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Tag Archives: «Pacto por México»

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

No todo lo que brilla es oro. Lo afirmamos en maquinazo reciente: “¿con que ojos?”, mi querido tuerto, al referirnos a promesas de campaña que jamás en su momento  serán cumplidas por no contar en sus alforjas, quien resulte electo como mini gobernador de Veracruz, ni con tiempo suficiente ni con recursos públicos disponibles al recibir una administración pública quebrada y endeudada más que en exceso.

A lo largo de las campañas de aspirantes a la gubernatura y a la Legislatura local -la excepción hace la regla-, no ha sufrido cambio relevante en una percepción no sólo de quien estas líneas escribe, también de amplios sectores de la sociedad veracruzana. No hay dinero y un gobierno de dos años es insuficiente para incluso, solamente ocultar la basura bajo la alfombra. Así que ¿con que ojos?

Lo que sí destaca en la estrategia del “yoyo”, es que a falta de propuestas viables que equilibren disponibilidades reales con expectativas de cambio de la población, se prometan acciones de gobierno que no sólo son de la esfera federal y privada, incluyendo trasnacionales petroleras cuyas decisiones de inversión están fuera del alcance estatal, sino que incluso, van más allá de los propósitos y objetivos del modelo neoliberal que impulsa el Sr. Peña Nieto.

Y hay que hacer constar que en materia de demagógicas y utópicas promesas asistencialistas, no hay distingo partidista ni color de camiseta de los hacedores de milagros que aspiran a gobernarnos.

La burra no era arisca, reza la conseja popular. Y este saber fruto de más años de experiencia que los acumulados por el PRI en el gobierno, hoy se hace presente con especial énfasis en la ausencia de credibilidad y confianza en la política, las instituciones y los cancerberos del poder real y formal.

Promesas orientadas a lo que la gente quiere escuchar, sin sustento ni posibilidad real de conjugar lo deseable con lo posible y desconfianza y ausencia de credibilidad, se retroalimentan dialécticamente dando la medida de lo que se espera como continuidad de un gobierno corrupto y la persistencia de una sociedad que no quiere ver más allá de su ombligo.

De ahí que, compañeros de camino al fin, sociedad civil y clase política ilustran metafóricamente lo que se observa del actual proceso electoral en curso. Montados en el mismo tren, el desconfiado viajero no sabe si escoger como vecino de asiento al culto y refinado ladrón que con toda atingencia roba los calcetines sin quitar los zapatos, o aquel que burdo con descaro y cinismo le dejará descalzo.

Sin calcetines o descalzo, el viajero bajará del tren, prometiéndose a sí mismo no volver a tropezarse con la misma piedra. Vana promesa, masoquista al fin, la sociedad seguirá sin remedio lamentándose de lo que ella misma ha creado.

Hojas que se lleva el viento

La campaña de Héctor Yunes se desinfla en la capital veracruzana. El encuentro programado con intelectuales, artistas y promotores de la cultura que tendría lugar en Xalapa, fue cancelado por el coordinador de campaña del senador con licencia al considerarlo como no prioritario, dejando a los organizadores colgados de la brocha. La atención a la cultura no viste ni acarrea votos de ahí que el énfasis proselitista sea puesto en el ámbito de la pobreza y la ignorancia que sí reditúan. ¿O será que Don Héctor ya da por perdida a la capital veracruzana, eminentemente anti priista?

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Desconcierto entre las filas de quienes en los medios de comunicación están identificados como los textoservidores de siempre. Lo mismo los que sirven al gobernante fallido que aquellos al servicio del Yunes rojo o el azul. Sin decir agua va les crecieron los enanos y hoy tienen que enfocar sin argumento alguno que valga, su diatriba en contra de Morena y su candidato sorpresa.

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El rumor, solo eso, simple rumor, en torno a la posibilidad de la anulación de la elección de gobernador cobra fuerza en los círculos políticos y periodísticos, anotándose como un triunfo a favor de Javier Duarte y Fidel Herrera,  padrino y mentor este último del gobernante fallido. ¿Y el enorme dispendio de recursos públicos ya aplicados al proceso sucesorio qué?

Y la gente se pregunta: ¿Quién respalda a Javier Duarte que impune sigue con sus tropelías? ¿Será Peña Nieto, o acaso Osorio Chong?

Xalapa, Ver., mayo 25 de 2016

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Bueno, parece que no sólo al gobernador de Veracruz le interesa y urge desviar la atención en los tendidos, poniendo en primer termino el desbarajuste electoral por sobre los problemas de fondo que acusa la entidad. También el gobierno federal hace lo propio, ahora con el falso debate mediático de la legalización de la marihuana a partir del amparo que concediera la SCJN a cuatro individuos de una organización de la sociedad civil, quitándole presión en la opinión pública a temas torales del país, como el económico, la movilización magisterial, el affaire no resuelto de Ayotzinapa o la violencia criminal que, como la humedad, se cuela y extiende a lo largo y ancho del territorio nacional.

Cortinas de humo que, al parecer, tanto a Javier Duarte, en su caso, como al Sr. Peña les vienen como anillo al dedo para cerrar el año con el menor número de tropiezos en el imaginario colectivo.

Deuda pública y corrupción impone como corolario, pasan a segundo término en Veracruz, tocándole en suerte al presidente del CDE del PRI el ser el patiño a modo, lo mismo con su “misoginia” que con su orquestado cosquilleo mediático en los ijares de los senadores Yunes Zorrilla y Yunes Landa. No sólo la prensa oficialista, también la independiente y crítica, se han ido con la finta electoral aceptando sin remilgos que el problema de Veracruz es de liquidez de una administración pública quebrada y, por tanto prácticamente insoluble y ya demasiado manoseado, y no económico como lo pusiera sobre la mesa Javier Duarte, cuando la realidad real apunta en contrario, agudizándose la crisis en el aparato productivo estatal que va de la mano con un deterioro social en crescendo.

Para el caso del Sr. Peña, por lo consiguiente. La presión de la percepción social que se refleja en un bajo nivel de aceptación del presidente, se alimenta a partir de dos temas sustantivos, el estancamiento económico y como corolario el tropiezo de las finanzas públicas, así como la inseguridad fruto de un incremento no aceptado oficialmente del accionar de la delincuencia organizada. A estos temas se agrega en lo específico el enredo de la fuga del “chapo”, el conflicto magisterial y el affaire Ayotzinapa, anidados en el imaginario colectivo e interpretado como falta de capacidad, eficacia y transparencia en el quehacer gubernamental.

Sin perder de vista que para algunos sectores mejor informados, el deterioro creciente de la industria petrolera y eléctrica nacionales, perdiendo peso específico en la conformación del presupuesto federal, acompañado de la ya imparable devaluación del peso, se considera en el ámbito de la percepción ciudadana como un fracaso de Peña Nieto en la implementación de las llamadas “reformas estructurales” como instrumentos para reactivar la economía.

De ahí que el colocar el falso debate sobre la misoginia de un político de medio pelo o legalización de la marihuana como temas de la mayor relevancia, habría que considerarles como un éxito tan coyuntural como efímero en las estrategias mediáticas tanto de Duarte como del Sr. Peña. La salida casi inmediata del secretario de gobernación, abriendo las puertas al debate en el marco previo a la cobertura informativa con motivo de la visita de Raúl Castro a México, o las declaraciones en tratándose de Veracruz de la secretaria general del CEN del PRI, Carolina Monroy y el correspondiente bombardeo mediático sobre estos temas, así lo confirman.

Lo destacable del caso es que por sobre la coyuntura cortoplacista, la terca realidad tiende a imponerse. A una cortina de humo casi de inmediato hay que sobreponerle otra sin que pueda ocultarse del todo la problemática estructural del país. Más allá de lo mediático, la percepción colectiva no quita el dedo en los renglones de que le son vitales y de atención cotidiana, como el desempleo, la desigualdad, la pobreza y y la seguridad individual y comunitaria agravados por los efectos de la crisis globalizada.

Lo grave es que ni la problemática de Veracruz ni la que acusa México en su conjunto, se resuelve mediáticamente, posponiéndose el tomar el toro por los cuernos con estrategias viables y políticas públicas para enderezar el rumbo perdido. Tanto Peña como Duarte se han atado a sí mismos las manos estando imposibilitados para cambiar de caballo a mitad del río, cediéndole terreno a la terca realidad que se les opone.

