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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En abierto, sin tapujos, Peña Nieto inicia su sexto año de gestión provocando polarización y encono entre los mexicanos ante el proceso electoral 2018 que formalmente inicia en noviembre próximo.

Enrique Peña Nieto (La Jornada 03/09/2017) aseguró que hace muchos años que el país no se encontraba ante una encrucijada tan decisiva y determinante como la actual. “La disyuntiva es muy clara: seguir construyendo para hacer de México una de las potencias mundiales del siglo XXI o ceder a un modelo del pasado que ya ha fracasado’’. Afirmación en clara alusión al “populismo” que se dice colocaría a México en igual o peor tesitura que lo que se vive en Venezuela.

Frenar a López Obrador y Morena a cualquier costo es el propósito ya explícito del gobierno peñista y su partido, como se pusiera de manifiesto al afirmar Peña que respeta al tabasqueño pero difiere de su modelo económico, dando lugar a una orquestada andanada de descalificaciones al partido de reciente creación y su líder nacional.  Destacando las declaraciones del secretario de educación, Aurelio Nuño Mayer (La Crónica 010917),  quien llamó a los priistas “… a la unidad y a dar la batalla para que el legado del presidente Enrique Peña Nieto en materia educativa continúe en 2018 y así convertir a México en la Corea del Sur del siglo XXI y no tomar el camino que nos lleva a resultados populistas como los que vemos en Venezuela”.

Nueva versión de “López Obrador un peligro para México”, ahora sustentada en una deformada idea mediática de “populismo” y en presuntos nexos de López Obrador con el gobierno venezolano de Maduro. Ello enmarcado en la posición injerencista del gobierno de México en los asuntos internos de la nación sudamericana.

Con la diferencia de que el México de hoy no es el que gobernaran Vicente Fox y Felipe Calderón. Como tampoco la presidencia de la república y el PRI cuentan con respaldo suficiente para rescatar la hegemonía de antaño, como para pretender  arrebatarle  el posible triunfo a  un López Obrador cuya popularidad y aceptación va en ascenso.

Fruto de la impotencia y la desesperación la estrategia peñista lejos de ser exitosa no solo podría revertírsele en el último año de su gobierno, también y eso acusa extrema gravedad, el que la sociedad se polarice sumando encono entre los mexicanos cuando ya de si no estando el horno para bollos, México se debate en una espiral de violencia que cuestionando a un endeble estado de derecho, lo mismo merma gobernabilidad que capacidad para administrar un conflicto que rebasando a las instituciones republicanas tiene como caldo de cultivo desigualdad, pobreza y deterioro del tejido social en ascenso.

La mayoría del pueblo de México ya no se mueve por consigna dictada desde la cúpula de la élite. La estructura poblacional en lo social, así como la económica caracterizada por una profunda desigualdad en el ingreso, ya no se corresponde con el discurso oficial ni responde a pie juntillas a intencionalidad y propósito del poder formal y fáctico dominante, luego pretender alcanzar unidad nacional en base a una supuesta disyuntiva que equivale  a dos sopas, “o estás conmigo o estás contra mí”, oponiendo el negro al blanco sin ponderar los medios tonos, a mi juicio no solo cae en los terrenos de lo absurdo, también divide y agudiza los conflictos en un país que en su conjunto y salvo pequeñas islas que confirman la regla, sin rumbo claro, timonel y brújula, a partir de la violencia criminal impune, ronda peligrosamente el camino de la anarquía.

Atendiendo al bajo nivel de aceptación que registra Peña Nieto y su gestión, confirmado con la indiferencia de la mayoría de los mexicanos ante un V Informe de Gobierno plagado de triunfalismos sin sustento, mentiras y verdades a medias, en qué cabeza cabe, sin desvariar u optar por un autoritarismo a ultranza, el oponer como una disyuntiva que parte de premisas falsas,  la continuidad de un modelo neoliberal fracasado, entreguista y empobrecedor al retorno al pasado. ¿Cuál pasado? ¿Aquel al que el partido hegemónico con sus luces y sus sombras nos sometiera a lo largo de décadas? ¿A los gobiernos panistas de Fox y Calderón? Vaya manera tan simplista de contemplar la historia de México en aras de dar continuidad a lo que las mayorías rechazan.

México ni es Corea del Sur ni es Venezuela. Cuenta con su propia historia, su propia circunstancia en el orden nacional e internacional, pero sobre todo cuenta con un pueblo que, en las encrucijadas más álgidas de la historia nacional ha sabido encontrar su propio camino. De ahí a que viene entonces la dicotomía planteada, si no es con el propósito explícito no solo de confundir a sectores desinformados de la población, también el de encontrar un respaldo social que no se tiene, en una clase media alta que contempla como peligro a sus aspiraciones de ascenso económico y social el que López Obrador sea un Maduro más en América Latina.

El mismo juego que en Venezuela opone a la clase media alta con las mayorías populares con el resultado por todos conocido. ¿Eso es lo que queremos para México?

Insistiré una vez más: Andrés Manuel López Obrador no es el revolucionario que se sataniza; tanto el cómo Morena son simple expresión de un reformismo progresista que se identifica con el descontento y hartazgo que ha generado un régimen político obsoleto y caduco que, para una población de 130 millones de mexicanos, ya no responde a las necesidades presentes de nuestras realidades.

Ya experimentamos con el PRI y el PAN en el gobierno, por qué entonces se nos quiere negar la opción que ofrece Morena, si no es para seguir igual o peor que endenantes.

Hojas que se lleva el viento

Patética la andanada mediática del priismo en Veracruz  condenando la ausencia de democracia interna en Morena, como si el tricolor tuviera calidad política, ética  y moral para asumirse como paladín de la democracia. Despotrica contra la paja en el ojo ajeno sin tomar conciencia de la viga que nubla su tuerta visión. Todo sea por alcanzar un pedazo de pastel en el 2018.

