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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Mientras se vive bajo los síntomas de depresión económica y una administración pública estatal fallida, no es del todo entendible el por qué tanta insistencia mediática en adelantar las manecillas del reloj electoral en Veracruz, emborronando cuartilla tras cuartilla con especulación rumor y falsas expectativas en torno a la sucesión del Sr. Dr. Duarte de Ochoa, cuando en el presente la sociedad veracruzana tiene otras preocupaciones de mayor envergadura y trascendencia que deberían reflejarse en el quehacer periodístico.

Salvo de que se trate de una cortina de humo más, para desviar la atención de lo que cotidianamente la realidad económica, social y política ofrece a la población, el insistir e insistir en lo que habrá de acontecer en el 2016, a más de absurdo resulta chocante; el colocar el futuro político de Veracruz en la bola de cristal de adivinos trashumantes, trastocando tiempos y circunstancias para la mayoría de los veracruzanos termina por no perjudicar ni beneficiar, sino todo lo contrario.

El pueblo quiere empleo, pan, seguridad, confianza y certidumbre, lo que el circo político no ofrece ni muchos menos da. Antes al contrario, lo quita y con descaro, enseñoreándose la casta político-burocrática en su burbuja cupular hace gala de intereses de toda laya en los que corrupción, saqueo e impunidad operan en contra de las mayorías.

¿Por qué entonces los veracruzanos habrían de ocuparse y preocuparse en lo que habrá de suceder en un futuro, ahora relativamente lejano, con el acomodo y reacomodo en un tablero de ajedrez electorero que ni le es propio ni por lo consiguiente le beneficia en lo más mínimo?

Las preocupaciones del pueblo son otras muy distintas a las de la voraz partidocracia; se expresan en el agobio cotidiano de un presente en el que sobrevivir es ya ganancia. Resbalándole lo mismo las mentiras que para cada ocasión y día tras día le receta el gobernador, que todo el bombardeo mediático sobre una sucesión gubernamental que se instala en el idílico mundo de una realidad virtual sin más sustento que las ocurrencias de un mentiroso contumaz.

El futuro es pasado y presente.

Y en medio de la farándula mediática, la bola de cristal de los agoreros se niega a dar luz sobre el destino incierto de una entidad federativa que a la cola del ferrocarril federado, en la que los veracruzanos, sin ruido y aspavientos, construyen sobre desigualdad, desempleo, pobreza, exclusión, mentira, corrupción, saqueo y grosera impunidad aquella circunstancia que, en su momento y no hoy, inclinará el fiel de la balanza y la que atendiéndose a la correlación de fuerzas políticas en una sociedad lastimada, dolida y sin expectativas de progreso, determinará quién será el llamado a gobernar a Veracruz.

Circunstancia que llegado el momento bien pudiera no ser necesariamente favorable a la soberbia partidocrática identificada como el mal mayor para Veracruz. Quedando los hoy anticipadamente nominados, en sus aspiraciones colgados de la brocha. Nada está escrito en el quehacer político, mucho menos en el futuro de una historia que el pueblo a contracorriente construye día con día.

La conseja popular señala con acierto que del plato a la boca suele caerse la sopa. No sería nada extraño que para el 2016 la partidocracia enfrentara a una oposición no institucional de hombres y mujeres comunes, cuyo descontento y hartazgo acumulados, en defensa propia le diera la espalda a un proceso electoral que no ofrece nada que no sea más de lo mismo. El tiempo, al tiempo lo dirá.

Hojas que se lleva el viento

Los xalapeños de preguntan en base a qué ordenamiento legal están obligado a pagar por un servicio de vigilancia nocturna que de manera ineficiente e ineficaz prestan empresas privadas. Más a sabiendas de que en materia de seguridad pública el alcalde se desentiende lavándose las manos bajo el argumento de que la tarea es ahora responsabilidad del gobierno del estado. Alguien debe dar respuesta a esta una inquietud más en materia de orden y buen gobierno.

-ooo-

Igual se preguntan si existe base legal para demandar al Ayuntamiento de nuestra ciudad capital por negligencia en el mantenimiento y conservación de calles, avenidas y banquetas -cuando dado el caso, estas existen- ya que los accidentes, daños y perjuicios en personas y vehículos se han venido incrementando a consecuencia del mal estado de la infraestructura urbana tanto en el centro histórico como en la periferia.

Pregunta que se hace extensiva en tratándose de perjuicios derivados de negligencia en el control de tianguis, mercados sobre ruedas y centros de esparcimiento que operando al margen de la reglamentación oficial, atentan contra la seguridad, salud y tranquilidad vecinal.

Por cierto, ¿quién controla en Xalapa la prestación del servicio de grúas concesionado a empresas privadas que incurriendo en un verdadero atraco a los automovilistas, complican más que resolver el problema de vialidad en las vías rápidas?