Luego tal similitud coyuntural de tesituras, no es de dudarse configuren el tejido de la misma sábana con la que ambos, Peña y Duarte, se cubren para en el caso Veracruz dejar hacer dejar pasar hasta donde el tiempo y los veracruzanos aguanten. De otra manera para quien esto escribe, opinador que no periodista, desde endenantes el gobierno federal hubiera llamado a cuentas al gobernador fallido. Y esto no sucede por más evidente que sea el agrio divorcio entre Javier Duarte, la realidad real y el hartazgo de sus gobernados.

Hojas que se lleva el viento

Con dinero, acarreos y resoplidos se intenta revivir a la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos (CNC) para que el PRI pueda recuperar el voto duro en la zona rural. Vano intento, para hombres y mujeres en el agro veracruzano no viendo lo duro sino lo tupido con el abandono que padecen desde hace más de tres décadas, ni confían en dirigentes de oropel ni esperan que por la vía electoral se resuelva la compleja problemática de la producción agropecuaria, forestal y pesquera que aqueja a la entidad. Dicen que el campesino es medio tonto, pero no. Sabe bien distinguir entre liderazgos auténticos y dirigencias espurias surgidas del terreno de los explotadores de siempre.

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Javier Duarte ya no tiene la fuerza de endenantes para someter, cooptar o comprar y manipular a los partidos que se oponen al PRI y sus señalados satélites, de ahí que ya se de como un hecho la alianza electoral entre el PAN y el PRD en Veracruz, contando con la venia de sus respectivas dirigencias nacionales como una opción viable de alternancia en la gubernatura de la entidad. Alianza que se construye al margen de identidades ideológicas y sobre el supuesto pragmático de que a partir del hartazgo social el número de votos por alcanzar en el 2016 será suficiente para vencer la estructura facciosa y estrategia al tricolor. Falso supuesto, el electorado hoy día está más despierto y para el imaginario colectivo PAN y PRD se sumaron al PRI en el llamado pacto por México, entregando la industria petrolera y eléctrica al capital internacional con la reforma energética. Los veracruzanos tampoco olvidan el papel jugado por estos partidos en la aprobación del criminal endeudamiento aprobado en el congreso local. Del plato a la boca suele caerse la sopa y otra alianza, más congruente y comprometida podría dar la sorpresa. Al tiempo.

Xalapa, Ver., 08/11/2015

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En mis maquinazos he insistido en que a estas alturas no tiene ya ningún caso tratar de enmendarle la plana al Sr. Duarte de Ochoa, lo mismo con críticas fundadas, denuncias, señalamientos, e incluso, con chistoretes de mal gusto y pedestres majaderías. Como gobernador fallido, escudado en la impunidad, todo lo que haga o deje de hacer está contaminado de origen y, por tanto, resultaría irrelevante para una sociedad agraviada y dolida que ya no espera nada bueno de la actual administración pública veracruzana.

No obstante, no se puede hacer de lado que aún falta un año escaso para el cambio de estafeta y que, en ese lapso, es prácticamente impredecible cuanto daño más podría infringirle a Veracruz. Luego no puede uno permanecer indiferente o ajeno a las patadas de ahogado que, en su impotencia y desesperación por salir incólume del hartazgo y reclamo generalizado, apuntan en todas direcciones.

Bastaría con hacer un recuento del alcance de los daños que al pueblo veracruzano infringiera en menos de 30 días, para entender que la enfermiza y perversa conducta de Javier Duarte aún da para más, lo mismo si es de motu propio que acelerado por factores externos a su insano entendimiento.

Si todo parara en sus desplantes de triunfalismo sin sustento, o en sus barbaridades reactivas expresadas en las conferencias tempraneras de los lunes, como la última, en la que afirmara que el problema de Veracruz no es de economía sino de liquidez, no habría razón para ocuparse o preocuparse en el resto de tiempo que queda de su mandato. Empero, lo grave y se constituye en amenaza latente, es que se cree lo que piensa, dice y entiende de su entorno. Una alucinación fuera de lugar podría derivar en mayores descalabros para Veracruz. Luego la prioridad debería girar en torno al cómo frenarle antes de que sea demasiado tarde.

No obstante, en honor a la verdad en un esfuerzo de objetividad y congruencia se debería considerar que la crisis generalizada por la que atraviesa Veracruz, no únicamente gira en torno a un pésimo gobierno estatal. Factores diversos que están fuera de la orbita de la administración pública veracruzana pesan, influyen y determinan el curso de los acontecimientos. Ante la falta de previsión en el país, tanto de la crisis de un mundo globalizado como de su expresión neoliberal en México, sustentada en un proyecto de nación rapaz y empobrecedor, tienen que ver incidiendo lo mismo en la economía que en el deterioro de la vida política y social de la entidad. Poco se puede hacer desde las esferas del poder formal para paliar los efectos negativos de un entorno mundial y nacional cuya crisis lejos de atemperarse se profundiza. Realidad real que al no entenderse y mucho menos considerarse en las tareas de gobierno, conduce a los palos de ciego que tunden a la población en su conjunto.

La sucesión

Y es en este marco referencial que formalmente está por iniciar el proceso de sucesión encaminado a materializar el absurdo del gobierno de dos años. Proceso ya de sí descarrilado en el que ante el obvio vacío de poder, se imponen intereses electoreros que nada tienen que ver con la búsqueda de soluciones congruentes y realistas para el rescate de lo que hoy por hoy es un tiradero. Confrontación de intereses que pudieran derivar en actos violentos que pusieran en riesgo tanto el frágil y cuestionado estado de derecho como el enrarecido clima de la inseguridad en la entidad.

Si esto último es así, el evitar desaguisados fuera de orden, correspondería a los partidos políticos, haciendo contrapeso a todo intento del aún gobernante por imponer el candidato a sucederle en su intención de dar libre curso al proyecto transexenal que, en el 2009, me tomara la libertad de calificarle en mis maquinazos como “proyecto de la dinastía Herrera-Borunda”.

Lo que habría que preguntarse es si los partidos políticos en contienda, lo mismo en su ámbito local o nacional, están en condiciones de asumir su papel de contrapeso, tomando el toro por los cuernos y exigiéndole al Sr. Duarte un fuera manos del proceso electoral en puerta. Lo cual, a la luz de su comportamiento en el tema de la deuda pública y su presunta reestructuración, resulta harto difícil considerar como viable. Partidos y aspirantes a candidatos, aún no están convencidos de que la última palabra en el proceso de sucesión está fuera del alcance del fallido gobernador y más por temor que por convicción, optan por el dejar hacer dejar pasar antes que hacerse acreedores a una de las tantas patadas de ahogado del Sr. Duarte.

Lo extraordinario del caso es que en tanto no se resuelva el tema de la sucesión, economía estatal y finanzas públicas sigan el curso inexorable de su proceso de deterioro y descomposición, agravándose un estado de cosas ya insostenible para la gran familia veracruzana que sí, efectivamente, pudiere devenir en una escalada más en el enrarecido clima de vulnerabilidad del estado de derecho e inseguridad pública, si al margen de los partidos políticos la ciudadanía toma cartas en el asunto para hacer valer sus expectativas de cambio y transformación de la terca realidad veracruzana. Así que aguas, más vale prevenir que lamentar.

Hojas que se lleva el viento.

La vida política en la entidad está polarizándose, al interior del PRI y lo mismo al interior de toda la partidocracia. En el PRI como resultante del autoritarismo del dirigente estatal que exigiendo a contracorriente respeto al gobernador, desprecia a las corrientes mayoritarias de la militancia que respaldan a los senadores Yunes Zorrilla y Yunes Landa para darle cabida al continuismo fidelista. Y lo mismo en el resto de los partidos en contienda cuya militancia se divide entre los que de buena fe aceptan las directrices de sus dirigencias y, los que por sus intereses en juego se les oponen. Todos contra todos mientras a Veracruz se lo llevan al baile las muchachas.

Y, por lo pronto, la mayoría que no milita en ningún partido, como buen mirón de palo, solo observa indiferente como se negocia su destino.

Xalapa, Ver., noviembre 3 de 2015.