Cd. Caucel, Yuc., septiembre 3 de 2017

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J. Enrique Olivera Arce

En tanto se le sigue rascando al cochinero, más detritus arroja, confirmando el grado de descomposición política y moral que se viene viviendo en Veracruz con la llegada al poder de Fidel Herrera Beltrán y sus presuntos amafiados. Muladar del que Miguel Ángel Yunes Linares saca provecho,  alimentando lo mismo su sed de venganza que el respaldo social de la minoría que con su voto le permitiera acceder a la gubernatura de dos años.

Lo que no toma en cuenta el gobernador Yunes, es que la descomposición política preñada de corrupción, impunidad, simulación y engaño, lo mismo marca a Tirios que a Troyanos incidiendo en su contra,  en tanto la percepción en el imaginario colectivo se consolida en torno a la idea de que la alternancia en el gobierno lejos de ofrecer cambio alguno, recicla el más de lo mismo.

De esto último, la terca realidad deja constancia. La persecución del “duartismo” satisface el morbo pero no da de comer ni aliviana el clima de inseguridad.

 A Miguel Ángel Yunes se le eligió para gobernar, no para ser un pésimo gendarme incapaz lo mismo de rescatar el tiradero que el de ofrecer seguridad y confianza a la ciudadanía. Ni endereza a la alicaída administración pública a su cargo ni abate los altos índices de criminalidad que azotan a la entidad. Olvidándose de lo sustantivo que es el gobernar a una entidad federativa con más de ocho millones de habitantes cuya mayoría se debate entre pobreza y pobreza extrema.

No se trata de pedir peras al olmo. Sabido es que no está en manos del gobernante veracruzano el abatir desigualdad y pobreza. El gobierno no crea empleos,  no mejora la calidad de los salarios y, mucho menos determina la orientación de la economía en su conjunto. Empero si está obligado a generar condiciones favorables para la inversión,  ampliación y modernización  del aparato productivo, lo que obviamente no se está haciendo, antes al contrario, en tanto el énfasis del gobernador siga puesto en seguir sacando mierda de la “Caja de Pandora” de la que presume abriera, la entidad a nivel internacional no ofrece a inversionistas externos y domésticos condiciones para el rescate, reordenación y ampliación de la economía veracruzana.

No todo es responsabilidad del gobierno de la alternancia. Sabido es que a nivel nacional el horno no está para bollos. La economía mexicana está caminando al borde de la recesión. Las llevadas y traídas reformas estructurales del gobierno de Peña Nieto -a contracorriente impuestas-  lejos de incidir en mejorar la precaria situación le profundiza, incrementándose desigualdad, desempleo, pobreza y exclusión. Matada que fue la “gallina de los huevos de oro”, los recortes al gasto público inciden de manera notable en las arcas públicas veracruzanas, a la par que generan incertidumbre en el sector privado.

Empero, no obstante las condiciones adversas, el gobierno veracruzano cuando menos debería reconocerles, ajustando objetivos y metas por alcanzar en su tan ambicioso como inviable “Plan estatal de Desarrollo”. Así como aceptar que dado el entorno negativo lo que cuando menos esperan los veracruzanos de su gobierno es el saneamiento de las arcas públicas con el consiguiente reordenamiento de la administración y si, indudablemente, un clima de seguridad que de tranquilidad en los hogares.

A cinco meses de asumir el cargo, Miguel Ángel Yunes trepado en el ring no da señales de querer afrontar lo sustantivo. Cinco meses que cuentan mucho para un gobierno de escasos dos años de gestión. El tiempo sigue corriendo y ya en pleno proceso electoral auspiciando la guerra sucia, ante una economía eclipsada el gobernador no ofrece respuestas aceptables.

Hojas que se lleva el viento

Teniendo como marco el clima de descomposición política que priva en la entidad, la elección edilicia va. Lo que está en duda es si la gente estará dispuesta a dar su aval en las urnas a partidos y candidatos. Descontento y hartazgo social sigue dominando el panorama.

Cd. Caucel, Yucatán. Mayo 4 de 2017

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J. Enrique Olivera Arce

El beneplácito social por la captura de Javier Duarte se dejó sentir en todo el territorio nacional, empero, de la mano de un justificado “sospechosismo” que ya destacados analistas políticos se han encargado de destacar y a los que Peña Nieto respondiera con un “No hay chile que les embone…”.

La crisis de credibilidad que arrastra el país, pesa más que el discurso oficial. La reacción social ante el mensaje con el que el presidente Peña Nieto pusiera de manifiesto la fuerza del régimen contra la corrupción, ejemplarizando con la las recientes capturas de los ex gobernadores de extracción priísta, Javier Duarte, de Veracruz y de Tamaulipas, Tomás Yarrignton, fue de escepticismo y de sospecha de un arreglo en lo oscurito garantizando el silencio de los detenidos.

No podía esperarse otra cosa. La credibilidad y desconfianza en las instituciones encargadas de procurar y administrar la justicia en el país, ganada a pulso por el régimen político mexicano da para mucho. Y si bien es de aplaudirse el que el gobierno haga su trabajo, la opacidad de sus acciones da lugar a duda sobre su eficiencia y eficacia.

Con mucha mayor razón cuando estas acciones se politizan, sirviendo de marco a intereses electorales en juego, como podría ser el caso de los presuntos saqueadores hoy a resguardo de las autoridades. Pareciendo que el objetivo último en tiempo y forma de las detenciones de marras es lo mismo de un acto propagandístico a favor del partido en el gobierno ante los próximos comicios en Edomex, Veracruz, Nayarit y Coahuila, que el de un gran distractor tras el cual ocultar el fracaso gubernamental tanto en el combate a la corrupción e impunidad como en materia de seguridad pública, talones de Aquiles del Estado mexicano.

Cortina de humo que más allá de las consecuencias ulteriores que ameriten los aún presuntos actos delictivos de Javier Duarte y Tomás Yarrington, también opera a favor de distraer la atención de la sociedad en lo referente al pobre desempeño de la economía nacional reflejada en el bolsillo de las mayorías empobrecidas.

Esto en el orden nacional. Por lo que toca a Veracruz, la detención del ex gobernador Duarte de Ochoa, no deja de ser parte del show mediático con el que Miguel Ángel Yunes Linares pretende justificar su empeño tanto por restablecer el estado de derecho en la entidad como del rescate de una administración pública quebrada, sin pies ni cabeza. El énfasis de la prensa estatal por destacar lo que la gente quiere escuchar, obviando la problemática toral de un Veracruz de rodillas, lo refleja.

