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Tag Archives: Socialdemocracia

En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

En el marco de la etapa crítica por la que atraviesa el Partido Revolucionario Institucional, caracterizada por el abandono de la ideología nacionalista surgida de la Revolución Mexicana y substituida abruptamente por  el canto de las sirenas de un neoliberalismo, que muchos califican como la fase “salvaje” del capitalismo, que le llevara a diluir las diferencias sustantivas con la derecha representada por el PAN, el instituto político se prepara a tambor batiente para retornar a Los Pinos en el 2012 sin haber desahogado, tanto en lo interno como en su quehacer cotidiano en lo externo, dos asignaturas pendientes: la democratización y la orientación socialdemócrata tanto ideológica como programática que se propusiera como vía para su renovación.

Asignaturas pendientes que han quedado en el tintero.

Lejos de tomar el camino de la socialdemocracia, el PRI se ha volcado a la derecha, aproximándose más a la democracia cristiana que a los postulados aún vigentes de la Revolución Mexicana entrañablemente vinculados a la justicia social y al combate frontal a la desigualdad y la pobreza. Tanto que para la mayoría de la población en los hechos no existe diferencia ideológica y programática que distinga al PRI del PAN. Por cuanto a la democratización, tampoco existe cambio alguno a la vista que indique el inicio de tal proceso al interior del partido ni en lo externo, en las entidades federativas en las que ejerce el poder, se vislumbra en forma y contenido algo que no sea autoritarismo y exclusión de la participación ciudadana en el diseño y toma de aquellas decisiones que le competen y le afectan.

Beatriz Paredes, Presidente nacional del CEN del PRI, ya registró sin inmutarse el señalamiento internacional. Su partido no tiene cabida en la Social Democracia en tanto prevalezca el pensamiento reaccionario que ha asumido en los últimos tiempos.

En nuestro entorno más cercano, la aldea idealizada que por nombre lleva Veracruz, lo anterior salta a la vista. Autoritarismo exacerbado, alimentado por un absurdo culto a la personalidad de quien gobierna, son denominador común a lo largo y ancho de la vida social, económica y política de la entidad, desatendiéndose necesidades reales y sentidas de participación democrática de la población. El que manda, manda  y si se equivoca vuelve a mandar, así sea en sentido contrario a lo que el sentido común obliga y la decencia en el ejercicio del poder demanda. Reflejándose el talante antidemocrático prevaleciente en la vida interna del PRI, hoy por hoy dominado por la corriente de la “Fidelidad por Veracruz”.

El partido responde al gobernador y no a su militancia, a la vez que el titular del ejecutivo estatal responde a los poderes fácticos y a los intereses personales y de grupo enquistados en la administración pública estatal, a espaldas de una  población privada de su carácter constitucional de mandante y de su derecho a exigir transparencia y rendición de cuentas en las acciones del mandatario.  Consecuencia de ello es el jaloneo en la cúpula partidista entre la decisión de Fidel Herrera de impulsar la imposición  de facto de su sucesor y las corrientes diversas que reclaman participación democrática y el derecho de las bases a elegir con el mismo sentido a quien ha de abanderar al tricolor en las contiendas electorales por la gubernatura, diputaciones locales y alcaldías.

Hasta donde es posible ver, el autoritarismo se impone por sobre la democratización ofertada como vía para la renovación del partido, aún a riesgo de una ruptura que le ponga en desventaja frente a sus adversarios políticos o, caso contrario, para desgracia de la ciudadanía, la continuidad en el poder político de un dinosaurio que renueva día a día los mismos parches; que carece de sensibilidad para escuchar al pueblo y de apego a la normatividad democrática que propala en el discurso. Con tal déficit a cuestas, el PRI podrá ganar legalmente la elección pero no legitimar su derecho a gobernar a los veracruzanos, con las consecuencias que ello trae consigo, como se observa nítidamente en el ejercicio del poder de Calderón Hinojosa en el ámbito nacional;  tres años perdidos y un país desgarrado en lo económico, socialmente polarizado y,  políticamente, sin rumbo cierto, que a pasos agigantados se desliza hacia el desbarrancadero.

