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Tag Archives: México frente a la crisis

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La absurda pretensión presidencial de dar atole con el dedo a una población indignada y movilizada anunciando un acuerdo para la protección de la economía familiar, como era de esperarse obtuvo más rechazo que aceptación.  Si después de ahogado el niño con el gasolinazo, Peña Nieto y sus aprendices de brujo consideraran que con tapar el pozo era suficiente, el tiro les salió por la culata.

Lejos de encontrar respuesta positiva por parte de la llamada sociedad civil, el anuncio calentó más el ambiente adverso generado por el gasolinazo ya no sólo entre los segmentos más vulnerables de la población, los pobres de siempre y clases medias empobrecidas, también entre el empresariado nacional hoy confrontado por falta de consenso.

Por principio de cuentas la CONAGO reclamó no haber sido consultada, quejándose los gobernadores de no ser tomados en cuenta para la firma de un acuerdo suscrito únicamente por los titulares de las secretarias de Economía y del Trabajo y los directivos del Consejo Coordinador Empresarial (CEE), la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y la Confederación Nacional Campesina (CNC).

En tanto que la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), conformado por los sindicatos de Telmex, la UNAM y Aeroméxico, entre otros, rechazaron la firma del documento (Diario-mx, 09/01/2017); la COPARMEX por su parte lo estima improvisado e insuficiente, generando controversia al interior del empresariado nacional.

Para el grueso de la población, como pudo observarse en las manifestaciones que tuvieran lugar en más de 20 entidades federativas, los siete puntos dados a conocer el pasado lunes  por el Sr. Peña y cuya instrumentación se dice protegerán la economía familiar, resultarían irrelevantes en tanto no contribuyen a resolver el problema de fondo que se genera con el gasolinazo, como lo es la pérdida del poder adquisitivo del salario frente a la espiral inflacionaria.

Tampoco el acuerdo de marras expresa la intención presidencial de “blindar” la economía nacional frente a lo que viene con Donald Trump como presidente de EU., pretendiéndose responder a una coyuntura marcada por el abierto rechazo social al gasolinazo y sus efectos en la economía familiar sin atender a las amenazas que,  para el mediano y largo plazo, se ciernen sobre un México en franca indefensión.

La designación de Luís Videgaray como canciller, inexperto y sin conocimiento del paño como él mismo lo reconoce, soportada con un anecdótico argumento de su cercanía con Trump y no por el perfil que la tarea reclama, pone en evidencia lo anterior.

A ojos de buen cubero, Peñalandia se desmorona. Incapaz e impotente para hacer frente a la oleada de rechazo y protesta popular, Peña Nieto se saca de la manga un acuerdo cupular no consensuado con los principales actores de la vida económica, política y social, anunciando el principio del fin de un sexenio fallido. La iniciativa está en la calle con manifestaciones de protesta creciendo, en tanto que el gobierno, a la zaga, respondiendo con palos de ciego a una realidad que ni entiende ni se espera que entienda.

La mítica imagen que Televisa vendiera a los mexicanos se derrumba.  ¿Ustedes que hubieran hecho?, pregunta de Peña Nieto que retrata de cuerpo entero su impotencia para aceptar el fracaso de sus llamadas reformas estructurales como eje central de su gobierno. Hoy el pueblo movilizado se lo echa en cara, mañana en las urnas se confirmarán los alcances de un sexenio perdido.

Hojas que se lleva el viento

Y en la aldea no se cantan mal las rancheras. En medio de un contexto nacional adverso, la alternancia en Veracruz impotente contempla como el poder se le escurre entre las manos, pesando más la realidad de un pueblo lastimado y ofendido que el discurso prometedor de lo imposible. Solo se percibe una salida, el autoritarismo como respuesta al agitado avispero.

Se insiste en afirmar que se trabaja para restablecer el estado de derecho, empero es de llamar la atención que Javier Duarte de Ochoa sigue prófugo, no se le ha consignado ante la autoridad competente, por lo consiguiente ni se le ha sometido a juicio ni mucho menos un juez le ha dictado sentencia. Entonces, cómo es que sus presuntos bienes incautados (evidencia bajo custodia), se están poniendo a disposición del gobierno estatal. ¿En eso consiste el “debido proceso? Solo es pregunta.

Mal momento para el relevo en la dirigencia estatal del PRI si lo que pretende es mejorar su por ahora maltrecha imagen. Calladitos se verían más bonitos ante el rechazo generalizado a Peña Nieto y, por ende, a su partido. El gasolinazo fue la puntilla.

Cd. Caucel, Yuc., enero 12 de 2017

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J. Enrique Olivera Arce

Pretendiéndose curar en salud, cuando la póstula gangrenó, suena a algo así como a algo fuera de lugar. Tal es el caso de la nomenklatura  priísta que, desgarrándose las vestiduras y en nombre del combate a la corrupción hace como que hace expulsando de sus filas al primer priísta de Veracruz.

Habiendo no sólo consentido sino solapando a Javier Duarte de Ochoa en sus desaciertos y tropelías a lo largo de un sexenio, hoy, que ya se va, indignados piden  la horca para el peor gobernador que Veracruz ha padecido.  El colmo del absurdo, pero así es,  los corruptos investigan, juzgan y condenan a uno de sus más paradgmáticos correligionarios, no por su pésimo desempeño, carencia de autoridad moral y política y ganador a pulso del repudio popular, sino por no haber sabido guardar las formas exhibiendo con cinismo y descaro lo peor de la militancia tricolor.

Pero no sólo el priísmo corrupto y simulador,  la partidocracia se hace uno respondiendo no al bien común de una sociedad saqueada y harta de desatinos y corrupción impune, más bien como es ya del conocimiento público,  atendiendo a la consigna que, desde la cúpula presidencial pretende dar vida a una legislación y a un “sistema  anti corrupción” que habiendo nacida muerta, encuentra víctima propiciatoria a modo para levantar la imagen de un presidente de México hoy en el sótano.

