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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“Más tarda la Secretaría de Desarrollo Social en medio rescatar pobres extremos que Hacienda y el gabinete económico en producir nuevos”. Víctor M. Quintana S.

Inaudita la prisa del gobierno de Peña Nieto no sólo por profundizar la crisis económica, también por auspiciar el caos social en un país que se sostiene con pincitas bajo la tónica de propósitos neoliberales de un proyecto empobrecedor impuesto desde las cúpulas de los poderes fácticos y formales.

La partidocracia pastoreada por los legisladores priístas, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, aún no termina de procesar los dictámenes de las leyes secundarias en materia energética que en “fast track” serán aprobadas por el Congreso de la Unión, y ya el gobierno federal inicia el censo catastral de tierras nacionales, privadas, ejidales y comunales, en las zonas susceptibles de extracción de gas shale mediante la innovación tecnológica conocida como fracking o fracturación hidráulica. (Vanguardia 05/06/2014)

Siendo este el primer paso de la Reforma para la Transformación del Campo del Sr. Peña, encaminada al despojo y posterior entrega del suelo a las grandes empresas petroleras y gaseras. Con lo que se augura profundización de pobreza y desigualdad en el agro nacional.

Otra señal ominosa de lo que viene, es el proyecto de desviar las aguas del Río Pánuco, canalizándolas a los estados norteños en los que la extracción de gas demanda cuantiosos volúmenes del vital líquido.

Para Peña Nieto primero lo primero, el mercado energético, que al fin y al cabo las leyes secundarias en la materia ya están cocinadas y planchadas, sin visos de que con la panacea reformista México salga del atolladero en que a lo largo de más de 30 años le han venido sumiendo gobiernos del PRIAN en complicidad con el PRD y la morralla.

Poniéndose en evidencia el autoritarismo del titular del ejecutivo federal que hace suya aquella conseja porfirista de mátalos en caliente y luego averiguas, pasándose por el arco del triunfo lo que queda de democracia representativa y voluntad ciudadana en un tema de la mayor relevancia para México.

Impaciencia es impotencia.

Al fin aprendiz de brujo, el presidente Peña apuntalando a su ineficaz secretario de hacienda previamente al auto adorno de que hiciera gala en Lisboa, anuncia seis medidas para impulsar el ansiado crecimiento económico (Alto Nivel 02/06/2014); la misma gata en un mismo proyecto revolcado y fallido, olvidándose de que el Talón de Aquiles de la economía nacional en crisis, reside en un mercado interno marcado por desempleo, salarios de hambre, capacidad instalada ociosa y restringido consumo familiar, en el marco de una inobjetable realidad que en la que pobreza y hambre son denominador común en más del 50% de los mexicanos.

Como todo lo que viene de la presidencia, las cúpulas empresariales aplauden la estrategia anunciada. No obstante, se reservan el beneficio de la duda en tanto las medidas de impulso no aterricen y rindan frutos expresados en ganancias reales contantes y sonantes.

En el inter la presunta fortaleza macroeconómica no se refleja en una microeconomía en crisis que a su vez incide en los niveles negativos de aceptación del modelo y políticas públicas impulsadas por la SHCP a cargo de Luís Videgaray.

Como tampoco se refleja en expresiones sustentadas de optimismo y confianza respecto a una evolución positiva de la economía en su conjunto, persistiendo la percepción de estancamiento y recesión que se confirma con números duros (La Jornada 07/06/2014), difundidos por el propio aparato gubernamental.

Incapaz de entender que el en mundo globalizado la crisis generalizada del modelo neoliberal no encuentra salida, al régimen peñista le gana la impotencia, de esta deviene la impaciencia improvisando e imponiendo. En esas andamos mientras la punta del iceberg del caos social ya sobresale en las turbulentas aguas de un país sin rumbo y con expectativas de progreso canceladas.

Hojas que se lleva el viento

La celebración oficial, la oficiosa, y la independiente, del “Día de la Libertad de Expresión”, transcurrió sin pena ni gloria para un periodismo veracruzano que se niega a aceptar que por sobre la simulación, la crítica light así como la censura, autocensura y represión, el derecho humano inalienable al ejercicio de la libre expresión es conquista y patrimonio universal y no concesión graciosa del poder en turno para la prensa-empresa.

Lo destacable de esta festividad para mi gusto fue la presentación en las instalaciones del Congreso del estado del libro “El gran solitario de palacio” de René Avilés Fabila, por el escritor orizabeño Rafael Junquera Maldonado, quien con crudeza a punto estuvo de aguarle la fiesta a la selecta y concurrida audiencia de comunicadores.

Rescato el colofón del mensaje con el que Junquera Maldonado cerrara su intervención, cito:

“Ayer como ahora, la impunidad sigue imperando como un símbolo que nos es muy propio. México es el país de la impunidad. Hace ya muchas décadas que la amnesia parece dominarnos y nada nos perturba, como si también estuviéramos muriendo en vida. El crimen vinculado a la democracia y a las libertades, quizá tenga su arranque en la masacre de Hizilac, Morelos, adonde encontrara la muerta el General Serrano y sus más cercanos partidarios, por oponerse a la reelección de Alvaro Obregón. Crimen que hubiera quedado en el olvido, de no haber sido por Martín Luís Guzmán quien en su novela La sombra del caudillo dio cuenta de esos hechos. No menos conocidas son la masacre de Topilejo de 1930, donde se diera muerte a un centenar de vasconcelistas o el asesinato de más de mil almazanistas en los años cuarenta para acallar a quienes ponían en duda el triunfo electoral de Ávila Camacho, así como los incontables crímenes para acallar a los seguidores del General Enríquez Guzmán en la década de los cincuenta, quienes de igual modo, ponían en duda el resultado electoral.