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Pulso crítico

 Enrique Olivera Arce

Siempre dentro del marco de la especulación, rumorología y dimes y diretes mediáticos en torno a la deuda pública de Veracruz, a mi parecer destacan tres vertientes en las que amplios sectores de la opinión pública están coincidiendo y que podríamos resumir en igual número de interrogantes:

  1. Aceptando sin conceder que el monto total de la deuda es la cifra que oficialmente diera a conocer el Sr. Duarte de Ochoa, ¿en que se empleó un recurso público que obviamente no benefició a los veracruzanos?
  2. ¿En que contribuyó el multimillonario endeudamiento gubernamental al crecimiento económico y soberanía alimentaria, así como al abatimiento de desigualdad, pobreza, analfabetismo, desempleo y pérdida de calidad de vida de los veracruzanos, fijados como objetivos en el Plan Estatal de Desarrollo?
  3. ¿La reestructuración y negociación disminuirá o incrementará el monto total de la deuda pública, y en que medida resolverá en lo que resta del sexenio fallido la ineficiencia e ineficacia del gobierno duartista?

A estas interrogantes que la población hace suyas, se habría que añadir la convicción que anida en el imaginario colectivo, de que el endeudamiento es consecuencia de la corrupción y el enriquecimiento explicable e impune de un puñado de servidores públicos.

En medio de la opacidad, desinformación y defensa de lo indefendible, la obviedad de las interrogantes y las posibles respuestas, con el contundente análisis de Hilario Barcelata Chávez (Veracruz. Las falacias de la deuda pública), deja ya poco margen para seguir hilando en torno al tema del monto global de la deuda pública veracruzana. Más o menos deuda, para el caso es lo mismo, elevándose el nivel de la discusión y el debate entre la opinión pública interesada, a lo verdaderamente relevante para la vida social, económica y política de la entidad:

¿Cuándo, dónde, como, en qué, se aplicaron los miles de millones de pesos que conforman la deuda pública existente?

¿A quiénes benefició el endeudamiento con obras y servicios públicos de calidad?

La reestructuración.

Y para los que saben del paño, ¿en qué beneficia o perjudica una reestructuración de la deuda bancaria y bursátil? Toda vez que se da por sentado que la negociación implica sumar al principal tanto comisiones como capitalización de intereses y, de ninguna manera, quita o, en su caso, absorción de adeudos por parte del gobierno federal. Negociándose plazos y tasas de interés sin que disminuya y sí se incremente el monto total de la deuda.

Luego da igual si corresponde al gobierno del estado o al senador Yunes Zorrilla, el tomar la iniciativa en la negociación.

Quedando entonces la impresión en la opinión pública que lo único que se persigue con la reestructuración es que la administración pública estatal culmine el sexenio duartista libre de tropiezos y sinsabores. Dejándole el tiradero al mini gobierno entrante que recibirá una hacienda pública mermada en liquidez, y capacidad para obtener nuevos créditos, así como en capacidad de pago y garantías ante la disminución creciente de aportaciones federales y captación de recursos fiscales propios.

Amén de que el gobernador de dos años tendrá que bailar, ahora sí, con la más fea, política y socialmente, obligándose a una estrategia de austeridad y disciplina en el ejercicio del gasto que repercutirá en propósitos, objetivos y metas de crecimiento económico, en perjuicio de los sectores más vulnerables de la población.

Pues por mucho que fuere el ahorro al apretarse el cinturón, el tiempo y recursos perdidos nadie los repone, quedando imposibilitada la nueva administración para dar un nuevo y renovado impulso a crecimiento económico y bienestar social de la población.

La discusión y el debate en la opinión pública tienen para largo y el bombardeo mediático que le alimenta, no cesará en tanto la deuda sea tema del discurso proselitista de quienes aspiran a suceder al Sr. Duarte de Ochoa. Por lo pronto, y más allá de la especulación, dimes y diretes, Veracruz, en su economía y tejido social, profundiza su crisis sin que la política política frente al desastre anunciado, la pueda frenar o evitar.

¿O sí?

Hojas que se lleva el viento.

Nada esperanzador el cambio de jinetes a mitad del río en el gabinete legal del Sr. Peña Nieto. Más de lo mismo con los mismos rostros, las mismas ineptitudes y, sobre todo, con el mismo proyecto de nación sustentado en reformas y políticas públicas que la población por principio rechaza. El mismo grupo de exquisitos elitistas, aprendices de brujo e intérpretes de los intereses y recetas de los organismos financieros internacionales, pese a los propósitos del partido gobernante por enmendar la plana seguirá conduciendo al país por el negativo derrotero neoliberal de achicar al Estado mexicano en beneficio del capital extranjero. Con la agravante de que la presunta y mermada base social de apoyo con que cuenta el peñismo, se muestra decepcionada y escéptica frente a los enroques aplicados.

Para la mayoría de los medios de comunicación, el “ajuste” en el gabinete ofrece la oportunidad de especular en torno a la sucesión presidencial. Para el Sr. Peña un intento fallido por mejorar imagen y aceptación, en tanto que para la mayoría empobrecida de la población, más desigualdad, desempleo y pobreza es la expectativa para lo que resta del sexenio.

-ooo-

A río revuelto, ganancia de pescadores” reza el refrán, refiriéndose a aquellas personas que sacan provecho de las situaciones de confusión o desorden, y esto es lo que se observa en la cúpula del empresariado veracruzano que aprovechando la crítica situación por la que atraviesan las finanzas gubernamentales, como decía mi abuela, se quieren agandallar trasladando el efecto del impago de bienes y servicios por parte de la administración duartista, a indefensos consumidores de a pie.

Si de alguna manera repercute en empresas y hombres de negocios la deuda pública estatal, que paguen los platos rotos los que menos tienen, vía desempleo e incremento de precios. Fórmula cómoda de la cúpula empresarial para presionar a las autoridades y quedar bien con sus agremiados.

Xalapa, Ver., agosto 30 de 2015.

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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce

“Ya que no tenemos información hagamos uso de nuestra imaginación”: El privilegio de opinar, Manuel Ajenjo 

Apenas el pasado miércoles 19 de los corrientes, en un maquinazo más en torno a la sucesión en el gobierno de Veracruz, entre otras cosas argumentaba que: “Lo paradójico es que en el caso del PRI el populismo al que se pretende combatir es la argamasa que da sustento al dinosaurio redivivo. Luego la búsqueda de la unidad en el  seno del tricolor y en torno a Peña y sus reformas, será interna y de franco enfrentamiento a la dinámica inercial del asistencialismo populista y demagógico  practicado por décadas”. Tres días después reunido con los diputados electos priístas, Luís Videgaray, titular de la SHCP, anunciaba la iniciativa del Sr. Peña para crear zonas económicas especiales “…con una lógica no asistencial o remedial (sic)”,  para potenciar ventajas comparativas regionales y crear desarrollo.

Ni remedios coyunturales reactivos ni más asistencialismo en regiones focalizadas del país, como fórmula neoliberal que atendiendo a las vaivenes del mercado globalizado, generen mayor productividad y competitividad en base a ventajas comparativas, utilizando menos recursos para producir bienes y servicios en comparación con otros países y/o producir de manera más eficiente en las diversas opciones o alternativas de producción con que cuenta México en su mosaico regional.

Esto, sin duda, orientado al mercado exterior y en el marco de los tratados de libre comercio signados por el gobierno de México. Pero también, en la coyuntura, un tímido intento de los aprendices de brujo por acotar el modelo neoliberal de país a las regiones con mayor potencial “modernizante”.

Un giro de 180 grados tanto en la economía nacional como en las políticas públicas y la política política, que por principio de cuentas auspiciará mayor aceleración de desigualdad y pobreza entre regiones y, al interior de cada una de éstas, polarizando y confrontando al México neoliberal “modernizante” con el México más atrasado y estancado en el subdesarrollo.

En la jerarquización de prioridades, las de orden social estarán subordinadas a propósitos y objetivos productivistas en las regiones con mayores ventajas comparativas, en tanto que en el resto del país, con ventajas marginales, regiones enteras serán dejadas a su suerte transitando por los viejos caminos de la exclusión y el abandono.

El presupuesto federal con base cero, responderá a este “novedoso” mecanismo, favoreciendo sectorial y regionalmente a aquellos rubros de la economía que ofrezcan en el corto y mediano plazo,  mayor potencial de productividad y competividad en términos de ubicación geoeconómica, geografía, clima, disponibilidad de suelo y agua, infraestructura, recursos humanos calificados, disponibilidad de recursos financieros, innovación tecnológica y bajos salarios entre otras variables como gobernanza y paz social.

Y ni que decir de la política monetaria, adecuando la paridad cambiaria del peso frente al US Dólar  a las ventajas comparativas por potenciar.

