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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El saldo trágico que nos deja el embate de la naturaleza que, en esta ocasión tomara a nuestro país entre dos fuegos, con “Manuel “en el Océano Pacífico e “Ingrid “en el Golfo de México, es una señal inequívoca más de lo que nos espera con un cambio climático que, pese a todo lo que se dice,  no sólo es resultado de la caótica y desenfrenada carrera de la sociedad humana en pos de la ganancia y acumulación de riqueza. Otros factores, el posicionamiento del planeta en el espacio sideral entre los más destacados, inciden en un fenómeno irreversible y casi imposible de prever en sus efectos y consecuencias.

No se puede dar marcha atrás en lo que no está en manos humanas resolver. Frente al cambio climático y el calentamiento global, sólo queda el prepararse en todo tiempo para mitigar sus efectos.

De ahí la importancia y tarea ineludible de la previsión. Entre mejor estemos preparados para afrontar lo que la naturaleza nos depara, menores serán los daños y tragedias como la que hoy se vive en México.

Insisto una vez más, las medidas reactivas frente al desastre, ex post y no antes, nunca han sido suficientes. Cuanto más en los tiempos que corren y los que a futuro se vislumbran.

Sin una cultura de previsión que compete por igual a los gobiernos que a las poblaciones, nunca dejaremos de estar expuestos a las pérdidas de vida y de haciendas. Así como tampoco los recursos disponibles para paliar los daños y reconstruir serán suficientes frente a la magnitud de los desastres.

Más vale prevenir que lamentar, nos dice la sabiduría popular y, sin embargo, hacemos caso omiso a tal conseja. Por comisión u omisión, siempre a la espera de lo peor, no hacemos nada por tomar providencias privilegiando la cultura del lamento, siempre a la zaga en la administración de daños y siempre culpando a otros de nuestra tragedia.

Es por ello que la protección civil, como se denomina a la acción de gobierno para preservar vidas y bienes materiales, debería entenderse como una tarea cotidiana y permanente de toda la sociedad, y no únicamente como obligación gubernamental.

Ejercicio social que debería sustentarse en información, participación, iniciativa y organización a todos los niveles. Lo mismo en los tres órdenes de gobierno que en el resto de la sociedad, tanto antes como durante y después de las contingencias a enfrentar. Esto no es nada nuevo, países como Japón lo tienen puesto en práctica y dan ejemplo al mundo de ello.

El que un pueblo adquiera tal cultura de la prevención no es resultado de la espontaneidad, ni respuesta individual a una necesidad vital. El promoverla, desarrollarla y consolidarla deviene de la acción de gobierno como autoridad normativa y ejecutiva. En México la cultura de la prevención del riesgo brilla por su ausencia, es un desastre anunciado  y en iguales términos, se encuentra en todos los niveles de gobierno.

Ante el desastre las acciones son reactivas, a posteriori e insuficientes por parte de la población civil y, lamentablemente, ejercicio de simulación ineficaz por parte de las autoridades, como es dable observarlo tras el impacto del fenómeno meteorológico en suelo nacional.

Lo cómodo es atribuirle al señor que está en los cielos el castigo divino. O bien, satanizar aquello que la naturaleza tiene e bien otorgarnos en mal momento. Lo más grave, es el que las autoridades se desentiendan de su tarea preventiva y sin más, afirmen que las muertes registradas son consecuencia del descuido de los propios fallecidos o irresponsabilidad por asentarse en sitios de alto riesgo.

Nadie en los tres órdenes de gobierno asume su responsabilidad. Si existen comunidades enteras asentadas en lugares de alto riesgo, ¿qué autoridad oportunamente lo evitó? Como bien lo señala el politólogo veracruzano Alfredo Bielma, corresponde a las autoridades municipales el delimitar los espacios habitables y autorizar permisos de construcción.

¿O no acaso se vierte verborrea oficial hablando de la existencia de mapas de riesgo y protocolos de prevención? ¿Dónde está ubicado el riesgo y a quién compete administrarlo?

Interrogantes sin respuesta, aunque cabe por sentido común sobreentender que corresponde a la corrupción y abulia oficial el determinar el qué y donde espacialmente,  existe riesgo en sus diferentes magnitudes.

Los usos y costumbre a valores entendidos mandatan la imprevisión. La vista gorda de las autoridades propicia la mayor o menor magnitud del desastre. La cultura de la prevención, impedida por intereses creados. O bien, por necesidades de la gente no atendidas con oportunidad.

Las señales son claras, no se puede ni deben ser  ignoradas. Prevenir más que lamentar es la tarea. Claro, si el miedo que el gobierno le tiene a la participación y organización ciudadana lo permite.

Hojas que se lleva el viento

Lo señalaba, la democratización de la vida sindical no tardaba en presentarse como reivindicación en la lucha que mantiene el movimiento magisterial. Por lo pronto, aquí en Veracruz ya está inscrita en el cuestionamiento del líder moral de la Secc. 32 del SNTE y su estirpe.

No es el sindicato el responsable de corrupción e impunidad, son los charros sindicales que se han enriquecido a costillas del proceso educativo y de los trabajadores de la educación  y son estos últimos a los que se les quieren cobrar los platos rotos.- Xalapa, Ver., septiembre 25 de 2023.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

¿Es que acaso en México existen razones de peso para creer y confiar en la política y los políticos?

 Lo más probable es que no. En una mega encuesta en la que al respecto se preguntara a la población adulta de este país, la respuesta sería más que obvia. Política y políticos en México van de la mano, ni en esta ni en estos existen razones válidas para creer en ellos.

 La bien ganada falta de credibilidad es lo que alimenta incertidumbre y ausencia de participación responsable en temas relevantes de la vida nacional. El engaño, simulación y gatopardismo, con su buena dosis de deshonestidad y corrupción, impiden el que los llamados del más alto nivel a la unidad y suma de voluntades, sean en nuestro país cual llamadas a misa.  

El prejuicio va por delante, la duda se impone; en los tiempos que corren, el no creer más en ilusorios espejismos es la constante.