¿O no acaso tanto la ley como el sistema no fueron diseñados, aprobados e impuestos por lo más notable y destacado de la corrupción partidocrática?

Pero no para ahí la cosa. ¿Por qué hoy y no cuando el clamor popular y el bombardeo mediático pusieran en primer plano el desastre de una administración pública a cargo de un tan inútil como perverso discípulo y ahijado de Fidel Herrera Beltrán?

Simple a mi juicio la respuesta. Peña Nieto requiere de un distractor a modo que encubra ya no sólo su propia tendencia corrupta y corruptora, también el fracaso de un régimen político caduco y en plena obsolescencia cuyas aristas más agudas de su crisis,  se expresan en un paquete económico que, para el 2017, acarreará serias consecuencias en la vida económica y social de un país en el que las mayorías empobrecidas suelen pagar los platos rotos.

Estrategia mediática de óptimos resultados en Veracruz. La cortina de humo es tal  y tan espesa, que para la audiencia el presunto castigo a un priísta saqueador tiene prioridad por sobre la realidad real de un presente y futuro económico y social al que no se le encuentran pies ni cabeza.

Devaluación en la paridad cambiaria, deterioro del salario real y pérdida de su poder adquisitivo, un aparato productivo caduco e ineficiente generador de más desempleo, inseguridad y violencia, entre otros rubros del desastre, ¿se privilegian en la jerarquización de prioridades en Veracruz? No. El juicio, desafuero y cárcel de Javier Duarte y sus achichincles no menos corruptos, primero,  lo demás es lo de menos que ya mañana dios dirá… Aunque ya sea demasiado tarde.

¿Qué nos pasa?

No cabe duda, nos guste o no, en Veracruz el PRI sigue siendo el ombligo que da vida y en torno al cual seguimos girando.  No aprendemos ni siquiera de una realidad que nos agobia.

Xalapa, Ver., septiembre 25 de 2016

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Ante la caótica situación que se vive en México, la pérdida de credibilidad y confianza en las instituciones republicanas es ya casi total. La entrevista concertada del candidato republicano a la presidencia de los EE. UU. con el ya presidente fallido de nuestro país en vísperas del cuarto informe de gobierno de este último, ha sido la puntilla como confirmación del sometimiento de Peña Nieto a los intereses trasnacionales, así como de la pérdida de soberanía y dignidad que su gobierno ha propiciado y auspiciado en acatamiento a lo dispuesto en el llamado “Consenso de Washington” por los organismos financieros de alcance mundial.

En el orden internacional, México está supeditado a las políticas neoliberales de libre comercio, reducido nuestro  gobierno a simple marioneta o esquirol al servicio del Departamento de Estado de los EE.UU. en contra flagrante del proceso de integración latinoamericana. En tanto que, en lo interno, la supeditación está referida a una concepción patrimonialista de un poder autoritario y represivo que dando la espalda a los intereses más caros de la Nación, privilegia el saqueo del patrimonio de todos los mexicanos y el uso del garrote antes que el diálogo constructivo y democrático. El llamado “pacto por México” signado por el PRI, PAN y PRD está vigente, ha reiterado el titular de la SEGOB.

La consigna acatada es reducir al Estado-Nación a su mínima expresión, privilegiando las leyes del mercado por sobre el Estado de derecho que los mexicanos nos hemos dado. Lo grave es que se está cumpliendo a raja tabla; cartucheras al cañón, quepan o no quepan, primero el interés oligárquico de unos cuantos y, si queda tiempo y recursos, las migajas para las mayorías empobrecidas.

Pero más grave aún es que frente a ello, impávidos seguimos comportándonos como simples mirones de palo, poniendo nuestra suerte, como Estado y como Nación, así como el futuro de las nuevas generaciones en manos de una partidocracia cómplice que nos mantiene quietos ya no a base de pan y circo como endenantes, sino simplemente a base de atole con el dedo con promesas triunfalistas sin sustento.

¿Qué hacer?

Interrogante a la que Lenin en la ex Unión Soviética, dedicara todo un volumen en su basta aportación a la lucha internacional en la búsqueda de la utopía socialista y a cuyas reflexiones vertidas, no podemos ni debemos acceder, pues como afirma el ex diputado federal veracruzano Uriel Flores Aguayo desde su posición de una autonombrada  “izquierda” –conciliadora, sometida a los intereses creados, en vías de extinción y sin más visión de Estado que la lucha electoral por el poder formal-, es pensamiento caduco, rescoldo de “ideologías huecas” ajenas a las aspiraciones democráticas del pueblo de México y de América Latina.

¿Y entonces? ¿Qué hacer frente a un Estado-Nación cuyo gobierno neoliberal conduce al desastre?

La respuesta se la dejo a mis cuatro lectores, que ya bastante tenemos con aprendices de brujo enfocados a la construcción de un México próspero sin mexicanos,  como para proponer desde este maquinazo una receta más.

¿Y si no hay respuesta?

Bueno, aún nos queda seguir mentándole la madre en las redes sociales a aquel o aquellos que nos tienen de rodillas. No implica costo alguno y sí nos deja satisfechos y en paz con nosotros mismos.

Hojas que se lleva el viento

Arribamos al cuarto informe de gobierno de Peña Nieto y Javier Duarte se mantiene firme en el cargo, compartiendo corrupción impune con quienes desde la cúpula del poder formal obligados legalmente están a ponerle un hasta aquí. Frente a esta cruda realidad el gobernador electo patinando en la encrucijada.