Para empezar, no se puede ni debe pretenderse el restablecer el estado de derecho al margen de la ley. Perseguir delincuentes no está dentro de las funciones del ejecutivo estatal, como tampoco el asumirse como vocero de la Fiscalía declarando sin apego a verdad y transparencia. Y, por cuanto al rescate de la administración pública estatal, el refundir en la cárcel al ex gobernador Duarte de Ochoa ni saneará las arcas públicas ni asegura eficiencia y eficacia, mucho menos credibilidad y confianza en las instituciones veracruzanas que, hasta ahora, bajo el gobierno de la alternancia dejan mucho que desear. La corrupción, impunidad y simulación siguen siendo la constante. Nada nuevo bajo el sol.

Lo prudente sería dejar que la PGR haga su trabajo y el gobierno de Veracruz a lo suyo. El tiempo es oro y no se puede perder con el seguir quemando pólvora en infiernitos. Ya con el proceso electoral en marcha es suficiente como distractor para amainar el temporal. Empero, no se puede echar en saco roto el hecho de que el gobierno de Peña Nieto se valdrá del caso Duarte con fines electoreros. La tendencia del PRIAN pretendiendo de manera orquestada capitalizar a su favor el tema así lo indica. El gobernador Yunes Linares tendrá que aceptarlo, sumándose,  o renunciar a un  juego que sólo reditúa a su ego.

Chetumal, Q. Roo 18 de abril de 2017

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J. Enrique Olivera Arce

 “La naturaleza política de la democracia, puede mirarse a través de tres elementos generales…: lo primero que la democracia exige es que todo su engranaje tenga como base el reconocimiento de los derechos humanos y estos cuenten con plenas garantías para su realización, pero a la vez que sirvan como limite al poder del Estado; lo segundo que haya una efectiva separación e independencia de los poderes públicos y que las leyes no sean usadas como arma política; y lo tercero que la representatividad, las autoridades tengan legitimidad y atiendan y actúen siguiendo las demandas de los diversos grupos sociales y su discurso aliente la elevación de la conciencia política y social de la ciudadanía.- Manuel Humberto Restrepo Domínguez

Siguiendo esta línea de pensamiento de Restrepo Domínguez, cabe preguntarse si en nuestra incipiente democracia con las condiciones de descomposición política y social que hoy día prevalecen a lo largo y ancho del país,  Enrique Peña Nieto tiene razón cuando afirma que: “Quienes dicen que México está en crisis, es porque la tienen en la mente” (xeu.com-mx 28/03/2017).

Si la sociedad mexicana atravesara por un proceso de polarización en el que más o menos la mitad de la opinión pública percibiera que todo marcha bien, que la corrupción y la inseguridad acompañadas del desempleo, desigualdad y pobreza, únicamente anidan en la mente de quienes resistiendo se oponen a la versión oficial, la aseveración presidencial encontraría eco calificándose como acertada. Empero, la terca realidad indica que tal polarización no existe, ni los consensos se dividen por partes iguales, las mayorías no solo perciben el estado crítico del Estado mexicano, en su cotidianeidad lo viven en carne propia.

En lo político el régimen acusa una crisis terminal de principios y valores que se refleja en la ausencia de honestidad, representatividad y legitimidad en una democracia representativa secuestrada por la partidocracia, mermando credibilidad y confianza en las instituciones.

En lo económico, las reformas estructurales neoliberales impulsadas por Peña Nieto y sus aprendices de brujo, lejos de estimular crecimiento y desarrollo agudizan estancamiento y retroceso,  tanto en el aparato productivo como en unas finanzas públicas que dejaran de contar con la “gallina de los huevos de oro”.

En lo social, la inseguridad pública y criminalidad en ascenso en todas sus denominaciones, siendo el pan de cada día conviven con exclusión, salarios de hambre y desempleo creciente,  estimulando lo mismo la reproducción ampliada de la economía informal, la desigualdad y la pobreza que la migración de compatriotas que buscan en el extranjero mejores oportunidades; resultando nugatoria la obligación del Estado por preservar el reconocimiento de los derechos humanos otorgando plenas garantías para su realización.

 “No vivimos en el peor de los mundos…” afirma Peña Nieto. Pero tampoco México es el mejor cuando más de 50 millones de mexicanos carecen de la seguridad de saber a ciencia cierta si comerán mañana.

Si esto no configura la condición de crisis del Estado mexicano, efectivamente con toda certeza el Sr. Peña nieto se expresa con verdad. Luego entonces, más que reprobar su mandato cabe elevar nuestro nivel de aceptación, reconociendo que por sobre una percepción equívoca de una mayoría “ignorante” que ve moros con tranchete, debe imponerse el pensamiento lúcido, coherente y congruente de la minoría ilustrada que hoy por hoy nos conduce al despeñadero. Cuestión de enfoques.

Hojas que se lleva el viento

Mientras a Veracruz le va como en feria viviendo en plena penuria política, económica y social, nuestra aldeana expresión de la partidocracia preocupada y ocupada en la arrebatinga electoral, en una disputa de todos contra todos por ganar el derecho a colocarse donde hay… o había antes del saqueo.

-ooo-

A la Confederación Nacional Campesina lo único que le queda como reminiscencia de su histórico papel como paladín del agrarismo, es el sombrero de ala ancha de sus hoy dirigentes, encumbrados terratenientes millonarios.

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El alcalde xalapeño, Américo Zúñiga, dispuesto a vender caro su apoyo al candidato del PRI al gobierno de nuestra ciudad capital, le pisa duro al acelerador rescatando el voto duro entre las organizaciones de tianguistas y vendedores ambulantes que, a últimas fechas,  les ha dado por poner sus barbas en remojo simpatizado con las propuestas de MORENA… por si acaso.

Xalapa, Ver., 29 de marzo de 2017

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J. Enrique Olivera Arce

El que la hace la paga, reza la conseja popular. Al Sr. Dr. Duarte de Ochoa, por comisión u omisión le tocó disfrutar de las mieles del “pinche poder” del que se vanagloriaba Fidel Herrera Beltrán, hoy le toca pagar las consecuencias embarcado en una nave a la deriva que hace agua por doquier.