 Nadie está dispuesto, salvo por interés mezquino, a creer a pie juntillas y de primera intención que la política concurre al bien común y que, los políticos, sea cual fuere el color de la camiseta, se expresan con verdad en su monólogo mediático con el que ofertan espejitos y abalorios a la  ciudadanía.

 La duda domina, la especulación y el rumor  le alimenta. El importamadrismo de los más,  termina por hacer de la vida política nacional puñado de tepalcates sin pies ni cabeza.

 Luego entonces, ¿en que se sustentan partidos políticos y sus testaferros para, como dicen, convencer en la calle de la bondad de espuria mercancía profusamente ofertada?

No tienen asidero alguno. El único herramental a su alcance es descaro, cinismo y simulación. No hay de otra. Ni les interesa lo que hombres y mujeres de a pie, piensan y opinan, ni están dispuestos a acatar la voz de las mayorías.

 Es por ello que la ciudadanía confía más en su propio juicio que en toda la parafernalia de que se vale gobierno y partidocracia en su pretensión de convencer. Por sobre la engañosa argumentación de los políticos, se impone la percepción popular, que se alimenta y sustenta muchas de las veces en  frágil  memoria del día a día, pero al fin memoria que deja huella al paso de los tiempos.

 La experiencia cotidiana de cada quién, engarzada a la de los demás, forja así un imaginario popular que deviene en historia vivida, no escrita pero determinante para creer o no creer y también para resistir frente al engaño.

 ¿Por qué entonces hoy si creer?

 ¿Es que acaso en esta ocasión no nos volverán a dar atole con el dedo, al ofrecernos la zanahoria de una prosperidad que nunca llega?

 Son las interrogantes que flotando en la calle, animan a enfrentar con mediana lucidez lo que el ilusionista de Los Pinos nos quiere enjaretar.

La iniciativa del Sr. peña

 La iniciativa de reforma energética, al igual que la educativa, la laboral, o la que pretende erradicar corrupción e impunidad, gozan del mismo espíritu, cambiar para seguir igual, o peor, beneficiando a los menos a costillas de los más.

 ¿Quién o quienes son capaces de convencer de lo contrario?

 He ahí el fracaso anticipado del pretender convencer en la calle de lo que para la ciudadanía carece de veracidad y sustento.

 Ni la política ni los políticos para las mayorías tienen credibilidad y, en este marco, frente a una iniciativa de reforma energética que trae aparejada una singular panacea que resolverá para bien estancamiento y atraso en todos los órdenes,  no es posible esperar del pueblo de México aceptación, consenso y unidad.

 Luego, en un país plural, descalificar a quien frente a la duda piensa diferente, sólo cabe en los propios políticos que, incapaces de aceptar la realidad, se desgarran vestiduras y elevan sus gritos al cielo, condenando a la hoguera a los descreídos que dudando de la bondad del bodrio ofertado, no quieren saber más de espejitos y abalorios.

 Y en este escenario, el nuevo PRI, con sus renovados paradigmas “ideológicos” con la complicidad de peones de la pluma, simula el recurrir en la calle a hombres y mujeres de a pie,  para legitimar lo que por sentido común y patriotismo se rechaza.

 Conociendo de antemano la respuesta, se niegan así a someter a consulta popular la propuesta del alquimista de Los Pinos.

 Con que la mayoría calificada en el Congreso previo acuerdo en el pacto cupular por México la voten, es suficiente. En las Legislaturas locales, por lo consiguiente. Así lo tiene mandatado la democracia representativa que el pueblo ingenuamente se ha dado y hoy secuestrada por la rapaz partidocracia.

 ¿Dónde queda entonces el cacaraqueado convencer en la calle para legitimar lo que en principio carece de legitimidad democrática?

 Lo más seguro, en el anecdotario de la picaresca nacional, como una raya más al tigre, en el ya largo camino andado de la simulación y el gatopardismo de la política y los políticos en México.

 Y, sin embargo, la reforma energética va. Así lo dispone el Sr. Peña y así, en todos sus términos será. ¿O alguien con un palmo de inteligencia va a impedirlo?

 Con perdón de Andrés Manuel López Obrador, cabeza visible de un nuevo liderazgo nacionalista en México, así como de Cuauhtemoc Cárdenas, líder moral del PRD, que convocan a la movilización y consulta popular, y de Marcelo Ebrard que propone hacer efectivo el derecho ciudadano al plebiscito y referéndum, la decisión autoritaria está tomada por el presidente Peña y su partido. No hay argumento jurídico, técnico o de participación popular en contra que valga, por más fundamentados que estos sean.

 La minoría de este país decide y la mayoría acata, bajo esta fórmula autoritaria y antidemocrática, más que ilusorias panaceas, con petróleo o sin petróleo  tendremos más de lo mismo: dinosaurio, corrupción e impunidad para rato acompañando a estancamiento y atraso sin esperanza alguna de bienestar colectivo.

 ¿O alguien en este sufrido país duda de que así sea?

Hojas que se lleva el viento 

No sólo soy yo, ya somos muchos los que no vemos con buenos ojos los desaciertos del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa que confunde el gobernar para todos, con el hablar y hablar en nombre de todos, ignorando el carácter plural del pueblo que gobierna.  Ni todos los veracruzanos son priístas ni todos comparten la idea de que con el presidente Peña y sus llamadas reformas estructurales México saldrá adelante.

El Veracruz soy yo, de su discurso, más que convencer  lastima.

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 Se complica el esquema de simulación adoptado por el sector salud en Veracruz. La suspensión de prestación de servicios en la red hospitalaria por parte de la empresa privada Finamed, dejó descobijados a los hospitales. Médicos y pacientes informan que tanto  en el Centro de Especialidades Médicas (CEM) en la capital del estado, como en la mayoría de los nosocomios de la entidad se carece del equipamiento idóneo para la prestación de servicios.  Contrario a lo que declaran las autoridades, el sector salud en Veracruz está colapsado y no hay para cuando se recupere, afirman.- Xalapa, Ver., agosto 21 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Pese a la opinión generalizada de que el proceso electoral en Veracruz que desembocará en la elección de diputados locales y autoridades edilicias, está viciado de origen careciendo de legitimidad democrática, el siete de julio próximo la ciudadanía tendrá la oportunidad de decidir si desea más de lo mismo o está por un cambio substancial en la vida económica, social y política para su ciudad, su distrito, su región, o para Veracruz.

