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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce 

Dado que en Veracruz existe aceptación legal y de facto de la gubernatura de dos años para el período 2016-2018, tanto para el priísmo en la aldea como en círculos periodísticos que marchan a la zaga de éste, no existe duda al considerar que la titularidad del ejecutivo se disputara entre los dos senadores de extracción tricolor.

No hay otras opciones válidas con peso y probabilidades, se dice.

Dándose por sentado que la mayoría de los electores potenciales seguirán votando en el 2016 por los candidatos del PRI. Bien sea por la fuerza de la costumbre o bien, por la fuerza de la maquinaria avasalladora del tricolor que, a diferencia de los partidos opositores, se estima cuenta con una estructura sólida a lo largo y ancho de la entidad veracruzana.

Con el sólo peso numérico del llamado voto duro, fuere como fuere el PRI ganará la elección, se argumenta. Minimizándose las posibilidades reales y potenciales que al respecto pudiera  abrigar la oposición. Con mayor razón si el tricolor repite la fórmula de alianza formal o de facto con el PVEM.

Esto no obstante que en el imaginario colectivo existe otra percepción que se contrapone a los optimistas cálculos del priísmo veracruzano, aquella que considerando el pésimo resultado de la gestión gubernamental lo mismo a nivel federal y, con mayor razón en el orden estatal niega toda posibilidad de triunfo al partido gobernante.

S el mayor capital político electoral del  PRI descansa en la actuación y nivel de aceptación del presidente Peña y el Sr. Duarte de Ochoa,  no puede dejarse de considerar esta percepción y sus posibles consecuencias en las urnas.

Cuestión de enfoques en una sociedad polarizada inmersa en una crisis en la que los poderes públicos se encargan y empeñan en ponerle más leña al fuego.

A mi juicio lo lógico entonces sería esperar a conocer los resultados de la elección de junio próximo para entonces sí, contar con mayores elementos de juicio para fundamentar un pronóstico razonable. Empero, la soberbia y triunfalismo en la cúpula priísta estatal no lo considera  así, persistiendo en ésta  la idea de que la elección de diputados federales será de mero trámite dándose por hecho un triunfo inobjetable de los candidatos de la alianza PRI-Verde Ecologista y, por ende, la elección de gobernador de dos años en el 2016 no tiene por qué tomar un camino diferente. 

Considerando el clima de incertidumbre, resultado de una dinámica de constante cambio y transformación de la realidad que se vive en México, bien haría el PRI en prever que las cosas no son tan en automático ni se puede recurrir a un análisis simplista y lineal para sustentar su predicción; percepción es política, pesa y pudiera ser determinante para inclinar el voto en su contra. Si el partido gobernante no ve, no escucha el clamor popular de descontento y hartazgo, ¿por qué espera una respuesta positiva de la sociedad en las urnas? Es la pregunta obligada.

Correlación de fuerzas

Es un hecho ampliamente reconocido en los círculos del poder real y formal que la población, desconfiada e incrédula, lo mismo descalifica los actos de gobierno emanados del modelo neoliberal en voga que la actuación de los partidos políticos que, en su conjunto, todos por igual marchan de espaldas a la sociedad. Esto a mi modo de ver las cosas, obliga a pensar en una ruptura en la correlación de fuerzas políticas en el país, polarizándole. Por un lado se observa el deterioro de la fuerza político electoral partidista y, en el extremo opuesto, el fortalecimiento de la movilización social que no por dispersa, ayuna de organicidad y programa común para la acción, deja de expresar una substancial modificación en la correlación de fuerzas que está inclinando la balanza a favor de la resistencia popular.

Los mirones de palo ya no son tales. Participación y movilización popular marca su huella en el escenario político hoy día. Ignorarlo es insistir en negar la realidad.

Veracruz no tiene por qué y con qué escapar a éste fenómeno social y político. El deterioro económico generalizado, acompañado de una percepción de inseguridad pública en la entidad así como la ausencia de respuestas congruentes del poder público a las justas demandas de la sociedad veracruzana, es el pan nuestro de cada día. La incapacidad manifiesta de una administración pública estatal y municipal, agobiada por la corrupción impune, el endeudamiento creciente  y quiebra financiera para frenar este proceso de descomposición,  cierra el círculo perverso, confirmando polarización y divorcio entre sociedad y gobierno.

