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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Teniendo como escenario la barbarie criminal que tiene en ascuas a la sociedad veracruzana, la vida pública gira en torno a más circo y menos pan para las mayorías empobrecidas. Es lo que en síntesis podría resumirse como clima dominante en lo que va de la gestión de Miguel Ángel Yunes Linares al frente del poder ejecutivo estatal. Y aunque parezca absurdo, no son pocos los veracruzanos que se prestan al juego, desestimando la problemática toral de la entidad y no queriendo ver más allá de su ombligo se alimentan de especulaciones, rumores y chismes de barandilla.

El rescate de Veracruz ha quedado en simple retórica y juegos pirotécnicos electoreros, mientras crece desigualdad, pobreza y desempleo,  pretendiéndose tapar el sol con un dedo magnificando resultados de un raquítico asistencialismo a modo que, lejos de impulsar inversión, producción, empleo y bienestar hunde más a Veracruz. Economía y finanzas públicas en crisis dan cuenta de ello.

Hojas que se lleva el viento

Fuera de toda duda, no es recomendable arrojar piedras al patio del vecino cuando el techo de nuestro hogar es de cristal. O en pocas palabras, hay que cuidar de no pisarse la  cola. Lo cual viene a cuento ante uno más de los escándalos mediáticos, distractores a modo administrados paso a pasito por el gobierno estatal. Si, distractor a modo pues no se puede calificar de otra manera el que sin decir agua va, se exhiba lo mismo al Congreso que a la Universidad Veracruzana por destinar recursos públicos a publicidad y propaganda sirviéndose de medios de comunicación “fantasmas”.

Una raya más al tigre en el desempeño faccioso del gobierno de la alternancia, magnificada por medios y comunicadores que a diferencia de pasados y oscuros tiempos, no figuran de manera relevante en el listado de convenios de publicidad ahora del dominio público.

Si son empresas “fantasmas”, queda a la autoridad correspondiente y no a quien esto escribe, el dilucidarlo y actuar en consecuencia.  Empero no puede dejarse de considerar que lo que hoy es motivo de escándalo es y ha sido a lo largo del tiempo pan de todos los días, en la relación entre gobierno y medios de comunicación; estableciéndose convenios de publicidad y propaganda sin mediar elementos técnicos de juicio que determinen la importancia de cada medio y la contraprestación correspondiente, valorando periodicidad, tiraje,  circulación y grado de penetración e influencia en la población objetivo, trátese de prensa impresa o electrónica.

Convenios que independientemente de los signados por medios de comunicación con partidos políticos, sindicatos, ONGS o personeros de la vida política en lo individual como medio de manipulación social y política así como de  proyección de  imagen y presencia en la sociedad, se establecen discrecionalmente entre los tres órdenes de gobierno y empresas periodísticas.

Una mano lava a la otra, conformándose una relación gobierno-prensa que en la más absoluta opacidad ronda los terrenos de la corrupción, cuando está de por medio el pago con recursos públicos de presuntos servicios prestados cuya eficacia cuantitativa y cualitativamente deja mucho que desear así sean éstas respaldadas por destacados comunicadores, cuantimás tratándose de “empresas fantasmas”.

Compadrazgo, amiguismo y “moche”, van por delante.

En los señalamientos de corrupción y enriquecimiento inexplicable que se formulan en contra de Gina Domínguez y Alberto Silva, cuestionándose su desempeño como coordinadores de comunicación social de la administración duartista, hay mucho de eso.  Corruptor y corrompido van de la mano en una telaraña de interés mutuo en la más completa opacidad.

Hoy por intereses políticos, se exhibe al Congreso y a la Universidad Veracruzana. Pero me pregunto cuál sería la reacción de medios y comunicadores, si en un afán de transparentar la relación gobierno-prensa se dieran a conocer los convenios vigentes durante las administraciones de Fidel Herrera y Javier Duarte, signados por los tres poderes del gobierno estatal o por los más destacados ayuntamientos de la entidad.

¿Se daría el mismo desgarre de vestiduras? O se guardaría silencio cómplice al grito de “no hagan olas”.

Como reza una bomba yucateca, “… dices que no comes tierra y esa barriga que tienes, es de la tierra que comes”.

Xalapa, Ver., 17 de julio de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Congruente con el estado de descomposición política que prevalece en Veracruz, el proceso sucesorio transita por el nada edificante sendero del absurdo. Exhibiéndose entre dimes y diretes, intercambio de acusaciones y pedestres actitudes de ramplón protagonismo, una crisis institucional que desde endenantes ya tocara fondo. Haciéndose eco de ésta, los medios de comunicación al fin y al cabo compañeros de camino, tomando parte activa en un pleito que a la mayoría de la población ni le va ni le viene,  pierden el piso sumándose a la descomposición existente hacen de la sucesión un show mediático  que opera como el gran distractor.

Problemas torales que aquejan a todos los sectores de la población, como la recesión económica que se hace acompañar por restricción del gasto público, desempleo,  pérdida del valor adquisitivo del salario y, por ende mayor desigualdad, pobreza y abatimiento del mercado interno en detrimento del aparato productivo, pasan a segundo plano. El show que vende está referido al diferendo entre el gobernador  saliente y su sucesor. Descontándose de antemano el que la alternancia sirva para maldita la cosa, salvo para profundizar y agudizar una crisis estructural que va más allá de  los dimes y diretes en torno a una administración pública estatal fallida, el saqueo impune de la hacienda estatal, y el destino carcelario de un gobernador por ahora intocable.

Siempre en el camino de lo absurdo, sin el menor talante crítico, se festina mediáticamente al gobernador electo por su iniciativa de diseño y puesta en marcha de un “Plan Veracruzano de Desarrollo” para el bienio, haciendo de lado el hecho irrefutable de que en las condiciones actuales, ni será un plan ni mucho menos de desarrollo para una entidad federativa con una economía postrada, por decir lo menos. Lo importante es seguir el libreto del show distractor, a sabiendas de que en escasos 18 meses, mucho se habría de avanzar si todo para en un simple rescate y reordenación de la administración pública recuperándose confianza y credibilidad.

Lo destacable es que la señora rectora de la Universidad Veracruzana, se trepe al carro de la simulación, haciendo gala de deshonestidad intelectual respaldando la iniciativa de un inviable “plan de desarrollo”, comprometiendo  a la institución de educación superior a su cargo con su participación activa en el llamado “Comité Rector del Plan Veracruzano de Desarrollo»; tarea en la que, de entrada, se  desconoce o a priori se descarta el contexto más amplio de la crisis nacional e internacional dentro de la cual se inscribe la que particularmente vive Veracruz. Lo urgente es seguir le el juego al sucesor del peor gobernador que ha padecido la entidad. Lo importante puede quedar en el tintero para mejores ocasiones.

