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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

 “Los moralistas quieren, ante todo que la historia les deje en paz…” León Trotsky  (Su moral y la nuestra)

Con la plena convicción de que la hipocresía es consustancial a la simulación, corrupción e impunidad  que domina a este país y que, para la gente bonita las “malas palabras” constituyen atentado flagrante a la cultura  y reglas elementales de decencia, respeto  y buen gusto,  con igual convicción quiero considerar que lo expresado en tribuna por la Sra. Senadora Layda Sansores, en relación al prácticamente hecho consumado de la privatización de los Recursos energéticos de la Nación por el mayoriteo del PRI y el PAN en el Congreso de la Unión, en su contexto coyuntural tiene un alto contenido de cultura política, elevando el lenguaje llano popular, por su énfasis y contenido, al rango de connotación objetiva de la realidad real que se vive en México.

  Aclarado lo anterior, salvando respetables excepciones y corriendo el riesgo de ser etiquetado como políticamente incorrecto, cito en todas sus letras lo expresado por la Sra. Senadora quien parafraseando a Saramago dijera a sus pares del PRI y del PAN:

 “[…] Vayan y privaticen a la puta madre que los parió […] No tienen vergüenza”.

 Expresión que se puede consultar en todos sus términos en la WEB, accediendo a la página de  YouTube, con dirección:

 http://www.youtube.com/watch?v=t2PTqrHTzsg&feature=youtube_gdata

Nunca en los últimos tiempos, en la vida política de México se había escuchado una frase tan contundente y tan bien aplicada. Reflejando no una postura partidista de una izquierda electoral que ni como caricatura es de izquierda, más sí, el hartazgo e indignación de amplios sectores de la población que, sin voz ni voto en los Congresos federales y locales, en toda su connotación política y social hacen suyo en forma y contenido el tajante y oportuno exabrupto.

Y aún más, la voluntariosa invitación de la política campechana se hace extensivo lo mismo a senadores que a diputados del PRI, del PAN, la morralla satélite o la fracción entreguista del PRD, que tras haber insistido en que con la reforma energética no se pretendía privatizar el recurso petrolero y eléctrico, patrimonio de la Nación, hoy alineados en el extremo de la ultraderecha de la partidocracia, exhiben carecer de vergüenza y de amor a México.

 La duda razonable ha sido disipada en el Senado. Lo que en el Congreso de la Unión se debate y se aprueba, es un proyecto privatizador a ultranza que pone en manos de las trasnacionales petroleras el destino de recursos que hasta hoy en principio son de la Nación.

 Decisión cupular de los partidos mayoritarios -sediciente representación de las más importantes fuerzas políticas de este país-, expresión de la alianza entre los poderes partidocrático y fácticos, que incluso, rebasa lo que de primera intención propusiera sobre la materia el presidente Peña.

 En el ejercicio democrático electoral en el que se sustenta la democracia representativa que nos rige, nadie mandató en las urnas al presidente de la República, senadores y diputados a tomar tan trascendental decisión. Tampoco éstos en campaña, ofertaron y pusieron a consideración a los votantes modificar la Constitución en tan lesivos términos con los que hoy se entrega petróleo y electricidad a empresas privadas domésticas y extranjeras.

 En los hechos, una pandilla de corruptos y farsantes simuladores, de motu propio y sin mediar consulta ciudadana alguna, toma para sí y entrega a particulares la riqueza nacional.

 Eufemismo. Los recursos petroleros en el subsuelo son de la Nación, en la superficie pasan a ser de empresas privadas.

Ultraderecha, objetivo cumplido. El artículo tercero transitorio ya establece un plazo a más tardar de dos años, a partir de que se publique la reforma constitucional para que Pemex y CFE dejen de ser paraestatales, y se conviertan en «empresas productivas del Estado«.

Muertos PEMEX y CFE, se acabó la rabia.

 Frente a este crimen -no se puede llamar de otra manera-,  es el que la Senadora Sansores haciendo uso de “las malas palabras”, en una frase calificara políticamente a los privatizadores, interpretando fielmente lo que las mayorías empobrecidas del pueblo de México piensan y sienten de una presuntamente respetable pléyade de indignos legisladores.