A esta realidad es que debe enfrentarse lo mismo el PRI que los partidos  opositores, hoy desplazados por una nueva e inédita correlación de fuerzas políticas que favorece a movilización y resistencia popular,  y que habrá sin duda de reflejarse en las urnas lo mismo en junio próximo que en el 2016.

Luego no hay que echar las campanas al vuelo la víspera, al PRI podría volteársele la tortilla cuando menos lo espere, enfrentándose a un voto de castigo que podría dejar fuera de la gubernatura de dos años al mejor posicionado de los Yunes rojos. Más si estos insisten en sustentar su proselitismo tempranero en medias verdades y medias mentiras, políticas públicas y medidas de una falsa austeridad de un presidente Peña que va cuesta abajo. Secundando, por si fuera poco, el aquí no pasa nada que ha popularizado el gobernador fallido de Veracruz.

La elección del 7 de junio, dará la medida. Si cabe reflexionar la decisión a tomar en las urnas, con mayor razón vale la pena esperar a que se aclare el panorama.

Chelem, Yuc.- marzo 31 de 2015.

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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce

En la política estatal como en el clima, la primavera inicia lloviendo sobre mojado.

Tanto se ha abusado de la crítica, el cuestionamiento y la denuncia mediática de lo que en lo interno y externo abruma a una administración pública estatal que con el Sr. Javier Duarte de Ochoa ha venido transitando sin rumbo, sin brújula y sin proyecto claro y contundente, que todo lo que pudiera decirse está dicho y todo lo que pudiera tener de punible a la luz de un auténtico Estado de derecho, “ni perjudica ni beneficia sino todo lo contrario”.

No pasa nada ni pasará, el fracaso de un gobierno, corrupción impune y simulación compartida, vacunados.

Crítica y denuncia al paso del tiempo, se transformó para la opinión pública en un lugar común irrelevante. A lo hecho pecho, indiferencia y cinismo en los de arriba, rabia e impotencia en los de abajo, es la triste y terca realidad que hoy se vive en Veracruz.

Frente a lo reiterativo nada pasa y si pasa, el hilo se revienta por lo más delgado, se castiga a quien agarra la pata y se premia a quien la mata. La corrupción impune se impone por sobre lo que la gente pudiere pensar sobre una administración pública fallida.

Si acaso, este lugar común sirve al interés partidista en un año electoral y/o al anticipado proselitismo con vías a las elecciones del 2016 y 2018. Utilizado como herramental mediático de descalificación y posicionamiento de tal o cual actor en el ánimo de votantes potenciales.

En tanto que la crítica fundamentada, denuncia, señalamiento, especulación y denuncia no hacen la menor mella en los círculos del poder público estatal, no contribuyendo a una sana autocrítica del gobernador para corregir y enderezar el rumbo, si contribuyen a una mayor opacidad, al cinismo y descaro, operando a favor de un gatopardismo en el que el más de lo mismo se impone, desgastando todo intento bien intencionado de los veracruzanos por salvar el bache de una crisis económica y social que se profundiza.

La nula atención gubernamental a marchas, plantones, ignominiosa desnudez femenina en la vía pública, y exigencias de diversos sectores de la población, es otro lugar común que no sirve para otra cosa que justificar el talante crítico que la audiencia espera de los medios de comunicación. Ni se observa ni se escucha, bajo el manido criterio o estrategia mediática de una administración pública convencida de que ocultar la realidad con un dedo es sinónimo de gobernabilidad. Aquí no pasa nada y, si pasa, que mejor que achacar el entuerto a la caída del precio del petróleo, el recorte presupuestal federal, o al descalabro del peso frente al US dólar. La quiebra financiera, moral y política que en el gobierno del Sr. Duarte de Ochoa se vive, se ventila ante la opinión pública como consecuencia de factores externos y no como ineficiencia, improvisación, ignorancia y evidente corrupción; la irritación por la paja en el ojo ajeno es mayor que la ceguera que la viga en el propio impide aquilatar el peso de una necia realidad.

La cuantiosa deuda nunca aclarada, el triunfalismo sin sustento, la quiebra de las arcas públicas, la incapacidad para llevar a Veracruz a buen puerto, no cuentan, no existen en el catálogo de problemas e insuficiencias del gobierno a cargo del Sr. Duarte de Ochoa. Corrupción, opacidad e impunidad sólo anidan en la mente aviesa de los agoreros del desastre, o es tema intrínsecamente argumentado con fines electorales.