Instrumentación y política política

Para poder instrumentar tal cambio – este sí de orden estructural-, el gobierno del Sr. Peña requiere de la más conspicua cercanía de la partidocracia, tanto para el combate frontal al populismo de Estado que se le opondría en tal propósito, como para frenar toda manifestación de resistencia social en su implementación. En lo mediato, tener una mayoría dócil y sumisa en el Congreso de la Unión para legitimar el relevo de caballo a la mitad del río, tal cual lo recomiendan los organismos financieros internacionales para salir de la profunda crisis multidimensional por la que atraviesa México.

Lo complejo del asunto es que fuera del marco legislativo en el que todo marcha como miel sobre hojuelas para Peña y su partido, la partidocracia en su conjunto no está preparada para enfrentar rechazo y resistencia al giro que pretende imprimírsele a la economía nacional. En su caso, tampoco el PRI estaría  dispuesto a sacrificar votos a cambio de respaldar en el mosaico nacional la pretendida extinción de asistencialismo y “remediación” reactiva.

Como tampoco el nivel de aceptación de un presidente que se achica día con día ante la opinión pública, da para atraer el respaldo de una amplia base social en lo que resta del sexenio para instrumentar esta nueva escalada neoliberal. Agudizándose la no correspondencia entre propósitos económicos y  política política.

Economía y sucesión en Veracruz

Así, esta nueva figura “nunca intentada en México” a decir de Luís Videgaray, para el caso de Veracruz será un elemento más a considerar en el proceso de sucesión en la gubernatura del estado,  dentro del marco de propósitos y objetivos neoliberales convenidos en el llamado “pacto por México”. Partidos y aspirantes a candidatos tendrán que conjugar economía política, economía y finanzas públicas, con la política política en un terreno para ellos inédito, atendiendo a:

  • ¿Qué fortalezas tiene y puede ofrecer Veracruz para ser incluído en el novedoso esquema de zonas económicas especiales?  
  • ¿Cuáles son sus ventajas regionales comparativas frente a otras entidades federativas que hagan merecedor a Veracruz a ser considerado en el nuevo orden de prioridades? 
  • ¿El sector primario arrastrando una agroindustria azucarera obsoleta y antieconómica? 
  • ¿La pequeña y mediana industria de transformación, descapitalizada, estancada y de espaldas a la innovación tecnológica? 

 Estas interrogantes, entre otras, que no sólo deben hacerse los aspirantes al mini gobierno de dos años, también la sociedad en su conjunto para ubicarse dentro o fuera de esta escalada neoliberal, habida cuenta de que, por decir lo menos, Veracruz atraviesa por una etapa de postración económica en la que ni productivismo ni asistencialismo en el medio rural y urbano, son respuesta exitosa a la problemática toral hasta hoy ignorada por un gobierno estatal fallido, hiperendeudado, y que día con día languidece víctima de sus propias contradicciones.

Hojas que se lleva el viento

Tanta es la opacidad y ausencia de información puntual y contundente, y tantos son los dimes y diretes y especulación poco sustentada en el tema permanentemente reciclado de la deuda pública de Veracruz que,  resumiendo, en el imaginario colectivo sólo queda  la percepción de que habiendo gato encerrado, lo que se sabe es que no se sabe nada, por lo que la cifra valedera es la mayor manejada mediáticamente. De todos modos, más o menos deuda, será la sociedad en su conjunto la que hoy, mañana o pasado mañana, pague los platos rotos.

Xalapa, Ver., agosto 25 de 2015.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Esto de sumarse a la especulación y a los dimes y diretes que ocupa a los círculos políticos y medios de comunicación en torno a la sucesión del gobernador fallido en Veracruz, tiene su chiste, el secreto, a decir de los que conocen del paño, está en hacer coincidir el mensaje de nuestra particular bola de cristal con lo que la audiencia quiere escuchar, que al fin y al cabo en materia electoral todo cabe en un jarrito.

Quedando ampliamente demostrado que en el juego de adivinanzas, cualquiera puede participar sin temor a equivocarse, o todo lo contrario, pues siempre existe la opción de corregir, bien sea por un oportuno cambio de camiseta o bien, porque la audiencia giró 180 grados en sus preferencias…

Como también esta más que demostrado que una opinión favorable o adversa, para los aspirantes que sueñan con alcanzar la candidatura que les permitirá contender por la gubernatura de dos, cinco o seis años, según el caso, ni les va ni les viene. La especulación de aquí o de acullá les resbala. Estos ya tienen definida aspiración, estrategia, discurso, parafernalia y un buen de votos duros; salvo una verdadera catástrofe, no están dispuestos a enmendar la plana porque fulanito o zutanito en sus elucubraciones se orinara dentro o fuera del bacín en un legítimo intento por quedar bien con la audiencia, con el aspirante de su preferencia, o con el que paga dado el caso, como suele suceder en el aldeano quehacer periodístico.

Para el opinador, profesional o amateur, lo que cuenta es participar que por cierto, no cuesta; haciendo gala de más o menos un barniz de cultura política o, como dice un laureado columnista a sus inteligentes lectores, sabiendo conjugar el verbo en pluscuamperfecto para que el garabato guarde congruencia con artículo, adjetivo, adverbio y demás monsergas gramaticales que en los tiempos que corren ya están en franco desuso. Audacia es el juego y participar opinando en futuro perfecto es el contexto. El papel aguanta todo, audiencia y aspirantes a un cargo de elección popular también.

Tras esta brevísima introducción, en este escenario quiero decir a mis cuatro lectores (uno a favor y tres en contra) que tienen la suficiente paciencia para seguir generosamente mis maquinazos, que quien aquí especula al incursionar fuera de lo ortodoxo de la opinión generalizada de los profesionales, no necesariamente orinaba fuera del tiesto en textos anteriormente publicados, afirmando que la sucesión estaría determinada por el interés del Sr. Peña en consolidar y hacer trascender sus llamadas “reformas estructurales” –que a mi juicio no son tales sino simples recetas dictadas por los organismos financieros internacionales-, en un proyecto transexenal neoliberal, privatizador y empobrecedor. Ni compadres ni padrinazgos, tendrán cabida fuera de este propósito.

La cruda y amarga realidad presente, habla por sí misma. La designación antidemocrática de presidentes del CEN tanto del PRI como del PAN y seguramente del PRD que está por definirse, confirma que el llamado “Pacto por México” signado por el Sr. Peña y las principales fuerzas electorales de la derecha, sigue vivito y coleando. Las declaraciones cupulares de Manlio Fabio Beltrones y Ricardo Anaya cerrando filas en torno al presidente y sus “reformas” neoliberales para evitar el retorno en 2018 del populismo de Estado, no tienen desperdicio. Sin medias tintas de por medio, claro y contundente el mensaje partidocrático dice al pueblo de México que contra todo, contra todos los que se opongan y a cualquier costo, el país seguirá transitando por el sendero neoliberal.

Más claro ni el agua de antaño, cristalina y potable. Las próximas elecciones de gobernadores deberán sujetarse al dictado del “Pacto por México”.

O se está con la fórmula presidencial o se está en contra y, en esta tesitura, la designación de candidatos del PRIAN y satélites, responderá a lo que más convenga al proyecto transexenal del poder real, representado formalmente en el gobierno por el Sr. Peña.

Manlio Fabio Beltrones y Ricardo Anaya, serán los que en nombre del Sr. de Los Pinos dirán la última palabra en sus respectivos ámbitos partidistas. No pueden ni deben equivocarse al reagrupar el rebaño, el horno no está para bollos en un país que al borde del desastre día con día se le achica lo mismo el precio del petróleo que el presidente.

Lo paradójico es que en el caso del PRI el populismo al que se pretende combatir es la argamasa que da sustento al dinosaurio redivivo. Luego la búsqueda de la unidad en el seno del tricolor y en torno a Peña y sus reformas, será interna y de franco enfrentamiento a la dinámica inercial del asistencialismo populista y demagógico practicado por décadas. Lo que de antemano obliga a pensar que de aquí para adelante, el discurso proselitista ofreciendo y prometiendo el oro y el moro al ya volátil voto duro, entrará en franca contradicción con el propósito de unidad de un PRI que le apuesta por mandato presidencial a dejar atrás la sana distancia con quien manda en Los Pinos.