Quiérase aceptar o no, el gobernante veracruzano heredo a una administración pública en exceso endeudada y  carente de autoridad moral y política, fruto de los excesos de su antecesor en los que no puede negar -a gusto o a disgusto- que estuvo involucrado. Aceptó ser tapadera de mil y un entuertos que rondan los terrenos de lo política, legal  y socialmente incorrecto; le cayó de perlas ser escogido como delfín y sucesor con consigna de su padrino y mentor; apechugó de buen grado el hacerse cargo de una tarea para la cual no estaba preparado; se dejó imponer a un primer círculo de colaboradores venidos de la cuadra fidelista y, confundiendo gobernar con el dar brillo mediático  a su inmadura imagen, dio rienda suelta a un triunfalismo sin sustento que, muy a su pesar, es cotidianamente desmentido por una realidad que no quiere o no puede ver.

¡En Veracruz no pasa nada, salvo una constante consolidación de la prosperidad!,  es su percepción de una realidad que le desborda.

Hoy día seguramente ha de preguntarse a sí mismo como es que la realidad virtual que ha venido construyendo a lo largo de más de tres años con una equívoca estrategia de comunicación social, no le es suficiente ni propicia para acompañar al presidente Peña en su aventura reformista.

Lo mismo ha de estar preguntándose el Sr. Peña Nieto respecto a la imagen del  gobierno próspero que mediáticamente proyecta la administración a cargo del Sr. Duarte; viéndose obligado a propalar la decisión de la administración federal de dotar a Veracruz de costosas obras de infraestructura, para así medio paliar el vendaval que envuelve a un gobierno estatal disminuido, si no es que fallido ya cuando menos en los terrenos de las finanzas  públicas y vigencia de seguridad y justicia, que no reúne condiciones para aterrizar socialmente las ambiciosas reformas constitucionales presuntamente estructurales aprobadas por el Congreso de la Unión.

El evidente deterioro del tejido social, tanto en lo económico como en lo político y moral que  da cohesión y sustento a una sana, armónica y plural  convivencia entre diferentes, pone en relieve la fragilidad de un estado de derecho que en la entidad  ya a nadie satisface.

Ya lo dijo su padrino y mentor, “en política lo que se compra con dinero es barato”, esto, cuando el dinero sobra para sustentar gobernanza en la corrupción y el despilfarro. Hoy el gobernante veracruzano vive en carne propia aquello de  que no hay bien más caro que el que no se tiene. Con las arcas públicas vacías, ayuno de visión de Estado y con las reticencias de la sociedad veracruzana a seguir manteniendo a una administración pública mediocre e ineficaz, corrupción y despilfarro no son ya garantía para una tersa gobernabilidad. Antes al contrario, quienes se enriquecieron a la sombra del “pinche poder” fidelista, hoy frente a una sequía que se prolonga, le mueven el tapete al gobernante en turno exhibiendo  el derrumbe del teatro de la prosperidad. La sociedad en su conjunto, se encarga del resto. ¡Que se vayan todos!, es el sentir consensuado de una mayoría.

¡Es un complot! Que seguramente orquesta Miguel Ángel Yunes Linares y sus vástagos en contra del Sr. Gobernador, insinúan los defensores de oficio, amanuenses oficialistas que hacen lo imposible por tapar el sol con un dedo. Mentes avisas llevan agua a su molino pretendiendo descarrilar al gobierno próspero, politizando el crimen perpetrado en contra del reportero Gregorio Jiménez de la Cruz,  propala el partido en el gobierno, el que, por cierto, al Dr. Duarte flacos favores le dispensa.

Falsa presunción para mi gusto, el inflado poder y perversidad del “demonio azul” mediáticamente construido por la administración fidelista y por la actual, no da para tanto; la lúgubre lista que ya suma diez comunicadores victimados en los últimos tres años, rebasa tanto el ámbito de lo policiaco como del chisme aldeano y la leyenda urbana de las trapacerías y conspiraciones de la familia Yunes Linares construida y alimentada por sus detractores, para ubicarse en el pantano de políticas públicas fallidas.

Lo habíamos advertido: el triunfalismo sin sustento respaldado por una estrategia de comunicación social equívoca, no conduce a buen puerto, hoy a semejanza del emperador del cuento de Hans Christian Andersen y su traje nuevo tejido con hilos y pedrerías sin par, la obcecada realidad muestra a un gobernante desnudo ante su pueblo.

El Sr. Peña personalmente o por interpósita persona, conociendo como se teje el paño en Veracruz lo sabe; ojos y oídos de su gobierno en la entidad tentándole cotidianamente el agua a los camotes,  no ignoran que el rechazo y descontento viene fraguándose desde lo más profundo de una sociedad desatendida y frustrada,  que no ve futuro cargando a cuestas a una administración pública a la deriva. Para nuestro infortunio, toca a esta sociedad lastimada y ofendida pagar los platos rotos de lo que ya algunos califican como “la decena trágica veracruzana”.

Falta algo más de dos años para el término de su mandato, bueno sería por el bien de Veracruz que con talante autocrítico, el Sr. Dr. Duarte de Ochoa  hiciera un alto en el camino, reflexionara y reencausara el paso, aún hay tiempo antes de que sea demasiado tarde.

Hojas que se lleva el viento

El diario La Jornada Veracruz viene a oxigenar al periodismo en la entidad, consideré cuando este medio informativo viera sus primeras luces. Hoy el diario, atinadamente conducido por Tulio Moreno Alvarado lo confirma en su quehacer cotidiano, respondiéndole a la sociedad con profesionalismo y seriedad reflejando la vida de un Veracruz plural que,  en condiciones adversas, realiza su mejor esfuerzo para sobrevivir no dejándose arrastrar por las veleidades e ineficiencias de un gobierno estatal que no da una.