Nuestro olvido no sólo se remonta al pasado, sino a hechos recientes. El crimen de la guardería de Hermosillo, ocasionado por un incendio para borrar evidencias, el de los mineros sepultados en vida en Pasta de Conchos. La masacre de Aguas Blancas en Guerrero en 1995. El crimen de Acteal de 1997, en Chemalho, nos muestra al mundo como una nación de cínicos e inmorales, de asesinos despiadados que no se detienen ante nada cuando se trata de preservar los privilegios, borrar huellas o cobrar venganzas.

Seguimos con las mismas falacias, los mismos patrones de adulación a quien gobierna. Estamos ante un grave proceso de desintegración nacional. Nuestro cuerpo, el cuerpo de la república carcomido por la corrupción y la gangrena de la inmoralidad muere minuto a minuto ante nuestro propio aplauso. Estos días Arturo González de Aragón, señaló que las principales plagas que infectan a México, son: la mala educación, impunidad, inseguridad, partidos políticos, monopolios y el mal gobierno. No dejó títere sin cabeza. Debe saber de qué habla. No es ningún guerrillero verbal. Durante muchos años fue el titular de la Auditoría Superior de la Federación.

Sé que este día es un día de alegría, por ser el día de la libertad de prensa. Celebren, siéntanse felices, pero no olviden. El 2 de octubre no se olvida, no debe olvidarse”.

Entre tantos premios, reconocimientos, discursos, halago mutuo, desayunos y banquetes, el aleccionador mensaje del escritor orizabeño quedó en el olvido; no quedando registrado en la memoria, prensa-empresa y comunicadores simplemente lo ignoraron. Fue día de fiesta, acercamiento cómplice entre el poder y la prensa, no celebración mortuoria con crespones negros.

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J. Enrique Olivera Arce

Bajo el sugestivo título “Economistas pinchan la burbuja de Duarte “, el periodista Williams Cortez publica en El Liberal del Sur, (edición del 20/05/2014), un artículo que no teniendo desperdicio hace referencia a la vida económica de Veracruz, vista esta bajo la lupa de dos destacados investigadores de la Universidad Veracruzana (UV), Rafael Arias Hernández e Hilario Barcelata Chávez, quienes a su vez fundamentan sus análisis en información difundida por el INEGI.

“La economía veracruzana se estancó y va para atrás. Cada trimestre la propuesta de campaña de 2010, “Veracruz para adelante” es un contradicción.
Una deuda pública que llegaría a los 90 mil millones de pesos, nula obra pública estatal, incapacidad tecnológica para transformar sus recursos naturales, una industria sustentada en micro y pequeñas empresas poco competitivas, 4 millones de pobres y un decrecimiento de 1.5%, colocan a la economía de Veracruz entre las cinco peores del país”
, se afirma en el artículo en comento.

Nada nuevo bajo el sol salvo traerlo a tiempo presente. “La burbuja de Duarte” desde los inicios del mandato del gobernador veracruzano fue “pinchada” por una terca realidad que se le ha venido oponiendo de manera obvia y contundente a un proyecto fallido de gobierno  y a una estrategia mediática de comunicación social triunfalista y sin sustento.

Sin embargo, dada la situación crítica por la que atraviesa la economía nacional y la ausencia de políticas públicas para corregir y enderezar el rumbo, el análisis serio y bien documentado de Arias y Barcelata, a los que agregaría otro economista de valía, Alejandro Soto Domínguez, cobra plena vigencia en tanto que guarda congruencia con diagnósticos y pronósticos tanto del INEGI como de la Secretaría de Hacienda y el Banco de México en torno al comportamiento económico del país en los últimos trimestres.

Si le va mal a México, obvio que a Veracruz no le puede ir mejor. Y esto queda demostrado con números duros que toman los investigadores para afirmar sin tapujos que la economía veracruzana está colapsada. Afirmación que, en efecto, echa por tierra el cotidiano triunfalismo con el que desde la administración pública se ofende a la inteligencia de los veracruzanos con un iluso juego de abalorios.

El 4 de abril próximo pasado, refiriéndome a esta situación escribía:

“Ahora que los economistas veracruzanos pretenden formar un bloque que les permita involucrarse y pesar en la búsqueda de soluciones a la aguda problemática que tiene postrada a la entidad, vale preguntarles qué respuesta viable podrían aportar para que, de una vez por todas, el gobierno del estado reconozca la profundidad de una crisis en la que la combinación de insolvencia gubernamental y deterioro creciente de la demanda agregada, impide crecimiento económico, generación de nuevos empleos y combate efectivo a desigualdad y pobreza”.

Así como el 27 del mismo mes en relación al mismo tema, afirmara que Ocultar el sol con un dedo, en Veracruz  ya no reditúa.

Los economistas mencionados si bien no tienen una receta ni cuentan con la suficiente influencia para convencer al Sr. Dr. Duarte de Ochoa de lo equívoca de su estrategia de gobierno y de la necesidad de corregir, si, cumpliendo con su papel en el seno de nuestra máxima casa de estudios, desde la academia y por extensión en diversos medios de comunicación, ponen al desnudo  una realidad ya inocultable, señalando con claridad en donde estamos parados y que nos espera de seguir adelante por caminos equívocos.

El oropel de una falsa prosperidad es solo eso. Económicamente le va mal a Veracruz y a los veracruzanos y esto, necesariamente se refleja en la vida social y política de una entidad federativa que vive de y para los procesos electorales.