Y es en este marco en el que nos atrevemos a reiterar sin temor a equivocarnos, que por lo que toca a Veracruz, los candidatos del PRI y PAN-PRD, serán aquellos que más se identifiquen y comprometan con el proyecto peñista, al margen de padrinazgos y compadrazgos. Certeza que por cierto nos lleva a pensar que el deteriorado gobernador fallido no tocará baranda a la hora de proponer, votar o vetar, habida cuenta de que su pésimo desempeño cual cero a la izquierda, no abona nada a favor de los propósitos peñistas.

De ahí que será la tónica, intencionalidad y nivel de compromiso con las llamadas reformas estructurales del discurso, la que, para el mirón de palo en que nos ha transformado la democracia representativa simulada, sea la mejor señal de quien será el candidato de Peña Nieto-Beltrones, o de Peña Nieto-Anaya, para el mini gobierno de dos años en Veracruz en el 2016, esto como anticipo de lo que viene en el 2018.

Si nos equivocamos, no hay purrum, decía mi maestro de lenguas muertas. De eso se trata el pitorreo y especulación como sustento de la política como deporte estatal. Si la audacia es el juego en un juego arbitrado por la partidocracia y cuyo resultado final será dictado desde la cúpula de la pirámide, nuestros cuatro lectores no podrán echarnos en cara que le sacamos el bulto a opinar sobre una contienda electoral en la que como buenos ciudadanos de a pie, conjugando el verbo en pasado, presente o futuro, todos resultamos perdedores.

Hojas que se lleva el viento

El economista y político Rafael Árias insinúa que en materia electoral, todo es posible y, entre lo posible, el que una mujer, independientemente del partido que le postule, pudiera alzarse con la mini gubernatura de dos años en la entidad. El argumento, a mi juicio válido, es que las féminas de todas las clases sociales son mayoría en una sociedad regida por usos y costumbres machistas. No se puede hacer de lado que esta mayoría es cada vez más participativa, más preparada, más congruente entre lo que piensa, dice y hace en la vida pública o privada, e indudablemente mas consciente de la necesidad de enfrentar una terca realidad real cuyo mayor impacto social y económico se refleja en el creciente empobrecimiento de la familia y carencia de oportunidades para los hijos.

Lástima Margarito, le diría el clásico al maestro Árias. Las reglas del juego electoral diseñadas por una añeja partidocracia obsoleta, discriminatoria y excluyente sólo contemplan la inclusión de la mujer en actos simulados, como queda claro en la designación cupular de la Secretaría del CEN del PRI para los próximos años. Flor de ornato, diría la abuela.

Xalapa, Ver., agosto 19 de 2015.

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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce

Reflexión coyuntural: En la política la fidelidad tiene un altísimo costo personal y colectivo. Veracruz lo está viviendo en carne propia.

Metiendo baza en la telaraña de especulaciones y adivinanzas en torno a la sucesión del Sr. Duarte de Ochoa en el 2016, en mi maquinazo anterior ( La sucesión. Especular es el juego)  consideré como determinante, en la designación de candidato viable, el mayor o menor acercamiento y compromiso con el proyecto neoliberal que en el país impulsa el Sr. Peña Nieto. Esto referido a los partidos signatarios del llamado “Pacto por México” y en específico al PRI y al PAN, e implícitamente aunque no se mencionan, a los satelites subordinados. 

Uno de mis contados lectores, me hace la observación de que en la contienda también cuenta la participación  de la autollamada izquierda. en el juego electoral, luego no se puede ignorar.  

Indudablemente tiene razón, no obstante, mi apreciación gira en torno a los “adelantados” que, de motu propio se han lanzado al ruedo  o bien, mediáticamente señalados como aspirantes a la minigubernatura de 2 años. Y entre estos, aún no figura ningún “madrugador” que pudiere ser respaldado por los partidos de la izquierda electoral. En la inteligencia de que el PRD no entraría en esta denominación, ya que se auto descalifica en tanto se ha alineado a la derecha con el proyecto neoliberal peñista. 

Por lo que, a mi juicio, estaríamos refiriéndonos a Morena, Movimiento Ciudadano y, si acaso, al Partido del Trabajo -en vías de perder su registro-. Institutos políticos que aún no dan color sobre la posibilidad o no de una alianza formal o de facto,  nominando a un candidato único, o si se inclinan con ir solos a la elección como en su momento lo ha considerado Andrés Manuel López Obrador. 

Guardando un mínimo de congruencia, tanto Morena como Movimiento ciudadano, ambos opositores al proyecto trasexenal de Peña Nieto, solos o en alianza, en su momento tendrían que optar por un candidato afín a su carácter opositor. No sin antes sopesar que la única forma de competir con relativo éxito en la contienda, es mediante una alianza táctica en el 2016 con vías a otra, de carácter estratégico y a nivel nacional con vías a la sucesión presidencial en el 2018.  

En el marco de este supuesto, nadie de la llamada izquierda tempraneramente ha dicho esta boca es mía, independientemente de si aspiran o no a competir por la candidatura al gobierno de Veracruz. Empero, si de especular se trata,  mediáticamente se ha insinuado que la diputada federal electa por el Distrito de Coatzacoalcos, Rocío Nahle García, podría ser nominada por Morena, habida cuenta no solo de su cercanía con Andrés Manuel, sino también por su destacado papel en el Movimiento que encabezado por  el tabasqueño se aplicó en la defensa del petróleo y Soberanía Nacional en contra del proyecto privatizador que, como “reforma energética estructural”, aprobara por mayoriteo el Congreso de la Unión.

Norma Rocío Nahle García, Ingeniero Químico con especialidad en Petroquímica. y con un amplio currículum tanto en el tema energético como en el campo de la lucha social que le respalda, por acuerdo del grupo parlamentario de su partido, coordinará la bancada lopezobradorista en la LXIII Legislatura.

Cabe señalar que la diputada electa también mantiene una estrecha relación de amistad y compañerismo con la dirigencia nacional tanto de de Movimiento Ciudadano como del PT. Lo que le coloca en la tesitura de aspirar a la candidatura común de una posible alianza, aunque por ahora lejana, Morena-MC.

Fuera de Norma Rocío Nahale García, no se vislumbra en Veracruz otro personaje con tamaños suficientes para dar la pelea en contra del proyecto neoliberal, privatizador y empobrecedor de Peña Nieto y los partidos que le respaldan. Si así se dieran las cosas, la ingeniero participaría en un proceso polarizado en el que estaría en juego el destino próximo de un Veracruz que exige rescate y nuevo rumbo.

¿Qué tanto pese en la contienda veracruzana el peso específico del liderazgo social y político de López Obrador, para que la presumiblemente candidata al gobierno de dos años, competitivamente pueda dar paso a la alternancia? Eso estaría por verse, empero no hay que echar en saco roto que los veracruzanos ya no quieren más queso, sino salir –literalmente- de la ratonera.

Igual cabría la misma pregunta, referida a Dante Delgado y en relación a Movimiento Ciudadano, si capitalizando la experiencia recien vivida en Jalisco, se aplica con seriedad, coherencia y congruencia en la entidad veracruzana.

Los plazos se acortan y los aspirantes del PRI a diferencia de Nahale García, ya llevan un largo camino andado. El tiempo nos dirá si la o los candidatos de la izquierda electoral acortan la distancia.

Por lo pronto no se puede ignorar que el propio Peña Nieto ya deslindo el campo electoral: neoliberalismo a ultranza, o “la amenaza que representa el populismo”, en referencia a López Obrador, Morena un nuevo proyecto de Nación.

Este deslinde, a mi juicio, sería el marco de referencia para la contienda del 2016 y 2018 entre el PRI-AN y la autollamada izquierda electoral. Lo mismo podría decirse para la masa nacional y estatal de electores que, por ahora, solo jugando el papel de mirones de palo tiene ante sí la disyuntiva del más de lo mismo o correr el riesgo de un auténtico cambio de rumbo.

Como tampoco se puede ignorar que las circunstancias coyunturales modifican todo escenario previsible. De la semana anterior al día de hoy, con la amplia repercusión nacional e internacional de ejecución de 5 jóvenes en la ciudad de México, entre los que se encuentra un reportero grafico, así como una activista de la Universidad Veracruzana, los nomios actúan de manera determinante en contra del partido gobernante, vetando, de facto, toda posibilidad de que el gobernador Duarte de Ochoa pueda influir en su sucesión.

Quiero dejar constancia de que se especula en torno a la designación de candidatos, la elección de gobernador es otro cantar y la decisión última residirá en el Poder Judicial de la Federación.

