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Tag Archives: «Pacto por Veracruz»

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Satisfechas las expectativas personales y de grupo de las cúpulas partidistas opositoras, el instrumento meta institucional denominado pomposamente como “Pacto por México”, retorna a la normalidad antidemocrática.

El distractor al que en las redes sociales calificaran como “chayotegate” y que la prensa diera el nombre de “Caso Veracruz”, tras ser utilizado como petate del muerto para cubrir un caso más de chantaje político, es tema cerrado. Como a muchos otros similares en los que va de por medio corrupción e impunidad oficial, se le ha dado carpetazo en la cúpula nacional, dejando las obligadas respuestas al respetable en manos de la FEPADE. O lo que es lo mismo, la Iglesia en Manos de Lutero.

La secretaria de desarrollo social ceso a su delegado en Veracruz y el gobernador Duarte de Ochoa aceptó la renuncia del secretario de finanzas para evitar suspicacias. Y hasta ahí llegó el mitote jarocho.

Habiendo retornado las aguas a su cauce, el presidente Peña, por conducto del secretario de hacienda, ahora sí, dio por presentada su iniciativa de reforma financiera la que, como prolegómeno a otras de mayor calado, como la fiscal y la energética, dará marco legal a un nuevo esquema de operación para la banca pública y privada.

La carga sobre las espaldas de las mayorías se mantiene, los beneficios para los menos se incrementan. Tal es el espíritu del pacto.

Las cúpulas partidistas, olvidando agravios y sinsabores, a la par que refrendaran el pacto, avalaron la continuidad del proceso de reformas estructurales que, a decir del Sr. Peña, nos pone en el camino de una exitosa inserción de México en la modernidad del libre mercado como potencia ascendente.

Y mientras las cúpulas nacionales festinan el acuerdo entre “las principales fuerzas políticas de la Nación”, esta profundiza su situación de desigualdad, desempleo, pobreza y exclusión con más de la mitad de su población económicamente activa sobreviviendo en la economía informal, o enfrentando la constante precarización del empleo formal. Poniéndose de relieve que en un escenario de desigualdad y pobreza, no bastan los pactos copulares de papel y saliva, en tanto no se avance en la construcción de un nuevo pacto social que redistribuyendo cargas y beneficios, atempere los efectos de la desigualdad, la pobreza y el hambre en una sociedad que no logra revertir su ya histórica condición de subdesarrollo.

El “tentempié” político que habla de reformas estructurales sin tocar la problemática estructural de fondo que arrastramos desde la Colonia, únicamente pospone el enfrentar las soluciones requeridas para una auténtica transformación y modernización del país. Cambiar para seguir igual, o peor, ni es el camino ni mucho menos da viabilidad  a un proyecto serio y racional de Nación como el que se pretende sustentar en el Plan Nacional de Desarrollo para el sexenio del Sr. Peña.

Mientras el ánimo transformador quede en la cúpula, sin que este peerme al conjunto de la sociedad o, mejor aún, en tanto tal espíritu no surja y se construya desde abajo, con la participación activa y consecuente de las mayorías en la búsqueda de su propio destino, el tentempié político queda sólo en eso, un pacto por México con carácter meta institucional  que, en la coyuntura, sólo sirve para atemperar la lucha político electoral de un sistema en crisis de partidos políticos o, porque no decirlo, para legitimar a un presidente de la República que obtuvo legalmente el cargo en un proceso electoral amañado.

¿O acaso a estas alturas alguien duda de la ilegitimidad de los procesos electorales en México?

El “caso Veracruz”, ya planchado y presuntamente en manos de la justicia no abona en contrario.

Si como el senador Héctor Yunes Landa afirma, el llamado de Enrique Peña Nieto a los mexicanos convoca a la construcción de una gran Nación, serio obstáculo de credibilidad para ello es hacer descansar tal llamado en las cúpulas de una partidocracia hostil a los intereses de las mayorías. Sin antes construir una reforma política que de razón de ser a una legítima democracia representativa en este país, sustentada en elecciones que inspiren certidumbre y confianza, los pactos cupulares, así sean por México, quedan para la historia como instrumentos de papel sin valor alguno.

En este escenario, Veracruz se suma con su propio mini pacto. A río revuelto ganancia de pescadores, en la inteligencia de que si algo no tiene es motivación electoral como de ello está convencido el Dr. Duarte de Ochoa, y nadie más.- Cd. Caucel, Yuc., Mayo 15 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Siempre a la vanguardia, en todo, por y para todo, Veracruz no podía quedarse atrás. Si a nivel nacional se cuenta con un pacto cupular por México, el estado próspero tiene que contar con el propio. No importa si quien lo proponga sea el partido de la revolución Democrática, por cierto, ya fallecido y sepultado en Veracruz.

Lo que no nos dice el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa al anunciar la puesta en marcha del Pacto por Veracruz “para no estar fuera de moda”, es si tal bodrio estaría siendo propuesto por alguna de las fracciones rojas, azules, negras o amarillas del PRD o si el PAN, en su caso, estará representado por la corriente de seguidores de Miguel Ángel Yunes Linares o quienes se oponen al choleño. Lo importante es que haya pacto, o tregua según el diputado perredista local Rogelio Franco Castán,  para taparle el ojo al macho tras el escándalo a que diera lugar el “caso Veracruz”, mejor conocido como “chayogate”, en el marco del cochinero electoral que la clase política veracruzana nos receta a los veracruzanos.