Estamos prácticamente ya en el 2010 y sin tiempo ni voluntad para enmendar el camino y atender las asignaturas pendientes. Con ese déficit democrático, pobre será el capital electoral que el priísmo estatal pueda aportar  para el 2012. Pues si bien se habla de que la entidad ocupa el tercer lugar como reservorio de votos, en los hechos y al no haber atendido a tiempo en la entidad su propósito de renovación, el PRI cargará con pérdidas netas, cuya mayor significación se dará al interior de sus propias filas y, en lo externo, en una población cansada ya de más de lo mismo.

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La Jornada.29/08/08.-

México se halla en un momento de definiciones ante el inicio del próximo periodo de sesiones del Congreso de la Unión, pues un grupo de panistas y priístas pretenden, al entregar la industria petrolera al capital extranjero, arrogarse la responsabilidad histórica de cancelar la vía para que México sea una nación independiente y de paso para que el destino del país se pueda decidir por la vía de la razón.

1. El gobierno de facto de Felipe Calderón ha multiplicado en pocos días las señales de su desesperación por lograr que el PRI le entregue aprobadas cuanto antes en bandeja de plata las contrarreformas legales en materia energética conocida como iniciativa Beltrones, lo que le permitiría cumplir sus primeros compromisos con las multinacionales y disponer de recursos frescos para subsistir políticamente, a costa, desde luego, de enajenar el patrimonio de la nación, que no le pertenece. De ahí que Juan Camilo Mouriño, titular de facto de Gobernación, el martes 26 haya reunido en sus oficinas de Bucareli, convertidas en casa de campaña del PAN, a los jefes de las bancadas blanquiazules con un grupo de secretarios de Estado para planear en cónclave el nuevo fast track.

2. La iniciativa de la sociedad civil, que plantea la necesidad de otra política de Estado en materia energética, en la cual un Pemex reunificado y fortalecido sea el pilar de una industria petrolera nacional, y que el FAP ha hecho suya, fue entregada al Senado apenas el lunes 25, dos días antes de que esa Cámara recibiese los resultados de la Consulta Popular, y ya presas de enorme agitación los panistas exigen que se expida la nueva legislación. El titular de Energía, Jesús Reyes-Heroles Jr., llegó incluso a demandar el martes 26 que sea cuanto antes, considerando que los próximos 20 días serán “cruciales” para el país, asumiendo que en ese lapso se tendrá que expedir un nuevo marco legal que “flexibilize” la empresa: esto es, que le permita seudolegalmente privatizar la industria petrolera nacional

3. La “flexibilización” de la que hablan los tecnócratas neoliberales no es otra cosa en el caso de Petróleos Mexicanos que la creación de un marco jurídico “de excepción”, para que al margen del ámbito constitucional, y sin control alguno, la paraestatal pueda suscribir directamente –o por conducto de sus filiales– contratos con las corporaciones trasnacionales para irles cediendo todas sus funciones.

4. La exigencia de Calderón al Congreso para que expida la legislación que le permita privatizar la industria petrolera nacional –a pesar de lo que dispone la Constitución General de la República, de la oposición nacional a esta medida y de lo que se ha expresado en múltiples foros– es, por consiguiente, una exigencia al PRI, que de socio, aliado y cómplice ha pasado a ser su apoyo fundamental, y más que eso: su protector. Y lo más significativo es que lo hace en un momento crítico, cuando el desastre de la administración calderonista es generalizado.

5. El peso de la tarea sucia parece estar, por consiguiente, en las manos de lo que queda del PRI, que bajo la presidencia de Beatriz Paredes no ha sido otra cosa que un aparato de apoyo al gobierno espurio y entreguista de Calderón, haciéndole las faenas sucias e ilegales y cargando con el costo de esa relación de complicidad. De manera que ante la responsabilidad que tendría que asumir el PRI por este acto de traición a México, la cúpula priísta no ha hallado otra coartada que pretender que está virando hacia la socialdemocracia, y que con eso podría engañar a los mexicanos.

6. La 20 Asamblea Nacional del PRI, que se hizo al vapor el 23 de agosto en Aguascalientes, que no fue la reunión democrática del que se supone es el órgano supremo del partido, sino un foro de discursos de la cúpula, que avaló, como es normal, en estos cambios rituales a sus documentos básicos, pretende ser presentada como un viraje del Institucional hacia posiciones socialdemócratas, lo que es falso.