¿Alguien tiene la respuesta?

Los tiempos se le acortan al alcalde xalapeño y el malestar ciudadano crece. Por algo será.

Por lo pronto, el lumpen político agrupado en el movimiento “400 pueblos”, clava una estaca más en lo que pomposamente se conoce como imagen urbana de Xalapa.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Lo he dicho y lo reitero. Si algo frena al desarrollo de Veracruz es la tendencia de su población a aferrarse a un constante estado de politiquería electorera.  Natural o inducida, tal tendencia se retroalimenta de la mediocridad de una clase política que todo lo quiere ver a la luz de la competencia electoral, partidizando hasta lo más nimio de la vida social, económica y cultural de la sociedad veracruzana, dando la espalda a la racionalidad y hasta al sentido común.

No culmina un proceso electoral cuando ya le encimamos el siguiente; concentrándose recursos públicos y privados, materiales, financieros y humanos, para afrontar el incierto futuro de la sucesión de gobernador, diputados federales y locales, alcaldes, dirigencias partidistas, líderes gremiales, comisariados ejidales,  y hasta presidentes de asociaciones de padres de familia, jefes de manzana, liderazgo estudiantil, o pseudo dirigentes de las varias decenas de organizaciones que dicen representar al periodismo veracruzano.

A todo esto habría que agregar la nociva tendencia de algunos funcionarios públicos afectos al lustre de imagen y al discurso fácil y triunfalista, que para sustentar y afianzar su protagonismo en la palestra político-electoral, hablan de más y a destiempo.

Lo anterior viene a cuento porque una vez más, gracias a eso que he afirmado es parte ya de nuestra naturaleza, no sólo ahuyentamos a una potencial inversión industrial chino-mexicana de varios millones de dólares, sino que también politizamos el tema. Especulando que la responsabilidad del siempre no de la empresa, es atribuible a la mala fe de panistas locales que por beneficiar a sus congéneres partidistas de Jalisco, sabotearan el proyecto.

La mayoría de los medios de comunicación, por motu propio o por consigna,  se han hecho eco de tal especulación, cediéndole el paso al desgarre de vestiduras y a una nada despreciable oportunidad de desviar la atención de un caso juzgado y archivado en el morral de la opinión pública, como la aprobación por parte de la diputación federal priísta de una Ley de Ingresos y Miscelánea Fiscal.

Especulación, sólo eso, toda vez que las decisiones de invertir o no,  millones de dólares en uno u otro sitio ni se dan de la noche a la mañana ni existe empresa que se repute como seria que no someta un proyecto de tal naturaleza a estudios acuciosos, evaluaciones financieras y considerandos sobre fortalezas o limitantes de orden social o económico. Si la empresa chino-mexicana ensambladora de tractores y camiones decidió no establecerse en Veracruz, no lo hizo ni por no gustarle el predio que se presume le sería cedido a “título gratuito” o vendido a precio de subasta de garaje, ni porque un político panista de  medio pelo opinara en contrario a lo ya dispuesto por la administración a cargo de Fidel Herrera Beltrán.

A escasa una semana de que el Congreso local aprobara la enajenación del Agrocentro Siglo XXI para  facilitar tanto la inversión ofertada como la generación de 5,000 empleos directos, y dos días antes de que la empresa de marras comunicará al gobernador la decisión tomada, Dionisio Pérez Jácome, jefe de la Oficina de Gobierno y Consejería Jurídica, no sólo ratificó que era un hecho que la ensambladora se instalaría en la entidad sino que, además opinó que “al reglarle el inmueble Veracruz sale ganando”.

Una de dos. O la empresa en ningún momento tuvo la intención de asentarse en los terrenos del Agrocentro y el triunfalismo desbordado local careció de fundamento, o factores y variables a considerar debidamente respaldados por los estudios respectivos, inclinaron la decisión final a favor de establecerse en Jalisco, no por ser un estado gobernado por panistas sino porque así lo recomendara la relación costo-beneficio a considerar. Decisión final que toda lógica indica que no se tomó en escasos cinco días ni es resultado de una pretendida ingerencia política de un panista deseoso de contrariar al gobernador Herrera Beltrán atendiendo a una consigna de Miguel Ángel Yunes Linares.

Más papistas que el Papa, nuestros políticos priístas, opinan en contrario. “El Pipo” ahuyentó a los chinos”. Sin ponerse a pensar que estos últimos, entre otras cosas y dada  su racionalidad fruto de una cultura que sabe diferenciar negocios de política,  pudieran haber sustentado su decisión final precisamente en el clima electorero de una entidad que vive de y para la polítiquería. Hay que aprender de los chinos. Mientras nosotros nos dedicamos al bla bla bla y a especular frente a la bola de cristal, ellos piensan, estudian, observan,  trabajan y conducen a su país a ser primera potencia mundial.