Y a propósito del Sr. Lic. Miguel Ángel Yunes Linares, parece que este ya escucho la caída del veinte, aceptando que la situación que guardan las finanzas públicas veracruzanas es de reprobadas según las calificadoras internacionales, por lo que su capacidad de maniobra para emprender un buen gobierno está acotada por la realidad real. Esta tácita aceptación obliga a pensar en el cómo va a afrontar el pago de la cuantiosa deuda pública –formal e informal- que heredará en diciembre próximo. ¿Acaso se contemplará en el “Plan Veracruzano de Desarrollo” el contar con una varita mágica para su pronto y oportuno pago?

-ooo-

Ingenuidad, simpatía a ultranza, intereses creados, o incertidumbre ante un futuro incierto, es lo que se percibe en la línea editorial de no pocos medios de comunicación veracruzanos que, inercialmente, siguen considerando al PRI como el ombligo del mundo y en torno al cual hay que girar. Difícil aceptar que estamos dentro de una nueva época en la que el tricolor habiendo perdido hegemonía dejó en el camino credibilidad, confianza y fortaleza clientelar.

Esto último aceptando también que el dinosaurio no está muerto. Un ejército mercenario envuelto en la bandera tricolor, -cuya soldadesca bajo el mando del senador Emilio Gamboa Patrón está dispuesta a defender a Peña Nieto y sus reformas-, se dispone a evitar que Morena y López Obrador le enmienden la plana.

Xalapa, Ver., 1 de septiembre de 2016

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J. Enrique Olivera Arce

Conforme pasan los días estoy más convencido de que lo reiterativo del discurso de un Javier Duarte en sus patadas de ahogado, así como el de Yunes Linares, avivando el fuego en contra del gobernador fallido, la crítica, la denuncia y las mentadas de madre en las redes sociales, lejos de contribuir al rescate de Veracruz, le hunden más; haciendo las veces de cortina de humo, distractora en el proceso de toma de conciencia de los veracruzanos de la necesidad de pensar más en la crisis estructural que se vive y las medidas concretas para sacar a la entidad de su atraso y postración, que en una venganza social, puesto que no es otra cosa, en contra de los saqueadores que a lo largo de casi 12 años dispusieran a su antojo del erario público.

En primera y última instancia, de prosperar el espíritu de venganza encarcelando a los responsables del saqueo, esto no necesariamente significa que se van a recuperar los miles de millones de pesos que se presume fueron a dar al bolsillo personal de nefastos servidores públicos. Tampoco y no hay nada que pruebe lo contrario, se recuperará el tiempo perdido y, mucho menos, se rescatará a una economía estatal que a nivel nacional ocupa los primeros lugares en deterioro del aparato productivo.

Habría que insistir en la necesidad de repensar a Veracruz. No es posible seguir contemplándole con los ojos de un ayer que siendo historia no se corresponde con la realidad presente, como tampoco con las expectativas que para el futuro se plantea una sociedad insatisfecha y harta del más de lo mismo.

Veracruz y el entorno nacional e internacional dentro del cual la entidad se desenvuelve, se enfrentan a un cambio de época que ha tomado al mundo con los dedos tras la puerta. La profunda crisis sistémica de un neoliberalismo empobrecedor, aceleró la descomposición económica, política y social del capitalismo a nivel planetario, habiendo fallado, hasta ahora, las más de las teorías y fórmulas propuestas para su rescate y continuidad. La fractura en la Unión Europea, las elecciones presidenciales en USA y el interminable conflicto bélico en el Medio Oriente, dan cuenta de ello, conformándose una nueva realidad global que a su vez exige nuevos paradigmas en todos los órdenes.

Tan profunda es la crisis sistémica que, para algunos estudiosos, ésta tiene ya carácter civilizatorio. Lo que la humanidad entiende como civilización está en jaque planteándose cambios estructurales profundos que le oxigenen. Cambios que van más allá de los paradigmas vigentes vinculados tanto a la concepción decimonónica del Estado como de la vinculación a los avatares del mercado.

En esta encrucijada se encuentra Veracruz, viviendo una crisis multidimensional y multisectorial que ha tocado fondo. No sólo en la política política que incide en la descomposición de la administración pública y sus saqueadas finanzas, también y con carácter determinante en las políticas social y económica, íntimamente imbricadas que al igual que un aparato productivo obsoleto e ineficaz, ya no se corresponden con las demandas de una mayoría empobrecida.

De ahí que, a mi juicio, el futuro inmediato demanda de los veracruzanos serenidad y reflexión constructiva orientadas al rescate del todo y no únicamente de un gobierno estatal que, en sus tres vertientes, ejecutiva, legislativa y judicial, está corrompido hasta el tuétano.

Entendiendo que especulaciones, dimes y diretes, intercambio de acusaciones entre el gobernador saliente y el electo, o bien la venganza social hasta sus últimas consecuencias, son distractores que sólo conducen a una pérdida lo mismo de un tiempo valioso que de oportunidad de tomar conciencia plena de la necesidad de cambio y ajuste a la nueva época.

Ya nos saquearon a la vista de todos. Dejamos hacer, dejamos pasar sin inmutarnos. Con cárcel o sin esta para ladrones y prevaricadores, lo perdido está perdido. Ni se va a reponer el tiempo ni el dinero extraviado retornará a la hacienda pública. Así que para qué tanto brinco. Más que denuncias, críticas exacerbadas y mentadas de madre, lo conducente es priorizar la participación activa, responsable y consecuente exigiendo con oportunidad a la administración entrante, lo mismo transparencia y rendición de cuentas en todos los ámbitos de gobierno que políticas públicas acordes con los tiempos que se viven.

Es tiempo de dejar atrás la democracia secuestrada. No más el dejar hacer, dejar pasar, conformándonos con ser mirones de palo. Apostémosle a la participación, resistencia solidaria y el cambio necesario.