El absurdo sobre la razón. La visión kafkiana por sobre el pensamiento crítico. Al fin y al cabo, solo es un show mediático con el que distraer en  los tendidos al siempre mirón de palo, en tanto Peña Nieto desentendiéndose de su papel de embajador de Obama, toma las riendas del gobierno nacional.

Hojas que se lleva el viento

En este surrealista escenario y teniendo como fondo las declaraciones del comisionado de Peña Nieto para la depuración y renovación del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa Reza,  respecto a la honestidad a toda prueba del priísmo, en la entidad veracruzana la fuerza inercial  de la costumbre,  ¿o interés creados específicos?, exhibe una paradoja mediática:   En tanto de manera orquestada se combate en los medios informativos a Javier Duarte, gobernador priísta origen del descontento y el hartazgo que se volcara en las urnas en contra del dinosaurio tricolor, derramando ríos de tinta en torno a las hasta ahora sólo declaraciones del gobernador electo,  simultáneamente se destaca como un hecho el que para el 2018 el PRI renovado recuperará la gubernatura de Veracruz.

Se considera nuevamente a Héctor Yunes Landa como el llamado a revertir la alternancia. O bien, elevándose a la calidad de iluminado al senador José Yunes Zorrilla, se le augura  seguro triunfo como candidato del PRI en el 2018 a la gubernatura de Veracruz sin entender que el joven y dinámico político peroteño dejó hacer, dejo pasar, perdiendo la quizá más importante oportunidad de su vida pública. La candidatura en el 2016  era suya y la dejó ir.

El 5 de junio se registraron traspiés coyunturales que serán superado gracias al espíritu renovador de un partido político hoy copado por la aristocracia tecnócrata del presidente, es la tónica de la mayoría de los medios de comunicación en la entidad que aún no registran el cambio de época. Triunfalismo sin sustento como en su momento se echaran las campanas al vuelo con la imposición del carga maletas  de Fidel Herrera aplaudiéndose a Duarte de Ochoa por  sus nefastas y aberrantes  ocurrencias, tendiéndole la alfombra roja por más de cinco años de pésimo mandato.  

Con los resultados de la elección de junio, quedó en evidencia la recomposición de las fuerzas políticas y político electorales en Veracruz. No más un partido hegemónico en una sociedad plural de desiguales. La sociedad veracruzana es otra y en el 2018 se repetirá el fenómeno de una elección a tercios, con la salvedad de que gracias a Peña Nieto, es de esperarse que el PRI descienda a tercera minoría. Ya no será Duarte de Ochoa el responsable de la debacle tricolor, serán las fallidas “reformas estructurales” las decisorias. A más gasolinazos e incremento de las tarifas eléctricas, menos votos para el PRI y para la alianza PAN-PRD. A mayor resistencia de la protesta social,  con sus asegunes mayor presencia para una izquierda responsable. Nuevos vientos para una nueva época en el despertar de los veracruzanos, que la inercia mediática no puede o no quiere asimilar.

Cd. Caucel, Yucatán. Agosto 3 de 2016

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En relación al referendo que tuviera lugar el pasado jueves en Escocia, son dos aristas de este fenómeno que me llaman la atención y que sin duda llaman a la reflexión. Por un lado la madurez cívica de una población que abrumadoramente participara en la definición de su futuro como país y, por el otro, la capacidad del gobierno inglés para administrar el conflicto sin perder el control político y mediático. Recurriendo a la fuerza de las ideas, convenciendo, y no al monopolio de la violencia como históricamente ha venido sucediendo en Irlanda.

La población tuvo al alcance de su mano la argumentación en pro y en contra de la independencia de un país que desde 1700 fuera anexado a la corona británica, y actuó en consecuencia en el marco de la democracia representativa, con apego a la institucionalidad de un proceso en el que los órganos electorales se reconocen y respetan.

Sin falso triunfalismo quienes optaron por el no reconocieron ser mayoría, en tanto que los que esperaban una respuesta favorable al si, aceptaron el resultado del proceso comicial, esperando tener mayor suerte en el futuro. Sin incidentes graves que ensuciaran el evento, pese a la polarización puesta de manifiesto en el referendo, todos aceptaron con madurez el resultado. Cuando menos es lo que los medios de comunicación externaron sin mayor profundización de lo que pudiera estar aconteciendo bajo el agua.

Escocia optó por seguir formando parte de Inglaterra, con los pros y los contras que ello significa. El futuro dirá si el movimiento independentista cobra fuerza y le da la vuelta a la tortilla. Pero lo que a mi juicio es relevante es que este país del viejo continente, después del referendo ya no será el mismo, como tampoco será igual su relación con la corona británica y con la Unión Europea. El Reino Unido, rescoldo de un imperialismo venido a menos, como tal tampoco será el mismo tras haberse escuchado, atendido y negociado una añeja aspiración independentista, canalizándose la participación popular por la ruta institucional.

Un paso a la vez en el largo proceso de aproximaciones sucesivas en las aspiraciones de independencia, soberanía y libertad, que debería ser ejemplo para un país como México, en el que las aspiraciones de las mayorías para la cúpula del poder no se ven no se escuchan y mucho menos son atendidas, mientras el autoritarismo antidemocrático del presidencialismo de nuevo cuño trata de llegar para quedarse.

La diferencia estriba en que en el viejo continente se vive en una democracia representativa madura que, pese a sus limitaciones sistémicas, se sustenta en una ciudadanía también madura. En nuestra incipiente democracia, que por principio está secuestrada por la partidocracia, se piensa y se vive de diferente manera, careciéndose de una ciudadanía responsable y consecuente que sirva de contrapeso al poder institucional.

Así como se carece de una auténtica participación popular, organizada, con visión de su pasado histórico, de su presente y con una clara definición de que país desea para el futuro. Tal carencia deja espacio al autoritarismo retrógrado, así como auspicia el dejar hacer, deja pasar lo que verticalmente se le impone a la población desde la cúspide del gobierno. Cartucheras al cañón, quepan o no quepan, así se entiende y así se acata sin mayor talante crítico, reafirmándose el paternalismo con el que las clases dominantes manipulan y ejercen su control sobre las subordinadas.