En este escenario en el que los lugares comunes cierran un círculo perverso, Veracruz se debate entre la incertidumbre y la duda, esperando una respuesta clara y contundente a una compleja problemática en la que más allá de los escollos nacionales, consecuencia de una crisis global mucho más amplia que la simple ineficacia de un gobierno que transita por senderos equívocos, se genera y sustenta hoy día lo mismo en la ausencia de gobierno que en la omnipresente corrupción e impunidad que campeando en todo lo alto califica la gestión del Sr. Duarte de Ochoa.

¿Qué sigue?

Se pregunta la gente, a la par que expresa un no más a crítica, cuestionamiento y denuncia estériles, esperando una respuesta válida al ¿qué hacer? para retomar rumbo.

No más discurso y especulación sobre un oscuro pasado, es la exigencia popular a partidos, clase política y medios de comunicación, cuando ya no se puede desandar lo andado. Los veracruzanos quieren luz al final del túnel no ramplonas “reingenierías” ni promesas de hacer valer el peso de una ley que no sea la de Herodes para limpia el cochinero. Ya nos jodieron, ¿qué hacer para que no nos vuelvan a joder?

No queda otro camino que el de propuestas viables enriquecidas con participación responsable y consecuente de todos. Respuestas concretas al ¿qué hacer?, surgidas desde abajo y con el peso político que la sociedad otorga a quienes comprometidos están por rescatar democracia, bien común y buen gobierno. Propuestas ciudadanas para salir del bache, aquí, hoy y no para un mañana incierto, es el reclamo.

¿Estarían dispuestos los veracruzanos a afrontar el reto? Por el bien de todos, espero que así sea.

Hojas que se lleva el viento.

Más que anticipado el “destape” por interpósita persona del senador Yunes Zorrilla para la candidatura priísta al gobierno de dos años, tras igual número de años de un obvio proselitismo que más que fortalecerle en sus aspiraciones, lo ha venido exhibiendo ante la opinión pública como uno más de los aprendices de brujo que bajo paradigmas neoliberales han hundido a México. Co artífice como presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público del Senado, lo mismo de “reformas estructurales” que no inciden en los problemas estructurales sustantivos que históricamente arrastra el país, como de políticas públicas equívocas y fallidas que más que combatir y abatir desigualdad y pobreza, conducen economía y empleo al despeñadero, nada nuevo y relevante para enderezar rumbo en la entidad oferta a los veracruzanos. Más de lo mismo, si acaso, prolongando la agonía de un Veracruz que exige mejor destino.

Lo reitero, con un Yunes, rojo, azul o tornasol, o un Juan de los Palotes, dos años no son suficientes para barrer bajo la alfombra, restaurar solvencia en las arcas públicas y corregir rumbo para recobrar confianza y credibilidad en el hoy fallido gobierno veracruzano. Con su tempranero destape “Pepe” Yunes avala hoy y no mañana el perverso juego transexenal de Herrera-Duarte, reflejado en la anti popular gubernatura de dos años para un Veracruz tendido en la lona. Seis años o nada, debería ser en congruencia a lo que le apuesten quienes realmente estén dispuestos a servir con honestidad y buen juicio a los veracruzanos todos.

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“Desde el Ayuntamiento de Xalapa impulsamos una política incluyente, con perspectiva de género, para fortalecer los derechos y valores de las mujeres en nuestra sociedad”, afirma Américo Zúñiga Martínez, alcalde de Xalapa. Quizá por esa política incluyente es que tolera en nuestra ciudad capital el bochornoso e indigno espectáculo de Cesar del Ángel y sus pupilas desnudas en la vía pública.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Vagos recuerdos de mi niñez vienen a mi memoria en estas tardes lluviosas de un Xalapa impredecible, por su veleidoso clima y porque uno nunca sabe cuál va a ser la declaración del día de quien se dice manda o gobierna Veracruz. Reunidos en torno a la cama de mi abuela, anciana heredera de la sabiduría del pueblo náhuatl, media docena de primos y quien esto escribe, embelesados escuchábamos de ella mil y un historias lo mismo de la revolución y los sufrimientos del pueblo trabajador que de las andanzas del abuelo Miguel como sindicalista y luchador social. Las frías y húmedas tardes invernales en Santa Rosa, hoy Ciudad Mendoza se prestaban para ello, despertando en nuestra niñez imaginación y deseo por conocer más del México bronco y su expresión obrera en la región. La asistencia casi obligada a las veladas culturales que entonces promovía y auspiciaba el sindicato de la fábrica, acicateaban esta infantil curiosidad al escuchar la fogosidad de los oradores.