Xalapa, Ver., agosto 20 de 2016.
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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A reserva de los resultados del cómputo oficial de la elección del pasado domingo, con base en los preliminares difundidos por los OPLES es posible adelantar, como un hecho por ahora irreversible, que estos se inscriben en el marco de un proceso polarizado de recomposición y redistribución de las fuerzas político electorales en México.

El país cambió y el mapa electoral para la elección presidencial en el 2018 permite delinear la hipótesis de que la contienda se dará entre el conservadurismo afín al neoliberalismo y el “populismo” representado por la nueva izquierda.

Corresponderá a los que saben del paño, el estudiar este fenómeno que, a mi juicio, confronta al modelo neoliberal impulsado por Peña Nieto y su gobierno con un movimiento emergente de masas en resistencia.

El ascenso de Morena

El ascenso meteórico de Morena en su segunda participación en un proceso electoral, no lo considero circunstancial. Si bien como instituto político es de nueva creación en el espectro partidista, no lo es así como un movimiento social más de resistencia,  anidado en amplias capas de la población que se oponen a las políticas privatizadoras y empobrecedoras que acompañan a la profundización del neoliberalismo en el país; Morena no surge por generación espontánea,  ni puede considerarse su capacidad organizativa y penetración en el seno de la sociedad únicamente por la tozudez y acción unipersonal de Andrés Manuel López Obrador.

Morena, como movimiento social, tiene un amplio camino andado, reivindicatorio de la soberanía nacional y de resistencia a la privatización de la industria energética nacional, contando con una amplia estructura de cuadros en la mayoría de las entidades federativas y, en especial, en la hoy denominada Ciudad de México, centro político del país. Viéndose fortalecido en su tránsito a partido político por el descontento y deseo implícito de resistencia lo mismo en el movimiento obrero independiente que en segmentos empobrecidos de las clases medias y comunidades originarias. Y, si bien, está obligado a sujetarse a las reglas del juego electoral impuestas por la partidocracia tradicional, no deja de responder a las expectativas de cambio del modelo neoliberal dominante.

Para un buen número de politólogos y comentaristas, representa a un populismo de izquierda, añejo, rancio y retrógrada que   en la mayor parte de América Latina,  está siendo desplazado por un nuevo concepto de modernidad política que se ajusta a las necesidades globales de crecimiento económico y desarrollo en las que se privilegia el modelo neoliberal dictado desde los centros del poder mundial. Empero, esta visión impuesta por la ideología neoliberal, minimiza y desprecia el anhelo libertario y voluntad de cambio de millones de seres humanos, víctimas de opresión, exclusión, desigualdad y hambruna de un proyecto de Estado-nación  cuyo objetivo y propósito último, es la acumulación de ganancia y reproducción ampliada  del capital al costo que sea.

Tal visión, parcial, interesada y corta de miras, subestima y estigmatiza por ello a Morena y,  en general,  a todo movimiento de masas que se oponga a las políticas públicas neoliberales, partiendo de la idea de que el pueblo de México no caerá en la trampa dejándose seducir por falsos mesías que ofertan un “populismo” decadente y opuesto a la modernidad y al desarrollo.

Esta corriente de opinión soportada en medias verdades y medias mentiras mediáticas es favorable a la derecha y al régimen peñista y su proyecto transexenal; suma votos de segmentos conservadores de las clases medias fortaleciendo electoralmente al PAN y, con ello, polariza la correlación de fuerzas políticas.

De otra manera, considero no es explicable la “sorpresa” electoral del pasado domingo; tomando con los dedos tras la puerta a un priísmo soberbio y caduco que, más por costumbre y seguidismo que por convicción propia, da soporte social al peñismo. El PAN se fortalece al igual que la izquierda electoral de nuevo cuño representada por MORENA, en tanto que el PRI habiendo dejado de serle funcional al régimen, incrementa su pérdida de hegemonía.

Veracruz

A ello, en este marco referencial, por lo que toca a Veracruz se suma el descontento y hartazgo provocado por un gobierno fallido ayuno de visión de Estado, que incurriría en manifestaciones extremas de corrupción e impunidad alejándose de todo principio de gobernabilidad y racionalidad político administrativa. Contribuyendo el sentir de las mayorías al proceso general de redistribución y polarización de las fuerzas político electorales.

Derrotado el PRI el pasado domingo en Veracruz, la pugna por el poder político se concentrará entre la derecha extrema y la emergente nueva izquierda. La derecha apoyando y respaldando el modelo neoliberal y su oponente, al movimiento cada vez más amplio de resistencia entre las clases oprimidas y empobrecidas.  Proceso en el que la derecha deberá legitimarse cumpliendo los ofrecimientos de campaña de la alianza PAN-PRD para el período 2017-2018, en tanto que MORENA tendrá como reto el construir un frente amplio de oposición y resistencia que aglutine a las fuerzas progresistas para la contienda presidencial en el 2018.

El PRI, desplazado, afirma estar llamado a sostener una oposición civilizada y racional, sin ubicarse en la nueva realidad política de la entidad. Si se pensara más allá de la coyuntura, tendría que reconocer que tras su derrota, la tarea inmediata no es hacer oposición al PAN en el gobierno, sino impedir que su “estructura” clientelar sea borrada del mapa. Si se pudo, dice la gente y, bajo esta premisa, los liderazgos espurios del sindicalismo obrero oficial, de la Liga de Comunidades Agrarias y del magisterio, sostén de viejo PRI, tienen los días contados.

Sin dientes, el partido caduco no es nada. Si de responderle a Peña Nieto se trata, el PAN en Veracruz –y no necesariamente con el PRD, cadáver insepulto- es el alfil del 2018 para la continuidad del proyecto neoliberal transexenal. Así considero lo debería entender MORENA en la entidad y actuar en consecuencia, más que perder tiempo y recursos subiéndose el ring de los reclamos y las impugnaciones. Ganó perdiendo y de ello se debe tomar conciencia para seguir avanzando.