 Con ello, la tan atinada como combatida expresión de Andrés Manuel López Obrador, cobra plena vigencia para las mayorías de este país: “Al diablo con las instituciones”.

 No porque el pueblo de México pretenda vivir en la anarquía, desconociendo instituciones que él mismo se diera. Simplemente porque la pandilla en el poder despachándose con la cuchara grande en favor de intereses personales o de grupo, no honra la representación y mandato ciudadano.

 La serpiente devorándose a sí misma. Ante el pueblo de México el cínico e indignante entreguismo de la representación popular en las Cámaras, se exhibe como lo que es, negando la vigencia de la democracia representativa como mandataria de la voluntad popular.

 Paradoja, el gobierno impone por la fuerza para cambiar, el pueblo pacíficamente cambia rechazando imposición y autoritarismo.

 Lo que Leyda Sansores dijera en tribuna, forma ya parte del nuevo México en el que historia y cultura construyéndose cotidianamente en la calle,  el pueblo rescata, retoma y a su modo impone en el imaginario colectivo.

 PRI y PAN cierran el último capítulo de la Revolución Mexicana en su versión oficial y el pueblo, en su permanencia, retoma memoria histórica y le da continuidad. Así se escribe la historia. – Xalapa, Ver., diciembre 11 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Cartucheras al cañón, quepan o no quepan. Las reformas van, no hay marcha atrás, reitera el Sr. Peña. Así iniciaba el artículo que en septiembre 16 publicara bajo el título ¿Prosperidad por decreto?

En tanto que el 3 del mismo mes, bajo el título Donde quedó la democracia representativa, apuntaba:

“Peña Nieto gana al imponer sus reformas, perdiendo de entrada su oportunidad de trascender como el gran reformador, así como la partidocracia su viabilidad como opción política para impulsar por el sendero democrático las tareas del desarrollo. Inmersos en la simulación se están quedando solos,  y en ello reside hoy la fuerza de la protesta social.”

Agregando que:

“La percepción de una democracia representativa secuestrada por la partidocracia se objetiviza;  el descontento, hartazgo y rechazo disperso, toman forma coherente y organizada en el imaginario colectivo…”

Hoy día, 8 de diciembre, a unas horas de que vía fast track el Congreso de la Unión  en un inédito acuerdo bipartidista apruebe el dictamen de reformas constitucionales en materia energética, “Cartucheras  al cañón, quepan o no quepan”, el Sr. Peña confirma que no hay marcha atrás en sus afanes neoliberales por imponer reformas contrarias al sentir nacional.

Peña Nieto pierde su oportunidad de trascender como el gran reformador y la partidocracia su opción política de manipulación y control, a mi juicio afirmaba hace unas semanas.  Hoy los números duros no mienten, el Sr. Peña obtiene su más bajo nivel de aceptación a un año de distancia de su toma de posesión  y se califica a su desempeño como mediocre.

Así como también se confirma en amplios sectores de la población la percepción de una democracia representativa espuria, bajo el control cupular de una partidocracia que impone intereses particulares y de grupo al interés más caro del Estado-Nación; objetivándose en un evidente descontento, hartazgo y rechazo que se expresa en las calles con movilizaciones in crescendo, organizadas y con liderazgos evidentes de reclamo, rechazo y protesta social.

Las reformas van, sí. No obstante sólo queden en el papel, pero a partir de estas, México será otro, el de la rebeldía y desobediencia civil por sobre gobernanza y gobernabilidad, en un escenario confirmado de estancamiento económico e impunidad, impuesto por la lacra histórica de la cultura de la corrupción tolerada.

Un nuevo México en el que el intento por ahora fallido de restauración del presidencialismo autoritario, se hace acompañar por un clima de polarización que, trascendiendo los límites de un sistema político caduco y en crisis, apunta ya a la confrontación social entre una minoría de ricos y las mayorías empobrecidas.