En su artículo del pasado lunes, Hilario Barcelata ubica con precisión a Veracruz en el contexto de la crisis económica del país, afirmando que:

“La economía veracruzana se encuentra colapsada. Durante el cuarto trimestre de 2013 el Producto Interno Bruto Estatal (PIBE) cayó un -1.5% comparado con el mismo período del año anterior, situación precedida por un pobre desempeño en los trimestres anteriores, durante los cuales el crecimiento nunca pudo superar siquiera el 1%.”.

Atribuyendo esta situación a la resultante de:

“… un modelo de desarrollo económico estatal que está en crisis, el cual se basa en un patrón productivo obsoleto, ineficiente y con escasa competitividad”.

Y “…un gobierno estatal y gobiernos municipales ineficientes, incompetentes y corruptos que han sido incapaces de crear una estrategia capaz de propiciar las grandes transformaciones que requiere la economía estatal”.

Más claro ni el agua y a buen entendedor pocas palabras. Los economistas, desde la UV, cumplen con su cometido, falta ver si encuentran eco en quien está obligado por el bien de Veracruz a escuchar y actuar en consecuencia.

Hojas que se lleva el viento

El PRI en Veracruz ya no siente lo duro sino lo tupido. Ante la andanada de críticas, fuego amigo y patadas bajo la mesa, la dirigente estatal del tricolor por conducto de la Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo, ideóloga del Comité Directivo Estatal, manda mensajes encriptados que no se sabe si van dirigidos a la militancia priísta o a un cada vez mayor número de críticos “radicales”. Por el bien de México debemos cerrar filas en torno al presidente, nos dice la destacada académica, “… y quien no lo haga o se limite a la crítica destructiva desde la comodidad del asiento de un café,–pues se le respetará su holgura y apatía–, pero no encajarán en esta etapa de reconstitución nacional y tendrán que observar cómo operan, quienes en verdad desean ser útiles y tengan el propósito sincero de coadyuvar al bienestar de los mexicanos, heredando un mejor país”.

Sea como sea, el mensaje cae en tierra infértil, la crítica va y seguramente no parará estando de por medio tanto la implementación de reformas contrarias al sentir de las mayorías como en lo local el madrugador proceso  electoral,  poniendo en riesgo el esperado triunfo del nuevo PRI en los próximos comicios federales y locales.- Xalapa, Ver., 28/05/2014.

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J. Enrique Olivera Arce

“… Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez…” (Galeano 1971, Las venas abiertas de América latina)

Para los ciudadanos de a pie dos cosas deberían quedarnos claro: ni las presuntas reformas estructurales de Peña Nieto van por sí mismas a generar crecimiento, desarrollo, estabilidad, justicia social y fortalecimiento de la democracia, como tampoco las estadísticas sobre el comportamiento aleatorio y coyuntural de la economía, reflejan fielmente la profundidad tanto de una realidad adversa a la mayoría de los mexicanos como de la percepción que de esta anida en el imaginario colectivo.

En el papel se pueden asentar muchas cosas. Las palabras y los números son unos y los hechos, resultados concretos pie a tierra, son algo muy distinto cuando de evaluar el desempeño de un país se trata.

Luego es de considerarse que no podemos confiar ni en los desplantes triunfalistas del Secretario de hacienda, el coro oficialista y la partidocracia que ha sentado sus reales en el Congreso de la Unión, ni en los números duros asentados en estadísticas oficiales, fruto de muestreos aleatorios, por muy profesionales que sean estos, cuando la terca realidad se impone por sobre la relatividad de lo que se dice y lo que no se dice.

De lo que seguramente si podemos estar ciertos, es que pese a la palabra fácil y el juego de números oficiales, ante la opacidad y desinformación respecto al desempeño real de la economía y lo que socialmente a ello concierne, cada quien habla según le va en la feria. De ahí que se observen serias contradicciones entre lo que declaran Peña, Videgaray, Cartens y el INEGI y no quedándose atrás lo que la partidocracia en lo general y en lo particular asegura tras haber aprobado –de espaldas a sus presuntos representados- reformas constitucionales que no aterrizan.

Y lo más significativo, lo que declaran actores económicos y organizaciones sociales en este escenario de contradicciones e incertidumbre, en lo que a su particular entender les afecta o beneficia en el entorno de una economía a todas luces precaria navegando en las turbulentas aguas de lo incierto.

Torre de Babel

Todos hablan desde el balcón cupular y, como en una Torre de Babel, nadie se entiende ni todos entienden en dónde estamos y por cual derrotero camina México. Pasándose por alto realidades concretas reflejadas en sus propios números, como el hecho de que en un mercado interno deprimido la fábrica nacional opera al 40% de su capacidad instalada (Canacintra / Diario Mx 22/05/2014), no obstante contar el país con cerca de 120 millones de consumidores potenciales. Realidad real o virtualmente simulada que en detrimento del empleo, salarios remunerativos, bienestar familiar y captación fiscal suficiente para atender la demanda creciente de obras y servicios públicos, pesa más en el imaginario popular que los dimes y diretes en relación al comportamiento de un Producto Interno Bruto Nacional que muy lejos está de reflejar desigualdad, ingreso y pobreza en la base de la sociedad mexicana.

Pie a tierra, más allá del discurso y las estadísticas, no se sabe a ciencia cierta de que se habla en las altas esferas del poder. Lo que sí se sabe es que no hay empleo y, cuando lo hay, el salario no alcanza para satisfacer necesidades básicas de supervivencia, reproducción y calificación de la fuerza laboral que el país requiere para crecer con índices aceptables de productividad.