En el mundo revuelto que nos está tocando vivir, nuevos aires independentistas ventilan el enrarecido ambiente de la crisis del capitalismo que, en su manifestación neoliberal no encuentra salida, profundizándose. El movimiento independentista de Cataluña que pugna por dejar de ser parte del reino español, está a la orden del día, cobra calor y, a diferencia de Escocia, el gobierno está resultando ser un mal administrador del conflicto, confrontando, provocando y exacerbando los ánimos; poniendo en evidencia a un caduco régimen monárquico que no acaba por dejar atrás al franquismo y sus secuelas antidemocráticas de exclusión y represión.

Cómo evolucione este movimiento está por verse. Por lo que toca a nosotros, no podemos hacer de lado que en México parece se quiere seguir la misma escuela del gobierno español, dividiendo, polarizando y forzando salidas impopulares.

Escocia y España, dos imágenes de un mismo conflicto que ya cobra naturalización en la geografía y geopolítica de un mundo globalizado que se reacomoda de cara al futuro, para seguir manteniendo los mismos patrones neoliberales del capitalismo salvaje sustentados en alta concentración de la riqueza a costa de pobreza y desigualdad.

La lección del viejo continente ahí queda. Toca a los pueblos asimilarle y actuar en consecuencia de acuerdo a los tiempos. Lo que sin embargo vale la pena rescatar para ya es que vale la pena considerar que no todos los movimientos sociales y políticos son iguales ni se repiten en forma y contenido, siendo muchos los factores internos y externos que condicionan su circunstancia. Según el sapo es la pedrada, decían los abuelos. Lo que tampoco se puede ignorar es que organización, inclusión y programa para la acción es determinante para su evolución y capitalización de la participación popular.

Así como no debería ignorarse que los partidos políticos tradicionales ya no tocan el son que la gente quiere escuchar y bailar. Ha llegado la hora en que los pueblos quieren expresarse por sí, sin intermediarios ni intérpretes que condicionen su destino.- Cd. Caucel, Yucatán, septiembre 21 de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Las piezas se acomodan, en su momento y todo a su tiempo, que al fin y al cabo en la sociedad de consumo todo tiene fecha de caducidad. A la idea del crecimiento económico se le hace transitar por su compañera de camino, la obsolescencia en un proceso presuntamente infinito de producción-distribución-consumo-caducidad-producción en que se sustenta la acumulación de capital.

Si hasta la década de los sesenta la tecnología aplicada a los bienes de consumo intermedio se orientaba a la “perpetuidad” de lo producido, hoy día está programada para que toda innovación impacte en el mercado, poniendo en juego la capacidad de asombro del incauto consumidor que no alcanza a percibir que lo que adquiere, está diseñado para alcanzar su nivel de obsolescencia en un corto plazo.

Sin consumo no hay producción, sin producción no hay empleo, salarios y capacidad de compra;  luego entonces no se da la acumulación de capital y reinversión, por lo que la llave maestra en la sociedad de consumo para asegurar crecimiento económico está en fijar plazos para que el producto adquirido por el público, alcance la fecha límite de caducidad en un tiempo  calculado.

A la tecnología se le asigna cumplir con esta condicionante de diseño y, a la propaganda el mantener viva en el consumidor tanto la capacidad de asombro frente a la innovación, como el deseo e impulso de adquirirla cuanto antes para aprovechar al máximo la vida útil programada.

El mercado marca los ritmos al proceso productivo; el consumidor lo acata sin chistar sin parar mientes en que forma parte del juego perverso de un sistema que paradójicamente le apuesta al infinito, en un planeta cuyos recursos son finitos.

Cuando por cualquier razón se interrumpe el proceso o se rompe el equilibrio de mercado, el crecimiento económico se frena. De ahí las crisis recurrentes del capitalismo.

La política, la administración y sus actores, no escapan a esta verdad sistémica. La propaganda política como mercancía no tiene porqué ser la excepción.

Mercado de medios informativos

Lo anterior viene a cuento porque la semana anterior comentaba que el gobernador de Veracruz estaba por aplicar un reordenamiento en el manejo de la comunicación social de su administración, con el que se anticipaba el término del ciclo de vigencia de la Coordinadora del área en el puesto.

Al margen de filtraciones, chismes y desmentidos en el juego aldeano del rumor, lo que debería ser del interés ciudadano es la aplicación y eficacia del dinero público. El qué, cómo, cuánto y a donde van a parar los recursos fiscales a cargo del gobierno estatal es lo que define su eficiencia y eficacia como administrador y, en este marco,  considero a manera de “divertimento” especulativo lo siguiente:

Gina Domínguez Colío alcanzó su más alto nivel de eficiencia y con ello su condición de obsolescencia. No porque dejara de ser inteligente, capaz o por perder la confianza de su empleador, como se rumora.

 

Conocemos a la distinguida periodista desde lejanos tiempos en que ella se desempeñaba como reportera en Quintana Roo y quien esto escribe, como delegado federal de pesca en esa entidad federativa, luego cuento con elementos de juicio para reconocer que su límite no está determinado por falta de capacidad profesional, como tampoco seguramente por su ahora cuestionado desempeño honestidad aparte,  como servidora pública.

Antes que todo debemos aceptar que no se manda sola, cumple órdenes como subordinada del gobernador. Es en este en quién recae la responsabilidad de comunicar a la sociedad lo que juzgue o entienda pertinente.

Afirmo que alcanzó su tiempo de vida útil como Coordinadora de Comunicación Social, simplemente porque así lo está determinando el mercado de medios de comunicación masiva en la entidad lo que obliga a su vez al gobierno del estado, consumidor del producto ofertado, a poner en práctica una nueva estrategia de consumo, orientada a obtener el mayor impacto comunicacional en la población con el menor costo político y financiero.

El producto ofertado, periódico y revista, por los varios cientos de micro, pequeñas y medianas empresas periodísticas que pululan en la entidad, no responde ya a las necesidades y posibilidades del gobierno y a la atención de la audiencia a la que va dirigida la publicidad gubernamental. Así de simple, estimo. Luego, ¿se justifica seguir manteniéndoles?

Racionalización y política pública

 El equilibrio se rompió. El exceso de oferta supera la capacidad teórica y real de consumo. Demasiados medios medrando al amparo del poder público y poco o nulo el impacto deseado, a un precio por pagar demasiado alto para un gobierno escaso de recursos. Cabe entonces preguntarse si la nueva estrategia de racionalización del gasto del gobierno estatal está considerando le es desfavorable la relación costo-beneficio y de ahí nuevas políticas públicas, o es respuesta mecánica a su vulnerable debilidad financiera.

De una u otra posibilidad, creo que depende en mucho el futuro de la Coordinación de Comunicación social y su relación con los medios.