Intereses y expectativas de quienes tienen todo y 60.6 millones de pobres (CEPAL), en un proceso constante de pauperización creciente y cancelación de futuro cierto, no pueden coexistir sin conflicto y estéril enfrentamiento.

Peña Nieto gana al imponer por decreto y sin consenso social sus pretendidas reformas estructurales. México pierde cambiando para seguir peor; permaneciendo intactas estructuras económicas, políticas y sociales históricamente causa y efecto de condiciones de subdesarrollo de las que no se puede salir.

La modernización pretendida, socialmente con pies de barro, no llegará lejos. Sin un abatimiento real de pobreza, desigualdad y corrupción, la dialéctica del subdesarrollo conduce a más de lo mismo. Y, reformas neoliberales impuestas por decreto, dormirán el sueño de los justos como letra muerta.

Baste señalar que en el pragmático bipartidismo en ciernes, PRI y PAN no fueron capaces de plasmar en su proyecto de reforma energética, la eliminación de la representación sindical en el Consejo de Administración en la paradigmática empresa paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX). Carlos Romero Deschamps o similares sanguijuelas, presentes y futuras, seguirán prohijando y alimentando  corrupción e impunidad hasta sepultar lo que es hoy propiedad de la Nación.

El Sr. Peña ha afirmado que 2014 será el año de la eficacia, habiéndose sentado las bases para el crecimiento económico y desarrollo con las reformas estructurales. Ojalá, para bien de México, así ocurriera. No obstante, se requerirá más de un sexenio para que estas aterricen y fructifiquen; en el inter, pudieran darse situaciones externas e internas no deseables que impidan que esa eficacia se refleje en avances medibles y cuantificables no simulados, que contribuyan a salir del actual bache. El tiempo lo dirá, por lo pronto, Enrique Peña Nieto tiene mucho que pensar para, en la coyuntura, no ser rebasado por la protesta social o bien, por el chantaje de la partidocracia en el cobro de facturas por sumarse a  lo que ya muchos califican como traición a la patria.- Xalapa, Ver., 08/12/2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El deterioro económico y social en México, va en aumento. Desempleo, informalidad, bajos ingresos de la población, contracción del mercado interno, estancamiento del crecimiento, bajas o nulas expectativas de inserción de millones de jóvenes al mercado laboral, marginación de comunidades indígenas, pobreza extrema, distensión del tejido social, violencia e inseguridad, son entre otros, factores que configuran la condición de subdesarrollo de un país enfrentado a la crisis sistémica global. Y PEMEX,  más que contribuir a este ramillete de fenómenos estructurales, es y ha sido la tablita de salvación.

Sin los ingresos petroleros y la esquilma de que es objeto la paraestatal por parte del gobierno central, México estaría hundido y sin posibilidad alguna de salir adelante. 

Y por si fuera poco, PEMEX lleva sobre sus espaldas un enorme costal de corrupción e impunidad que le resta recursos; tanto en su administración como en un sindicato ajeno a los intereses de los trabajadores petroleros y a los de la propia empresa, el saqueo de que es objeto es del dominio público. 

En todo ello reside su presunta postración tecnológica y financiera, no en impedimentos constitucionales para ser eficiente y eficaz en su papel de motor de la economía nacional.

Luego a mi parecer resulta una absurda incongruencia el sólo pretender privar a PEMEX de una importante tajada de la renta petrolera, bajo el supuesto de que se encuentra tecnológicamente obsoleta y financieramente en quiebra constituyendo una onerosa carga para el Estado y sin expectativas de futuro. 

Igual de incongruente el que se pretenda disminuir su presencia en la cadena productiva de la industria petrolera, obligándole a compartir utilidades con empresas privadas nacionales y extranjeras, y al mismo tiempo se hable sin rubor alguno de que con ello despegará el desarrollo económico del país, arribarán ríos de inversión externa, se incrementará el empleo y se beneficiará a la población con incremento de salarios y precios bajos de los energéticos. 