De cómo se comporte ante las urnas dependerá el si da un paso adelante en el largo camino de la construcción de la democracia, ciudadanía y bienestar para todos, o deja hacer, deja pasar, para que las cosas sigan igual o, lo más probable, peor que el día anterior a la elección.

En cada quien estará el tomar libremente la decisión de no concurrir a la fiesta cívica, votar por los candidatos de su preferencia, o por ninguno sufragando por el candigato Morris o cantinflas, nulificando su voto. Y, dado el caso, hasta optar por la opción ignominiosa pero económicamente pragmática para un sector desclasado, de vender el voto,  a sabiendas de que se beneficiará a los mapaches de siempre.

No obstante, lo trascendente es entender que la democracia no es una dádiva graciosa del poder, se conquista en un largo proceso de aproximaciones sucesivas. Teniendo esto claro, no cabe ni el desanimo ni la frustración y, mucho menos la indiferencia. Frente a un derecho conquistado no cabe la renuncia, hay que defenderlo y enriquecerlo, ejerciéndolo con plena conciencia de que el valor del sufragio reside en lo que individual o colectivamente  esperamos de la participación ciudadana

Sin esta, la clase política se va por la libre, sin obstáculo popular que se le oponga. Condenando a la sociedad al ostracismo, atraso y retroceso, caldo de cultivo propicio para que siga prevaleciendo corrupción e impunidad en las esferas gubernamentales. Lacras sobre las que no cabe la menor duda, constituyen el más destacado elemento estructural de oposición al crecimiento económico y desarrollo humano en México.

Se sabe que es por demás intentar acabar de golpe con la descomposición moral de la clase política; está en su naturaleza la proclividad al saqueo de las arcas públicas, como se pone de manifiesto en el número creciente de casos en los que políticos y gobernantes se despachan con la cuchara grande, en medio de una absoluta impunidad.

Pero también está en la naturaleza de un pueblo responder a un mínimo de principios y valores éticos en los que sustentar una armónica y sana convivencia. Si no aceptamos esto, dando por sentado que cinismo y descaro es patrimonio vital de todos, sin distingo del rol social y político que se juegue en la sociedad estaríamos acabados. Quien esto escribe, se niega a la aceptación plena de tal situación. Los pueblos suelen equivocarse, pero no son suicidas.

Sabemos bien que propuestas y promesas de campaña, son sólo eso, promesas que no se cumplen y propuestas que se quedan en el papel. Ni hay voluntad política para concretarlas, ni conocimiento, racionalidad y visión de futuro para encauzarlas en beneficio de las mayorías. Luego no cifremos falsas esperanzas ni nos empalaguemos con expectativas irrealizables.

Esto es lo que hay y así hay que entenderlo para ir tomando conciencia de la necesidad de un cambio que nos libere de una partidocracia que hoy por hoy nos tiene secuestrados.

Insisto, la construcción de una sociedad democrática es un proceso de largo aliento que se materializa paso a paso. No tengamos temor de dar uno más hacia delante ni de retroceder otro cuando ello es necesario para recuperar fuerzas para un nuevo impulso. La historia está del lado de las mayorías, en ello radica la fuerza de estas y de ahí debe desprenderse paciencia y confianza en el futuro. Todo a su tiempo.

Concluida la elección y con los resultados en la mano, la tarea siguiente es demostrar que somos los electores los que definimos el triunfo o derrota de tal o cual candidato, exigiendo cumplimiento, transparencia y rendición de cuentas. Si no es así, seremos cómplices obligados a guardar silencio frente a la corrupción e impunidad.  

Faltan 10 días escasos para la elección. Tiempo suficiente para reflexionar sobre la decisión a tomar frente a las urnas. Actuemos en consecuencia dispuestos a ejercer lo mismo  el derecho a expresarnos que a votar en libertad; a los que no debemos renunciar. Está en nosotros los electores el legitimar no a partidos y candidatos sino a nuestra voluntad de participar. 

Hojas que se lleva el viento 

El secretario de energía Pedro Joaquín Coldwell afirma que no se venderá ni un solo tornillo de PEMEX. Juego de palabras con el que el PRI pretende convencer de la bondad de la reforma energética que impulsa el Sr. Peña, pero que no aclara si constitucionalmente se aprobará la participación de otras empresas, nacionales o extranjeras en la industria petrolera dejando a la paraestatal al margen hasta su paulatina extinción.

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Cuando elegimos a nuestros senadores, esperábamos que éstos representaran el interés de todos los veracruzanos sin tomar partido a favor de unos en detrimento de otros. Lo que no es así no obstante que para ello les pagamos y estamos obligados a exigir. Tanto José Francisco Yunes Zorrilla como Héctor Yunes Landa trabajan electoralmente a favor del PRI, uno en Veracruz y el otro en Baja California, construyendo su plataforma de despegue para el salto siguiente, la sucesión del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, mientras la entidad marcha a la deriva.  No se vale.- Xalapa, Ver., 26 de junio de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Conforme se han ido dando a conocer en Veracruz las listas de quienes oficialmente están registrados para contender como titulares o suplentes en la elección de diputados locales uninominales y plurinominales, así como de alcaldes, síndicos y regidores para los 212 municipios de Veracruz, el consenso entre la ciudadanía crece y se manifiesta en amplios círculos sociales de la entidad: la elección del siete de julio próximo nada bueno dejará a los veracruzanos.