De estos recuerdos viene a mi memoria una lección que nunca dejaba de repetir la abuela: “… nunca gastes más de lo que ganas y si lo haces, no te presentes en público con los zapatos rotos y lustroso el fondillo del pantalón, pues la gente no va a juzgar tu miseria sino tu ignorancia».

Sabia lección de economía doméstica que proyectada al mundo de la política y los negocios, deja entrever cuánta razón asiste en múltiples ocasiones al sentido común, por sobre rebuscadas teorías que juzgan a este de escasas luces y poco entendimiento hermano menor de la filosofía. Como te ven te tratan, juzgando no tu escaso bagaje pecuniario sino tu ignorancia para administrar con relativo éxito tu magra economía.

Lección nacida de la sabiduría popular que el Sr. Dr. (en economía) Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz, jamás ha escuchado o pasa por alto en sus afanes triunfalistas exhibidos hasta el cansancio en el discurso oficial sin sustento. No preocupa tanto a los veracruzanos el saber que la economía estatal atraviesa por un bache de respetable dimensión, ya se ha pasado por esto en múltiples ocasiones obligando a todo mundo a apretarse el cinturón, lo que preocupa y es cada vez mayor el consenso que a ello concita, es el hecho de que su gobernante no acepta ni actúa en consecuencia ante eventos que ponen a flor de piel la profundidad de la crisis que hoy aqueja a la entidad.

No estaría de acuerdo si dejándose llevar por prejuicios y especulaciones, se pensara que el gobernante actúa de mala fe o movido únicamente por aspiraciones tan mundanas como mezquinas como el acumular riqueza a costa de sus gobernados. Sería una interpretación muy ligera y lineal de su desempeño al frente de la administración pública. Empero, a mi juicio, el Sr. Dr. si exhibe ignorancia lo mismo en los terrenos de la política que en los de orden económico y social. Mostrándose ante su pueblo con los zapatos rotos y lustrosos los fondillos de su pantalón, evidenciando no saber administrar con inteligencia y buen juicio, lo mismo el capital político que los recursos presupuestales que el pueblo de Veracruz y de México le han confiado.

En lugar de humildad para aceptar los hechos, exhibe soberbia negándolos, no obstante que la realidad le desmiente día con día; el discurso simplón o la declaración banquetera no tapan el sol con un dedo ni contribuyen a tapar el pozo tras el niño ahogado. Números duros, que devienen de la estadística oficial de la Federación, o de los análisis serios de estudiosos e investigadores de la Universidad Veracruzana, como el Dr. Hilario Barcelata Ramírez, entre otros, nos hablan de que más que zapatos rotos, lo mismo en finanzas públicas que en la economía estatal en su conjunto, lo que se exhibe y debemos observar, entender y juzgar es la proximidad de un colapso sin precedente.

El triunfalismo sin sustento tiene límites. Percepción es política y cuando ésta rebasa los límites permisibles de credibilidad y confianza que la sociedad se da, las consecuencias son de orden político, como política es la respuesta de un pueblo cansado, descontento y harto de escuchar día con día la misma retahíla de mentiras o, en el mejor de los casos, medias verdades y medias mentiras trasmitiendo el falso mensaje de que vamos bien, aquí no pasa nada, cuando en la desfondada nave las llamas alcanzan ya a los aparejos. Esta respuesta no espera a manifestarse en las urnas en junio próximo, se da ya de manera constante y en crescendo a lo largo y ancho de la entidad, sin que por parte del poder público sea escuchada y atendida.

Se cosecha lo que se siembra.

El S. Javier Duarte de Ochoa cosecha lo que ha sembrado a lo largo de cuatro años de ineptitud, despilfarro, corrupción y pésima administración; es el que gobierna pero no el que manda, se dice al comentar la composición espuria de candidatos del PRI a la diputación federal y la presunta injerencia de su antecesor y padrino en el palomeo de las listas de beneficiarios.

Frente a propósitos y objetivos implícitos o explícitos del proceso electoral en curso, la llamada sociedad civil para el gobernante es mirón de palo, infante de lento aprendizaje cuya opinión ni pesa ni cuenta en la toma de aquellas decisiones que le competen y hoy lastiman.