Xalapa, Ver., junio 7 de 2016

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Enrique Olivera Arce

En el marco de la tragicomedia en que un gobierno fallido arrastra a la vida política de la entidad, no deja de sorprender el que los aspirantes a la minigubernatura de dos años insistan en orinar fuera del tiesto.

Tras meses de precampaña, los aspirantes inician el proceso de registro formal de sus intenciones sin modificar un ápice la tónica triunfalista y mesiánica con la que han bombardeado a propios y extraños. El yo por delante, fuera de contexto con el que asumen ser los llamados a transformar para bien a una entidad federativa postrada y en constante deterioro en todos los órdenes, habla por sí del carácter triunfalista y sin sustento del discurso

De espaldas a un ominoso horizonte nacional e internacional en el que estancamiento y recesión sistémica es la única luz que se vislumbra al final del túnel, machaconamente reiteran su disposición de salvataje para enderezar el gran entuerto en escasos 18 meses. Yo estoy listo, yo puedo, yo estoy limpio, yo generaré miles de empleos con mejores salarios, yo protegeré a los veracruzanos de la violencia criminal, yo acabaré con corrupción e impunidad, yo aseguraré un futuro pleno de oportunidades para los jóvenes. Yo, yo y sólo yo, y nadie más, es la cantaleta de moda en el proceso electoral en marcha, como si de un solo hombre o mujer dependiera el enderezar el rumbo y retomar el sendero perdido.

En contraste, la realidad real ofrece un panorama distinto. No hay respuesta válida para una crisis sistémica global. El deterioro económico es generalizado en todo el orbe y su tendencia a profundizarse se agudiza. En México el INEGI anuncia recesión y el Banco de México advierte que las posibilidades de crecimiento y rescate del empleo son limitados. El gobierno federal aprieta el cinturón y los recortes al presupuesto son ya pan de cada día,  en detrimento de tan optimistas como infundados propósitos y objetivos de un presidente Peña al que el país se le escurre entre los dedos.

Ni a cual ir, tanto quienes aspiran a la gubernatura como los que se apuntan para el relevo de la Legislatura en funciones, cojean del mismo pie.  Cual iluminados tenedores de una varita mágica capaz de enderezar al jorobado más contrahecho, pasan por alto que la realidad real les desmiente.

Ni apego al contumaz contexto de una realidad real ni la más mínima idea de lo que siendo deseable es posible realizar en el corto período de transición. Sólo el prurito de convencer con un falso discurso a un electorado potencial que, curándose en salud por principio niega el sufragio a una partidocracia corrupta, voraz e impune que a fin de cuentas, su propósito último es mantener secuestrada a una incipiente democracia representativa.

Hoy precampañas, mañana campañas, para culminar en junio próximo con una elección que por principio para el imaginario colectivo no garantiza nada que no sea más de lo mismo.

Estimados lector@s, si buscan que alguien les cuide, les de empleo, les mejore el salario y les asegure una vida digna, no lo piense mucho, sólo voten deshojando la margarita. Para el caso es lo mismo, con  más de lo mismo te gratificará con creces el poder del yoyo.

Hojas que se lleva el viento

Indignante el que texto servidores al servicio del autismo oficial,  califiquen a la megamarcha universitaria como fruto de la manipulación político partidista del PAN, orquestada desde las sombras por Miguel Ángel Yunes Linares. Si esta burda maniobra del denostado gobernador fallido estuviera respaldada por algún viso de verdad, su difusión por diversos medios tendría que interpretarse como un flaco servicio al PRI y a sus precandidatos, al exhibir una capacidad de convocatoria y manipulación social de la alianza opositora que está muy lejos de tener. Para el grueso de la sociedad, la maniobra duartista no es otra cosa que una expresión palpable de desprecio ya no sólo a la comunidad universitaria y al respaldo que le diera la Benemérita Escuela Normal Veracruzana, también a la inteligencia de los veracruzanos. Patadas de ahogado de un pseudo gobernador aferrado con desesperación a un cargo que la sociedad le niega.

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J. Enrique Olivera Arce

Los rumores corren y el malestar aumenta. Duarte ya no es gobernador, la relación con sus gobernados está agotada, carece de credibilidad y de capacidad de diálogo y de maniobra para atemperar la crisis que él mismo propiciara, es la versión que se escucha lo mismo en la calle que en los círculos políticos y periodísticos, en tanto que se afirma que quien resulte ser el sucesor del gobernador fallido no estará en condiciones de enderezar el entuerto heredado, empezando por la liquidación de adeudos a la UV, contratistas, proveedores, prestadores de servicios, escuelas, becarios, pensionados, profesores, músicos e incluso a servidores públicos de nivel medio para abajo.

Si no se paga esta deuda contingente en lo que resta del año, ésta podría no ser reconocida por el gobernador de dos años, se comenta con insistencia.

Cuando el río suena, es que agua lleva, reza la conseja popular, por lo que lo que por ahora es rumor que anida en el imaginario colectivo, podría desembocar en una angustiosa realidad y en no pocas explosiones de inconformidad fuera de control. Nada deseable esto último, pero no puede echarse en saco roto.

No puede hacerse de lado que rumor genera percepción y esta, en política cuenta.

Lo que más allá del rumor se considera como una realidad objetiva, es que el clima de incertidumbre que tiende a generalizarse, está afectando a un proceso electoral que de por sí arrastra vicios de origen. La credibilidad en partidos políticos, precandidatos, candidatos y hasta en las instituciones electorales, está dañada y tiende a deteriorarse aún más entre los votantes potenciales; haciendo nugatorios esfuerzos y recursos aplicados a las campañas de proselitismo internas y externas, a la par que afirma la convicción de que la única manera de que el PRI de Héctor Yunes Landa gane la elección de gobernador y diputados locales, es la reiterada fórmula del compra de votos y conciencias en los sectores más vulnerables de los partidos opositores y de la población en general. Para eso si hay dinero, se afirma, poniéndose en duda tanto la legalidad de los comicios de junio próximo como la certeza de que con el cambio de estafeta las cosas cambiarán para bien en Veracruz.