Varias decenas de millones de mexicanos en su bolsillo y en su cotidiana penuria, miden, evalúan y sacan conclusiones: algo anda mal y no precisamente el volátil y contradictorio juego de palabras y de números que anima el desgarre de vestiduras en la cúpula; el país se hunde y no hay respuesta válida para remediarlo cuando corrupción y saqueo validados por un desquebrajado estado de derecho, tocan ya a la puerta de la economía familiar.

En la aldea

Y en este orden de ideas, en nuestra “próspera” aldea resulta hasta cómico escuchar el diálogo que auspiciara la Asociación Civil “Otero Ciudadano” el pasado miércoles 21 de los corrientes entre el alcalde de la capital veracruzana y actores destacados de la política, la prensa, los negocios y la academia.

Todos hablan, cada quien contemplándose su propio ombligo, atendiendo a sus particulares intereses e ignorando lo que Xalapa espera de sus propios habitantes y lo que estos esperan de su ciudad capital. El problema toral del Municipio fue evadido, “la gallina de los huevos de oro” se extingue en medio de un mercado interno regional deprimido; desigualdad y pobreza en galopante ascenso, así como un paupérrimo e injusto ingreso de la mayoría de las familias no auguran nada bueno para la capital veracruzana.

Este problema toral no se resuelve con florilegio verbal, inversión pública focalizada asistencial y clientelar, cemento hidráulico, funiculares y jardines floridos, Xalapa requiere de inversión productiva, fuentes de trabajo, empleo y una política salarial generalizada que asegure ingreso familiar digno y capacidad real de compra que estimule consumo, producción y reinversión. Todo lo demás viene por añadidura.

Para el alcalde Américo Zúñiga y para sus interlocutores, el tema de pobreza y desigualdad es tabú. Causalidad y consecuencias se ignoran olímpicamente. El diálogo transita por los caminos trillados de lo reiterativo y anecdótico; la prioridad hoy es sacar al buey de la barranca ofreciendo un ambiente urbano decoroso a los asistentes a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, compromiso gubernamental y no de los veracruzanos, pero con expectativas de protagonismo político y buenos negocios para unos cuantos.

La frase de moda, “pacto de participación ciudadana” y en torno a ella se teje y se desteje, mientras en Xalapa, cuatro ciudades en una, por inanición agoniza “la gallina de los huevos de oro” ante la indiferencia de sociedad y autoridades.

Hojas que se lleva el viento

Para Ripley. El alcalde de Xalapa cacarea su plan municipal de desarrollo para el cuatrienio y al mismo tiempo se felicita por el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo BID) para elaborar un diagnóstico preciso del municipio que gobierna. Interesante, primero se formula por encargo y valida por el Congreso local un costoso mamotreto denominado plan municipal y, a posteriori el diagnóstico que debería sustentarle. En mi pueblo a eso le llaman tirar el dinero a la basura. La metodología del BID para la planeación regional le llama improvisación y, para no quedarme atrás, yo le llamo simulación consentida con pinceladas de deshonestidad intelectual. En esas andamos.

-ooo-

La revolucionaria tendencia en el mundo globalizado de la substitución paulatina pero firme del periodismo impreso por el digital, no ha sido ignorada en Veracruz. La información difundida en tiempo real ha tenido acogida en nuestra aldea lo mismo entre emisores que entre receptores del mensaje; trátese lo mismo de periodismo profesional, que del ciudadano que hace suyo el ejercicio de un derecho democratizador como el de la libertad de expresión, que antes de la socialización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC´s) y la masificación del acceso a la Internet le fuera restringido.

Enmarcado en este innovador escenario, Alfredo Hákim Simón, Salvador Santoyo Ramírez (QEPD) y Emilio Cárdenas Escobosa, con entusiasmo y visión de futuro se sumaron a la tarea de contribuir a dar presencia en el mundo a la vida cotidiana de un Veracruz que pese a todo, con tropiezos y sobresaltos está de pie gracias a sus hombres y mujeres que con imaginación, voluntad y tesón productivo mantienen viva la llama de la esperanza. “Crónica del Poder”, fruto de esta iniciativa empresarial, cumple el próximo domingo primero de junio seis años de incursionar en la Red de Redes, destacando como un medio de comunicación plural, atractivo y de alto impacto. Desde estas líneas va nuestro reconocimiento solidario y sincera felicitación a sus hacedores.

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J. Enrique Olivera Arce

A 18 meses de gobierno de Enrique Peña Nieto signos ominosos ensombrecen el panorama nacional. Estancamiento y retroceso económico, pérdida de expectativas de bienestar y un clima de inseguridad que ronda a lo largo y ancho del país, conforman prolegómenos de un Estado fallido.

El orden de prioridades de las grandes tareas del desarrollo está trastocado, la necedad de imponer reformas con simultaneidad y en cascada, contrarias tanto al sentir de amplias capas de la población en lo interno como a las tendencias más generales de recomposición y corrección de rumbo en un mundo de cabeza, lo mismo empantanó el quehacer político legislativo que frenó la actividad económico productiva a lo largo y ancho del país.

La vida social, a rastras de estrategias fallidas en materia de seguridad pública y políticas equívocas de atención a los avatares del mercado por sobre las necesidades reales y sentidas de una población en su gran mayoría empobrecida, agudiza su deterioro profundizándose pobreza y ampliándose la brecha de la desigualdad a la par de expresiones de descontento y hartazgo. Las reformas presuntamente estructurales no aterrizan y el tiempo ya juega en contra de los propósitos neoliberales de un presidente que, de 266 compromisos de campaña avalados por notario público, se le reconocen a lo largo de su mandato únicamente 13 (Vanguardia 12/05/2014).