Hojas que se lleva el viento

Sin proponérselo, el legítimo movimiento de indignación pública, solidaridad, protesta y exigencia de justicia en torno al asesinato del periodista Rubén Espinosa, la activista de la UV, Nadia Vera y 3 mujeres más, contribuyen como un distractor que aleja a la población del interés por los problemas torales de orden económico, financiero y de deterioro del tejidos social, que tienen postrada a la entidad. El peso del bombardeo de la prensa nacional e internacional se deja sentir con toda intensidad, reflejando la pérdida de aceptación y confianza en las autoridades. El ya basta de periodistas y activistas asesinados, se generaliza alimentando la sensación de inseguridad y actuando como catalizador del descontento y hartazgo social.

Sea cual fuere el resultado de la investigación y sanción a quien o quienes resulten responsables del artero crimen, lo cierto es que en el imaginario colectivo la percepción tiene peso y consecuencias políticas. El que pega primero pega dos veces y, en este penoso y condenable suceso, en Veracruz las redes sociales llevan ventaja exhibiendo la autocensura en la mayoría de la prensa estatal, en detrimento de la credibilidad en autoridades y medios locales de comunicación. El gobernador veracruzano está en la picota pública nacional e internacional y el silencio pagado no es su mejor defensa.

Desde estas líneas nuestra solidaridad con el gremio periodístico y nuestro sentido pésame a familiares y amigos cercanos de Rubén Espinoza y Nadia Vera, haciendo votos porque de una vez por todas se frene el clima de violencia y atentados contra la libertad de expresión que se deja sentir sobre comunicadores, activistas y líderes sociales veracruzanos.- Xalapa, Ver., agosto 5 de 2015.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En Yucatán, reza el sentido común que en noches sin luna no intentes recoger una piedra en el camino, podrías embarrarte los dedos.

Con apenas una votación a su favor del 13 por ciento de la lista nominal del electorado veracruzano con derecho a sufragar, el PRI ensoberbecido confronta a la mayoría ciudadana aprobando en el Congreso local cuanta ocurrencia propone el titular del poder ejecutivo.

Asumiéndose como mayoría con un triunfo pírrico obtenido el pasado 7 de junio, la primera minoría se siente con derecho y legitimidad, para aprobar al vapor un nuevo reglamento de tránsito, inconsulto y con serias contradicciones que, por principio no se corresponde con la realidad cultural y de infraestructura urbana de los veracruzanos, no educa y si castiga y reprime, a más de que es rechazado por la población por considerársele medida recaudatoria, y no respuesta al por más de diez años problema no resuelto de movilidad urbana en las principales ciudades de la entidad.

O el nuevo Código electoral, presuntamente destinado a homologar la legislación electoral estatal con la federal, pero que, de facto resulta ser una adecuación de las reglas del juego aprobadas en el 2012 a la estrategia duartista de la sucesión en 2016; poniéndole más piedritas en el camino a la aprobación de las candidaturas independientes, y facilitándose la creación de nuevos partidos políticos locales que contribuyan a la dispersión del voto con la intención de favorecer al partido gobernante.
Y ni se diga de las iniciativas de reformas a las disposiciones legales en materia de salud pública y Código Penal, que habrá de aprobarse por mayoriteo del tricolor en la Legislatura local, con las que sin aviso y consulta previa, la administración pública pretende abatir por decreto el alcoholismo entre los jóvenes.

Medidas todas estas que para el imaginario colectivo, constituyen políticas públicas autoritarias y recaudatorias que presuntamente contribuirían a alivianar las quebradas finanzas del gobierno duartista. Mismas que no se puede ni debe contextualizárseles al margen del tempranero proceso electoral sucesorio, como distractores auspiciadores de un falso debate en perjuicio de una discusión seria y a profundidad de la problemática que en todos los órdenes acusa Veracruz.

Con o sin reformas lo mismo al Código electoral que al penal o la ley de salud, los problemas de desigualdad, pobreza, desempleo, bajos salarios, inseguridad, analfabetismo, alcoholismo y, en general, deterioro del tejido social y estancamiento económico, persistirán en el tiempo a lo largo y ancho de la entidad, en tanto no exista voluntad política y honestidad intelectual para modificar el actual estado de cosas.

Basta con leer lo que a petición de parte publica el cada vez más estrecho círculo de texto servidores al servicio del fidelismo-duartismo, para percibir propósito e intención de desviar la atención, minimizando lo urgente y necesario para rescatar de su marasmo a Veracruz.

Ante la necesidad de un diagnóstico estatal y su consecuente modelo programático de rescate, mediáticamente se privilegia el intercambio de dimes y diretes sobre las reglas del juego electoral, vialidad urbana y freno a los tragos a deshoras en lugares públicos. Lo importante y urgente se minimiza y lo trivial se impone como distractor mediático en los tendidos.

Esto como frágil y sutil vestimenta que destaque mediaticamente la fortaleza y mano firme de un gobernador –fallido- que presuntamente debería entregar en su momento cuentas claras y un estado medianamente próspero a su sucesor, pero que ha fracasado en el intento.

Vana simulación. Lo que no se hizo y logro en cuatro años y medio de mal gobierno, no se espera se logre en seis meses escasos. Ni fortaleza, autoridad política y moral en quien gobierna, ni confianza y credibilidad en el partido gobernante, es expectativa válida en el ánimo de una sociedad lastimada y defraudada para lo que resta del sexenio duartista.

Manotazos autoritarios sobre el escritorio no substituyen buen gobierno, hay que tenerlo claro. El caprichoso autoritarismo fuera de lugar y de tiempo, mañana seguramente se revertirá. Alguien terminará por embarrarse los dedos si a pedradas se insiste en abatir desencanto, frustración y hartazgo.

Luego cabe entonces para los veracruzanos el tomar conciencia de la necesidad de cambio, partiendo de valorar responsablemente y a fondo el actual estado de cosas que priva en la entidad, para actuar en consecuencia en los años venideros; haciendo caso omiso de especulación, chismes, dime y diretes, legislación y políticas públicas controvertidas inscritas en la estrategia distractora duartista para alcanzar una sucesión tersa, que favorezca la continuidad del proyecto transexenal “Herrera-Borunda”. En pocas palabras, no irse con la finta prestándose a un juego sucesorio encaminado al repudiado más de lo mismo.

Hojas que se lleva el viento

El senador José Francisco Yunes Zorrilla considera que Veracruz requiere de un gobernante decente. No teniendo cola que le pisen, salvo haberse disciplinado tomando partido a favor de las reformas privatizadoras presuntamente estructurales del Sr. Peña, su dicho le enaltece ante la audiencia. Sin embargo, estimo que no basta ser decente para bien gobernar a Veracruz. Las Méndez eran decentes, aflojaron y se las llevaron al baile. Otros atributos son indispensables, como el compromiso con el pueblo que elije, inteligencia, congruencia y honestidad intelectual para reconocer y aceptar explícitamente la realidad que hoy día se vive en la entidad; dejando claro sin tapujos ni demagogia, qué es posible rescatar y que no, comprometiéndose a un cambio verdadero en rumbo y destino en el que el abatimiento de desigualdad, pobreza, desempleo, entre otros lastres, tengan prioridad por sobre compromisos y pactos en lo oscurito, valores entendidos, disciplina partidaria y fe ciega en un modelo de país, neoliberal y privatizador que frena crecimiento económico y desarrollo humano.

Es exigible que una persona decente encabece un gobierno ajeno a la corrupción impune, pero la decencia a secas, no impide que se ofrezca más de lo que se puede cumplir, como hasta ahora se observa en quienes aspirando a la gubernatura de dos años, no paran mientes en comprometerse en todo y con todos para ganarse a un electorado que hoy por hoy ya no cree ni en los santos reyes. Con que ojos, mi querido tuerto, si las finanzas públicas están desfondadas, es lo primero en que se piensa al escuchar el manido discurso preñado de ofertas y promesas.

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Ya que en la capital veracruzana se pretende dar gato por liebre, sustituyendo un plan racional de vialidad urbana nunca concretado, con medidas coercitivas derivadas del reglamento estatal de transito ahora reformado, sería oportuno establecer el frente de la vivienda del alcalde Zúñiga Martínez como espacio reservado a talleres mecánicos, tianguis y mercados sobre ruedas, para alivianar la vialidad en nuestra ciudad. Y siguiendo con la misma tónica, asignar a las encueradas de los 400 pueblos el frente de la residencia de Elizabeth Morales en el fraccionamiento Monte Magno, para sus patéticas exhibiciones, librando al centro histórico de su repudiada presencia.-
Cd. Caucel, Yuc., 5 de julio de 2015.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En el marco nacional de una profunda crisis económica, social y política, a falta de resultados tangibles se impone el triunfalismo sin sustento de un presidente Peña que da para todo, menos para enderezar la nave y darle rumbo cierto.

