, desorganizados y dispersos no reconocen más liderazgo que el que les ofrece López Obrador, toda vez que los liderazgos locales o no existen, están ausentes, o no crecen al no tener clara la diferencia entre los intereses partidistas del PRD, Convergencia y PT,  y los objetivos perseguidos por “Morena”.

Pues si bien en la coyuntura el Movimiento de Regeneración Nacional está dispuesto a participar electoralmente, impulsando la candidatura de Encinas en Edomex y en su momento la de Andrés Manuel en la búsqueda de la presidencia, los objetivos de mediano y largo plazo de la organización rebasan las expectativas electorales del corto plazo, como está explicitado en el programa de 50 puntos para cambiar a México. Así como también rebasan el estrecho marco ideológico, programático y operativo de la izquierda electoral representada por los partidos Convergencia, PT y PRD.

El movimiento de Regeneración Nacional es ciudadano, apartidista y con visión de largo aliento, no es un partido político más ni una extensión de los partidos arriba mencionados. Eso debe quedar claro y el explicitarlo es la tarea de los Comités locales de “Morena”, para avanzar en la organización y pesar en consecuencia en la entidad.

Lo que queda del PRD, así como Convergencia y el PT, son compañeros de camino en la coyuntura, no la fuerza sustantiva de “Morena”. De ahí que resulte inconsecuente la afirmación de Mezhua. El voto no se dividirá entre López Obrador y Marcelo Ebrard, uno y otro ya fijaron su postura, estando dispuestos a ceder en su momento a favor de quien tenga mayores posibilidades de triunfo. Corresponde a “Morena” hacer pesar su fuerza por sobre los limitados intereses electorales del PRD, imponiendo su convicción moral y política por sobre el pragmatismo cortoplacista de los oportunistas y vividores de la falsa izquierda de siempre, para inclinar la balanza a favor de Andrés Manuel.

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Encuentro histórico en el PRD

Ecatepec, Edomex.- Alejandro Encinas logró el encuentro histórico de Andrés Manuel López Obrador, Cuauhtémoc Cárdenas y Marcelo Ebrard, quienes le manifestaron su respaldo y celebraron que su arranque de campaña por la gubernatura del Estado de México se convirtiera en un acto de unidad de la izquierda. López Obrador se llevó los aplausos más sonoros al hacer uso de la palabra después de Marcelo Ebrard. Al ingeniero Cárdenas no se le escuchaba dirigir un mensaje al perredismo desde un templete desde hacías muchos años, antes de que abandonara todos los cargos al interior del partido que fundó hace 22 años. Milenio , La Jornada

Alejandro Encinas y Marcelo Ebrard

El Universal Laura Islas, 04 de abril 2011.- Alejandro Encinas arrancó formalmente su precampaña rumbo a la candidatura y elección a gobernador del estado de México, en un acto realizado en la explanada municipal de Ecatepec; por la tarde estuvo en Toluca con López Obrador, aspirante a la Presidencia de la República y líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Encinas a pegunta expresa de si en algún acto de su campaña se podrían juntar Ebrard y López Obrador respondió que «estuvimos en eventos distintos, una agenda distinta pero pronto nos verán juntos, junto con otros líderes históricos de partido».

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard,  puso el dedo en la llaga al participar en la COP-16 que tiene lugar en Cancún, al afirmar que los participantes están perdiendo el tiempo, en tanto que el jefe de la delegación de Bolivia señalara que el  aceptar el documento de acuerdos que se discute en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, «sería hacernos responsables de una situación que el presidente Evo Morales califica como genocidio y ecocidio».

El neoliberalismo a ultranza y la crisis mundial, no dan para más.

En tanto los gobiernos representen a los principales actores económicos de sus respectivos países y no a los intereses de sus pueblos y de la humanidad en su conjunto, todo lo que ahí se discute gira en torno al dinero, rentabilidad, tasas de retorno, contracción de la tasa media de de ganancia, así como de la pertinencia de mantener la actual e injusta estructura de un sistema económico en decadencia e incapaz de dar respuesta a una crisis multidimensional global que se profundiza, la imperiosa necesidad de contribuir a la prevención de los efectos de un cambio climático que tiene ya carácter irreversible, así como el futuro que heredaremos a las nuevas generaciones de la humanidad, cobra carácter secundario y hasta  irrelevante.

En tanto el tiempo avanza y las respuestas al fenómeno global se circunscriben a declaraciones, acuerdos que nadie cumple, protestas de ecologistas, e incluso la consideración de que el movimiento de traslación galáctica del  sistema solar es el responsable, las amenazas a todo ser viviente, dejan de ser tales para cobrar ya en la actualidad ominosa presencia en todo el planeta.

Las advertencias de los científicos a los que se desdeña,  y una realidad que ya nos afecta en el presente con pérdida de biodiversidad y de vidas humanas por miles, que habrán de incrementarse en el futuro cercano, han caído en saco roto, en tanto que las posibles respuestas de prevención atentan contra los intereses del poder fáctico del gran capital, que controla el sistema económico mundial y la vida política y social de la humanidad.