Y en este marco, no son pocas las voces que advierten que en diversas entidades del país existen condiciones de gobierno fallido, que aceleran el proceso de deterioro social e inhiben tanto la consolidación de la fábrica nacional como nuevas inversiones productivas y generación de empleo, que ya se reflejan en los indicadores de desempeño económico nacional.

De acuerdo con informes del Banco de México y números duros del INEGI, la economía está estancada y con visos de recesión. Advertencia de entes autónomos que lejos de tomarse en cuenta por el poder ejecutivo federal, son desmentidas por el propio presidente y su secretario de hacienda, que sin el menor rubor, propalan que “la economía va por buen camino” y que, lejos de pisar los umbrales de la recesión, se transita por un camino sólido sustentado tanto en una macroeconomía boyante como en el incremento de exportaciones y crecimiento del aparato productivo estratégico.

Contradicción a los más altos niveles de la conducción económica del país, que lejos de asentar las aguas, propicia mayor desconfianza e incertidumbre, cuando a ojos vista la realidad nacional, si, la que se palpa en el terreno microeconómico y se mide en el bolsillo de los mexicanos, estancamiento y retroceso ya es evidente, reflejándose en desempleo, bajos salarios y pérdida del poder adquisitivo.

La población se llama a engañada y las promesas de bienestar a la vuelta de la esquina gracias a las reformas peñistas, se siembran en terreno infértil. La crisis de credibilidad en el gobierno y sus actores, se acentúa, a la par que la aceptación de Peña nieto por sus gobernados a la baja y polarizándose.

Si mediáticamente al secretario de hacienda se le consideraba el hombre fuerte, poder tras el trono, su fracaso en la conducción de la economía le ubica ya como triste caricatura objeto de escarnio y rechazo, señalándosele como el artífice del fracaso de Peña Nieto en el propósito de modernización, incremento de productividad y competitividad en la fábrica nacional.

Mal augurio que ya se hace sentir en una partidocracia ineficaz que no logra establecer acuerdos en torno a las iniciativas presidenciales, haciendo prevalecer intereses partidistas y dictados de los poderes fácticos que lejos de fortalecer al retorno del presidencialismo autoritario, le desgastan, estorbándole.

Y en esto último, el Partido Revolucionario Institucional se pone en evidencia como incapaz para brindar sustento social a Peña Nieto. Antes al contrario, marcha a la zaga de la movilización popular, ganándose a pulso crítica y rechazo de las mayorías.

Veracruz no es ajeno a este escenario. Pese a opiniones oficiales en contrario, números duros registran desempleo creciente, ausencia de crecimiento económico, y barruntos de recesión, contribuyendo al pésimo desempeño de la economía nacional. Condición que se hace acompañar de endeudamiento, corrupción e impunidad en las esferas de la administración pública, auspiciando deterioro y reclamo social, hablándose ya en círculos calificados de un gobierno estatal fallido, sin pies ni cabeza que se niega a reconocer la realidad de su crisis.

En esto andamos y no hay sol que nos caliente. México se deshace y no hay para cuándo ni cómo evitarlo.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

 No hay peor consejero que un estómago vacío. En las condiciones de deterioro económico, distensión del tejido social y un régimen político decadente y superado por la realidad,  el horizonte acusa nubarrones que podrían devenir en tormenta. 

Atendiéndose más a ilusorias panaceas, que a poner freno a la descomposición que permea en todos los órdenes de la vida nacional, el Congreso de la Unión, como en los viejos tiempos hoy reciclados del presidencialismo autoritario, legisla al vapor por mayoriteo y por consigna; sirviéndole la mesa al titular del ejecutivo que, obcecado, avanza en la imposición de reformas anti populares y cada vez  más alejadas de soluciones concretas a escollos estructurales de fondo. 

No obstante estar demostrado que el blindaje ofrecido por una supuesta fortaleza macro económica no es tal, se borda en lo accesorio, ignorándose lo sustantivo: dar viabilidad hoy al país para afrontar  la crisis sistémica globalizada.  

Antes al contrario, se persiste en sostener con maltrechos andamiajes un modelo de desarrollo que socavando el orden microeconómico, ni ofrece rumbo cierto lo mismo en la coyuntura que en el largo plazo, ni expectativas de progreso para las mayorías.  

Modelo que en el marco de la simulación y corrupción crónica, exhibe improvisación, vulnerabilidad e imprevisión. Mostrándose incapaz  para afrontar con relativa eficacia el evidente avance del deterioro que con carácter multidimensional,  trastoca horizontal y verticalmente la vida económica y social en la totalidad de la aldea global.  

Desde 2008 expertos, analistas y estudiosos del más alto nivel en México,  han insistido en advertir del riesgo que para México representaba el derrumbe de la burbuja financiera con repercusiones en la economía mundial, que daba lugar a una crisis sistémica que lo mismo afectaba a los llamados países del primer mundo que a los periféricos, pasando por los llamados emergentes. 

No se les ha escuchado. Para Calderón lo sustantivo era la guerra contra el crimen organizado y, en los ocho meses de la administración de Peña Nieto, la prioridad para este es trascender a la historia como el gran reformador.  

Para el gobierno y clase política en general, las advertencias pasaron desapercibidas. Se minimizó el fenómeno global y se confió en un blindaje más de papel que real, concentrándose en tareas partidistas y electoreras. 

En Veracruz, quien esto escribe, haciéndose eco de tales advertencias, en solitario así lo expresó. La entidad no podía ni debería seguir durmiendo el sueño de los justos en torno a una ilusoria bonanza, ignorando ser parte de un todo nacional que ya acusaba los primeros efectos de la crisis;  pretendiendo el gobierno en un increíble desplante de autosuficiencia y triunfalismo mediático convencer de que aquí no pasa nada, sin parar mientes en las consecuencias de no tomar las providencias exigibles.  