Lo que sí cuenta es el voto para satisfacer la demanda presidencial, y de ahí el proselitismo ramplón asegurando por anticipado bajo la luz de los reflectores públicos el triunfo del partido en el gobierno, aunque para la democracia secuestrada o la ingente necesidad de enderezar el rumbo, el sufragio sea irrelevante. Y es que en la búsqueda tardía del voto que le avale, el Sr. Dr. en economía (ya dudo de que lo sea), el priísta Javier Duarte de Ochoa se vanagloria mediáticamente de que Veracruz va a la cabeza en la generación de nuevos empleos cuando la realidad muestra que es todo lo contrario, el estado como los números duros indican, está a la cola entre las 32 entidades federativas de México en este rubro, como también en muchos otros en los que se nos quiere vender la idea de un Veracruz de pie, próspero y pujante.

Frente al desastre no aceptado por el poder público estatal, me quedo con la lección de la abuela. A nada bueno conduce gastar más de lo que nuestros ingresos lo permiten. Cualquier ama de casa lo sabe, en ello radica la fortaleza de la mujer trabajadora que con inteligencia y buen juicio, administra la economía familiar en un país en el que trabajo humano y salario son permanentemente devaluados y expoliados.- Xalapa, Ver., marzo 11 de 2015.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“Todo el país ha sido cultivado con mucho esmero durante los años recientes para que se esparza en él la desobediencia y la insurrección”. José M. Murià

Gobernador de Veracruz

Gobernador de Veracruz

Estimo que en el estilo personal de gobernar cuenta, y cuenta mucho si no es que lo determina, el origen, las raíces familiares, el entorno de crecimiento y desarrollo, educación, experiencia, ambiciones personales y, sin duda, el estilo de vida a que está acostumbrado el gobernante. Salvo un excepcional garbanzo de a libra, considero que nadie en la llamada clase política escapa a esta condicionante.

No es por tanto casual el que en Veracruz suframos un gobernador como el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, cuyo estilo personal de gobernar a mi juicio acusa pobreza de atributos sólidos en su hoja de vida.

En la entidad y fuera de ésta, tal estilo es considerado mediocre y, dada la conformación de nuestra clase política en México, eso es ya decir mucho, más cuando el estilo de gobernar no se ve reforzado con una mediana visión de Estado, sensibilidad, tacto y voluntad política en el desempeño de la función para la cual fue electo. Atributos estos que se sustituyen con alegórica fantasía y triunfalismo mediático, pagado y sin sustento, al cual es aplicable la fábula del emperador desnudo.

Hombre de pocas luces

Si el gobernador veracruzano superara en algo la mediocridad y egocentrismo en su estilo personal de gobernar, habría empezado por rodearse de un equipo de funcionarios preparados, eficientes y eficaces que suplieran sus deficiencias y carencias y, además, desde el inicio de su mandat, romper el cordón umbilical que le mantiene atado a su padrino y antecesor en el ejecutivo estatal. Lejos de ello, así como se ha mantenido el lazo que le une a Fidel Herrera Beltrán, en la misma forma se rodea y hace equipo o establece relaciones de complicidad, con lo más atrasado de nuestra aldeana clase política.

Ser sensible a las necesidades del pueblo que gobierna, saber observar, valorar la realidad y escuchar para actuar en consecuencia, al fin hombre de pocas luces no se le da; sus limitaciones reflejadas en su hoja de vida no se lo permiten. Si a ello le agregamos tozudez para conservar y preservar su propia visión de una realidad inexistente, el retrato hablado está completo.

Luego es absurdo el pretender que el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa sea congruente con la situación de profunda crisis que hoy día vive México. No está ni en un talante autocrítico que pudiera orientarle, ni en su estilo triunfalista de gobernar; mientras México entero sufre una crisis combinada de estancamiento económico, confusión e inmovilidad del régimen político, deterioro de un estado de derecho cuestionado, así como una movilización social sin precedentes que en la calle expresa descontento y hartazgo, para el gobernador en Veracruz se vive una próspera etapa de prosperidad, seguridad, paz social, economía boyante y en constante crecimiento, acompañada por la aceptación, credibilidad y confianza en las instituciones de los gobernados.

Si el Sr. Peña es incapaz de lograr encontrarle la punta al mecate, desbarrando y dando palos de ciego para poner a salvo ya no su personal proyecto de nación y presuntas reformas estructurales que le sustentan, sino como prioridad su mandato constitucional, en Veracruz el gobernador presume y lo divulga a los cuatro vientos, de que aquí las cosas son diferentes, aquí sí se sabe cómo gobernar.