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J. Enrique Olivera Arce


Aún no concluye el cómputo definitivo de la elección federal del pasado domingo ni “Fidelidad por México” coloca en sus entendederas que el voto útil en contra de Calderón Hinojosa le dio el triunfo y no necesariamente el “efecto Fidel”,  y ya en nuestra ínsula de la permanente felicidad se amarran navajas rumbo a la elección de legisladores locales, alcaldes y gobernador para el próximo año. Así es Veracruz. Para los políticos, servidores públicos y medios de comunicación, todo gira en torno a los procesos electorales y la imagen virtual del gobernante en turno. El desarrollo del estado puede esperar para mejores tiempos, al fin y al cabo estamos blindados.


Tres días antes de la elección de diputados federales, el gobernador declaró que estamos a salvo de “catarritos, tsunamis y tormentas”, etc., etc, que pudieran poner en peligro la economía, salud y seguridad de los veracruzanos. Así convenía destacarlo ante la inminente elección en contraposición a las declaraciones de claro tinte electorero de Felipe Calderón. Para el lunes, mediando el triunfo priísta en las urnas, el mismo personaje declara que ha instruido a sus diputados federales que impulsen en el Congreso de la Unión una ley de emergencia porque la economía está del cocol y la crisis está lastimando a los sectores más vulnerables de la gran familia veracruzana. No podía quedarse atrás  en concordancia con declaraciones de Calderón Hinojosa llamando a la unidad de todos los mexicanos para enfrentar los efectos del descalabro económico.


O sea que desde la visión electoral un día estamos bien y al siguiente más que jodidos, mientras que la realidad se encarga de demostrar que mientras transitamos de un proceso electoral a otro, más bien estamos jodidos, empezando por las finanzas públicas estatales y municipales. No es de gratis que la secretaria de desarrollo social y medio ambiente, así como mayoría de los alcaldes, ya pusieran el grito en el cielo: no hay dinero para satisfacer la demanda de servicios públicos, concluir obras iniciadas y pagar deudas. La culpa, dicen, es de Calderón quien, con fines electorales retuvo las participaciones federales.


Así son las cosas en Veracruz. Lo llevamos en nuestra naturaleza. Nuestra clase política no puede vivir al margen de la política electoral, aunque ello signifique dar la espalda a la ciudadanía.


Pues bien, mientras la crisis económica ni nos perjudica ni nos beneficia, ya inmersos en el nuevo proceso electoral los de la casaca roja promueven a la aún diputada federal Elizabeth Morales para una diputación local, en tanto que la casa rosada se inclina a favor de Guillermo Zúñiga Jr., modosito y moralmente bien portado, para la alcaldía de Xalapa, a quienes ya se les monta en el jamelgo de hacienda.


El estira y afloja  que nos conducirá a la elección del sucesor de Fidel Herrera Beltrán,  inicia con un alto grado de temperatura. Dos temas están a debate en el seno del partido de la fidelidad, o sea el PRI veracruzano con rostro joven: El primero bordando en torno a la dicotomía juventud y lealtad vs. Madurez y experiencia. En tanto que el segundo avocado a si es un solo aspirante a la candidatura, el delfín, o se le da participación en la fiesta al diputado Héctor Yunes Landa y al actual secretario de educación Victor Arredondo, más los que aparezcan en los próximos meses.


La atención a los efectos de las  crisis concurrentes puede esperar. Estamos entre la espada y la pared, tantito a salvo y tantito no,  cuando menos hasta que tomen posesión de su encargo los nuevos diputados federales y estos estén en condiciones, muy dudosas por cierto,  de poder promover la ley de emergencia y una refinería para Tuxpan que saquen al buey del atolladero.


Para no perder el hilo conductor de la vida política de Veracruz,  mientras de dilucida si para el 2010 el perfil del candidato priísta a la gubernatura del estado deberá privilegiar únicamente  juventud y lealtad, o se opta por experiencia y madurez aunque las canas pinten en la testa del aspirante y este, a su vez,  sea considerado como infiel, el priísmo bate palmas por anticipado impulsando la legítima aspiración de Fidel Herrera Beltrán a la candidatura por la presidencia de la república en el 2012.


Y mientras todo esto bulle en las limitadas entendederas del priísmo veracruzano y sus corifeos, el delfín hace rabieta. ¿Cómo que otro aspirante? Si ya me gané en los medios y en las urnas –en ese orden- el derecho a ser el único, el ungido, el llamado a mantener a salvo a la familia veracruzana. Así me lo aseguraron Fidel y Doña Rosa.


A esto se reduce la política en Veracruz.


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