El proyecto neoliberal de país que el presidente propone y la mayoría de la población rechaza, hace agua por doquier, desmintiendo las absurdas y contradictorias aseveraciones sobre el crecimiento de la economía nacional, abatimiento de la violencia criminal y el respaldo social a un modelo de desarrollo privatizador avalado por el triunfo del partido gobernante en las urnas.

Aseveraciones triunfalistas enfocadas a recuperar un clima de confianza y credibilidad que persiste en ir a la baja bajo el peso de la realidad real, nunca antes tan terca como en los tiempos que bajo el gobierno del Sr. Peña nos ha tocado vivir.

Más absurdo aun cuando los números duros del Banco de México, Secretaría de Hacienda, INEGI, Coneval y el INE, desmienten tal triunfalismo. Y ni que decir de organismos internacionales que monitoreando la situación de México, colocan de hecho al país entre los que acusan menores índices de crecimiento económico y desarrollo humano.

Con la elección del domingo siete, el presidente Peña gana el control de la Cámara baja pero de hecho, da por concluido su primer trienio de mandato sin más resultados que los estampados en el papel, con la aprobación “a la pela vaca” por el Congreso de la Unión de reformas legales que no aterrizan y que si concitan rechazo y resistencia social. Para el segundo trienio, el Sr. Peña anuncia a bombo y platillo que gracias al respaldo electoral mayoritario al partido en el gobierno, su administración va a concretar las metas trazadas al inicio de su gestión.

¿Cuál respaldo social mayoritario? ¿Qué no los números duros indican que la alianza del PRI-PVEM alcanzó en la elección intermedia una votación no mayor al 14 por ciento del padrón nacional electoral?

¿Cuáles metas a concretar? ¿Acaso concluir con la privatización de lo público? ¿Hacer nugatorio un empleo decente para las nuevas generaciones?

Desigualdad y pobreza lejos de abatirse se incrementan a lo largo y ancho del país en el marco de una economía estancada, un régimen político cuestionado y un tejido social en franco deterioro. ¿Cuál es la meta a concretar en este verdadero escollo estructural?

El tiempo se le echó encima al Sr. Peña. Si en el primer trienio no se legitimara consolidando confianza y credibilidad entre sus gobernados, para el segundo podría anticiparse será perdido lo mismo para los afanes neoliberales que para las expectativas de progreso y bienestar de los mexicanos. Día con día, la movilización social se lo hará saber.

La misma clase política lo intuye. No es circunstancial el surgimiento anticipado de aspirantes a la primera magistratura del país en el 2018, indicador de una urgencia percibida por cambiar de página y explorar nuevas alternativas para el rescate y control de economía y sociedad, que por ahora se percibe se le escurren entre los dedos.

“Ya hay ansiedad porque la administración finalice. La inquietud es general. No han terminado las ansiadas reformas estructurales todavía en proceso ni se ha aliviado la tensión en que vive buena parte del país debido al crimen organizado y la debilidad microeconómica que ha pegado a las mayorías”, comenta Julio Faesler (Excélsior 20/06/2015).

Veracruz. La sucesión

Y en este escenario nada optimista, en la aldea los senadores priístas inmersos en el juego anticipado de la sucesión, propician y auspician un desborde mediático preñado de especulaciones, rumores y malos entendidos que lejos de oxigenar el clima político veracruzano, desde ya contaminan el proceso de cambio de estafeta que culminará en el 2016 con la elección de gobernador por ahora aún de dos años.

Como aspirantes a suceder al gobernador fallido, no pierden oportunidad para ventanearse, darse baños de pueblo y ofrecer lo que, de antemano se sabe difícilmente cumplirán. Encontrando en los medios de comunicación el espacio propicio para confundir más que para proponer salidas concretas a la crisis multidimensional que lo mismo vive la administración pública, que el todo de un estado que, como Veracruz, pese a su potencial no tiene para cuando salir de su postración.

La mayoría de los medios de comunicación, no pudiendo o no queriendo abordar con seriedad la temática toral de la crisis veracruzana, se hacen eco del desbocado discurso de los aspirantes priístas sin cuestionarlo; recurriendo entonces a lo que bien conocemos en la entidad: la grilla palaciega, la especulación sin sustento, la denuncia del día a día que nunca prospera, las medias verdades o medias mentiras sobre el desempeño de los personajes de marras, y hasta del fuego amigo que va poniendo piedritas en el camino a quienes queriendo solamente ser gobernadores de dos años y no enderezadores de entuertos, trotan que trotan a lo largo y ancho de la entidad prometiendo el oro y el moro.

Nada que lejos de confundir a la audiencia, apunte a respuestas congruentes y viables a la problemática estatal ni propuestas concretas para rescatar y enderezar el rumbo, lo mismo en la postrada economía que en un tejido social en franco deterioro, en el que la pobreza, el descontento y el hartazgo pesan más que la razón.

Y por si fuera poco quienes ya se asumen como sus adversarios en el 2016, también imbuidos por el afán madrugador en medio de la confusión transitan sobre lo mismo; priorizando en su orden de jerarquías el ruido mediático por sobre el obligado diagnóstico del momento que vive la entidad y las posibles respuestas que enmarcadas en un plan emergente, den viabilidad a un gobierno acotado por un tiempo límite de 24 meses escasos.

Lo más singular es que en la coyuntura, no hay nada aún para nadie. Todo se reduce a simples aspiraciones, suspiros por un anhelo tempranero y ajeno a lo que los veracruzanos piensan y viven en su cotidianidad.

Sin visión de Estado y de futuro el país y Veracruz marchan al garete. Guardadas las proporciones del caso entre lo nacional y lo local, todo apunta a sexenios perdidos en medio de un escepticismo preñado de desconfianza, incredulidad e incertidumbre, que coloca lo mismo al Sr. Peña que al Sr. Duarte entre los gobernantes en México con los índices más bajos de aceptación de las últimas décadas.

Si la elección del 2015 se toma como referente, más que motivo de triunfalismo y regocijo los números duros indican que el segundo trienio de Peña Nieto y el último año de gestión de Duarte de Ochoa, no estarán libres de tropiezos, incrementándose descontento, hartazgo y resistencia de una sociedad que para mitigar sus cuitas ya no quiere más remedios fallidos.

Hemos de insistir en que con esta carga negativa, salvo mejor opinión, los aspirantes al gobierno de dos años en Veracruz tendrán que pedalear cuesta arriba para convencer en los tendidos y, para ello, el discurso facilón, el baño de pueblo y el ostentarse como enemigos de la corrupción impune, emergiendo del mismo nido de buitres, no es garantía de triunfo ni de respuesta a la problemática veracruzana.

Lo que se espera del sucesor del gobernador Duarte de Ochoa no es un plan protocolario de desarrollo para salir del paso y basado en el mismo modelo que de dientes para afuera se pretende superar. Lo que a mi juicio deberíamos esperar es un Programa Minimalista de Rescate, integral y acotado por el brevísimo tiempo y escasez de recursos con se contará, del que se desprenderían acciones jerarquizadas y puntuales por realizar con metas medibles, consensuadas regional y sectorialmente que contribuyan a salir de la crisis.

Sobre esto último se debería debatir, y no más perder el tiempo con especulaciones sin sentido sobre si los aspirantes barrerán para atrás o sí apoyan más el pie derecho o el izquierdo, en su prolongado peregrinar.

Ganar una elección, como históricamente está demostrado, es lo de menos, si se atiende al apotegma de que en política lo que se compra con dinero es barato. Lo difícil es legitimar el triunfo y, en el caso que nos ocupa, el sacar a Veracruz del empantanado sendero en el que la llamada clase política nos tiene encajonados.

Más de lo mismo no es solución, los aspirantes al gobierno de la entidad deberían de saberlo. Éstos tienen la palabra.

Hojas que se lleva el viento

A falta de resultados que destacar de un gobierno fallido, no queda de otra que conformarse mediáticamente con calificar al Sr. Duarte de Ochoa como “el gran tejedor”, atribuyéndole extraordinarias dotes políticas para amarrar 20 diputaciones de la alianza PRI-PVEM en las elecciones del domingo siete. Sus únicos traspiés, los enanos en la sopa que ya pagan caro su osadía.