-ooo-

Américo Zúñiga, novel  alcalde xalapeño,  debe poner sus barbas en remojo. Calladito y haciendo bien las cosas  se vería más bonito. Nadie se traga la versión de que en unas cuantas semanas dejó atrás el cochinero de su antecesora y ya encarrila a la ciudad que gobierna. Por cierto, ¿ya estará  enterado de que la capital veracruzana no cuenta con plano regulador? Sin éste instrumento es prácticamente imposible tanto ordenar la expansión anárquica de la mancha urbana como atender a las recomendaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para las ciudades emergentes.- Xalapa, Ver., febrero 16 de 2014.

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J. Enrique Olivera Arce

Para el dirigente nacional del PRI es un hecho irrefutable  que para el 2015 su partido se lleve carro completo en los 21 distritos electorales de Veracruz. Vistas las cosas sobre la condición que guardan los partidos opositores en la entidad, no anda tan equivocado el Sr. Camacho, no por las políticas públicas del gobierno federal y el desempeño de la actual administración pública estatal, o la designación de Elizabeth Morales como dirigente estatal como se quiere interpretar, sino por la carencia de una oposición sólida que en materia electoral pudiera impedirlo.

 Es  público y notorio que lo mismo el PAN que el PRD como opositores mayoritarios no viven su mejor momento. Pérdida de identidad, de rumbo y pugna facciosa a su interior, así como su cada vez mayor alejamiento de las necesidades reales y sentidas de la población, les imposibilitan el poder transitar en sentido contrario a las expectativas de triunfo a que hiciera referencia el ex gobernador de Edomex.

Aún en el caso de que tuviera tiempo la oposición para recomponerse, el peso específico de su pérdida de confianza y credibilidad ante un electorado mejor informado y participativo, le imposibilitaría el poder hacer un papel decoroso en la próxima contienda electoral.

Así las cosas, a mi juicio tenemos PRI para rato.

Esto si nos atenemos a las reglas del juego tradicionales, que circunscriben el comportamiento de la ciudadanía en las urnas  a un reflejo del quehacer de las diversas fuerzas político electorales en contienda. Otros factores que marginalmente pudieran entorpecer el libre tránsito del PRI en sus afanes hegemónicos, no se contemplan en el escenario triunfalista que hoy pone de relieve el Sr. Camacho.

Entre ellos, el cada vez mayor hartazgo ciudadano con respecto ya no sólo a la partidocracia y lo que políticamente esta representa para nuestra incipiente y vulnerable democracia representativa. La frustración y hartazgo ciudadano también está referenciado al comportamiento errático del Estado mexicano ante los grandes y complejos problemas nacionales que afectan, en primer término, a los sectores más débiles e indefensos de la sociedad, como es el caso de la inseguridad, corrupción, impunidad, disminución de derechos individuales y sociales, desempleo y pérdida del poder adquisitivo del salario. Frustración y hartazgo cuyo origen no se identifica con el Estado como tal sino que es atribuible al gobierno, a la administración pública en sus tres estamentos de autoridad y a la pésima imagen de los actores políticos que les encabezan.

Para la mayoría el Estado es una abstracción poco entendible. Lo concreto, cuestionable, sujeto a valoración y al alcance de todos, es el gobierno que, a su vez, se nutre del sistema prevaleciente de partidos políticos. Luego a estos, indistintamente del color de la camiseta, se le atribuyen culpas y responsabilidades.

Hoy gobierna el PRI tanto a nivel federal como en la mayoría de los estados y municipios del país. Lo que pase o deje de pasar en los meses que faltan para los comicios federales del 2015, se atribuirá a este partido y es aquí en donde el triunfalismo priísta podría topar con pared,  enfrentando un nada despreciable voto de castigo ó, en el mejor de los casos, al fantasma del abstencionismo que no mella en lo legal pero que si priva de legitimidad.

Escenario que, en el caso concreto de Veracruz es más que previsible y viable, si nos atenemos al estado de cosas  que guarda una administración pública estatal disminuida, así como evidente corrupción impune en el ámbito de de los gobiernos municipales.

Luego a mi juicio,  el triunfalismo del Sr. Camacho habría que entenderse como un gesto de cortesía para con el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, más que convicción objetiva. Porque si de algo debe estar conciente el dirigente nacional del PRI, es de un escenario adverso para su partido en el que la inseguridad ciudadana busca a quien pasarle la factura.- Xalapa, Ver., 28 de enero de 2014.

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J. Enrique Olivera Arce

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Peña Nieto y Javier Duarte

Puede más el glamour y la proyección de imagen que la sensibilidad política. Razón esta por la que el World Trade Center de Boca del Río,  se ha constituido de facto en la capital de Veracruz. Como centro neurálgico de la vida política y social veracruzana, ha desplazado de los reflectores a Xalapa que hoy por hoy, se le reconoce como la ciudad capital más atrasada y con mayores índices de abandono del Sur-Sureste de México. Tan es así que el presidente Peña, envuelto por el falso oropel de la parafernalia política de los veracruzanos, se tomó la libertad de identificar a la conurbación Veracruz-Boca del Río como la capital de la entidad jarocha, ignorando a la otrora conocida como “La Atenas Veracruzana”.

Lo que ya se tiene en la picaresca nacional como una pifia más del Sr. peña, a mi juicio no es otra cosa que una sutil y deliberada manifestación de ninguneo a quien conduce los destinos de Veracruz. Se trataba de una visita presidencial del más alto nivel para un gobierno necesitado de recursos y apapacho del gobierno federal y, como respuesta, el gobernador obtuvo un presunto desconocimiento de la geografía política de Veracruz por parte del presidente de la república.

El Presidente Peña vino a lo que vino como parte de su agenda de promoción e impulso a su reforma educativa, y no para manifestar su respaldo a un gobierno local con el que no se tiene química. Y así lo manifestó con su “pifia”, ignorando a  Xalapa, ciudad que le diera la espalda en la reciente elección.  No hay otra lectura, para el Sr. Peña el gobierno de Veracruz y la capital de la entidad  no están en su ánimo.

Como tampoco está en el ánimo de los xalapeños el que su ciudad no figure para el presidente Peña como la capital de una de las entidades federativas de mayor peso en el concierto nacional, a decir del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa. Y, peor aún, que el gobernante se avergüence de la capital veracruzana siguiendo la misma tónica que sus antecesores, Miguel Alemán Velasco y Fidel Herrera Beltrán, dándole la espalda a nuestra ciudad.