Como el partido que lo propone, el tal pacto por Veracruz nace muerto. A lo sumo servirá para que una vez iniciadas las campañas políticas de los candidatos a las diputaciones locales y a las 212 alcaldías veracruzanas, el gobernador cuente con un pretexto para no dejar de aparecer en el recuadro informativo. Por lo pronto, voces oficiosas en los medios ya lo festinan como un recurso noble que el gobernador acepta e impulsa.

A como están las cosas en la política jarocha, el burdo as electorero que se sacan de la manga para aparentar una tregua civilizada es tanto como meter en el mismo costal no sólo a perros y gatos, sino también a toda clase de alimañas que harán valer su respectiva naturaleza. Salvo, claro está, en que el tal pacto no esté signado por la totalidad de las fuerzas político electorales en pugna, sino por unos bien portaditos y bien maiceados presuntos dirigentes estatales de los partidos locales ó aquellos con registro nacional que, dentro o fuera del costal, comparten penas y glorias yantando en el mismo pesebre.

La agenda del presunto pacto por Veracruz, nos dice el gobernador,  sería un conjunto de puntos que interesen a toda la sociedad veracruzana, con temas que tienen que ver con el desarrollo económico, el desarrollo social y “sobre todo en este momento álgido con el tema político”. Para lo cual se involucraría, además de las distintas fuerzas políticas, a la participación de cámaras empresariales, organizaciones sociales y “sociedad civil”. Para que el costal de marras esté completo.

En pocas palabras, legitimar lo anómalo, por decir lo menos, de un proceso electoral que por principio nace viciado y ayuno de transparencia, certeza y confiabilidad.

Honestamente no se a que juega en Veracruz. En términos de congruencia política aquí y ahora, se entiende que más que crear pegostes a modo, es respaldar e impulsar el llamado “pacto por México” que impulsa el presidente Peña, sujetándose a la agenda y temática dictada desde el centro y no, pretender competir desde la periferia con más anuncios triunfalistas y medidas -no políticas públicas-, tendientes a modificar a favor de la imagen gubernamental las estadísticas que genera el INEGI y la OCDE sobre crecimiento económico y desarrollo humano, en los paradigmáticos municipios veracruzanos en los que impera exclusión, pobreza y hambre ancestral.

Pero como afirmara el gobernador, lo importante es estar a la moda, para que Veracruz siga siendo la entidad federativa de vanguardia en todo y para todo. Lástima que la tregua resulte ya extemporánea, al proceso electoral en marcha  ya lo besó el diablo.

Por si no lo saben quienes están a favor del pacto jarocho, para impulsar crecimiento económico y desarrollo humano, así como para combatir pobreza y hambre desde los bastiones gubernamentales, bastaría con dar cumplimiento al Plan estatal de Desarrollo que el Congreso local a  propuesta del poder ejecutivo validara. Instrumento de presunta planeación que, por cierto, no se ha vuelto a mencionar a lo largo del mandato de Duarte de Ochoa.

La sociedad veracruzana exige buen gobierno y elecciones limpias,  no pactos ni cortinas de humo. En todo caso, el único pacto válido sería el de la administración pública estatal y municipal con los veracruzanos todos que surgiera de la elección de gobernador y ediles y, para ello, el primer compromiso de la administración es dar cumplimiento en todos sus términos al Plan Estatal de Desarrollo. La llamada sociedad civil, por su parte, cumplir con su compromiso cotidiano de evitar que Veracruz siga hundido en el atraso y la inmovilidad aplicándose con inversión productiva, trabajo y armónica paz social.

Por cuanto a los partidos políticos, está visto que por su naturaleza parasitaria, lo mejor que pueden aportar es no estorbar.

Siempre a la vanguardia en todo, por todo y para todo, Veracruz seguirá siendo señalado en el entramado nacional como la entidad que desperdicia su potencial, perdiendo  miserablemente el tiempo entre espectaculares anuncios triunfalistas y grilla salpicada de bacinicazos electorales.

Ya tenemos pacto por Veracruz.  ¿Y qué?

¿Cuánto costará a los veracruzanos? Por lo pronto, el despilfarro por su anuncio mediático es una raya más en el ya deslucido pelaje del tigre de papel.

Hojas que se lleva el viento

Agradezco los comentarios del Lic. León  Ignacio Ruiz Ponce.  Tiene razón, no se puede ni debe dar recetas o restringir opciones desde la comodidad del escritorio. Sin embargo, por lo mismo no estoy de acuerdo con el distinguido promotor de las candidaturas no registradas. Dadas las lamentables condiciones del actual proceso electoral el tema a debate puesto sobre la mesa no es votar por fulano o sutano, postulado o no por los partidos políticos, sino el rescate de la voluntad popular ahora secuestrada. La ciudadanía desde abajo sabrá encontrar el mejor camino para ello.

-ooo-

 Con el termómetro marcando 43 grados C., la capital yucateca está que arde. Buen pretexto de los meridanos para abarrotar los puertos cercanos y disfrutar el fin de semana en la playa con una buena dotación de heladas “chelas” y un exquisito pescado frito.- Chelem, Yuc., mayo 12 de 2013.

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