O no se atiende puntualmente a un diagnóstico integral de la situación por la que atraviesa México y PEMEX en lo particular, así como del papel que esta empresa paraestatal juega en la economía y en las finanzas públicas, o simplemente hay ignorancia y mala fe, al atribuir como panacea para el desarrollo de México a su “modernización” y coparticipación privada en la cadena productiva a su cargo, así como el compartir utilidades con sus “socios”. 

Sin ser experto en este y en otros muchos temas sin duda, como seguramente en su momento destacados expertos serán diputados y senadores encargados de aprobar la iniciativa de decreto por el cual se modificarían los Artículos 27 y 28 de la Carta Magna, simplemente me es incomprensible el afán del presidente Peña por llevar adelante una reforma energética modificadora del status legal de PEMEX y CFE, sin antes reconocer cabalmente su valía y librarles de la carga fiscal y de corrupción que estas cargan a cuestas.

Y no sólo eso. Más incomprensible me es aún, el que se trate de convencer al pueblo de México que con la “modernización” y esquema de utilidades compartidas, se resolverá el atado de problemas estructurales históricos que arrastra como lastre el país, muchos de ellos reminiscencia del régimen colonial impuesto por  la cruz y la espada española. 

La Revolución Mexicana, interrumpida y traicionada, con millones de mexicanos muertos, no logró resolverles. Hoy de un plumazo en un acto de soberbia intelectual y autoritarismo político, un aprendiz de brujo oferta la fórmula para comerse la gallina de los huevos de oro, sin lastimarle. 

Ya es común el que desde la cúpula del poder se de al pueblo de México el carácter de menor de edad o minusválido. Pero como decía mi abuela, ya no son los tiempos de antes. Hoy el pueblo está más despierto y más informado que lo que suponen quienes ofenden su inteligencia. Por más decálogos mediáticos (“Que no te engañen”) en referencia a la argumentación de quienes se oponen a la iniciativa de reforma, una mayoría percibe que quien trata de engañar es el propio autor de la cantaleta, el gobierno federal a cargo del Sr. Peña y su “renovado” partido. 

El pueblo tiene memoria. Reconoce el engaño a partir de hechos concretos, la implantación transitoria del IVA, el TLC con nuestros vecinos del norte, la estatización de TELMEX, la privatización de la banca, el Fobaproa, los gasolinazos, y tantas otras medidas gubernamentales tomadas bajo la premisa de que con ellas la inserción México en el primer mundo y el disfrute de la sociedad del bienestar, estaban a la vuelta de la esquina.

Nada se logró con estas inteligentes medidas, salvo empobrecer a México en beneficio de las corporaciones trasnacionales y el enriquecimiento de unos cuantos cipayos domésticos, dentro y fuera del gobierno.

Hoy el señor Peña nos quiere convencer de que con sus reformas sacadas de la manga,   auspiciadas por los poderes fácticos y secundadas sin el menor asomo de pensamiento crítico por un vetusto partido que tiempo atrás perdiera brújula y vergüenza, la prosperidad está al alcance de la mano.

Topa con pared. Podrá imponer con autoritarismo y la complicidad del Congreso de la Unión, gobernadores y Legislaturas locales, lo que en perjuicio de México se propone, pero convencer al pueblo de lo que este en principio por memoria histórica y sentido común rechaza, a mi juicio está en chino.

Lo que desde las esferas del poder no se escucha ni se ve, son las consecuencias de asumir medidas antipopulares. El horno no está para bollos y son muchos los síntomas que afloran que hablan en voz alta de cansancio y hastío de una sociedad frustrada, por decir lo menos. Ponerle más leña al fuego con presuntas medidas modernizadoras, panaceas virtuales de alquimista neoliberal, podría salirle contraproducente al aprendiz de brujo.

Esperemos que en alguien quepa la razón de Estado, frenando lo que la población percibe como inconsecuente provocación. No olvidemos que ¡El ya basta! Está a flor de piel.

Hojas que se lleva en viento

 Con la edición de hoy 14 de agosto, el semanario pulsocritico.com, cumple cuatro años en la WEB como una publicación alternativa, ambiciosa en propósitos y modesta en sus alcances.