Las razones para aglutinar la opinión pública en torno a esta percepción, son más que obvias. No hay necesidad de atender a costosas campañas de proselitismo, analizar o confrontar propuestas y promesas de campaña, las listas de presuntos  hablan por sí mismas.  Rojos con piel de cordero y vestimentas azules, amarillas o naranja,  entremezclados con azules de hirsuto pelaje disfrazados de caperucita, todos formando parte de un espectro cromático difuso en el que destaca el gris al desnudo del engendro del pestilente y repudiado movimiento de los 400 pueblos.

¿Por quién votar? ¿Por los rojos, los azules, los amarillos, los naranjas? ¿O por el tendero de la esquina que haciendo de tripas corazón, a regañadientes hoy nos da fiado y mañana también? Difícil decisión por asumir en las urnas.

Hay quien dice, por el menos peor, en tanto otros de plano aseguran sufragarán a favor del voto nulo o, más pesimistas, un buen se inclina por no hacer de la fiesta cívica asunto de su incumbencia. Sin faltar los ingenuos que le apuestan a candidatos no registrados, sin parar mientes que con ello dispersarán el sufragio, favoreciendo a los que afirman con descaro que en democracia se gana por un voto.

Estando así las cosas en el peor cochinero político electoral de las últimas cinco décadas, qué se puede esperar entonces de aquellos que resulten triunfadores de este tianguis antidemocrático. Sí, antidemocrático porque a usted, a usted, al vecino y al de más allá, nadie les consultó sobre la idoneidad de tal o cual candidato. Las cúpulas partidistas, amén de quienes mecen la cuna, atendiendo a sus intereses simplemente dijeron: por estos vas a votar el siete de julio y la mayoría lo aceptamos sin chistar.

Nada positivo para el estado, sus ciudades y pueblos, la economía y el bienestar social y cultural de las grandes mayorías. Los ganadores se cebarán sobre los perdedores en el enlodado coliseo, prepararán su próximo salto previo engorde del cochinito, y a otra cosa mariposa. Unos quizá por tres años completos y los otros constitucionalmente premiados por cuatro.

Veracruz y sus nobles habitantes, seguirán siendo los paganos del aquelarre jarocho, obteniendo a cambio del voto estancamiento y retroceso económico, pésima infraestructura y servicios comunitarios, así como un acelerado deterioro de los niveles de bienestar social, con énfasis en los sectores más vulnerables.

Cuando reclamemos,  a tan espurio ramillete de representantes populares, la respuesta es también obvia: ¡Y yo porqué! ¡Que el de atrás o el que viene que pague la cuenta!

Luego entonces, ¿a que esperar?

Lo que no harán por nosotros tenemos que hacerlo por nosotros mismos. No hay de otra, o nos avocamos todos al rescate de Veracruz o nos llevan al baile las muchachas.

Un conocido líder empresarial de la capital veracruzana, a quien preguntara el porqué de la anemia económica de nuestra ciudad, fue tajante en su respuesta: “…el gobierno es el motor de la economía, si este se frena todo se estanca; si a proveedores de bienes y servicios no se les contrata o paga con oportunidad, se frena inversión y reinversión, se incrementan las quiebras, castigo al salario y despidos, y no queda más que acogerse a la informalidad. Es un círculo vicioso del que no hemos podido salir en los últimos años”.

Xalapa y los xalapeños no podemos seguir entonces cruzados de brazos a expensas de un gobierno estatal insolvente e ineficaz, tampoco asumiendo una actitud contemplativa ante el pésimo desempeño de una alcaldesa que le vale. Si las autoridades no hacen lo suyo, ¡que esperamos! Hagamos nuestro el rescate de nuestra ciudad, a rascarse con nuestras propias uñas, asumiéndonos como ciudadanos responsables en el hogar, el trabajo o en la escuela.

Tomemos en nuestras manos cada calle, cada colonia; que el trabajo solidario entre vecinos de a nuestra ciudad lo que el gobierno no le da.

Empecemos de manera organizada por poner la basura en su lugar, pintemos fachadas y enderecemos banquetas, rescatemos espacios públicos para solaz y esparcimiento familiar y racionalicemos el uso del agua, energía eléctrica y el automóvil. Lo demás, por añadidura, vendrá en respuesta a la participación organizada vecinal.

¡Qué esperamos!

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Hojas que se lleva el viento

Emotivo y merecido homenaje a dos grandes del periodismo veracruzano a cargo de la Red de Comunicadores Independientes que preside la Directora del semanario impreso “Abriendo brecha” Leonor de la Miyar Huerdo. Froylán Flores Cancela y Ernesto Rizzo Murrieta, paradigmas vivientes en pleno ejercicio del noble oficio de la comunicación de masas en la entidad, fueron objeto ayer martes de reconocimiento, amistad y gratitud por parte un buen número de tundeteclas y de algunos de los muchos amigos que, a lo largo de medio siglo, recibieran de ambos decanos la mano tendida siempre generosa y con singular afecto.

Un aplauso para los organizadores y mis parabienes para los homenajeados, con agradecimiento por sus enseñanzas y ejemplo a seguir como hombres de bien que con pasión y entrega pusieran su pluma al servicio de los veracruzanos todos. Xalapa, Ver., junio 5 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En toda reunión familiar o entre amigos, nunca se deja de tocar el tema de la corrupción y su inseparable compañera, una evidente impunidad. Lo mismo se hace referencia al gobierno en general, a un partido político o bien, a un servidor público en lo específico. Todo mundo opina, ilustra la platica con ejemplos, la mayoría por todos conocidos y, a continuación viene todo un rosario de lamentaciones, concluyéndose que no se puede hacer nada para frenar tal fenómeno antisocial, “la corrupción somos todos” y, con ello se da por concluido el tema para pasar a hablar de futbol o de la estrellita de moda de la tele su vida privada y sus escándalos públicos.  

Nada que indique una acción propositiva que mueva y conmueva, todo queda en el terreno de la crítica estéril. Nada que abone a tomar conciencia de la necesidad de participar responsablemente, coadyuvando en el combate a la corrupción y su negativa secuela de enriquecimiento más que explicable e ilícito de tal o cual servidor público o particular involucrado. Las cosas son como son y es la condición humana la culpable. Hasta ahí llega el deshoje de la margarita. 