 A la Sra. Domínguez Colío tocándole hoy bailar con la más fea del cotarro, corresponde el aplicar las nuevas políticas de comunicación social y, por tanto, ser blanco por sí o por interpósita persona, de las expresiones de descontento y hasta de presunto chantaje de los empresarios periodísticos, que consideran verse afectados con una nueva estrategia gubernamental que racionaliza el gasto,  orientándolo en primer lugar al pago de publicidad a la prensa nacional  impresa y electrónica y, en segundo término, a los pocos medios locales que se considera tienen una mayor penetración e impacto en la audiencia a la que se pretende llegar  e influenciar.

No se puede hacer de lado que la irrupción en la Internet del periodismo alternativo y ciudadano, a través de portales noticiosos y redes sociales, con contenido en tiempo real, supera políticamente en eficacia, penetración e influencia a la prensa escrita en la entidad, limitando la vida útil de decenas de medios de comunicación que, sobreviviendo a costillas del erario público, para el gobierno estatal salen sobrando.

Considero de buena fe que no es nada personal, es un asunto de racionalidad en el ejercicio del gasto público. Así quiero entenderlo para no caer en el juego de los intereses y conveniencias de la política jarocha en la relación gobierno-medios de comunicación.

Luego nuevas políticas públicas exigen nueva administración. Pasado el tiroteo del momento y el lógico desgaste a que está sometida dando cumplimiento a lo que el patrón ordena, la Sra. Gina Domínguez cumpliendo su cometido alcanza muy a su pesar un nivel de obsolescencia acorde con el alcanzado por la mayoría de los medios de comunicación con los que trata y controla.  Debiendo entonces ceder los bártulos a  otra persona que con mayor, igual o menor capacidad se haga cargo del changarro, bien sea para innovar o perecer en el intento por interpretar lo que el gobernador quiere y a su gobierno conviene.

“Ginos” o no “Ginos”, tendrán que ajustarse a la nueva realidad o aceptar también que su fecha de caducidad llegó a buen término.

Lo dice el mercado en la sociedad de consumo. No otra cosa.

Tocará al gobernador de acuerdo a los usos y costumbres, premiar con un nuevo cargo a la distinguida periodista, o refrendando su confianza en ella dejarle en su puesto actual auspiciando su paulatino o bien brusco descenso en su nivel de eficiencia y eficacia. Lo digo yo en un ejercicio de “divertimento” especulativo personal, no atiende a filtraciones ni a rumores. Con algo, dado  el calor alcanzado por el horno,  tiene uno que entretenerse para no ser una víctima más del  pesimismo que invade a un país con rumbo incierto.

Mientras tanto, “perro si come perro”. ¿O no?

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Cuanto más corrompido es el Estado, más numerosas las leyes, decía, y sabía por qué lo decía, Tácito (Publius Cornelius Tacitus), historiador, senador, cónsul y gobernador del imperio romano.  José Blanco

La evidente derrota de Peña Nieto en Veracruz tiene muchas lecturas, tela de donde cortar sobra, sin embargo no puede hacerse de lado que el voto anti priísta ha estado y sigue siendo alimentado por el propio gobernador emanado de las filas del tricolor. Aunado a la parálisis gubernamental resultante de los cuantiosos adeudos heredados de la administración fidelista, como de manera reiterada se ha estado señalando a lo largo de más de 18 meses, el gastado discurso triunfalista con el que mediáticamente el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa adorna su precario paso por la titularidad del poder ejecutivo estatal, más que convencer lastima, ofende la inteligencia de los veracruzanos y genera rechazo más que aceptación, reflejándose ello en las urnas.

Carente de sustento, el triunfalismo de saliva, onerosamente soportado con propaganda política pagada (¿o fiada? Inserta cotidianamente en los medios de comunicación, choca lo mismo con la realidad que con la percepción ciudadana, deslegitimando el quehacer de la administración pública y poniendo en duda el manido slogan publicitario que afirma que “el PRI si sabe gobernar”. Los hechos, frente al palabrerío hueco, desmienten tiro por viaje al gobernador Duarte de Ochoa. Lo mismo trátese de seguridad pública, procuración e impartición de justicia, que de crecimiento económico, generación de empleos ó bienestar de la gran familia veracruzana.

No hay día que mediáticamente no se destaque el primerísimo lugar que ocupa la entidad en el camino del progreso y la prosperidad. Cuando simplemente se trata de tapar el sol con un dedo para tratar de ocultar lo que la realidad ofrece a la gran mayoría del sufrido pueblo gobernado por el Sr. Dr. Duarte de Ochoa, que en más del cincuenta por ciento rasguña los umbrales de la pobreza, el abandono y la desesperanza.

El discurso triunfalista si desde el inicio de la actual administración como continuidad de la precedente, fuera desmentido por la realidad misma, a estas alturas, actúa en contrario de los propósitos de legitimación de una administración pública calificada por la ciudadanía como inepta, proclive a la corrupción y ajena a las necesidades reales y sentidas de la población.

Paradójicamente, cuando el gobierno estatal se declara satisfecho por encontrarse a la vanguardia en materia legislativa frente al cambio climático, la Secretaría de la Función Pública exhibe a Veracruz como un pésimo administrador de los recursos que por conducto del FONDEN, se destinan a paliar los efectos de fenómenos climatológicos que en los últimos años afectaran social y económicamente a miles de familias veracruzanas. Improvisación, simulación y corrupción frente al desastre y no previsión, racionalidad y honestidad, arrojan las estimaciones del gobierno federal respecto a la atención de regiones enteras afectadas.

Lo que apenas se calificara como tormenta tropical puso al desnudo el nivel de previsión, políticas públicas y eficacia operativa del gobierno estatal. “Ernesto” exhibió lo mismo la indefensión de Veracruz frente a fenómenos naturales como la ineficacia de una legislación a modo en materia de prevención frente al cambio climático. La ley no controla a la naturaleza ni esta respeta esfuerzos legislativos que buscan taparle el ojo al macho. Sin la acción consecuente de autoridades y población, la ley es letra muerta. Veracruz en materia de prevención, si que es un desastre, como lo señala la Secretaría de la Función Pública.

Y así como se señala tal contradicción, lo mismo se podría destacar otras de igual o mayor envergadura. Lo mismo en turismo, educación, salud, generación de empleo, seguridad pública, agricultura y ganadería, desarrollo urbano, comunicaciones y transporte, obra pública, que en gobernabilidad y transparencia, Veracruz a los ojos de sus habitantes es un desastre que no se corresponde con la tónica del discurso oficial preñado de triunfalismo y buenos deseos.