Lo que queda como un pasaje anecdótico más de las pifias culturales del Sr. Peña, para Xalapa es medida del grado de deterioro y abandono en que hoy se encuentra tras una década de fallidos gobiernos municipales priístas. Nuestra ciudad no es merecedora a ser exhibida ante propios y extraños como la digna capital de Veracruz.

Y con sobrada razón. Ninguna otra ciudad capital en el centro y sur sureste de México ha recibido tan mal trato de los gobiernos priístas. Abandono e indiferencia por parte de las autoridades es lo que hemos recibido a cambio de la demanda ciudadana y eso tiene un costo político como ya se observa en relación a otra pifia, no del Sr. Peña sino del Dr. Javier Duarte de Ochoa.

No hay peor sordo que el que no quiere escuchar. El horno no está para bollos con una actitud crítica de los xalapeños que se extiende y profundiza, como para que el gobernante hubiera aceptado un nada desinteresado reconocimiento por parte de la  Asociación Mexicana de Editores de Periódicos (AME), “por su papel en garantizar la libertad de expresión”, a sabiendas de que el tema siendo una asignatura pendiente de su gestión no resuelta a satisfacción de la opinión pública estatal y nacional y, de paso, anuncia un relanzamiento de la recién creada Comisión Estatal de atención y protección a periodistas, aceptando de hecho que esta y nada ha sido lo mismo.

La indignación del gremio periodístico, pese al control ejercido por la Coordinación de Comunicación Social sobre los medios informativos, ante lo que se considera simulación y provocación por parte del gobernador, ha sido mayúscula y, precisamente coincidiendo con la visita presidencial y presencia en la entidad de la prensa nacional.

Tal ha sido el ruido, que lo tratado en el foro sobre educación que presidiera el presidente Peña, en todo Veracruz quedó en segundo término. Lo airado de la crítica en las redes sociales y notas informativas en medios independientes de comunicación, deja mucho que decir del nivel de aceptación que para los veracruzanos tiene el Sr. Dr. Duarte de Ochoa y su administración.

La expresión de indignación y rechazo ya le dio la vuelta al mundo y,  sin embargo, el gobernador no ve, no escucha, resbalándole sin más el tono de una  crítica que no le es favorable. Insistiendo en su negativa estrategia mediática de anuncios triunfalistas que ya no hacen mella en una opinión pública que no cree más en cuentos chinos. Lo que nos lleva a preguntar: ¿El Sr. Peña y la administración pública federal a su cargo, si se tragan el anzuelo?

Más temprano que tarde el tiempo nos dará la respuesta. Por lo pronto, en el terreno electoral el PRI, pese a ir prácticamente sólo a la elección de julio próximo, ya encendió los focos rojos. La descalificación del gobierno estatal priísta se hace extensiva al reciclaje de candidatos chapulines.

Hojas que se lleva el viento

Mucho ruido y pocas nueces. En los tiempos que corren, en Veracruz hasta un corrupto papanatas puede ser “premio nacional de periodismo”, luego no deberíamos sorprendernos de que un gobernador compre un reconocimiento y lo festine.  Si, indignarnos, preocuparnos y ocuparnos de la no solución de los grandes problemas que aquejan a la entidad. Estancamiento económico, desempleo, pérdida del valor adquisitivo del salario, economía informal, atraso social, baja calidad educativa, prensa entregada al mejor postor y deuda pública impagable, entre otros, debería tener mayor jerarquía en el orden de prioridades que el alimentar a una farándula política ávida de chismes, escándalos y bacinicazos. Xalapa, Ver., abril 7 de 2013

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En un clima político por demás turbulento, no ha habido necesidad de esperar que el presidente Peña Nieto cumpla los primeros 100 días de su mandato para juzgar, a bote pronto, propuestas de gobierno y resultados. Tanto se ha propuesto llevar a cabo en el primer año de su gobierno sin antes consolidar su legitimación, que nada le sale bien, como ya empiezan a señalarlo expertos y analistas en diversos medios de comunicación.

Hasta ahora, ninguna de sus iniciativas, anunciadas a bombo y platillo, ha cuajado. Trátese de reformas a la legislación que medidas concretas para adecuar a la administración pública a los retos que impone una nueva manera de gobernar, o bien, el llamado “Pacto por México” y la “Cruzada contra el hambre”, todo ha topado con pared. La apertura simultánea de varios frentes, ha resultado negativa; los dispersos intereses creados de la sociedad mexicana brincan por doquier, cuestionando una por una y todas a la vez las iniciativas presidenciales.

Son tantos y de tan diferente peso económico, político o social, los callos que pisa en su acelerado transitar por imponer su personal estilo de gobernar, que son más los que se sienten lastimados que los que aplauden la presunta bondad de esta la segunda alternancia en el ejercicio del poder presidencial. Dividiendo, más que sumando en una sociedad que no encuentra luz al final del túnel.

A ello habría que agregar la serie de eventos negativos, domésticos y externos, que circunstancialmente ha debido enfrentar en esta su primera coyuntura en el largo camino por recorrer, respondiendo discursivamente con improvisaciones que no convencen y si, contribuyen  a una creciente pérdida de credibilidad en sus presuntos buenos deseos y propósitos para los mexicanos todos.

Todo se resuelve con dinero, pareciera ser la salida. Dinero que no hay  con la suficiencia que la respuesta reactiva amerita.

Y por si fuera poco, como era de esperarse, los gobiernos estatales no caminan al parejo del titular del Poder Ejecutivo Federal. Los gobernadores, acostumbrados a un virreinato de facto, no asimilan aún la idea de que circunstancias y escenarios ya no son los mismos. El presidencialismo centralista y autoritario regresa por sus fueros, acotando el omnímodo poder de los que se dice mandan en sus respectivos feudos. Reflejándose coyunturalmente en la dinámica de jaloneos en el diseño y aplicación de estrategias encaminadas al control y administración de los procesos electorales en puerta. Configurándose un vacío de poder en el que no se sabe, cuando menos en el caso de las entidades federativas gobernadas por el PRI, quién manda a quién.