Escenario nada grato tanto para nuestra incipiente democracia, ahora secuestrada por la partidocracia, como para aquellos que aspiran a gobernar a Veracruz. Marco dentro del cual habría que incluir la pésima opinión que los veracruzanos tenemos de un Congreso local que, de manera reiterada, por comisión u omisión ha sido cómplice del gobernador Duarte de Ochoa en sus trapacerías y pésimo mandato.

Así las cosas, los comicios de junio en Veracruz no serán los que el Sr. Peña espera como respaldo tanto entre gobernadores como en la Cámara de diputados a su multicuestionado proyecto transexenal. Más que plebiscito de aceptación y respaldo, el tiro podría salir por la culata. El reservorio de votos que se dice existe en Veracruz podría no ser tal en la magnitud esperada y si, exhibir que el descontento y el hartazgo pesan más que estructuras y estrategias partidistas.

La escalada de violencia criminal crece y el saqueo impune a las arcas públicas también. ¿A cuánto social y económicamente ascenderá el daño al final del sexenio duartista? La interrogante está en el aire, justificando el clamor popular que diciendo basta, pide la renuncia de Javier Duarte. Peña Nieto tiene la palabra. ¿O seguirá haciendo como que la virgen la habla en tratándose del gobierno fallido de Veracruz.-

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J. Enrique Olivera Arce

No estando el horno para bollos en una sociedad lastimada y ofendida, con todo respeto para aquellos que aspiran al gobierno de dos años en Veracruz, el proselitismo electoral sustentado en ofertas y promesas de campaña atractivas pero poco viables para su cumplimiento, no va con los tiempos que corren. Me parece debería ser realista, intelectualmente honesto y de un gran respeto para los votantes potenciales.

Afirmo lo anterior ante el cuadro crítico que nos ofrece una crisis que en lo económico y sin tocar fondo aún, se agudiza con la caída de los precios internacionales del petróleo y la devaluación del peso frente al dólar y el euro, cancelando o posponiendo expectativas de crecimiento y desarrollo para un país que en gran medida depende del mercado externo.

Crisis económica que si bien está determinada por la “madre de todas las crisis”, en el mundo globalizado, en nuestra aldeana realidad se agrava con la enfermiza situación de unas finanzas públicas estatales quebradas y un criminal endeudamiento, que limitan toda capacidad de maniobra para hacer de la inversión pública motor del crecimiento. Estando vedado prácticamente el rescate gubernamental de obras inconclusas y, con mayor razón, el emprender otras que por su envergadura y posición estratégica fortalezcan el capital infraestructural de la entidad.

Si uno de los orígenes del pésimo gobierno de Javier Duarte fue el divorcio entre los sueños oníricos del gobernante y la realidad real, a estas alturas del partido el triunfalismo sin sustento por parte del sucesor sería el acabose, como a nivel nacional se observa el practicado por el Sr. Peña Nieto en su pretensión de convencer de que las llamadas reformas estructurales impulsan crecimiento y desarrollo, cuando la realidad muestra fehacientemente otra cosa.

Decía mi abuela que la sabiduría popular, centenaria y certera, es un antecedente que debe ser tomado en cuenta por los gobernantes, precediendo a ofertas y promesas que de antemano se sabe no serán cumplidas, pues estas más temprano que tarde se revierten. Prometer no cuesta nada, no cumplir es lo que aniquila dice la conseja y, con mayor razón, cuando estas con propósitos electorales van dirigidas a convencer a una sociedad descreída, desconfiada y harta de sexenios perdidos en los que la constante ha sido el saqueo y el desprecio a los ciudadanos.

Ofrecer lo deseable sin visión de lo posible es demagogia, más de lo mismo que la sociedad por principio rechaza.

Toda campaña política debería tener un punto de partida, la realidad real sobre la que se pretende operar. De otra forma, tomar el atajo fácil de ignorar un deterioro económico que se refleja en el bolsillo de las mayorías, desigualdad, pobreza galopante e incapacidad evidente para hacer frente a estos flagelos desde el ámbito de las finanzas públicas, pretendiendo ganar confianza y credibilidad con saliva, la engañosa palabra cae en el vacío como semilla en tierra infértil.

De ahí que a mi modesto entender, lo que procede en las campañas políticas que culminarán con la elección del gobernador de dos años y el relevo de la diputación local, es la mesura, tanto en el empleo de la palabra como en la parafernalia que suele acompañar al proselitismo. Paradójicamente, entre más elocuente y más rico en ofrecimientos y promesas sea el discurso y mayor sea el desplante en la exhibición del músculo, considero mayor será el fracaso de los candidatos en campaña frente a una sociedad más despierta e informada que, a diferencia de antaño con el viejo régimen, ya no resulta fácil engatusarle.

La sociedad sabe que terrenos pisa. Los veracruzanos no por nada vivimos escamados en un clima de incertidumbre, pretender un engaño más ofreciendo acabar con la corrupción encarcelando a los saqueadores, o retornar al sobado slogan del Veracruz granero de México, no es el camino.

Y esto va también para las militancias hartas de ser ignoradas por las cúpulas de una partidocracia corrupta y rapaz. El llamado voto duro ya no es tan duro como antaño con el viejo régimen. Si los candidatos no fueron seleccionados democráticamente por las bases ni cuentan con el mínimo de consenso, el desprecio a la militancia se revertirá en las urnas poniendo en entredicho el optimismo de una retórica triunfalista sin sustento y exhibiendo al desnudo la manida práctica de la compra de sufragios, de dignidad y de conciencias.