Las preferencias electorales expresadas el pasado primero de julio lo confirman. El voto en contra del PRI y de su candidato presidencial, fue voto de castigo. Nadie en su sano juicio calificaría con nota de excelencia a la administración que preside el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa.

Se dice que el Sr. Peña llamará a cuentas al gobernador veracruzano. Lo deseable es que sean los propios veracruzanos los que juzguen, califiquen y exijan cuentas claras, en un esfuerzo por corregir y enderezar el rumbo de la administración pública que hoy padecemos. Los votos perdidos por el PRI son palo dado, lo que cuenta en adelante es saber si Duarte de Ochoa está dispuesto a corregir.

Tal para cual

Lo mismo podría decirse de la administración pública que a nivel municipal preside la alcaldesa Elizabeth Morales en la capital del estado. Mucha saliva, mucha paja verbal y excesivo y oneroso apoyo brindado por los medios de comunicación, pero el ruido no se hace acompañar de ls nueces esperadas, como no se puede esperar cosechar peras de frondoso olmo. Son más las voces que descalifican la labor de la Sra. y su cuerpo edilicio que las que le aplauden y queman incienso a su paso. Xalapa y sus cientos de colonias colgadas de los cerros, abandonadas a su suerte o asentadas en zonas de alto riesgo, es pálido reflejo de una realidad veracruzana que no va de la mano del discurso triunfalista.

Hojas que se lleva el viento

Estamos a escasas horas del que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación califique la elección presidencial. Tirios y troyanos en espera de una decisión sobre un tema que se percibe ya como cosa juzgada. El resultado previsto deberá poner a prueba lo mismo a Calderón Hinojosa que al Sr. Peña. Ya veremos si a una voz desde Los Pinos, parafraseando a Alfredo V. Bonfil, “este país se incendia o se apacigua”.

En el ínter, la acometida en contra de la exigua canasta básica de la mayoría de los mexicanos va que vuela a la confirmación de que un estómago vacío ni toca buen son ni mucho menos, lo baila al ritmo que le imponen.

En la prolífica inventiva de los mexicanos ya se acuñó la frase que dice que lo mismo hay escasez de huevos en el mercado que en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Ni hablar. Mérida, Yuc., agosto 28 de 2012

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La Jornada / Editorial

02/07/2012

El proceso electoral que habría debido culminar ayer con resultados confiables y un ganador inobjetable de la contienda presidencial se encuentra, en cambio, en un preocupante compás de espera y se ha visto contaminado por malas conductas institucionales, civiles y mediáticas.

De entrada, la elección fue precedida por una parcialidad tan pronunciada de los medios –especialmente, de los electrónicos–, que derivó en la fabricación de una candidatura presidencial con base en el desmesurado poder de la pantalla televisiva sobre la opinión pública. Tal proceso no se limitó a la aplicación, para efectos políticos, de la mercadotecnia y la publicidad comercial tradicionales, sino incluyó campañas de descalificación y distorsión contra eventuales competidores del aspirante priísta, así como una manifiesta inequidad informativa muy semejante a un bloqueo. Otra vertiente de esa construcción de la candidatura de Enrique Peña Nieto fue la elaboración de cientos o miles de encuestas a todas luces divorciadas de la realidad.

Ya en la fase de las campañas electorales propiamente dichas, el Partido Revolucionario Institucional recurrió a su arsenal de maniobras tradicionales de manipulación y distorsión electoral: la compra y coacción de votos, el amedrentamiento y la agresión a simpatizantes de otros institutos y fórmulas políticas, así como un derroche aplastante de dinero en publicidad, logística y reparto de bienes o efectivo a cambio de voluntades ciudadanas. Ante tales prácticas indeseables y delictivas, tanto el Instituto Federal Electoral (IFE) como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se comportaron con una tolerancia cercana a la omisión de sus facultades y obligaciones legales.

En la jornada del domingo proliferaron las denuncias de irregularidades –las más reiteradas se refirieron a la compra de votos, pero también las hubo por robos con violencia de urnas, así como por agresiones contra ciudadanos de fórmulas distintas a la que encabeza Peña Nieto y por manipulación indebida de papelería electoral por presuntos operadores priístas–; sin embargo, tanto los altos funcionarios electorales y judiciales como los portavoces de los medios informativos se empeñaron en retratar unos comicios limpios y apacibles.

Sin ser una cosa ni la otra, la elección tuvo, empero, una notable virtud: la alta participación ciudadana y el resurgimiento de un interés cívico que restableció el vínculo con las urnas –y con la política en general– de grandes sectores de la ciudadanía. La expresión más notable de ese fenómeno positivo es el surgimiento –al calor de las campañas– del movimiento estudiantil y juvenil #YoSoy132, el cual tuvo por elemento articulador un vasto malestar ante las miserias de un régimen político en el que participan, sin atribuciones legales, poderes fácticos como el de los medios electrónicos y, a estas alturas, de las casas encuestadoras que parecen más preocupadas por inducir tendencias electorales que por retratarlas.

Al fin de la jornada, cuando el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) llevaba computadas menos de 10 por ciento de las casillas, el presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, salió a anunciar en cadena nacional los resultados de un sondeo rápido que difieren notablemente de los números del PREP, pero que convergen con los de las encuestas más impugnadas por la opinión pública. Inmediatamente después, el aún titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, hizo uso del enlace nacional para proclamar el triunfo de Peña Nieto. Todo ello con el telón de fondo de medios informativos que no vacilaron en proclamar vencedor al aspirante priísta, el cual, posteriormente, pronunció un discurso de presidente electo, sin serlo.

Estos desfiguros institucionales e informativos resultan lamentables en la medida en que vician el proceso electoral e introducen en él factores de incertidumbre y hasta de sospecha. En un escenario competido, en efecto, proclamar ganadores cuando no se tienen resultados constituye una temeridad y puede dañar de manera irreparable a la elección en su conjunto.

Por su parte, el candidato presidencial de las izquierdas anunció que esperaría al recuento total de los votos para asumir una posición y llamó a la calma y a la civilidad a sus seguidores. No podrá achacársele, en consecuencia, la paternidad de una incertidumbre electoral que se gestó, en cambio, en el sistemático manipuleo televisivo, en la sostenida intromisión de la administración calderonista, en la pusilanimidad de las autoridades electorales y en la aplicación de las tradicionales malas artes comiciales del Revolucionario Institucional.

Lo cierto es que se ha vuelto a colocar al país en un escenario de falta de credibilidad que podría derivar en circunstancias ingobernables o en seis años más de un gobierno privado de legitimidad. Cabe esperar que ninguna de esas perspectivas se concrete y que, por el contrario, el cómputo total de los sufragios y la rápida resolución de las impugnaciones dé certeza sobre el sentido del veredicto popular emitido ayer en las urnas.

Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

 Al maestro Fernando Lescieur, por sus sabias enseñanzas

 ¿Qué no soy objetivo? Definitivamente no lo soy.

 Es lugar común decir que el periodismo, aquí y en China, debe ser objetivo; reflejar en cada nota informativa, editorial o comentario la verdad como absoluto sobre la realidad que se describe. En lo personal considero que ello es una falacia. La realidad objetiva es una abstracción, contemplándole cada quién desde la amplia o estrecha ventana por la que ésta se observa, construyendo en el imaginario individual o colectivo una percepción que va de acuerdo al color del cristal con que se mira, dijeran los clásicos.

 De una u otra forma o contenido, lo que en periodismo expresamos pretendiendo ser objetivos, termina por ser tan relativo como la imagen que aprehendemos de una realidad cambiante que se nos manifiesta en tiempo y espacio ante nuestros ojos. Cada letra impresa conlleva no solamente nuestra propia visión del mundo, de la vida, el acontecer cotidiano, formación personal y del entorno circundante, también intencionalidad y propósitos implícitos o explícitos, conscientes o inconscientes que devienen en verdad única sólo para quien la escribe o publica.

 Pretender que nuestra verdad sea la verdad para todos, vana presunción tan subjetiva como la abstracción que conocemos como realidad. La objetividad periodística no existe más allá de slogan mercadológico de que se valen medios y periodistas para un mejor posicionamiento en el mercado; cuanti más si a ésta la relacionamos con el papel que juega la prensa en el mundo de la política y los negocios como instrumento propagandístico, por decir lo menos. Lo concreto se relativiza a la luz de intereses creados, individuales o de grupo.

 Quien esto escribe, a lo largo de seis no ha ocultado ni la simpatía para con Andrés López Obrador  ni la intencionalidad de compartirla. Más no al grado de idealizar sin el menor esfuerzo de reflexión y análisis al político tabasqueño y lo que éste,  en el marco de un país a la deriva podría representar  para un pueblo que ha dicho ¡Basta!

 Mi voz es reflejo de lo que atisbo al traves del cristal de mi modesta ventana.

 A grandes males grandes remedios

 En un escenario de profunda crisis de un régimen político decadente en el que todos los partidos políticos, sin excepción, han dejado de jugar su papel de correas trasmisoras en la construcción de una auténtica democracia representativa, un proceso de cambio que nos aleje del más de lo mismo, del dejar  hacer dejar pasar, para atrevernos a incursionar en los caminos desconocidos de una nueva visión de Estado y de futuro, requiere de un liderazgo que, salvo el que ahora y aquí nos ofrece López Obrador, no se ve por ningún lado. Sin que por ello me atreva a afirmar que el ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, es todo virtud, estadista llamado a ser el esperado mesías que con varita mágica en mano nos proporcionará la tablita salvadora.

 Me mentiría a mi mismo si considerara revolucionario a López Obrador,  sólo le veo como voluntarioso reformador en el que el pueblo confía. Como todo político mexicano formado en la visión y estructura de un partido hegemónico, tiene y arrastra vicios y virtudes. Pero en política ni todo es blanco ni todo es negro; en el justo medio entrelazado lo mejor y lo peor como ser humano es que radica la personalidad, carácter, experiencia, capacidad y, sobre todo, voluntad política de un lider que ha logrado sacudir la modorra de millones de mexicanos, incitándoles a proponerse cambiar a México entre todos. Subordinando el egoísmo individualista a un trascendente y solidario nosotros desde abajo.

 ¿Quien nos asegura que López Obrador estaría a la altura de los requerimientos del México de hoy y del futuro? Nadie. Eh ahí que la esperanza y la confianza en el lider, sea lo que a varios millones en este país nos mueve y nos permite atrevernos a dar el salto para iniciar la incierta aventura. Malo sería quedarnos cruzados de brazos, sin voluntad de cambio ni esperanza de futuro.

 Así como confío en Andrés Manuel como el mejor candidato en la contienda en curso, obligado estoy a aceptar que otros confían en alternativas diferentes. Lo que nos distingue de los animales no es solamente nuestro libre albedrío, también la capacidad para acepar con respeto, tolerancia y sentido plural de ciudadanía a quien piensa diferente. Ello distingue en política el contemplar como adversario al oponente y no como enemigo.

 En este marco de reflexión estimo que de ganar la elección, Andrés Manuel y su gobierno no serían más que el primer paso en un todavía largo proceso de construcción de una auténtica democracia participativa en México. Una transición entre el México al que estamos diciendo basta y el México libre, independiente, soberano y próspero que todos deseamos. Un primer paso para avanzar en la urgente y necesaria renovación política y moral del Estado-nación, dándonos un nuevo régimen con partidos políticos a la altura de lo que la sociedad demanda. No más gatopardismo y partidocracia. Demos el salto adelante sin temor.

 Cabe desear entonces que el nuevo mesías que habrá de renovar esperanzas y confianza en el futuro de México, no sea un solo hombre, ni un iluminado. Que el esperado mesías encarne en todos solidariamente por el bien de México.

 Con el concurso de todos, en unidad de propósitos, voluntades y esfuerzo compartido en el que el amor a México amalgame pluralidad e inclusión democrática, sumando granito a granito el cambio verdadero es posible.

 Hojas que se lleva el viento

 ¡Al ladrón! ¡Al ladrón! Cómo estarán las cosas que el domingo en cada casilla todos nos vigilaremos a todos para impedir el fraude electoral. Nadie confía en nadie y, para nuestro infortunio, mucho menos podemos confiar en las autoridades y en los mentores de nuestros hijos. ¡Que vergüenza!

 El momento de las definiciones  ha llegado, en congruencia mi voto es para Andrés Manuel.- Xalapa, Ver., Junio 27 de 2012

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Tal y como lo señalara en artículo anterior, el segundo debate no tendría mayor cosa que aportar como para modificar las tendencias ya definidas en la intención del voto. El domingo por la noche se confirmó. Tampoco se prestó para satisfacer el morbo de quienes esperaban un sainete mayúsculo en el que se hicieran pedazos los cuatro presidenciables. Lo único que de relevante hay que destacar es que gracias a la irrupción de los jóvenes a la política electoral, por primera vez en la historia un debate presidencial se trasmite en televisión abierta, al alcance de todo aquel que quisiera verlo en todo el territorio nacional. Ello es un avance que aporta a la vida en democracia.