Ya no es carencia de tacto político que exige guardar cuando menos las apariencias, sino pecado capital de incongruencia y ausencia de visión de Estado. Pasando por alto que Veracruz no sólo es parte y responde al todo nacional, sino que además contribuye en gran medida al deterioro que en todos los órdenes acusa el Estado-Nación. El análisis, diagnóstico y resultados reflejado en estadísticas oficiales divulgadas ampliamente, así lo confirma. Y aun así, el Sr. Dr. Duarte de Ochoa ni suda ni se acongoja, insistiendo cotidianamente en su visión triunfalista de una realidad que no entiende o no quiere entender. Los problemas que aquejan al presidente de la república no son problemas de la incumbencia del gobernador de Veracruz, así de simple.

Para tranquilidad de nuestra conciencia y salud mental, ya no le exijamos peras al olmo con desgastantes señalamientos, crítica y denuncias. Es tan desgastante como estéril perder el tiempo en ello cuando hay otros temas de mayor relevancia de los que ocuparse y preocuparse. Faltan dos años para que termine la pesadilla, el aguantar es la opción. ¿O existe otra?

El proceso electoral en marcha.

Y en este marco se ubica el actual proceso electoral que desembocará en la entidad con la elección de diputados federales. Proceso de capital importancia para el Sr. Peña, exigido a contar con mayoría absoluta en el Congreso de la Unión y que en la entidad veracruzana es desdeñado, privilegiándose en el orden de prioridades electorales la sucesión en el gobierno de Veracruz. ¿Falta de control de la vida política por parte del gobernador? ¿O es el no entender donde tiene puesta la prioridad electoral el presidente de México?

Lo más grave es que son las dos cosas. Ni hay control ni se entiende la señal presidencial. De otra manera los madrugadores senadores no andarían por la libre agitando e avispero, ni el fuego amigo al interior del partido gobernante estuviera poniendo en riesgo en la entidad el por cierto ya dudoso triunfo del PRI en la elección del año próximo. ¿En 2015 vamos a elegir gobernador de dos años o diputados federales? Se pregunta una población confundida.

Si el no saber gobernar es el estilo personal que prevalece, en la hoja de vida del Sr. Dr. Duarte de Ochoa está la respuesta, no hay de otra y así lo debemos aceptar para no seguir dando vueltas a la noria, exigiéndole más de lo que el gobernante puede y está dispuesto a dar.

Para estar en consonancia, pensemos en cuál en una muy flaca caballada, será la mejor opción para suceder al actual mandatario y olvidemos el desgranar la mazorca tratando de encontrar en la mediocridad de la llamada clase política, las mejores opciones para ocupar en el 2015 una curul en la Cámara baja del Congreso de la Unión. O de plano, si convencidos estamos de la inutilidad de tratar de que las cosas cambien para bien en los terrenos de la partidocracia, dejemos que se sigan haciendo bolas, gobernador, partidos y políticos, y esperemos con paciencia la hora del sumar a favor del voto de castigo.

Hojas que se lleva el viento.

Dentro de lo relativo que es lo que debemos entender por libertad, destaca el descaro del deteriorado régimen político mexicano, que nos receta una llamada ley de movilidad universal para proteger los derechos de terceros atentando contra los derechos de todos, en su esfuerzo por tapar el pozo tras el niño ahogado. Lo que no se atreven a decir explícitamente diputados, senadores y el mismo Sr. Peña, “autor” de la iniciativa, es que ante el miedo de que la movilización social tome el camino de una auténtica y legítima rebelión, están optando por el camino fácil de un estado de excepción en México que les de seguridad.

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Para “la gente bonita” lo más destacado de la XXIV Cumbre Iberoamericana que inicia mañana en Veracruz, es el contar con la presencia del rey de España, mandatario que representa lo más rancio del trivial glamour de la aristocracia europea en el ámbito de la crisis económica, corrupción, saqueo y exclusión. Para “la prole” el referente principal indudablemente será José Mújica, presidente de la República Oriental del Uruguay, hoy por hoy paradigma mundial de gobernante honesto y comprometido con su pueblo. Dos visiones en el México dividido, polarizado y transitando por la peor crisis de Estado en los últimos cincuenta años.

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No nos esforcemos en ponerle cortinas al edificio cuyos cimientos apenas estamos pretendiendo construir. Todo a su tiempo, el cambio y transformación del país es un proceso largo, azaroso y no libre de obstáculos que exige voluntad, toma de conciencia, serenidad, trabajo, disciplina, sacrificio, noción de unidad basado en la solidaridad y respeto al pluralismo, así como visión de futuro y mucha paciencia confiando en la fortaleza de un pueblo dispuesto.