Toda campaña proselitista va en dos direcciones, la del emisor del mensaje y la del receptor; los votantes potenciales que hoy más que nunca, ante la realidad real con talante participativo y crítico, en el hogar, en el trabajo, en las aulas, habrán de valorar y cuestionar la palabra de los candidatos expresando la suya propia. Son otros tiempos, pesan más los hechos que la palabra fácil. Hay de aquel aspirante a gobernarnos que privilegie grandilocuencia por sobre realismo y mesura, que en las urnas recibirá el correspondiente castigo.

Hojas que se lleva el viento

La lucha de clases no está extinguida, vive en el imaginario colectivo de los pueblos oprimidos. Se equivocan quienes dándole por fallecida proclaman el fin de las ideologías, propalando la bondad del grosero pragmatismo como vía para la emancipación y retorno a la democracia perdida.-

Xalapa, Ver., enero 20 de 2016.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Especular por especular a estas alturas de los prolegómenos del proceso electoral que desembocará con la elección del gobernador de dos años, a mi juicio carece de sentido. De una u otra manera los aspirantes por los diversos partidos políticos y los que están optando por la candidatura independiente ya están más que vistos, su discurso proselitista anticipado ya es del conocimiento público y la simpatía en torno a uno u otro ya se ha expresado por las cúpulas de las diversas fuerzas políticas que electoralmente operan en Veracruz.

Faltaría únicamente el que la ciudadanía, hombres y mujeres de a pie, se exprese, pero esto tendrá que esperar a que lo hagan en las urnas ya que por lo pronto, las mayorías participamos únicamente como mirones de palo en asuntos que son estrictamente de la incumbencia de la partidocracia por más que en ello se disponga del futuro de todos.
Así que no queda de otra que esperar, dándole tiempo al tiempo para que tengamos candidatos oficialmente designados, para que el proceso tome otro nivel, al igual que la guerra sucia auspiciada por el gobernador Duarte de Ochoa que no cede en su propósito de imponer la continuidad del fidelismo, llegando, incluso, a violentar la legislación electoral vigente.

Lo que sí podría adelantarse, es que todo apunta al más de lo mismo. En el caso del PRI y habiendo cedido los bártulos el senador José Yunes Zorrilla a la espera de mejores tiempos, no deja de ser significativa la alianza de facto de los líderes la nueva CNC de propietarios rurales pudientes y SNTE en la entidad, Juan Carlos Molina Palacios y Nicolás Callejas, con Héctor Yunes Landa, aspirante presuntamente ya ungido por el CEN del tricolor. En tanto que por el PAN, Miguel Ángel Yunes Linares, fuera del agresivo discurso de valentón de barrio, no oferta nada que pudiere inclinar la balanza a favor de un auténtico rescate de la entidad.

La morralla partidista se suma al PRI o al PAN, por lo que en términos de cambio real no tiene la mayor relevancia, en tanto que Movimiento Ciudadano y Morena con sus aspirantes, hasta ahora no dan color si se trata de modificar el actual estado de cosas en materia económica y social que tiene a Veracruz sumido en una profunda crisis multidimensional.

Esto en el marco de una clase media que siendo la que realmente concurre en libertad a las urnas, ejerciendo su derecho al voto con más o menos razonamiento previo, cansada de tantos sobresaltos, dimes y diretes y cuestionada seguridad pública quiere que la fiesta transcurra en paz a lo largo del minigobierno.

Por otra parte, no podemos hacer de lado el peso específico de los propósitos neoliberales del gobierno de Peña Nieto, opuestos a todo barrunto de cambio que en las entidades federativas se constituyera en estorbo a su estrategia transexenal. Propósitos que sin duda hará suyos quien resulte candidato de unidad del PRI, como se intuye tras la concertacesión pactada entre Manlio Fabio Beltrones y Javier Duarte de Ochoa.
Luego no hay electoralmente para donde hacerse, sólo una sopa y esta es la del más de lo mismo en el banquete. Aguantar vara y resistir en la coyuntura, es la tónica del bailongo bianual para las mayorías.

Hojas que se lleva el viento

Acostumbrados como estamos a que el PRI nunca pierde en Veracruz y cuando pierde arrebata, en los círculos políticos y mediáticos afines, se da como un hecho que para el tricolor el adversario a vencer es la ya anunciada alianza PAN-PRD con Miguel Ángel Yunes Linares como candidato de unidad, minimizando lo que en términos electorales representa Morena, partido de nueva creación que viene creciendo en aceptación y simpatía entre los electores tradicionalmente indecisos. Pretendiéndose ignorar que en el escenario de la elección presidencial del 2018, para el PRI, el PAN y el PRD, el adversario a vencer es precisamente el partido de Andrés Manuel López Obrador, como ya lo ha dejado entrever Enrique Peña Nieto.

Lo que estaría por verse es si Cuitláhuac efectivamente será candidato a gobernador de Morena en la elección de junio próximo en la entidad, o si éste declinará en sus aspiraciones en favor de un correligionario o aspirante ciudadano con mayor presencia y experiencia.

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Si bien Javier Duarte ya pactó con el CEN del PRI, cediéndole a Héctor Yunes Landa la oportunidad de contender por el PRI en la búsqueda del gobierno de dos años, no se puede hacer de lado que una cosa es la elección de gobernador y otra, muy distinta, es la de diputados locales, en la que el fidelismo se jugará su resto. ¿Hasta dónde el PRI de Héctor Yunes va a permitir que Duarte de Ochoa imponga candidatos a diputados locales? Es la interrogante que flota en el ambiente. Si Héctor efectivamente es el bueno y llegara a ganar la elección, una Legislatura fuera de su control sería la piedra con la que tropezaría si realmente está dispuesto a transparentar el cochinero que deja el gobernador fallido.