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El Congreso de la Unión al parecer y tras tentarle al agua a los camotes, dará marcha atrás a la discusión y aprobación en su caso, en el proyecto privatizador de reforma a la Ley de Aguas vigente. Caso distinto el de una privatización del vital líquido, primero en la conurbación Veracruz-Medellín y más temprano que tarde, en el resto de la entidad. El encarcelamiento del director de la empresa brasileña Odebrecht, no es impedimento para que a partir de este 31 de agosto esta empresa brasileña y Aguas de Barcelona, conjuntamente den servicio de agua potable, alcantarillado y drenaje a los municipios de Veracruz y Medellín, declaró el alcalde Ramón Poo. ¿Seguiría Xalapa, también haciendo caso omiso de la opinión de los usuarios como acostumbra Américo Zúñiga?

-ooo-

Borrón y cuenta nueva en el proyecto de túnel sumergido de Coatzacoalcos. Tras el sonado fracaso y responsabilidad impune de un primer intento en el que la corrupción fue la constante, obra y operación se concesiona a Carlos Slim, elevándose el costo total a más de 5 mil millones de pesos. Veracruz aguanta esto y más. Si el gobierno no puede, Don Carlos siempre dispuesto al rescate que al fin y al cabo, los usuarios pagarán. Un ejemplo más de la impunidad en el marco del nuevo sistema de combate a la corrupción que tanto se pondera.

Xalapa, Ver., junio 20 de 2015

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

No nos hagamos bolas, si recordamos como se cocinó el llamado “pacto por México”, tenemos que entender que a partir del domingo siete de junio la derecha con el PRIAN y sus satélites tienen el sartén por el mango; impulsará una mayor profundización en las políticas públicas reformistas privatizadoras, y pugnará por consolidar el modelo neoliberal de país que auspician e imponen los organismos financieros internacionales, en detrimento de la soberanía nacional, el bienestar de la gente y el futuro para las nuevas generaciones. De ahí la necesidad de construir un frente amplio de la izquierda auténtica en torno a Morena, si es que se está por un cambio verdadero por la vía electoral… Y a otra cosa mariposa.

Una de las tantas contradicciones por las que transita la sociedad veracruzana, es la que atañe a los medios de comunicación de masas. La mayoría de los medios informativos, siempre prestos a denunciar injusticias, entuertos y componendas, impunemente violentan tanto le legislación laboral vigente como los más elementales derechos humanos de los trabajadores intelectuales, técnicos y manuales que, a su servicio, hacen posible la existencia del medio y el enriquecimiento de sus propietarios.

Empresarios ricos y reporteros jodidos, señala el comunicador Luís Velázquez, destacando esta contradicción, y así es en efecto. Ya en los inicios de mi desempeño como reportero en los diarios El Imparcial de Xalapa y El Tiempo, en la capital veracruzana, lo viví en carne propia como algo inaceptable, obligándome, primero, a sumarme a la organización y puesta en marcha de la Sección 50 del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa y, más tarde, a independizar mi trabajo incursionando en el entonces incipiente periodismo alternativo con el Boletín Diario de Noticias “Correo de la Noche” buscando otros horizontes.

Transcurridos casi 50 años, con un mayor número de medios y salvo contadas y honrosas excepciones nada ha cambiado en la relación laboral entre empresas periodísticas y sus trabajadores ni los periodistas cuentan con una organización gremial sólida y unitaria que vele por sus intereses El imbricado maridaje entre medios de comunicación y poder político no sólo niega el cumplimiento de la legislación laboral por parte de las empresas atentando contra los derechos de los trabajadores, también da lugar a la simulación y perversa práctica del “chayote” o “embute” que permite a reporteros, fotógrafos y columnistas, el redondear por debajo del agua sus magros ingresos para poder sobrevivir y sostener a la familia.

O bien, propiciando la proliferación de “texto servidores”, mercenarios que se doblegan sirviendo la más de las veces a no muy claros intereses en los círculos del poder formal y fáctico.

Nada es nuevo bajo el sol en México. No hay reproche. El no contar con un salario profesional digno y remunerativo, así como con las prestaciones de ley que dan acceso a la seguridad social individual y familiar, dobla a cualquiera. La necesidad obliga y la vocación queda.

A últimas fechas, se da otro fenómeno derivado de lo mismo: Los dueños de los medios de comunicación acumulan riqueza, prebendas y canonjías y los reporteros ponen los muertos.

En este escenario se celebra año con año en el mes de junio el “Día de la Libertad de Expresión”; fecha en la que el poder político formal refrenda jugosos convenios económico financieros con los propietarios de los medios y obsequia palmaditas y migajas a los periodistas de a pie.

Y en el marco de esta contradicción es que, como un hecho paradigmático, se presenta el no esperado fallecimiento del reportero gráfico y comentarista Noé Valdés. Hombre de bien, esposo y padre ejemplar, amigo entrañable de todos y con un singular cariño para Veracruz, muere al margen de la seguridad social desprovisto de derechos laborales que constitucionalmente deberían ampararle.
Toda una vida dedicada al desempeño del periodismo en diversos medios informativos, autodidacta, discípulo de otro amigo y colega en los viejos tiempos que se nos adelantara en el camino, el recordado reportero gráfico Saúl Sánchez.

Noé destacó como talentoso y sensible artista de la lente obsequiándonos imágenes invaluables del paisaje y vida comunitaria de un Veracruz que no todos aprecian. Y al final de su fructífera existencia, los gastos de la atención hospitalaria a su quebrantada salud, servicios funerarios y un modesto respaldo post mortem a sus deudos, habrán de solventarse en parte con la aportación solidaria del gremio gracias a la colecta que promueve el también comunicador Gustavo Cadena.

“¿Dormiste bien?”, era su saludo cotidiano. Hoy le decimos, Noé, duerme bien y descansa en paz.

Paradójicamente, quienes defienden con su trabajo la plena vigencia del Estado de Derecho, culminan su paso por el terrenal camino como víctimas de la injusticia impune. Llevándose como único consuelo la palabra solidaria de los amigos y compañeros que fieles a su vocación de servicio a la sociedad, comparten infortunio.

En los festejos del Día de la Libertad de Expresión, para los trabajadores de la prensa, nada que celebrar en Veracruz y sí un sentido reconocimiento a su entrega y compromiso con una vocación y una labor no valorada por la sociedad.

El discurso hueco de un gobernador fallido que reparte lo mismo mayor enriquecimiento para unos que limosna para los más, no puede ocultar u opacar el hecho inobjetable de que para al periodista de a pie la justicia está negada. ¿Hasta cuándo?

Hojas que se lleva el viento

Siendo la grilla electorera en Veracruz un continuum, o cuento de nunca acabar, para nuestra clase política y sus adláteres en un solo paquete se inserta la conclusión de la elección federal intermedia, las pre campañas de quienes aspiran a la candidatura a la gubernatura de la entidad en el 2016, y el salto a la palestra de quienes aspiran a una diputación local o a una alcaldía. Esto sin dar tiempo a que se presente y apruebe la iniciativa de reforma al Código Electoral de la entidad que el Sr. Duarte de Ochoa sacará de su chistera como aggiornamento para la elección de gobernador de dos años.

Lo curioso del caso es que todos, aspirantes y suspirantes, toman como plataforma de lanzamiento para sus sueños guajiros los resultados de la elección del domingo siete, como si estos fueran algo más que un triunfo pírrico de la partidocracia y no simple acceso de unos cuantos al botín. Deterioro y estancamiento de la economía veracruzana, desempleo, pérdida del poder adquisitivo y seguridad social de los asalariados así como la percepción de un despeñadero preñado de privatización y saqueo del patrimonio público, ni motivan preocupación ni quitan el sueño a los muchos tiradores que se apuntan, y los que surjan. Mucho menos, tiene cabida en su morral lo que la población inconsulta piense al respecto. Mala señal para el futuro inmediato.

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Y si de malas nuevas y señales se trata, hay que ir poniendo las barbas en remojo. Gracias al resultado de la elección del domingo siete, la privatización del agua en México es amenaza real anunciada. En Veracruz ya prácticamente es un hecho presuntamente irreversible que, parafraseando al Sr. Peña, a pesar de las resistencias, toma a los veracruzanos con los pantalones a las corvas. Después vendrán los impuestos por ventanas, jardines y mascotas, sin nada que lo impida.

Xalapa, Ver., junio 17 de 2015.

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