208 semanas ininterrumpidas de transitar por los amplios caminos de la Red de Redes, como un esfuerzo personal sin ánimo de lucro, que trasciende semana a semana con la difusión del pensamiento plural de distinguidos editorialistas y columnistas. A estos se debe el lugar que hoy ocupa pulsocritico.com en las preferencias de los internautas, para ellos mi agradecimiento sincero.

Con pobreza en recursos tecnológicos, económicos y humanos; con dignidad e independencia, así como con el acicate de un mayor número de visitantes cada día, pulsocritico.com va. Siendo un modesto ejemplo de que aún navegando contra la corriente, si se puede cuando se quiere y hay voluntad para lograrlo con honestidad y constancia, sin necesidad de recurrir a prácticas nocivas y al cobijo gubernamental que prostituye.

Aprovecho la ocasión para expresar mi convicción personal de que pese a las evidentes limitaciones del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa en el desempeño de su mandato, a quien esto escribe y funge como director y editor del semanario,  va  por las tortas y sacude el polvo al escritorio, toca reconocer la valía del gobernador de Veracruz por su irrestricto respeto a la libertad de expresión y consideración para con las voces que con apego a derecho y a las buenas costumbres, ejercen la crítica en la entidad.

Xalapa, Ver., agosto 14 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A la cargada. Todos a una, recomienda la agachona y acrítica disciplina partidista de un viejo PRI que nunca se fue. “Lo que usted mande señor”, respuesta unánime del priísmo al llamado de Cesar Camacho Quiroz de salir a la calle a defender la iniciativa de reforma energética del presidente Peña. 

Exacerbado por los pírricos y democráticamente ilegítimos resultados de los dos últimos años, el PRI de hoy y de siempre, asume engallado desde ya  la defensa de una iniciativa cuyo contenido, fuera de la cúpula gobernante, nadie conoce.

A defender en la calle lo indefendible. Lo que la gente percibe es el propósito modernizador del PRIAN que lleva implícita la entrega de la industria petrolera y eléctrica a un capital privado voraz, doméstico y extranjero, sobre todo este último, cuyo único objetivo es quedarse con la mayor parte del pastel incluida la cereza.  ¿Podrá el dinosaurio convencer de lo contrario?

El interés nacional no cuenta, la mayoría del pueblo de México así lo percibe y resiste.

¿Acaso el PRI va a defender lo contrario?

¿Va a oponerse a los propósitos privatizadores que vulneran soberanía e independencia nacionales?

Si más allá del descaro y cinismo a ultranza, se tuviera la sana intención de respaldar un proceso de modernización empresarial, tecnológica y financieramente viable que fortaleciendo a la industria petrolera nacional redundara en beneficio de los mexicanos todos, el PRI ya hubiera sacrificado a Carlos Romero Deschamps, antes de pensar en entregar el patrimonio de todos al capital extranjero.

Y aún así, si este fuera el caso ¿Con qué autoridad moral y política un partido político contaminado hasta el tuétano de corrupción e impunidad, va a defender  la entrega del patrimonio nacional a particulares? ¿No acaso siempre se ha echo de la vista gorda ante el impune e infame saqueo de que es objeto PEMEX?  

Lo que pretende la dirigencia nacional del PRI es defender en la calle una iniciativa presidencial que bien pudiera ser cualquier otra. Lo que cuenta sin mayor análisis y compromiso con el país  es respaldar lo que el señor desde Los Pinos disponga.

La iniciativa del Sr. peña no contempla la privatización del petróleo y la electricidad; ni un tornillo de PEMEX se venderá. Es el argumento a defender en la calle. Tardía defensa, en la calle se piensa lo contrario. La soberanía nacional es primero.

Partiendo de la premisa de que lo que se acuerda en el pacto por México, es expresión del sentir mayoritario de las fuerzas políticas y no decisión cupular inconsulta, el priísmo considera tener todas las de ganar en la calle, tapándole el ojo al macho en un acto más de simulación para vía Congreso de la Unión y Legislaturas locales, cumplirle al presidente.