El sexenio de Herrera Beltrán concluyó dejando a Veracruz de rodillas. El Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, viene dando continuidad al triunfalismo sin sustento superando a su antecesor y, dando por hecho que gracias a un endeudamiento sin precedentes la prosperidad había sentado sus reales en la entidad. 

El tiempo, lamentablemente da la razón a quienes se les calificara como “agoreros del desastre” No hay forma de eludir los efectos de la crisis ni en el corto plazo modificar el rumbo. Ya están aquí, no se tomaron previsiones y hoy tanto en el ámbito nacional como un todo, así como en Veracruz uno de los eslabones más débiles de la cadena, se pagan las consecuencias.  

Con más del 50 por ciento de la población en condiciones de pobreza, con el 60 por ciento de la economía en la informalidad y con expectativas de empleo en el corto y mediano plazo que, a decir del secretario del trabajo, “se esfuman” con más de 200 mil puestos de trabajo que se perderán en el 2013, México acusa los efectos de la imprevisión y la simulación. 

La economía está estancada y en franco retroceso. La previsión de su crecimiento para el presente año pasó del 3.5 al 1.8 en la visión más optimista al confirmarse la desaceleración por parte de la Secretaría de Hacienda y el INEGI  Para los pesimistas apenas alcanzará el 0.5.  

Los efectos del deterioro en Estados Unidos y Europa, se trasladan a México por la vía del comercio y la especulación financiera. Ante una reducción de la demanda real, sus gobiernos privilegian mercado interno, estimulando a sus propios productores y consumidores. Las exportaciones para nuestro país se achican ante la contracción de nuestros tradicionales nichos en el mercado exterior y, la importación de bienes de consumo generalizado se ven incrementados ante la incapacidad manifiesta de México para asegurar soberanía alimentaria y crecimiento de la planta productiva.  

Como corolario, el poder real de compra del raquítico salario de los mexicanos se mantiene congelado, siendo notablemente insuficiente para incentivar empleo, consumo y producción en el mercado interno. 

En tanto que en el terreno de la especulación financiera, los capitales domésticos e internacionales van tras mejores condiciones de rentabilidad, fugándose de un México que no ofrece seguridad y rumbo cierto. 

El blindaje se concentró en la macro economía. Hoy la inflación y las políticas monetarias exhiben su vulnerabilidad en tanto que la micro economía, ignorada,  paga las consecuencias de la imprevisión cebándose en las capas más desprotegidas de la población. 

Para el secretario de hacienda, tras reconocer el desempeño mediocre de la economía, asegura que el crecimiento se reactivará en el segundo semestre del año, requiriéndose de un esfuerzo extraordinario en el gobierno y en la llamada sociedad civil. Para el Sr. peña y sus aduladores, sin decir cuando y como, las reformas presuntamente estructurales nos sacarán del bache. El compartir la renta petrolera con el capital privado, venga de donde venga, es la panacea.  

¡Vaya paradoja! En el medio de la mediocridad,  menor disponibilidad de la parte proporcional de la renta que PEMEX entrega al gobierno, mayores posibilidades de inversión pública y reactivación de la economía.  

Bien podemos esperar sentados con el estómago vacío, que fructifique  la ilusoria prosperidad que el presidente anuncia a bombo y platillo, ofreciendo para mañana lo que hoy no pasa de ser un buen deseo.  

El horno no está para bollos, anuncian cada día mayor número de “agoreros”. El descontento, frustración y hartazgo frente a un régimen político que construye castillos de naipes ignorando la realidad real, al igual que la crisis global ya está tomando cartas de naturalización entre las mayorías. Ya no son síntomas de deterioro y descomposición social, son  llagas a flor de piel de un país enfermo que la clase política, en todos sus niveles ignora y se resiste a ver. 

Gobierno federal y los correspondientes de las entidades federativas y el D.F., ya no administran los conflictos, resguardando Estado de derecho, seguridad y paz social; rebasados por una realidad que no controlan, su papel hoy se reduce al de bomberos  apagando fuegos que amenazan con incendiar toda la pradera.  

Y así, mientras México se debate entre la desaceleración, amenaza de recesión, devaluación y desempleo galopante, el estómago vacío de millones,  actúa como un pésimo consejero incitándole a la rebeldía. En este escenario, el próximo domingo Enrique Peña Nieto rinde su primer informe de gobierno.  

La pregunta obligada es: ¿aprobará ante el Pacto por México su aún gris desempeño?  Porque ante las mayorías  todo indica que saldrá reprobado.

Hojas que se lleva el viento

 ¿Estará enterado Alberto Silva Ramos, secretario de desarrollo social en Veracruz que en Xalapa, capital del estado, subsisten  mayor número de personas en condiciones de pobreza extrema que en los municipios de La Perla, Calcahualco, Mecayapan, Mecatlán, Filomeno Mata, Mixtla de Altamirano, Zontecomatlán, Ilamatlán y Aquila?.-  Xalapa, Ver., agosto 28 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

De conformidad con la información difundida por agencias noticiosas, la noche de hoy 31 de diciembre Estados Unidos caerá técnicamente en el llamado “precipicio fiscal”, una vez que la Cámara de representantes decidió entrar en receso hasta el primer día del 2013. Esto a pesar de que el presidente Barack Obama anunciara que un acuerdo estaba a la vista para evitar un alza de impuestos a la clase media.

Tal acuerdo en principio incluiría aumentar los impuestos a todas las familias con ingresos de más de 450 mil dólares anuales, 200 mil dólares más alto que el propuesto por la casa Blanca.