El proceso electoral en marcha, da para eso y más entre la gran familia veracruzana. Trátese de aspirantes a diputados o alcaldes, o de quien o quienes desde la cúpula del poder, mueven la cuna para que los momios cuadren y se de sin sobresaltos el relevo en la Legislatura local o en las autoridades edilicias. 

Nadi habla de virtudes, capacidades y buenos propósitos. La cola es demasiado larga como para que cualquier candidato corra el riesgo de que se la pisen. Nadie se salva del escarnio público y los medios informativos poniendo más leña al fuego, se encargan de darle sabor al caldo con estudiadas denuncias que no conducen a nada, salvo para restarle presión a la inconformidad y el hartazgo social.  

Ah, pero eso, sí, a toro pasado todo mundo se encarga de justificar la caída en desgracia de tal o cual fulano o fulana, atribuyéndole causas y razones que a lo largo de su desempeño público nadie tocó, salvo en los terrenos del rumor y la especulación. Muerto el rey viva el rey… el que sale se constituye en enemigo público en tanto no vuelva a ser premiado y,  el que entra, si sabe aceitar bien la maquinaria, “corregirá entuertos y limpiará la casa”.  “Si da, es amigo”, o todo lo contrario. 

Nadie objeta, todo se acepta sin chistar para, a soto voce, escudriñar vida y milagros del favorecido, desatando nueva andanada de rumores y maledicencias. Y así es y será todos los días en la tertulia jarocha. 

Los recientes cambios en el gabinete duartista se inscriben en este nefasto escenario, mientras la simulación, la corrupción y su correlativa dosis de impunidad permanecen intocados. “La culpa es de todos por no exigir”, se concluye en la tertulia y vuelta a lo mismo, cerrándose el círculo.  

Igual fenómeno se da en torno a la alcaldesa de la capital veracruzana. Teniéndose los pelos en la mano se le señala corrupción e ineficiencia y todo queda en simple rumor. Nadie se atreve a intentar siquiera el recurrir a la vía legal para ponerle en su lugar. Mucho menos la prensa, que para silenciar la crítica ciudadana recibe parte de los más de cuarenta millones que Elizabeth Morales destina anualmente para proyectar su imagen y pretendidos logros que a nadie satisfacen. 

Ciudadanía veracruzana sin ciudadanos. En este escenario, de manera acrítica e irresponsable se premia o se castiga en las urnas a los candidatos impuestos desde la cúpula del poder. 

El proceso electoral en curso no escapa a esta situación. El escrutinio público a que se somete a los aspirantes a un cargo de elección popular, se reduce a una simple especulación en torno a si es bien o mal visto por el gobernador, atendiendo a si supo o no brillar entre el montón a ojos e intereses del gobernante. La ciudadanía no participa en la selección de candidatos, nos los imponen, luego el desquite por su condición de mirón de palo en una democracia simulada, transita por el torcido camino del rumor y la maledicencia. Nadie exige sus derechos, nadie está dispuesto a cumplir con su deber cívico.  

Es más cómodo pontificar a salvo en la tertulia,  especulando en torno a si los candidatos han sido palomeados por el gobernante en turno o por su antecesor, de quien se dice que ya armó todo el tinglado colocando a sus alfiles en lugares clave para asegurar  la sucesión al Dr. Javier Duarte, una que responda a los intereses de la púrpura «fidelidad». 

«El gobernador ya abdicó en beneficio de Fidel», se dice, corriendo de boca en boca el rumor.

El Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz, se ufana de que la entidad se cuenta con   “una sociedad con una gran estatura cívica, con una cultura democrática de primer nivel”. Desconozco cuales sean los parámetros de medición para arribar a tal conclusión pero, la verdad a mi juicio es que el señor está muy lejos de percibir nuestra realidad o bien, adula al pueblo con no muy claros propósitos. La muy baja estatura moral de la clase política veracruzana se hace acompañar de ciudadanos siempre dispuestos a dejar hacer dejar pasar, enanos que, en el estira y afloja de la vida cotidiana, se abstienen de crecer participando en su propia formación ciudadana. Quizá esto explique el por qué la clase política vea en el pueblo a una muchedumbre de menores de edad a los que hay que hablarles y tratarles como tales. 

No es que así sea nuestra condición de seres humanos. Nada nos impide crecer, salvo la carencia de una mejor y más amplia educación que lleve implícito el alimento vital de la cultura. Lo que no nos proporcionará ninguna reforma oficial por más que se le llame “estructural”. La educación se mama, decía mi abuela. Empieza en casa y se fortalece en la escuela, en el trabajo y con la participación consecuente en la comunidad. Así pensaban nuestros ancestros, hoy eso se ha olvidado.  

Cada quien para su santo, rascándose con sus propias uñas, dando la espalda a la sociedad que le cobija. No basta la suma aritmética de individualidades, la calidad de ciudadano se adquiere y se construye participando colectivamente en la también construcción del bien común. 

¿Cómo y cuando crecer para alcanzar tal calidad de ciudadanos? No hay recetas, depende de cada uno de nosotros. Pero de lo que si estoy seguro es que en el camino de la participación conciente y consecuente, con aciertos y errores, en un proceso colectivo permanente de aproximaciones sucesivas en la búsqueda de una auténtica democracia, encontraremos la mejor escuela para lograrlo. Respetuosamente propongo dejemos de ser los enanos de siempre y atrevámonos a ser ciudadanos.   