7. El PRI se hizo miembro observador de la Internacional Socialista (IS) desde finales del sexenio de López Portillo y se afilió plenamente a esta organización mundial de partidos hace ya varios lustros, poco después de que lo hiciera el PRD, por lo que esta redefinición del PRI como “socialdemócrata” no es ningún hecho nuevo, como pretende la cabeza de La Jornada del domingo 24. No hay en esta proclama que hicieron sus dirigentes ninguna novedad.

8. La IS, que tiene como uno de sus vicepresidentes a Cuauhtémoc Cárdenas, es, por otra parte, al menos desde los años 80 del siglo pasado, como todo mundo sabe, una organización de partidos abiertamente derechista, que sostiene el modelo monetarista y las políticas privatizadoras del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, y no representa, por lo mismo, ninguna alternativa frente al modelo que defienden los partidos de la Internacional Democrática de Centro (antes Demócrata Cristiana), cuyo copresidente es Vicente Fox. Las dos organizaciones internacionales de partidos se asumen opuestas pero son tan similares que es difícil encontrar diferencias en sus planteamientos. Anthony Giddens, uno de los ideólogos de la socialdemocracia, decía, por ejemplo, en 2002 que el gobierno de su amigo Tony Blair en Gran Bretaña no había sido distinto del de Margaret Thatcher, La Dama de Hierro, y que lo único que lo distinguía de ella era que estaba siempre sonriente y que no usaba bolsa. Los priístas suponen que sorprenden a los mexicanos haciéndoles creer que están virando a la izquierda y esto es un acto de desprecio al pueblo de México.

9. La única afinidad históricamente justificable para cualquier fuerza política mexicana hoy día tendría que ser con los pueblos y las fuerzas políticas de diversos países latinoamericanos que defienden a ultranza los recursos estratégicos de su pueblo: en Bolivia, en Paraguay, en Ecuador o en Venezuela.

10. El PRI puede hacerle una vez más el trabajo sucio a Calderón, ahora en materia energética, pero sus dirigentes deben entender que ya no pueden engañar como antes a los mexicanos y que si lo hacen van a encontrar a amplios sectores dispuestos a impedir que culmine este intento de despojo a la nación.

El mismo traje con distinta etiqueta

J. Enrique Olivera Arce

El surrealismo político mexicano no tiene fin. Bajo el supuesto de que las mayorías populares son menores de edad, se recurre al analfabetismo funcional como fórmula de gobernabilidad. Si para el PRI cambiar de caballo sin cambiar de jinete es sinónimo de cambio, para el pueblo de México es ni más ni menos que la misma gata con un nuevo revuelco.

Soslayar que objetivamente la crisis del sistema de partidos políticos en el país tiene profundas raíces éticas y morales, pretendiendo convencer que otro será el traje con simplemente adosarle a la prenda una nueva etiqueta, o es ingenuidad o el PRI de espaldas a la historia confirma, una vez más, su desprecio a la inteligencia.

Bastaron escasos 25 minutos para en Aguas Calientes adosar la nueva etiqueta. No más el anteponer intereses personales a la unidad del partido. La Revolución Mexicana y sus demonios, fue exorcizada. Beatriz Paredes, teniendo como fondo la celestial música de las porras de Peña Nieto y Herrera Beltrán sentenció: “El PRI es la corriente histórica que puede articular la libertad de mercado con el ejercicio responsable del estado social de derecho y la defensa irrenunciable de la soberanía”. El salinismo vuelve por sus fueros…

Ulises Ruiz y Mario Marín, gobernadores preciosos, validaron la ceremonia. Manuel Bartlett y su grupo crítico, fue acallado. Se planchó previamente el traje y la XX Convención Nacional del PRI, terminó en paseo turístico con cargo al erario público para los 3,900 delegados. Así es el México surrealista de siempre.

Lo que queda en el aire es la interrogante: ¿Qué debe entender la militancia tricolor por socialdemocracia? ¿En que se diferencia de la democracia cristiana del PAN? Más si aún no tiene claro que se debe entender por democracia en el PRI.

De existir una izquierda organizada y congruente, frente al pragmático gatopardismo electorero diría: Ni un voto al PAN, ni un voto al PRI. Desafortunadamente esta no existe. Nuevamente cartucheras al cañón, quepan o no quepan, aunque me mantengo en lo dicho: el bipartidismo en México, sueño guajiro de la reacción.

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