No por mucho madrugar amanece más temprano, diría mi abuela y eso cabe para quienes estén dispuestos a transformar a México poniéndolo al servicio de todos. Si no es hoy con nosotros, será mañana con las nuevas generaciones, pero será y en ello hay que confiar.

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J. Enrique Olivera Ace

Sin pena ni gloria, entre opacidad e indiferencia el Gobernador de Veracruz rindió su IV Informe de Gobierno.

Encubierto por la euforia oficial y rechifla a Peña Nieto en los tendidos durante la inauguración de los  Juegos Centroamericanos y del Caribe, la inquietud social por el crimen de Iguala, el empantanamiento del diálogo SEP-politécnicos, la irrupción de policías en la UNAM, la inocua participación de México en la cumbre del G20 en Australia, la amenaza presidencial de recurrir a la represión como recurso de Estado,  y las últimas paladas a la tumba del PRD vertidas por su líder moral, el mensaje a los veracruzanos del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa con motivo de su IV Informe de Gobierno pasó desapercibido.

¿Así lo planeo el gobernante, o la realidad le tomó con los dedos tras la puerta?

En días anteriores ya un columnista había advertido que con informe o sin éste, la opinión sobre el anodino desempeño del gobernante veracruzano no sufriría cambio alguno. Y así está sucediendo, nadie quiere saber ya de más mensajes triunfalistas, textos amañados, cifras maquilladas y promesas de lo que debiendo ser no será. Con o sin el ominoso escenario de un país en crisis, con cortinas de humo o sin éstas, el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa y su gestión al frente de la administración pública estatal, ya está etiquetado en el imaginario colectivo como el peor gobernador que Veracruz ha padecido en los últimos tiempos, superando a su antecesor, padrino  y hacedor.

La realidad que vive la entidad veracruzana de ello se ha encargado. El oneroso dispendio de recursos públicos en la proyección mediática de la imagen del gobernante, y el ya clásico aquí no pasa nada reflejado en su mensaje a la ciudadanía, no ha sido suficiente para borrar lo que ya anida en la opinión pública veracruzana desde endenantes,  como imagen de un gobierno fallido.

Antes al contrario, entre más se hace gala de triunfalismo sin sustento, mayor es la indignación y rechazo a la palabra oficial.  No es pues de extrañarse que el mensaje y el mamotreto entregado al Congreso local, no alcancen ni siquiera para cubrir las apariencias.

La glosa del IV Informe que tendrá lugar en los próximos días, será pretexto para una nueva andanada mediática onerosa y a  modo, con los mismos resultados. Dimes y diretes de diputados rojos, azules y tornasoles magnificados por la prensa oficialista no cambiarán cosa juzgada.  

A falta de pan con sustancia, el circo deportivo y el deterioro creciente del clima nacional  seguirán ocupando el primer plano en el interés de una población harta de simulación de un gobernador que, rodeado de su séquito de saqueadores, prósperamente navega  en la cresta del arco iris.

Lo grave es que se inicia un período de más de lo mismo o de algo peor  a soportar a lo largo de los 24 meses que restan para el cambio de estafeta. Y este relevo, de seguir las cosas como van, no augura nada positivo para la entidad.

Hojas que se lleva el viento

Como estaba previsto, con Juegos Centroamericanos o sin estos, la capital veracruzana, ignorada y ninguneada no mejora en lo más mínimo. Xalapa, patito feo de los gobiernos priístas seguirá padeciendo atraso económico, desempleo, pobreza extrema, pésima imagen urbana y el caos vial de todos los días. Menos mal que al alcalde Américo Zúñiga ya se le prendió el foco y pugna por recomponer el tejido social nadando de a muertito, bajo el cobijo de su inversión con recursos públicos en proyección mediática de imagen.

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Ya hay suficientes señales de que a nuestra aldeana clase política se le ha hecho grumos el engrudo frente a lo que viene con la elección federal del 2015. Habiéndose cooptado a la oposición, sin esta todo se reduce a fuego amigo al interior del PRI. La conducción programática y operativa a cargo de dos damas de dudosa reputación  en el tricolor local y el anteponer la sucesión del Sr. Dr. Duarte de Ochoa a los buenos propósitos por lograr en el 2015, ha dado al traste con la brújula. Nada extraordinario en una entidad federativa en el que la mediocridad y afán de saqueo sin límite, es la constante de quienes dicen gobernar.