Hojas que se lleva el viento

Por razones ajenas a nuestra la voluntad, el semanario en línea  “Pulso crítico” nuevamente aparece en la Internet como “sitio suspendido”. Desde estas líneas pedimos disculpas a nuestra estimable audiencia. Xalapa, Ver., a 13 de marzo de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Tratando de encontrarle la cuadratura al círculo, los que gustan de amanecer más temprano están ya dale que dale con sus especulaciones, nada gratuitas, sobre el sucesor de la alcaldesa xalapeña. Se barajan nombres, currícula y apadrinamiento de los posibles, pero, hasta ahora, nadie entre los escribidores se toma el cuidado de emparejar un diagnóstico serio y a fondo de la problemática de la capital veracruzana con capacidad, experiencia y conocimiento de los personajes enlistados.  

El que pega primero lleva la mano, con este criterio el refuego mediático se encarga de cernir el puñado de aspirantes, elevando a unos y descalificando a otros, sin tomar en cuenta que la solución para el rescate de Xalapa no está en la política electoral ni mucho menos en la persona que pudiéramos señalar como de nuestra preferencia. El problema es de todos y en tal razón, la solución habría que buscarla en la participación activa de los xalapeños con vías a encontrar los mejores caminos para salir del atraso económico,  amodorramiento social y pobreza cívica que hoy padece la otrora “Atenas Veracruzana”. 

Lo curioso del caso es la partidización de los listados. La mayoría de los mediáticamente posibles  aspirantes, son de extracción priísta o patean en igual dirección. Minimizándose las posibilidades de quienes desde otros partidos legítimamente y con todo derecho desean ser tomados en cuenta para la sucesión. Así son las cosas en una entidad federativa en la que el pesebre y la pastura están en manos del tricolor. Ignorándose o pretendiendo ignorarse, que Xalapa ya no es más botín electoral priísta.  

El voto xalapeño es plural, volátil y respondón ante lo que califica como un bueno o mal gobierno de la cabecera municipal y, por lo mostrado hasta hoy por la alcaldesa Elizabeth Morales, no es de dudarse que el sufragio será de castigo para el partido del gobernador y para el candidato que éste postule. 

Pero eso es tema para la grilla. Lo relevante es que por lo que se alcanza a vislumbrar, no hay respuesta viable a la problemática de Xalapa. El debate, raquítico por cierto, se concentra en aspectos como seguridad, crecimiento urbano, manejo de deshechos, vialidad, transporte público, y el inacabable problema de los baches que se enseñorean por todo el municipio. Nada que apunte a los temas de desigualdad, pobreza, desempleo, salud y calidad de vida de los xalapeños. 

Para los aspectos primeramente señalados, no hay solución viable en tanto no se interrelacionen y retroalimenten con los temas mencionados en segundo término. Un municipio en el que la mayoría de sus habitantes se encuentra rasguñando condiciones de pobreza o pobreza extrema, con altos índices de economía informal, desempleo, bajos salarios y carencia de vivienda digna, la jerarquización de prioridades es diferenciada y evidentemente inequitativa. No podemos hablar de modernización de la infraestructura y servicios urbanos sin poner en primer plano las condiciones de desigualdad económica y social entre asentamientos residenciales y colonias colgadas de los cerros. O privilegiar la fluidez de las vialidades a favor del automovilista, ignorando el viacrucis cotidiano del xalapeño de a pie. De ahí que nos conformemos con un alcalde o alcaldesa que a juicio de la ciudadanía robe menos que el antecesor. 

Yo me permito insistir en que para la ciudad capital y su conurbación, la prioridad es construir ciudadanía. Sin ciudadanos responsables y participativos que se hagan cargo de marcar rumbo y destino a las autoridades edilicias; todo lo que verticalmente desde arriba recibamos será mediocre, asistencialista y ajeno a las soluciones que todos deseamos para una capital estatal que, en el concierto nacional, figura como una de las de mayor atraso relativo. ¿O a la vanguardia del abandono y subdesarrollo, como hoy está de moda afirmar? 

Hojas que se lleva el viento 

Mal inicio para La ley laboral “Calderón-Peña”. Parche a modo a la legislación vigente y no reforma estructural, regresivo, absurdo, ajeno a la realidad de un país con más de 50 millones de pobres, alta concentración del ingreso y una marcada desigualdad lo mismo entre trabajadores que entre patronos. Lo que el canal del Congreso ha permitido observar no deja lugar a dudas, imposición y autoritarismo en la Comisión dictaminadora de la Cámara de diputados y una más que anunciada aprobación fast track en el pleno previamente pactada en lo oscurito entre las cúpulas del PRIAN. Más de lo mismo, atole con el dedo bajo el pretexto de que la nueva normatividad laboral favorecerá inversión, empleo, productividad y competividad con justicia social. No hay peor ciego que el que no quiere ver, la flexibilidad laboral se impuso en Europa y ello no impidió la crisis económico financiera que acabó con la sociedad del bienestar. Cd. Caucel, Yuc., septiembre 26 de 2012

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Candidatos a la presidenciaAl iniciar el viernes formalmente la campaña electoral por la presidencia de la República tres meses antes de los comicios como dicta la ley, de acuerdo a las encuestadoras a modo el candidato del PRI Enrique Peña Nieto le lleva más de diez puntos de ventaja a Josefina Vázquez Mota, la representante del Partido de Acción Nacional (PAN), Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática, de izquierda, va a la zaga como tercero. El candidato del Panal, ni siquiera pinta. Con esta fotografía al 30 de marzo, arranca la caballada, hagan sus apuestas.

Lo que no dicen las encuestas es que a partir del viernes cada uno de los aspirantes presidenciales deberá enfrentar su propia circunstancia en el marco de otra, general, que hoy acusa un México lastimado y dolido. Las expectativas creadas en torno a la alternancia y transición democrática, fracasaron. La partidocracia se consolidó como expresión antidemocrática y el Estado-Nación marcha a la deriva, generándose una crisis del régimen político que ya no responde a las necesidades del México presente en un escenario interno y externo ominosamente amenazador.