¿Defensa en la calle para legitimar una iniciativa que de entrada es rechazada?  ¿Desde cuando en este país las grandes decisiones se toman escuchando a la gente?

No es lo mismo ganar o arrebatar elecciones que callar a una opinión pública que de antemano descalifica al PRIAN y sus pretensiones “modernizadoras”. Una cosa es contar con una representación espuria en el Legislativo y otra, muy distinta, convencer al ciudadano medianamente informado de que la voluntad popular no está secuestrada por una partidocracia rampante en la que el PRI lleva la mano.  

“Lo que usted mande señor”. A la cargada, cartucheras al cañón quepan o no quepan, y en ese entorno ignominioso, el próspero gobernador de Veracruz, siempre a la caza de oportunidades que le permitan elevar mediáticamente su pequeñez, a la vanguardia siempre, se anota como el primero de los virreyes pueblerinos, expresando su total y absoluto respaldo a una iniciativa presidencial que no conoce. “La reforma energética del Sr. Presidente traerá empleos y desarrollo”, afirmó en el seno de la Comisión para el Desarrollo Integral de la Región Sur-Sureste de la Conferencia Nacional de Gobernadores instalada en Villahermosa, Tabasco. 

Y, de paso, celebra la desincorporación y enajenación de los activos del Complejo petroquímico “Pajaritos”, argumentando “…que la enajenación de activos del Complejo «Pajaritos» por parte de Pemex a Mexichem, con la consecuente reactivación de la planta será una acción benéfica para la región sur de Veracruz, donde se están generando muchas fuentes de empleos”. 

Defensa mediática de la iniciativa peñista con vías a convencer en una calle que no le pertenece. Javier Duarte de Ochoa, primer priísta en la entidad, habla por sí y por su partido, olvidando que gobierna para todos. La mayoría de los veracruzanos en el trabajo, en el hogar, en la escuela, saben y lo saben bien, que desmantelar a PEMEX y entregar la renta petrolera al capital privado, sólo acarreará desempleo y precariedad, así como incertidumbre en las finanzas públicas nacionales. La privatización de Telmex y la entrega de la banca al capital trasnacional, no se olvidan.  

La calle ya tiene voz propia. No está representada en el pacto cupular y mucho menos confía en lo que ahí se cocina. Vano intento del priísmo, para la gente PEMEX no se vende, se defiende.

Hojas que se lleva el viento

Debate sobre la legalización de la marihuana, distractor morboso y a modo para desviar la atención. Cortina de humo que pretende evitar que la opinión pública se concentre en lo verdaderamente trascendente para la Nación.

-ooo-

Cambios en el gabinete del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, irrelevantes. Más de lo mismo con los mismos. A casi tres años de distancia el gobernante no ha logrado construir un equipo propio que le auxilie en el constante darle vueltas a la noria.- Cd. Caucel, Yuc., agosto 7 de 2013.

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El procurador de Estados Unidos, Eric Holder, expresó al Congreso de su país su preocupación de que armas compradas en Estados Unidos y contrabandeadas a México se utilicen contra agentes de DEA o FBI que trabajan aquí. “La preocupación que tengo es que con el creciente número de agentes de la DEA, la ATF y el FBI que tenemos en México (…) estas armas que son compradas en Estados Unidos y llevadas ilegalmente a México sean usadas contra ellos; esa es una tragedia que espero podamos evitar”, dijo Holder al comparecer ante la cámara baja. El procurador respaldó la propuesta de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de obligar a los vendedores de armas en la frontera a reportar cuando una misma persona compre dos o más rifles de asalto en un periodo de cinco días. Milenio

«Aquí primará la soberanía y dignidad de nuestro país. Así que quédense con su sucio dinero», reiteró el jefe de Estado.


Quito. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ordenó este sábado la expulsión de Armando Astorga,  un agregado de la embajada estadunidense, acusándolo de tratar a su país como colonia, al condicionar una ayuda económica a la Policía.


El mandatario dio 48 horas de plazo para que salga de este país el diplomático estadunidense que intentó aplicar condiciones a la asistencia financiera a un programa de seguridad.


La Jornada 07/02/08

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