 El debate entre los coordinadores de campaña de los cuatro contendientes, también trasmitido en televisión abierta bajo la conducción del presentador de noticias Joaquín López Dóriga, una vez concluido el presidencial en Guadalajara, transitó por el mismo camino. Nada nuevo bajo el sol que no hubiera sido ya tratado a lo largo del proceso electoral. Lo único novedoso quizá, fuera la tónica del spot cargado de perversidad y de mentira que el mismo domingo colocara en el espacio electrónico un PAN cuya candidata ya da patadas de ahogado. Por mendaz el spot ya fue retirado del aire.

 Y digo novedoso, porque hasta ahora no se había hablado abiertamente de que por segunda ocasión el pueblo de México debería considerar a López Obrador como “un peligro para México”. Utilizándose frases del propio candidato de las llamadas izquierdas fuera de contexto imagen y audio presentan a un Andrés Manuel proponiendo no perforar más pozos petroleros, en alusión a su propuesta en materia energética. Así como arengando a los universitarios en la Plaza de las Tres Culturas para que tomen el camino de la lucha armada.

 En el primer caso, Andrés Manuel si llamó a impedir se perforaran nuevos pozos en la Chontalpa y región lagunar del estado de Tabasco, en respuesta a los  graves daños al entorno ecológico y a la economía que en esos momentos registraba más de la mitad de los municipios tabasqueños, a consecuencia de la operación de Pemex en esa entidad federativa. Lo anterior quedó documentado en los informes que rendía el CICEN al presidente Salinas, al secretario de gobernación y al entonces titular de la Sedesol, Luís Donaldo Colosio.

 Por cuanto al llamado a tomar el camino de la violencia, nada más falso e insidioso. El discurso de Andrés Manuel en Tlatelolco fue ampliamente difundido en la mayoría de los medios comerciales de comunicación, en las redes sociales y en un video alusivo. El PAN y su abanderada a la presidencia de la república no sólo mienten sino que ponen de manifiesto el odio visceral que anima a quienes por cualquier medio pretenden impedir que el político tabasqueño pudiera alcanzar la presidencia de la República.

 lo que escuchamos el domingo fue un “anti-debate” en el que no se confrontaron propuestas concretas ni se atendió a profundidad y puntualmente a la temática pre establecida. Lo único que podría haber quedado claro es que en el último tramo del  proceso la contienda será entre Enrique Peña Nieto y López Obrador, Vazquez Mota y Gabriel Quadri están descartados. En este escenario Andrés Manuel reduce la elección de julio próximo a dos opciones para el electorado: “Más de lo mismo o un cambio verdadero”.

Para mi gusto, como lo señalara en mi artículo del 9 de mayo último, titulado El debate está en la calle, lo relevante es que si el IFE, partidos políticos y candidatos no propician un auténtico debate, si provocan que éste se de en el hogar, en las tertulias, en los centros de trabajo, con una muy amplia participación de ciudadanos discutiendo, defendiendo la camiseta, valorando y calificando lo que vieron y escucharon de acuerdo a las preferencias electorales de cada quién.

 Este segundo debate lo confirma. Más que la confrontación acartonada auspiciada por el IFE, en la plaza pública miles de ciudadanos atienden a la disyuntiva de elegir entre el más de lo mismo y la opción de un cambio con autenticidad que saque a México del atolladero. Marchas y concentraciones de jóvenes y no tan jóvenes se pronuncian a favor o en contra de las dos únicas opciones en las que se confía puedan dar lugar a un nuevo rumbo en la marcha de la sociedad; enriqueciendo la vida política secuestrada por una partidocracia insensible y voraz.

 Si se está a favor de uno u otro candidato ya rebasó el debate en la calle. Lo que está puesto sobre la mesa en la plaza pública es el cuestionamiento de un régimen político caduco, en el que los partidos y medios de comunicación dejaron de ser referentes válidos en el esfuerzo colectivo por construir y fortalecer un clima democráticamente solidario con oportunidades para todos. Para quien esto escribe, ahí reside lo relevante y trascendente del actual proceso electoral, con o sin debates entre presidenciables.

Hojas que se lleva el viento

 Al Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa le invade la paranoia. Sus últimos sondeos de opinión apuntan a la derrota de su partido en la mayoría de los distritos electorales en la entidad. El pasado fin de semana de urgencia convocó a su gabinete legal y ampliado para jalarles las orejas. No están cumpliendo en las circunscripciones que les fueran asignadas con las tareas de proselitismo a favor del PRI que se les encomendara. El “Jefe” teme con sobrada razón que en Veracruz el primer domingo de julio se le entreguen malas cuentas a Enrique Peña Nieto.

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Amigos priístas afirman que en democracia una elección se gana por un voto. Acepto sin conceder tal interpretación pero, a cambio, en con la misma lógica simplista afirmo también que una elección deja de ser democráticamente válida y, por tanto fraudulenta, con la compra-venta de un solo sufragio cuando este es oficialmente contabilizado a favor del candidato x o y. Dada la fragilidad de una democracia en pañales, no es posible esperar una elección químicamente pura y transparente, luego la posibilidad de que en algunos sectores de la población se perciba que el fraude ronda la elección presidencial en puerta, es a mi juicio legítimo. Cuanti más si a lo largo del proceso el voto es inducido entre la población económicamente más vulnerable con la distribución masiva de bultos de cemento, láminas, despensas y, ahora, hasta electrodomésticos como refrigeradores, estufas, computadoras y televisores de pantalla plana. Sin contar las amenazas. Cuando se observan tales irregularidades sin que la autoridad electoral se de por enterada, da que pensar.

López Obrador no aceptará la derrota, me dicen, por lo que recurrirá nuevamente al argumento del complot y el fraude. Yo contesto, ¿Peña Nieto la aceptará caso de ser vencido en las urnas? ¿Cuál será su estrategia post electoral y la de los partidos políticos que le postulan caso de ser derrotados?

 No anticipemos vísperas. Hagamos votos porque uno u otro de los candidatos punteros y los partidos políticos entiendan que el horno no está para bollos. México necesita y quiere paz social, unidad de propósitos y esfuerzos comunes para salir del bache. Pero también entendamos que para poder avanzar en democracia, la elección debe ser lo más transparente, creíble y aceptada por todos.- Xalapa, Ver., junio 11 de 2012

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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

 No hay que ser genio para entender que a estas alturas del proceso electoral el PRI, en su nerviosismo por haber desarrollado una estrategia fallida equivocándose de adversario a vencer, recurrirá a cualquier cosa para impedir que a nivel nacional López Obrador desbanque a Peña Nieto del presunto primer sitio en las encuestas, como si estas realmente fueran determinantes a la hora del sufragio.