No son lo mismo los tres mosqueteros que 20 años después. Los presuntos puntos de ventaja del puntero tricolor se acumularon bajo otras circunstancias muy distintas, a la sombra de la gubernatura del estado de México y con todo el apoyo mediático de Televisa; Josefina remontó al perder terreno y caer de la gracia el delfín presidencial, en tanto que Andrés Manuel aparentemente se estancó entre el 17 y el 22 %, lo mismo en un intento cuestionado por convencer a las clases medias de que nunca ha sido “un peligro para México” como combatiendo al enemigo en casa. Para el imaginario popular, las últimas encuestas son eso, una imagen fija a contraluz susceptible de modificarse en los próximos tres meses.

Que tanto habrá de modificarse el escenario en el ánimo del electorado, está por verse. La encuesta válida que reportará la fotografía final, será la que resulte del ejercicio comicial de julio próximo, plasmada indeleblemente por la participación cuantitativa y cualitativa de la ciudadanía en su aceptación o rechazo lo mismo a la elección en si que las propuestas electorales de los contendientes. A esta ciudadanía deberán enfrentarse los tres principales actores de la contienda presidencial; cada uno a su modo, con todos los recursos a su alcance, sin salirse del libreto dictado por la partidocracia rampante y la legislación electoral emanada de ésta.

Con la salvedad de que el ciudadano de hoy ya no es el mismo del 2006. Más participativo e informado,  toma conciencia de su papel de objeto y no sujeto en la construcción de su propio destino, oponiéndose cada vez más a los dictados de los partidos políticos. Como cuarto actor en el teatral  reparto sabe es prescindible en todo tiempo pero, al fin protagonista en época electoral se resiste a ser simplemente el mirón de palo que escucha y observa sin derecho a voz. Su turno de hacerse escuchar le llegará al momento de presentarse ante las urnas, no antes, así está decidido. Su voz el día de los comicios dictará la última palabra si así conviene a los poderes fácticos, si no es así, corresponderá entonces  al Tribunal Electoral Federal el arreglo en lo oscurito. La ciudadanía cumple, la partidocracia decide, no hay de otra en la incipiente y secuestrada democracia mexicana.

La circunstancia presente podría cambiar las reglas del juego. A la ciudadanía entre el hartazgo, incertidumbre y el estomago vacío, pudiera darle por alzar la voz antes de tiempo; de cómo cada uno de los presidenciales escuche e interprete el clamor popular  dependerá que los momios permanezcan ó cambien las probabilidades estadísticas. Nada está escrito, aún no hay ganador, la historia suele dar vuelcos cuya previsión escapa al más pintado encuestador.

Entre fortalezas y debilidades de los presidenciables, pesará más lo segundo en el ánimo de la ciudadanía. Las fortalezas están por verse las flaquezas son históricas. Partidos  y candidatos le apuestan a lo primero, la ciudadanía sopesará muy en serio si hay legítima intención de cambio o la cola sucia anuncia más de lo mismo.

Hojas que se lleva el viento

En Yucatán también hace aire. El enemigo a vencer para Andrés Manuel López Obrador son sus propios postulantes, dicen los conocedores peninsulares del paño. Los tres partidos de la coalición de las llamadas izquierdas van cada uno por su lado; víctimas de su carencia de visión y acendrada división y corrupción, cada uno cuida sus particulares intereses. Preservar magras prerrogativas es su tirada, Andrés Manuel teje en el vacío, las izquierdas en Yucatán de espaldas a la historia apenas son caricatura de lo que pudiendo haber sido nunca lo será.

Los beneficios anunciados del magno festival “Tajín 2012, se dejaron sentir el pasado martes 27 cuando el Sr. Dr. Duarte de Ochoa dentro del “programa alimentario 2012” del DIF estatal, “entregó a 2321 “abuelitos” indígenas del Totonacapan sendos desayunos fríos. Desayunen hoy con su torta y su refresco que ya mañana será otro día, es el mensaje de la prosperidad ampliamente difundido por la Coordinación general de comunicación social, con fotografía al calce.

Me admira el optimismo de mi buen amigo y destacado analista político Alfredo Bielma Villanueva, quien afirma que no todo está podrido en Dinamarca, que en el horizonte político nacional es posible advertir el surgimiento de una nueva generación de practicantes de la actividad política, poniendo como exponentes de su afirmación a personajes priístas veracruzanos como Pepe  Yunes Zorrilla, Alejandro Montano e incluso Héctor Yunes Landa. Sin demérito de las virtudes e ignorando las debilidades de los mencionados, que por cierto me merecen respeto y reconocimiento, lo determinante no es el perfil  y personalísima manera de matar las pulgas de los ahora candidatos a un cargo de elección popular, sino la sumisión que acusan a los viejos vicios y prácticas corruptas del partido que les postula. La descomposición sistémica les iguala con el resto, de otra manera no serían candidatos de un partido que se niega a cerrar un ciclo histórico agotado. Mérida, Yuc., marzo 31 de 2012

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Pulso Crítico

J. Enrique Olivera Arce

Los candidatos a la gubernatura velan armas. Tras el registro y su aceptación por el Instituto Electoral Veracruzano, habrán de iniciar el sábado 15 de mayo sus campañas formales en pos del voto ciudadano, que definirá quién de los tres aspirantes gobernará a la entidad.

El reto es convencer. El objetivo, una mayoría de votantes potenciales ajenos a los partidos políticos y coaliciones en contienda, entre los que destaca un amplio espectro de jóvenes que ya sistemáticamente vienen dando la espalda a la elección de representantes populares. Mismos a los que los candidatos no tienen nada que ofrecer, como hasta ahora ha sido observado en las llamadas eufemísticamente “pre campañas”.

Poca importancia se le dio  por parte de los precandidatos a la información que divulgara Sergio Vera Olvera, Vocal del Registro Federal de Electores en Veracruz, en torno al hecho de que 160 mil jóvenes contarán con mayoría de edad para inicios de julio, y 128 mil no tramitaron su credencial de elector. Hecho que el propio funcionario calificara como  grave, en la medida que “demuestra fehacientemente el que los políticos no han despertado ningún tipo de entusiasmo en la juventud que le concite a participar electoralmente”.