En ese marco referencial, Calderón Hinojosa, en representación de México, concluye que todo el problema se reduce a falta de dinero para invertir en nuevas tecnologías, reconvertir economía y poblaciones, así como para la infraestructura de prevención requerida para aliviar los efectos del cambio climático. En Veracruz, somos más realistas y pragmáticos, el gobernador declaró que la entidad ya transita a paso acelerado por la ruta del desarrollo sustentable, sin necesidad de tanta especulación económico financiera y hasta esotérica.

Que se sepa, ningún país transita por dicha ruta. Mucho menos aquellas regiones del mundo en las que la prioridad es aún el salir del subdesarrollo, impuesto históricamente por la dinámica de un sistema económico planetario, basado en la acumulación de riqueza a costa de lo que sea y por todo el tiempo que así se considere necesario; Veracruz como parte de un México en retroceso, estructuralmente debería encontrarse en tal tesitura, y no es así, somos un estado de avanzada, de acuerdo a lo declarado por el gobernante.

Sin embargo, lo que los  veracruzanos comunes, quizá por ignorancia y ajenos a los círculos de la academia y la política de gran visión, lo que observamos en nuestro entorno más cercano es que lejos de avanzar por el camino de la sustentabilidad, vamos para atrás; retroceso, imprevisión, y ausencia de consciencia de nuestra responsabilidad para con el planeta que nos acoge, dominan el escenario. Careciéndose de cultura ecológica, y compromiso auténtico  en autoridades y población en general,  por rescatar, preservar y cuidar el medio ambiente, despilfarrando lo que en justicia sería el sustento de las nuevas generaciones.

De ahí que lo que se perciba es que lo deseable en teoría, resulte imposible en la práctica. Ecuación que no se resuelve con la creación en la entidad de una secretaría del medio ambiente y su correspondiente procuraduría como órgano de de vigilancia y represión, desviando recursos para generar más burocracia, cuando lo exigible es educación, cultura ecológica y, de una vez por todas, afrontar el reto de la reconversión económica y reordenación territorial de asentamientos humanos.

Lo conducente sería entonces la interrogante: ¿Cuenta la actual administración pública veracruzana con la voluntad política para afrontar el reto? No hay que ir muy lejos para conocer la respuesta. Voluntad política, hasta hoy, se tiene la impresión de que existe y anima al Dr. Duarte de Ochoa pero, como afirma Calderón, no se cuenta con los recursos presupuestales para llevarlo a cabo. Y mucho menos  con un gabinete que, en su conformación, responde a compromisos políticos contraidos en campaña y no a formación profesional, capacidad y experiencia, para auxiliar al gobernante en las tareas que exige el cambio climático.

La realidad se impone. En la ecuación planteada lo imposible elimina a lo deseable. La dialéctica del subdesarrollo obliga a que por cada paso adelante se retrocedan dos, ¡o más!

En suma, Ebrard tiene razón. Al igual que “…en Cancún se asiste a la pérdida de un tiempo que no es nuestro, perteneciendo a las nuevas generaciones”, en Veracruz transitamos por la misma ruta del subdesarrollo impuesto, sin atrevernos a reconocerlo. Frente a los retos de las tareas del desarrollo sustentable, vinculadas a la nueva realidad del cambio climático en la totalidad del planeta, las barbaridades en que incurre en sus declaraciones  el recién designado secretario de desarrollo económico y portuario, lo dicen todo.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“O se salva en el 2012 o se muere el PRD”, afirmara con todo desparpajo (o desverguenza)  el diputado local veracruzano  Manuel Bernal, en rueda de prensa.

No se a que PRD se refiera el Sr. legislador y líder vitalicio de una amplia agrupación que, por el origen humilde y un sinnúmero de necesidades no satisfechas que les agobia, tiene presencia en las más excluidas colonias de la capital veracruzana.

¿Al PRD azul de los chuchos? ¿Al PRD negro amarillo de Marcelo Ebrard? ¿Al PRD rojo y amarillo de López Obrador? O al cadáver insepulto que por sus malos olores es objeto de repulsa en Veracruz.

Es difícil saberlo a ciencia cierta. Son tantas las corrientes, tribus, grupúsculos, capillas de dogmáticos conspiradores, y una bien engrasada maquinaria de oportunistas y vividores que conforman a un partido político que, tras un mal parto, padece endémica deformación, que identificar a unos u otros resulta ya, para todos, titánica tarea. Más fácil resultaría preguntarle al propio legislador que especificara a cual PRD se refiere y en que tribu milita, para salir de dudas. Su respuesta podría dar luz sobre el difunto  que en el 2012, dice,  resucitará de entre los muertos, por obra y gracia de Calderón Hinojosa, o ya, en definitiva, se le da cristiana sepultura por ya no responder a los intereses de la partidocracia en el poder.