 Lo que estaría por verse es si la dupla PRI-PVEM, ahora caminando de la periferia a un centro que le es hostil, tenga tiempo con amagos de “guerra sucia” para impedir que el candidato de las llamadas izquierdas se alce con el triunfo.

 En este escenario de descompuesta crispación del tricolor habría que ubicar la demanda en contra de Andrés Manuel López Obrador por la sola presunción de que éste obtiene financiamiento ilícito para su labor de proselitismo. Golpe bajo sin sustento como respuesta al permanente cuestionamiento público por los excesos priístas en gastos de campaña y el abierto apoyo en recursos humanos, materiales y financieros de gobiernos estatales y municipales que reciben Peña Nieto y Josefina, sin que el IFE, árbitro electoral en la contienda, mueva un dedo para impedirlo.

 Como la experiencia indica, faltando 27 días escasos para la elección cualquier impugnación que en éste lapso se presente, esta será resuelta por el Tribunal Federal Electoral meses después de ahogado el niño, salvo consigna en contrario. La aceptación tácita de Vicente Fox de haber metido la mano en la elección presidencial del 2006 sin que pasara nada, es prueba evidente de ello. De risa, pero así es la incipiente democracia en México.

 No obstante, por salud pública Andrés Manuel López Obrador, su equipo de campaña y los sedicentes partidos de izquierda que le postulan, están más que obligados política y moralmente a transparentar origen, legitimidad y aplicación de los gastos de campaña autorizados por el IFE.  El presunto “pase de charola” es golpe dado y, de no aclararse oportunamente a satisfacción del electorado, ni Dios lo quita en demérito de la imagen de frugalidad y honestidad que como tónica de campaña proyecta Andrés Manuel.

 El domingo 10 de los corrientes con el segundo debate de los presidenciables en Guadalajara, será la última oportunidad para que el PRI recomponga la ya deteriorada imagen pública de su abanderado presidencial y, para eso, sin duda pondrá en primer plano del encuentro el presunto “pase de charola” que le imputa a López Obrador. Tema que por su parte procurará capitalizar la Sra. Vázquez Mota para justificar su fracaso ante Calderón Hinojosa, así que Andrés Manuel no podrá andarse por las ramas prestándose  al juego de dimes y diretes a sabiendas de que sus oponentes ya están a la defensiva. Cuentas claras y a otra cosa mariposa.

 En última instancia, á unos días de la elección lo que deberíamos considerar no es saber quién como el comal y la olla se presenta más tiznado, sino quién de los candidatos concrete la mejor propuesta. El electorado tendrá que decidir, con conocimiento de causa si el sufragio ciudadano favorece al más de lo mismo o se arriesga a apostarle a la opción de cambio cuando lo que está en juego es el futuro de la Nación.

 Lo que si debería ser motivo de preocupación para todos es que el PRI se desgarre las vestiduras ante una presunción no probada y, con el mayor desparpajo y sin chistar acepte en la Cámara de Diputados que los representantes populares se premien repartiéndose 230.3 millones de pesos de un cochinito engordado con esmero. Doble moral que no extraña a nadie pero que confirma el cuestionamiento simultáneo a un régimen político decadente y a la candidatura de Enrique Peña Nieto. El interés personal y de grupo de la diputación federal estando por encima del bien común es apenas un pálido reflejo de lo que la juventud de México condena.

 Hojas que se lleva el viento

 En nuestra próspera aldea, la abrumadora cargada de la mayoría de medios de comunicación y comentaristas que en respaldo al Sr. Peña daban por muerto a López Obrador se desvanece. Ya sólo los más obcecados y con mayor nivel de entrega y compromiso con el gobierno priísta estatal, insisten en el triunfo inobjetable del abanderado tricolor poniendo el énfasis en la lucha por el segundo lugar entre Andrés Manuel y Josefina.

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Al margen de otras consideraciones, vale la pena destacar que Alejandro Montano, candidato Coalición Compromiso con México a la diputación federal por Xalapa rural (8vo. Distrito) asumió una actitud franca en su encuentro con los integrantes de la Asociación Civil Otero Ciudadano. Sin tapujos hizo referencia lo mismo a las fortalezas que a las debilidades de la región que le correspondería representar, aceptando que por encima del enorme potencial en recursos naturales y humanos con que se cuenta, el rezago, desigualdad,  y pobreza sobresalen en el paisaje. Carencias en infraestructura carretera y de atención a la salud, así como de fuentes de empleo apoyo al campo e inversión productiva fueron destacados a detalle como principales reclamos de la población. Nada que ver con la idea del Veracruz próspero que desde las esferas del poder se nos quiere enjaretar. Sin un proyecto claro de Nación para los próximos sesenta años, alimentado con un proceso de planeación del desarrollo regional respaldado desde el Congreso de la Unión, Veracruz y el país seguirán aletargados, expresó sin falso triunfalismo el ex secretario de seguridad pública.

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 Crónica del Poder, joven portal veracruzano de noticias en la Internet mostró el músculo en la celebración de su IV Aniversario con una comida a la que fueran convocados colaboradores, amigos, políticos y representantes de organismos empresariales. Su destacada presencia en la Web fue confirmada con cientos de felicitaciones que con motivo de un aniversario más recibieran sus distinguidos directores. Mi reconocimiento sincero a un esfuerzo periodístico, plural, respetuoso y de indudable calidad profesional en el que tienen cabida todas las voces.  

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La Jornada

México, DF.  Decenas de miles de personas de toda procedencia política y social acudieron este mediodía a la marcha contra el candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto. Pacífica y festiva, el primer contingente de la manifestación partió a las 12:30 pm del Zócalo rumbo al Ángel de la Independencia, a donde llegó una hora y cuarto después. Después de hora y media de llegar al Ángel, todavía seguían llegando.

Además de Peña Nieto, los blancos de las consignas, las críticas y la burlas fueron el PRI, Televisa y Carlos Salinas de Gortari. En grado menor, pero también se llevaron lo suyo el PAN, Felipe Calderón y Elba Esther Gordillo.

Marcha ciudadana de rechazo a Peña Nieto

En su mayoría fueron jóvenes los que acudieron a la convocatoria. Hubo estudiantes de universidades públicas y privadas. Destacaron entre éstos los contingentes de la UNAM, por ser de los más numerosos y combativos. Pero también había empresarios, profesionistas sin militancia, familias completas, representantes de los Pueblos de Atenco, que acusaban al abanderado priísta de asesino y hasta integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

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