Con la caída de Estados Unidos en el «precipicio fiscal» se recortaría el gasto gubernamental, se elevaría el impuesto sobre las nóminas de 4.2 a 6.2 por ciento, se demorarían las devoluciones tempranas de impuestos y se anularía la ayuda por desempleo para dos millones de estadounidenses.

El maratón negociador en el Congreso, sin embargo, continúa, comenta la prensa. El intento «in extremis» sería llegar a una suerte de acuerdo mínimo que afronte sobre todo la parte fiscal, para impedir que el martes se produzca un aumento generalizado de los impuestos.

La Oficina Congresional del Presupuesto (CBO) advirtió al inicio del mes que la caída del país en el «precipicio fiscal» podría empujarlo a una nueva recesión.

En este amenazador escenario que para el presidente Obama anuncia graves consecuencias para la economía norteamericana, inicia el segundo mes y primero del nuevo año del gobierno del Sr. Peña. Considerando el alto grado de dependencia de México en su relación comercial con nuestro vecino del norte, sin mayor análisis salta a la vista la necesidad de ser previsores. Los ambiciosos objetivos y metas por alcanzar plasmados en el llamado “pacto por México”, más los que comprometa la casa presidencial con las entidades federativas, corren el riesgo de quedarse en el tintero.

Si le va mal a Estados Unidos no podemos esperar que a México le vaya bien en medio de una crisis globalizada. El combate a la desigualdad, pobreza y desempleo van de la mano con el comportamiento de una economía que en lo interno depende más de la informalidad y por ende, de restricciones y desequilibrios fiscales de primer orden.

En lo externo, de frenarse nuevamente la economía norteamericana, entrando en una fase más de recesión, en lo que ya de sí es una profunda crisis económica financiera, política y social, la estrategia planteada por Enrique Peña para impulsar crecimiento y desarrollo podría topar con pared. La tesis de libre mercado como paradigma de inserción de México en el mercado mundial, tendría que esgrimirse frente al proteccionismo obligado de nuestro principal socio comercial, con resultados poco probables de éxito.

De ahí que las políticas públicas de déficit cero y congelamiento de los impuestos, de hecho atan de las manos al actual régimen. Sin incremento de la base gravable, aumento de la tasa impositiva y sin endeudamiento público, el gobierno del Sr. Peña tendría que agendar más temprano que tarde nuestra propia versión de “precipicio fiscal”, dejando para mejores tiempos su afán modernizador.

Lo curioso del caso es que gobernadores como el de Veracruz, lejos de asumirse preocupados, salgan a declarar que si el 2012 fue propicio para avanzar en la atención a rezagos económicos y sociales históricos, el 2013 será mejor. Ignorancia o valemadrismo, para el caso es lo mismo frente a una crisis que tiene de rodillas a la primera economía del mundo y que, por donde se le quiera ver, nos afecta poniendo en entredicho el futuro bonancible anunciado.

Y más curioso aún, es el observar que la acción política, sin distingos partidistas,  se pierda en los vericuetos de presuntas “reformas estructurales”, por un lado y, por otro, en construir alianzas en torno al discurso peñanietista, sin parar mientes en que lo prioritario no estriba en buenos propósitos sexenales, sino en atender a una economía que se derrumba víctima de la informalidad y el desempleo en medio de la crisis globalizada.

Pero en fin, estamos en México. Desear con optimismo renovado prosperidad y bienestar para el año que inicia es lo obligado, cifrando las esperanzas en que el PRI si sabe salpicar,  aunque la realidad nos ofrezca lo contrario. Cd. Caucel, Yuc., diciembre 31 de 2012

 

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 Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

«La lección de 2008 es que cuanto más tarde se actúe más hay que hacer». Robert Zoellick, Presidente del Banco Mundial

No es catastrofismo a secas ni minimizar lo que en materia de violencia criminal estamos viviendo. Hay mucho de preocupación sobre el Veracruz que heredaremos a las nuevas generaciones, cuando reflexiono sobre la necesidad de poner las barbas en remojo y prepararnos para lo que considero una menaza real a la vida económica y social de la entidad, como consecuencia de una posible recesión en nuestro vecino país del norte.

Tenemos mucha tela de donde cortar para resistir los efectos del desorden financiero que ya nos impacta, “no hay que ser catastrofista cuando lo que se requiere es optimismo, valorando lo mucho que tenemos para construir el futuro”, me dicen algunos amigos. En efecto, el potencial de Veracruz es tan amplio y diverso que sus riquezas naturales y el trabajo de su gente dan para eso y más. Sin embargo una cosa es contar con la fortaleza que nos ofrece la diversidad geoeconómica y otra, muy distinta, el que le saquemos el necesario provecho con oportunidad, inteligencia y racionalidad a favor de las mayorías. En ello estriba la diferencia para poder valorar con realismo fortalezas y debilidades, frente a un proceso global de recesión económica que lastima a los sectores más vulnerables de la población.

Y aquí cabe un paréntesis. En artículo anterior comentaba de mi percepción sobre la indiferencia de nuestra clase política frente a una amenaza que estimo posible. Las declaraciones de algunos políticos locales y líderes de opinión, son en el sentido de que lo que viene es una nueva crisis financiera que, como en el pasado reciente, se puede superar. Creo que aquí reside tanto la confusión como el desinterés que se evidencia en una llamada clase política  que privilegia la grilla electoral.