Las expresiones de respaldo y apoyo al presidente de la República por parte de los gobernadores,  o son de dientes para afuera ó de plano se quedan en un infantilismo político que llama a risa, por no tenerse ni la más mínima idea de que es lo que respaldan, apoyan o torpedean bajo la mesa. La incongruencia entre el discurso de los gobernadores y su actuación en los hechos, lo confirman, como bien se observa en Veracruz.

¿O va en serio el propósito de cambiarle el rostro al país ó todo es cortina de humo para ocultar el verdadero objetivo electorero de las iniciativas presidenciales?  Parece ser la interrogante a que se enfrentan los hasta ahora virreyes en vías de dejar de serlo. Obligándose a tirar golpes de ciego en uno u otro sentido de la dicotomía planteada. La falta de una clara ubicación de los gobernadores frente al poder presidencial es evidente. ¿Cual es la prioridad? ¿O es todo a la vez?, se preguntan, manifestándolo de facto en su actuación.

En el pasado, refiriéndonos al peculiar y perverso estilo personal de gobernar de Fidel Herrera Beltrán, afirmamos que no era posible una buena interpretación de una clásica sinfonía si el director ignoraba a los integrantes de la orquesta, y viceversa. Como fue,  sin una clara definición de donde iniciaba ó terminaba el papel del director y donde el de la orquesta, el resultado fue un pésimo son cuenqueño que hoy todo Veracruz lamenta. Y eso se observa en el concierto nacional cuando aún no arribamos a las primeros cien días del gobierno peñista. No hay aún la química necesaria entre el que agita la batuta, la partitura, y los virtuosos ejecutantes que no terminan de afinar los instrumentos.

Demasiada prisa. Mucho ruido y pocas nueces sin pausas que permitan asimilar el que, como y con que de la estrategia presidencial para cambiar lo que a juicio del Sr. Peña se deba cambiar para seguir igual.

Hojas que se lleva el viento

Once mil familias en extrema pobreza en Veracruz le dirán “Adiós a la pobreza”, informó la presidenta del Patronato del DIF Estatal, en referencia a las acciones del programa “Adelante” que se llevan a cabo en Mixtla de Altamirano y  Tehuipango. Por ahora ya se llevan tres mil familias de esas once mil, a las que se está apoyando con este programa de combate a la pobreza, indicó la Sra. Karime Macías de Duarte, agregando que “solo falta que la Coneval realice la medición” para confirmar los excelentes resultados obtenidos.

Magnífico logro en apenas dos años de ardua labor, faltaría saber si los habitantes de esas marginadas comunidades estarán de acuerdo en que ya salieron de pobres, como en su momento lo refleje la evaluación del Coneval.

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Como era de esperarse, en Veracruz la recién creada comisión para la atención y protección de los periodistas, burocracia al fin, está más preocupada por repartirse el presupuesto de 15 millones asignado que por cumplir con la misión encomendada. Y mientras esto sucede, a varios cientos de reporteros se les sigue negando un salario digno y prestaciones de ley a que tienen derecho, como también se les niega el expresarse con verdad bajo el pretexto de que no pueden ni deben dar de patadas al pesebre atentando contra los intereses de sus empleadores. Xalapa, Ver., 13 de febrero de 2013.

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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

 De tanto repetirse que la capital veracruzana vive de la burocracia, el comercio y las instituciones de  educación superior que  proliferan como plaga, ello ha dado en lugar común, generando una absurda resignación como si Xalapa no pudiera acceder a otras alternativas económico productivas que generen empleo, derrama económica, fortalecimiento del mercado interno y una mejor imagen de la ciudad.

 De ahí que no es de extrañarse el que a lo largo de la pésima administración municipal que encabeza la Sra. Elizabeth Morales sean motivo de preocupación y estéril debate temas tan trillados como vialidad, transporte público, seguridad, comercio informal y tratamiento de la basura. Responsabilizándose, de hecho, al gobierno municipal de desapego a su gestión en perjuicio de la población sin detenernos a revisar cuidadosamente el tamaño de la viga que en el ojo propio impide veamos más allá de nuestro ombligo.

 Sin pretender minimizar la importancia de la problemática urbana que acusa el municipio de Xalapa y la polémica a que ello da lugar y, mucho menos lo atinado de la crítica a que se ha hecho merecedora la joven y corrupta alcaldesa, con la perspectiva que da el ver los toros a distancia estimo tan fuera de lugar como inútil el dar vuelta tras vuelta en la noria, destacando lo accesorio sin tocar lo principal. Se ignora el contexto histórico y geográfico  y se pasa por alto el sustento económico en que se asienta el tan anárquico como caótico crecimiento urbano de la ciudad capital.

 Pretender superar  problemas nuevos o añejos para dar paso a una ciudad moderna, funcional, con más de medio millón de seres humanos que le habitan y otro tanto de vehículos automotores que le agobian, sin aceptar que Xalapa históricamente, por su ubicación geográfica, topografía y  diseño original como lugar de reposta de viajeros y almacenaje de mercancías camino al puerto de Veracruz, fuera concebida para un propósito específico que no se corresponde con la categoría de capital de Veracruz, asiento hoy del los gobiernos estatal y municipal,  que coyunturalmente en su momento le fuera asignada.

 Sin más plano regulador que el establecido en tiempos de la Colonia, sexenio tras sexenio los gobiernos priístas le dejaron crecer en extensión y número de habitantes de manera anárquica, atendiendo a intereses electoreros,  y sin la más mínima visión de futuro. Fenómeno que se incrementó exponencialmente con la migración de los desheredados del sector rural que, a partir del desmantelamiento del campo por las mismas autoridades, buscasen mejores oportunidades en la ciudad capital. Haciendo nugatoria con el tiempo toda posibilidad de acceso a obras y servicios públicos de manera ordenada y eficaz.