En este espinoso caso del zombie perredista, el ex diputado local, Uriel Flores Aguayo, en un apretado texto, pretende sintetizar lo que a su juicio da lugar a la actual crisis de la izquierda en México;  enfatizando que si bien, a pesar de su divisionismo crónico siempre ha tenido la esperanza de un futuro mejor, “ahora pareciera que la lucha es entre los defensores del cascarón y los que levantan machetes para cortarles las cabezas a los infieles”, concluyendo que la crisis de la izquierda mexicana  tiene que ver, sobre todo, con la conducción del PRD y la candidatura presidencial del 2012.

Planteamiento que a mi modesto entender, contribuye a generar una aún mayor confusión. ¿Quiénes son los infieles a descabezar? En el caso del “cascarón”, ¿estamos hablando de un vaso medio vacío o del vaso a medio llenar?

A mi juicio no es aceptable su análisis. Se justifica, por su juventud, no habiéndole tocado vivir la etapa en la que militar en la izquierda en México bajo las banderas del ideal socialista, representaba una forma de vida, con reciedumbre en principios y valores, no pocas penurias económicas, sacrificio personal y familiar  y, por cierto,  se pagaba con persecución y cárcel, en el mejor de los casos.

Confunde a la izquierda en México, de una muy larga data de lucha en la clandestinidad y, aunque dividida por diversos enfoques, corrientes, apego a Stalin o Trotsky, simpatía con la burocracia soviética, china o cubana, organizada en capillas de notables o pequeños partidos de cuadros, se coincidía ideológicamente en sustentar teoría y praxis en la lucha por el socialismo.

Lo que el ex legislador y dirigente perredista, conoce y se refiere como “izquierda en México”, es hoy otra cosa muy diferente. Integrada en sus inicios por lo ideológicamente más atrasado de las corrientes “socialistas” y “comunistas” del país, acogiéndose a la reforma electoral, acepta renunciar a la lucha por el socialismo y competir electoralmente bajo las reglas de su tradicional enemigo de clase; sin más bagaje ideológico que un reformismo pragmático y populista. Deja de ser expresión de la izquierda auténtica y, tras varios re acomodos de corrientes y tribus clientelares, termina por ser el Partido de la Revolución Democrática que todos conocemos.

La ideología socialista deja de ser amalgama enriquecedora, sin nada que le sustituya. El oportunismo, pragmatismo y corrupción, inscritas en las reglas del juego electoral oficial, se encargan de minar, dividir  y acelerar la muerte del recién aceptado socio incómodo. A lo largo de su breve existencia, el PRD ni es partido de cuadros ni partido de masas. Es apenas un mazacote, sin pies ni cabeza, tan clientelar y corrupto como sus homólogos y, de paso,  la expresión más débil de la trilogía que, conocida ya como “partidocracia”, desde el Congreso de la Unión y las gubernaturas estatales  está hundiendo al país. Asumiéndose a conveniencia como palero del mejor postor. Con la salvedad de que una cosa es la militancia de buena fe y otra, muy diferente y nefasta, la prostituida cúpula conductora a la que se refiere nuestro buen amigo Uriel Flores.

La competencia entre Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, con vías al 2012, no propicia la división al interior del PRD. Además de su fragmentación de origen, la fractura que hoy se expresa entre los antagonismos de los cuadros de dirección, a favor o en contra de las alianzas con el PAN, ya estaba dada de antemano. Después del 2006, la corriente mayoritaria de “los chuchos” se arregló con Calderón Hinojosa de espaldas al partido. Hoy día tenemos a un PRD partido en dos, el azul, de la corriente dominada por Jesús Ortega y su cercana cofradía, controlado  por la derecha,  y el de los tan irreverentes como ingenuos seguidores de Andrés Manuel López Obrador, que hacen mucho ruido pero aportan muy pocas nueces a la vida democrática y recuperación del partido.

Unos y otros hacen su propio juego. Marcelo Ebrard simplemente está prestándose, pragmáticamente, en su calidad de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, al juego de “los chuchos”, más por razones de gobernabilidad de una de las urbes más complejas del mundo, que por aspiraciones viables a la candidatura perredista para la contienda por la presidencia de la República. Sabe bien y a eso me atengo en mi juicio,  que su presunto competidor, o recupera la conducción del PRD en el 2011, o lo manda al diablo, llevándose consigo a la militancia que le apoya. Sin ideología definida ni compromiso programático, el pragmatismo manda.

Y eso, con perdón del diputado Bernal, no tiene relación con la aún lejana elección presidencial, cuyos resultados dependen de lo que, a juicio de los poderes fácticos, estos  consideren como su mejor camino para el México a que aspiran. Es apenas un indicio del grado de descomposición que guarda nuestro sistema de partidos políticos y la democracia representativa en México. La crisis que vive éste reventará por el eslabón más delgado, el PRD.

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