A juicio de connotados analistas internacionales, la crisis por la que atraviesa no sólo Estados Unidos de Norteamérica sino el mundo entero no es nueva. Es expresión de la profundización de un fenómeno estructural, multidimensional y multisectorial del sistema económico y social dominante, -cuyas primeras manifestaciones se dan a mediados del 2008-, y no sólo unos traspiés financieros coyunturales. Impacta y afecta primordialmente en lo económico y social, en tanto que más allá de las manifestaciones de las bolsas de valores, especulación financiera e instrumentos macroeconómicos para “blindar” la economía, la actual fase de la crisis sistémica incide en el aparato productivo, mostrándose incapaces las recetas neoliberales para sostener el libre mercado, la derrama económica y la tasa media de ganancia del capital, motor del sistema.

De darse un proceso de desaceleración de la economía norteamericana, la más poderosa del planeta, se desequilibra la relación oferta-demanda, restringiéndose el consumo y la inversión productiva a nivel global, impactando en primer término en el sector exportador de cada país. Lo que, dado nuestro nivel de dependencia en condiciones asimétricas con nuestro principal socio comercial, traería consecuencias graves en México.

Hay que ver la realidad de Veracruz con optimismo, insisten mis amigos. “Mientras nos apoyemos en la fortaleza del amplio potencial veracruzano y lo que venimos haciendo en materia de inversión y crecimiento económico, fortaleciendo el campo, generando empleos y propiciando una más amplia distribución de la riqueza producida en un combate frontal a la pobreza, estamos blindados y a ello le apuesta la actual administración pública de Veracruz que, como dice el Gobernador, ya se toman medidas para remontar un posible impacto de la crisis”. Pensar diferente, me dicen, es catastrofismo sin sustento.

No coincido con tal apreciación.

Para Veracruz estimo que el problema inmediato es de mercado. Si a nivel nacional se restringe el flujo comercial y se incrementa el desequilibrio en la balanza de pagos que se guarda con nuestro vecino del norte e incluso, con la Unión Europea y Asia, habría que esperar menor inversión productiva, volatilidad de precios de alimentos, energéticos y materias primas, cierre de empresas ineficientes y poco competitivas, merma de remesas de mexicanos en el mercado laboral norteamericano, mayor desempleo e incremento de la economía informal, abatimiento de la masa salarial, y por ende, mayor pobreza.

En ese contexto Veracruz no podría mantenerse al margen del fenómeno ni cifrar sus esperanzas en medidas cuya maduración se contempla para el mediano y largo plazo.

A lo que habría que agregar que las no tan sanas pero si vapuleadas finanzas públicas estatales se verían afectadas a la baja, como consecuencia de una menor captación fiscal y una reducción previsible de aportaciones federales. Ello necesariamente incidiría negativamente en los esfuerzos públicos por ampliar y modernizar infraestructura, promover el crecimiento económico y abatir los índices de pobreza. Afectando en todos los órdenes a la vida social y económica de Veracruz  sin que estemos preparados para modificar la actual tendencia exportadora con vistas a fortalecer el mercado interno, restringido ya de sí por el bajo nivel de ingresos de quienes tienen aún la oportunidad de contar y sostener un empleo formal remunerado y acompañado de prestaciones en seguridad social. De ahí que el blindaje que me señalan a mi juicio es ilusorio.

Lo deseable es que todo ello no pase. Que todo quede en un “pesimista catastrofismo” de quien esto escribe. Pero no podemos hacer de lado que el escenario negativo que ya se da a nivel global, obliga a la reflexión tanto en una clase política insensible y poco informada, como por la sociedad veracruzana en su conjunto, tomando en serio la amenaza latente.

¿Perderíamos algo si ponemos las barbas en remojo?

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AFP. Publicado: 30/01/2009 08:10

Washington. El PIB de Estados Unidos cayó 3.8 por ciento en ritmo anual en el cuarto trimestre 2008, mayor que lo esperado por los analistas y la más importante desde 1982, llevando el crecimiento a 1.3 por ciento en todo 2008, según cifras oficiales publicadas este viernes.

Esta declinación representa un fuerte movimiento de baja de la actividad económica, tras una caída de 0.5 por ciento en el tercer trimestre.

Pero la cifra no fue tan mala como se temía, dado que el promedio de los analistas vaticinaban una caída de 5.5 por ciento anualizada del producto interno bruto.

Califica Obama de «desastre continuo» la caída del PIB


«La recesión se está profundizando y la urgencia de (resolver) nuestra crisis está creciendo», manifestó el mandatario.


Agencias / La Jornada On Line Publicado: 30/01/2009 14:09

Washington. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió este viernes que la recesión económica que enfrenta el país se está profundizando a niveles tales que está provocando un efecto devastador para los trabajadores y sus familias.

«La recesión se está profundizando y la urgencia de (resolver) nuestra crisis está creciendo», dijo el mandatario tras aludir al anuncio de este viernes sobre la caída de 3.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) estadunidense en el cuarto trimestre de 2008.

En una alocución en la Casa Blanca, Obama señaló que estas cifras significan un «desastre continuo» para los trabajadores y sus familias.

«Más allá de lo preocupante que resultan, lo que importa es lo que estos números significan y eso es alarmante: familias comprando menos, negocios invirtiendo menos, empleadores con menos trabajadores», refirió el mandatario estadunidense.

Obama aludió a las cifras del jueves que dieron cuenta del mayor número de personas desocupadas que continúa recibiendo asistencia del gobierno desde que se mantienen estos registros.

Dijo que el año pasado el país perdió 2.6 millones de empleos, mientras que otros 2.8 millones de personas se vieron forzadas a tomar empleos de medio tiempo.

«Este es un momento difícil, pero creo que si actuamos de manera audaz y con rapidez, puede ser el momento de Estados Unidos si trabajamos juntos y superamos las diferencias y divisiones para enfrentar esta crisis», indicó.

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