 Xalapa, “Atenas Veracruzana”, dejó de ser bucólica posta de diligencias bellamente adornada con multicolores flores y destellos culturales para pasar a “urbe cosmopolita,” con marcados cinturones de miseria, escasez de agua, colonias populares abandonadas a su suerte, sucia y con una vialidad para carretas. Un rancho grande ubicado en el corazón del Veracruz de la prosperidad, caldo de cultivo para la exclusión y discriminación social, criminalidad y la violencia que hoy lamentamos. Lo cual a estas fechas pareciera no se puede remediar, salvo mediante la drástica medida de reubicar a la ciudad en un espacio más idóneo a partir de un proyecto urbanístico integral e integrador a la altura de  los paradigmas del nuevo siglo.

 Tenemos que aceptar que Xalapa físicamente ya no tiene para donde hacerse, ni manera de que sus habitantes puedan contar con los servicios públicos que demandan, como tampoco parece ser posible que las autoridades estatal y municipal tengan el mínimo de, imaginación, voluntad y visión para una adecuada gestión del municipio. A falta de ello, lo cómodo y conveniente para las autoridades es hacer como que se hace sin hacer nada, desviando presupuestos federales, estatales y municipales a otros menesteres poco claros, por decir lo menos, en tanto sus habitantes clamamos por orden, racionalidad y una civilidad que nunca llega. A lo hecho pecho, si tiene remedio bien y, si no lo tiene, también.

 Lo que debería preocuparnos y ocuparnos es que la mayoría del más de medio millón de habitantes, como se dice reiteradamente subsiste de magros empleos y peor salario siendo presa fácil para la manipulación política que acompaña al subsidio proveniente de programas asistencialistas públicos y privados. El empleo remunerador es escaso y concentrado en pocas manos en un clima de desigualdad económica y social al que nadie se refiere.

 Las actividades económicas dominantes son insuficientes para generar la riqueza necesaria para acceder a los beneficios de “la modernidad”. Sin actividades productivas que generen empleo remunerativo, bienes de consumo y ahorro, la ciudad está ahorcada, la población en su mayoría colgada de los cerros participando como consumidor cautivo e ineficiente en un mercado con marcados desequilibrios entre oferta y demanda efectiva, condenada a sobrevivir sin expectativas de creciente bienestar.

 Si no hay fuentes de empleo industrial que dinamicen la economía regional, hay que crearlas. Sería la respuesta lógica. ¿Cómo? Con imaginación y voluntad para buscar la autosuficiencia; substituyendo importaciones que nos llegan de todos lados tanto para no depender del exterior como para equilibrar oferta y demanda de bienes de consumo e el marco del fortalecimiento del mercado interno; impulsando el efecto multiplicador de la construcción de vivienda digna e infraestructura urbana; dando valor agregado a productos agrícolas y pecuarios de la región; capitalizando la ventaja comparativa del recurso humano formado en las instituciones educativas y, dejando atrás el pesimista lugar común de que Xalapa no tiene vocación industrial, esperando que los tres órdenes de gobierno se hagan cargo.

 La tarea es de todos, los inversionistas y emprendedores por delante. Y aquí es donde la marrana tuerce el rabo. La iniciativa privada en nuestra región carece de iniciativa y de vocación emprendedora, salvo para colgarse del gobierno. Falta de visión empresarial cierra el círculo perverso. Si la inversión no llega de fuera, el capital local no asume el riesgo; atiende a lo seguro, el comercio, el agio, más escuelas patito, especulación  y  pésimos servicios en su mayoría acogidos a la economía informal, hasta saturar el mercado con una oferta mal planeada frente a una demanda que día a día pierde capacidad efectiva de compra y de consumo,  matándose a la gallina de los huevos de oro.

 Por ahí debería centrarse el debate. Cómo hacer de la capital veracruzana cuna para la inversión productiva, autosuficiente en lo económico y digna y próspera en lo social, sin necesidad de depender de programas asistencialistas oficiales u oficiosos corrupto y falaz pretexto para politizar, manipular y explotar a los más desprotegidos.

 Tela de donde cortar la hay, generando riqueza lo demás ya vendrá por añadidura Seguirle dando vueltas a la noria sin agarrar al toro por los cuernos es a mi juicio inútil. Si la alcaldesa es un estorbo, pidámosle renuncie y a otra cosa mariposa. ¿O nos resignaremos a seguir pensando que Xalapa no tiene futuro?

 Hojas que se lleva el viento

 Quienes menos pueden contribuir al rescate de Xalapa y la región son los candidatos a legisladores federales que andan por ahí presumiendo que cuentan con una varita mágica que se apellida Peña Nieto para resolver la cada vez más lastimada realidad de Veracruz, emulando a la Sra. Perlasca que con saliva a su real entender está revolucionando la actividad turística en todo el Estado.  Su imaginación y voluntad transformadora está muy por debajo de los que la ciudadanía demanda, su inicuo paso por la administración pública lo confirma. Paradójicamente entre más prometen más exhiben a los diversos gobiernos priístas por ineptos, corruptos y dejados. ¿No acaso Veracruz es un estado próspero que brilla con luz propia? Mucho ruido y pocas nueces, diría mi abuela. Mérida, Yuc., abril 25 de 2012

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Veracruzanos.info

Gobernador de Veracruz

Xalapa, Ver.- Veracruz concluye un año de grandes retos y pronto iniciaremos el 2012, un año que será mejor para todos los veracruzanos, expresó el gobernador Javier Duarte de Ochoa, y junto con sus deseos de prosperidad para las familias, manifestó su satisfacción por haber conseguido grandes logros con la participación ciudadana.

Acompañado por su esposa, la señora Karime Macías de Duarte, el mandatario veracruzano dijo que 2011 fue un año de grandes retos para Veracruz que se superaron con el esfuerzo y el trabajo conjunto del gobierno y la sociedad.

“Me llena de orgullo y satisfacción haber compartido con ustedes también un año de importantes logros. Estas fechas de fin de año son siempre una buena oportunidad para reafirmar nuestros compromisos y plantearnos nuevas metas” expresó.

En nombre suyo y de su familia, el titular del Poder Ejecutivo deseó Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo a las familias de la entidad. Como veracruzano y como gobernador, reiteró su convicción y confianza en que el 2012 será un año pleno de desarrollo y éxito.

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