Xalapa, Ver., enero 15 de 2016.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Para Veracruz referible un matrimonio desavenido que un mal “acostón”, y bajo esta pedestre premisa, Javier Duarte de Ochoa finca la unidad priista rumbo a la candidatura al mini gobierno de dos años, encontrando lo mismo aceptación que sumisión entre sus correligionarios. Nadie entre las filas priístas le objeta, nadie, incluidos los senadores Yunes Landa y Yunes Zorrilla le enmienda la plana a quien con vulgar lenguaje, se asume como el legítimo consorte de los veracruzanos. Así se teje la democracia en la entidad.

Héctor y Pepe, sus seguidores y sus porras a modo, no aplaudieron pero guardaron silencio, muy al contrario de la voz unánime en los tendidos, condenando la “bellaquería” de quien ostentándose como el primer priista de Veracruz, enloda aún más tanto a su partido como al cochinero electoral en curso. El que calla otorga, la pírrica unidad priista en la entidad pasa por Javier Duarte.

En este marco de referencia, el tricolor cede la iniciativa a una mal conformada oposición que no perderá la ocasión para darse por victimizada ante el votante potencial, como victimizada se da la mayoría de los veracruzanos opuestos al matrimonio por arreglo.

Y si de matrimonio se habla, antes que un contrato social y político devenido en violencia intrafamiliar, esas mayorías hoy ofendidas, preferirán el estatus de unión libre, como el libre que es el albedrío para escoger mejor partido. Por la libre, ni matrimonio forzado ni en mal momento el “acostón” ausente de futuro. Ni sufragio para unos ni sufragio para otros. Antes que coyunda, el voto en blanco de castigo para todos; la descomposición del proceso electoral en curso lo amerita, poniéndose nuevamente sobre la mesa la negativa opción del voto nulo.

Opción más que comprobada que no conduce a nada, salvo ponerle al tricolor el triunfo en charola de plata. Voto nulo, voto en blanco, voto a favor de candidato independiente, o voto por Juan de los Palotes como candidato sin registro, para el caso es lo mismo contribuyendo a la dispersión y atomización del sufragio, cediéndole terreno al voto duro tricolor, comprado o por convicción que valida y refrendará el triunfo pírrico comicial de la primera minoría.

Alianza PAN-PRD

Como contrapartida se asume que la alternancia opositora del PAN-PRD, abre el camino a la democracia negada, contribuirá a sacar a la entidad del atascadero encauzándole por un nuevo rumbo, camino del anhelado progreso. Canto de sirenas, a falta de ciudadanía y cultura política, para el pueblo empobrecido oferta de un nuevo orden libre de corrupción, impunidad, simulación y con seguridad pública plena en el cotarro. Falsa ilusión, el nuevo orden empieza en casa y está más que comprobado que los partidos aliancistas, solos o coaligados, se niegan en los hechos a la vida democrática en su propio corral.

Triste realidad, pero electoralmente es la nuestra en Veracruz.

Ganar por ganar

“Es la economía, estúpido”, dirían al presidente Clinton lo mismo sus críticos que sus más cercanos favorecedores. La alternancia opositora está en la misma tesitura. Si de pragmatismo coyuntural en la política política aldeana se trata, nada más alejado de una opción de cambio, democracia y progreso, que esconder la cabeza en la arena, negándose en el afán electorero a un entorno externo e interno más amplio, determinado por la economía de un todo que arrastra a cada una de sus partes. El mundo globalizado dicta las reglas del juego, economía de mercado bajo las reglas del neoliberalismo, o nada. El problema es ideológico en lo global, la aldea no escapa a tal encanto, uncida la entidad al modelo de país que impulsa el peñismo en concordancia con los centros del poder mundial, vamos en el mismo costal.

Si la opción ideológica neoliberal es todo o nada, la opción para una oposición real no puede ser otra que buscarle por el lado de una izquierda auténtica que, en frente único con movimientos populares contestatarios, electoralmente oferte alternativas diferentes.

Utopía, dicen los aliancistas del PRD. La izquierda en solitario borda en el vacío renunciando de facto al propósito de echar fuera del gobierno al PRI. Pasando por alto que con todas sus implicaciones en la coyuntura, ganar por ganar sin aspirar a un cambio real en una economía lastrada, estancada y en acelerado derrumbe, no tiene sentido. Combatir la corrupción gubernamental y la inseguridad no es todo ni garantiza fortalecimiento democrático, si la bondad de la alternancia propuesta no se refleja cotidianamente en el bolsillo de los veracruzanos.

Resistir también es opción

Luego buscar con dignidad, de pie y con la frente en alto, una alianza con el pueblo ignorado, engañado y empobrecido en oposición al modelo económico y social neoliberal que el régimen político en México respalda, también es opción. Si no se gana hoy, se ganará mañana, que con utópicos sueños se construye futuro y se escribe la historia. Cuestión de enfoques.

Empero, no basta para una alianza de tal envergadura con buena voluntad, formación profesional y carta de honestidad de quien pudiere pasar la prueba del ácido para sacar adelante al buey de la barranca. Un frente amplio popular requiere de experiencia, oficio político y liderazgo legítimo, aceptación plena desde abajo, horizontal y verticalmente, de quien la encabece y no imposición cupular al estilo del viejo régimen. Luego queda la interrogante:

¿Se cuenta Veracruz con un liderazgo de izquierda capaz de movilizar a las mayorías, aglutinarles y transformar descontento y hartazgo en conciencia de la necesidad de tal frente amplio popular? Honestamente lo dudo, pero no hay peor lucha que la que no se hace. Resistir también es opción.

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Quien esto escribe y pulsocritico.com desean a sus lectores y amigos, felices fiestas decembrinas, así como a lo largo del nuevo año, salud, bienestar y un cúmulo de logros personales y familiares. Que no decaiga la esperanza.

Cd. Caucel, Yucatán, diciembre 21 de 2015.
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