Contextualizando lo anterior en el marco del actual proceso electoral, el número de jóvenes que dan la espalda a una elección que debería ser relevante en función de que en ello va de por medio el futuro de Veracruz y sus propias expectativas de realización personal, pone en entredicho el exceso de confianza que la clase política tiene depositada en la juventud. Sin excepción, sin distingo partidista, se parte del supuesto, primero, de que este sector de la población es homogéneo y, segundo, que el pretendido relevo generacional en la vida política de la entidad ha calado hondo en los jóvenes, como lo afirma de manera categórica la corriente priísta de la “Fidelidad” en Veracruz.

Respecto a lo primero, no se puede tasar con tabla rasa a una juventud en principio plural, que no escapa a las condiciones de desigualdad económica, social y cultural que privan en la entidad, por no decir que en todo el país; cada joven en el seno familiar, piensa y actúa según su origen regional y de clase, según le va en la feria a sus padres, hermanos o parientes y amigos cercanos, reafirmándose su particular percepción de la realidad y su entorno cercano, al socializar con otros jóvenes de igual o diferente estatus, en el barrio, la escuela, el taller o en el surco.

Adicionalmente, la diferencia de género establece también proyectos diferenciados de vida para los y las jóvenes; las expectativas de inclusión, movilidad social, mejoría económica, oportunidades de empleo y educación, rol a desempeñar en la familia, no son comunes a ambos sexos. Luego no se puede generalizar metiendo a unos y a otras en el mismo costal.

En cuanto al pretendido relevo generacional en la vida política, para la gran mayoría de los jóvenes es más que entelequia, burda simulación. A nadie escapa que los cargos públicos recaen, salvo honrosas y muy contadas excepciones, en los hijos, entenados, protegidos o amantes de encumbrados políticos y empresarios. Para el pueblo llano, el futuro político de sus jóvenes, si bien les va, como subordinados termina en donde empieza el encumbramiento de la clase dominante.

Lo que la juventud tiene a la vista como paradigma de movilidad política en Veracruz, es la cada vez mayor presencia de oportunistas y vividores que siendo jóvenes piensan como viejos decrépitos, sin mayor motivación que enriquecerse cuanto antes; dignos herederos de la corrupción, impunidad y simulación, refractarios a todo cambio que implique trastocar sus intereses presentes y futuros.

Así que de cuál relevo generacional se estaría hablando, y qué políticas públicas destinadas a la juventud proponen los candidatos que pueda atraer a las nuevas generaciones de votantes. Sin embargo, tampoco podemos incurrir en el mismo error, generalizando. Las excepciones se dan confirmando la regla y un buen número de jóvenes escuchando el canto de las sirenas, ponen su mejor esfuerzo en aplicarse a una asimétrica competencia con la esperanza de que el poder “les salpique”, y puedan fundar sus expectativas de desarrollo personal en el ejercicio de la política y el servicio público. Pero de eso a considerar que nuestros jóvenes, sin más, expresen un especial entusiasmo por participar en un proceso electoral que sienten ajeno e impuesto a sus propias aspiraciones, hay mucho trecho; esto debería considerar todo aquel que en sus letanías proselitistas, pretenda ignorar  que la suma de dos más dos no necesariamente arroja como producto un cuatro.

Charlando con un grupo de jóvenes que contemplan en teoría a la participación de la juventud como oportunidad generacional para sanear la vida política, económica y social de Veracruz, impulsando el desarrollo y abatiendo la desigualdad y la pobreza, éstos me compartieron tales reflexiones; justificando el por qué no se sienten atraídos por los llamados a participar en el actual proceso electoral. “Los políticos no tienen nada que ofrecernos, están entregados a los poderes fácticos y no hay ninguna diferencia entre lo que nos propone el PRI, el PAN  ó los partidos que se dicen de izquierda”.

¿Y que proponen entonces? Les dije, pues con su manera de pensar y de actuar, les guste o no les guste están participando en la vida política de Veracruz, y habrán de influir para bien o para mal en el resultado electoral. Se asumen como fuerza beligerante pero a su vez no quieren comprometerse como jóvenes con un proceso que demanda la participación de todos. Si rechazan al PRI y al PAN al mismo tiempo que a los partidos de la coalición de centro izquierda, ¿cómo van a expresar este rechazo  en las urnas?

“No vamos a votar. Sería hacerle el juego a la mafia en el poder.”, dicen mecánicamente unos, en tanto que otros simplemente se encogen de hombros.

¿Ya pensaron en que la abstención lo mismo que el voto nulo numéricamente benefician al PRI o al PAN, fortaleciéndose la tendencia a un bipartidismo nefasto? Les pregunté.

“Peor sería el voto útil a favor del PAN como lo proponen  los chuchos que controlan al PRD en Veracruz”, contestaron en coro.

Cierto es que en el actual proceso electoral no hay mucho de donde escoger, la contienda está polarizada entre los candidatos del PRI y el PAN que representan continuidad y retroceso; marginalmente, como tercera opción se tiene a la coalición de centro izquierda, con todas sus limitaciones, pero al fin una opción válida para intentar dejar atrás el más de lo mismo. De ahí que si bien la actuación de los políticos, tanto en su vida personal como en el quehacer público, no despierta en los jóvenes ningún tipo de entusiasmo e interés en participar electoralmente, las nuevas generaciones de ciudadanos no deberían dejar de considerar que hoy por hoy en nuestra incipiente democracia, sólo hay de dos sopas: o participas o te quedas al margen. No votar, marginándose, o tomar el camino cómodo del voto útil sin mayor reflexión, condena a los jóvenes a seguir siendo ignorados y excluidos.

Bien vale la pena que los jóvenes participen, alcen la voz, exijan, propongan, haciéndose presentes inyectándole nuevos aires a un anquilosado Veracruz postrado en el subdesarrollo. Chance y así los candidatos entiendan que el futuro de la entidad está en manos de esa fresca, abigarrada, incomprendida y rebelde juventud que hoy exige sin encontrar un camino válido, dejar de ser un número más en la aritmética político electoral.

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