Y a propósito de tal afán, ya es público y sabido del incremento de enriquecimiento más que explicable de los que tuvieran vela en el entierro con motivo de la inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Está en la naturaleza del nuevo PRI el no dar paso sin huarache. Para eso están y para eso los ponen donde hay.

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Mal augurio el  que con base en la sospechosa actuación de provocadores infiltrados en la protesta social se pretenda el que los justos paguen pecados ajenos. Más sospechoso resulta el que identificados los vándalos,  la autoridad deje hacer, deje pasar de la mano de medios de comunicación que agarrando parejo juzgan y condenan por igual al justo que al pecador. Cuidado, esta consabida estrategia del viejo régimen para administrar conflictos no es nada recomendable en un horno que hoy por hoy no está para bollos.

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Censura y autocensura en el ámbito de los medios de comunicación, pretendiendo acallar la voz de un pueblo ofendido, no es el mejor camino si lo que se busca es tapar el sol con un dedo. Más temprano que tarde la realidad se impone y tanto el que censura coartando la libertad de expresión como el que se hace cómplice  guardando conveniente silencio en resguardo a su participación en el pastel, pesos más pesos menos terminan por ser exhibidos.  El pueblo perdona pero no olvida.-

Xalapa, Ver., noviembre 19 de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El debate sobre si la intención de las reformas era privatizar o no la cadena productiva de la industria energética nacional está cerrado. Pierde México y con ello perdemos todos los mexicanos independientemente de posición social o económica; unos más unos menos pero todos perdemos al abrírsele la puerta a las poderosas trasnacionales que terminarán quedándose con todo el pastel, incluído el control regional de territorio, tierra y agua. Y como acompañante sine qua non los servicios de seguridad privada eufemísticamente denominados contratistas o consultoras, de oscura data en Iraq y Afganistán.

De un plumazo Enrique Peña Nieto y partidocracia ponen en un brete a soberanía e independencia nacionales, unciendo a México a la cadena de explotación y despojo bajo el control de los centros de poder mundial.

El debate aún vigente en el tintero, es si los afanes neoliberales del régimen político rendirán o no los frutos esperados de crecimiento económico y desarrollo humano que, como panacea, se esgrimieran como argumento para justificar lo injustificable.

Debate que debería tener sustento en un diagnóstico serio de la situación parada hoy de lo que es México, como punto de partida para en tiempo y espacio establecer objetivos y metas por alcanzar en el país gracias a las modificaciones, tanto de propósitos como legislativas, en nuestra Carta Magna; y no partir de generalidades, y triunfalismos sin sustento, cuyo único fin es seguir mintiendo y manipulando a los mexicanos.

Hasta donde se alcanza a observar no hay la intención de sustentar el debate en realidades. Es más, lo que se percibe desde las trincheras de hombres y mujeres de a pie, es que el tal debate no es tal, circunscribiéndose a un monólogo impuesto desde Los Pinos, en el que de antemano se da por sentado que el sueño neoliberal y la prosperidad ofrecida por el Sr. Peña es compartido por todos, y así debe aceptarse.

Tan es así que las manifestaciones triunfalistas obvian tanto el cómo como la hoja de ruta trazada para alcanzar en el tiempo las bondades de la panacea del aprendiz de brujo hoy presidente de la República.

Ignorando o dejando pasar el hecho incuestionable tanto del fracaso probado de la fórmula neoliberal reformista en los países más desarrollados del orbe y en los llamados emergentes, como de la situación que guarda el México de hoy, punto de partida para construir crecimiento económico y desarrollo humano, en el marco de la crisis sistémica global y, por lo consiguiente en un país en el que prevalece estancamiento económico, baja productividad y calidad educativa, bajos salarios, desempleo, informalidad mercado interno deprimido, entre otros fenómenos acompañados de exclusión social y económica, desigualdad, pobreza y corrupción.

Esto último conforma una realidad de la que no se puede escapar y que, de hecho, sería el punto de partida para la construcción del México neoliberal que pretende vendernos el Sr. Peña. Es decir, se parte tarde y de cero, cuando el mundo ya va de regreso.

Y, para colmo, la secuela de las reformas presuntamente estructurales apunta ya a un escenario de división y polarización en el seno de la sociedad, que impide el que fructifique la unidad de esfuerzos en torno a las tareas de instrumentación de lo aprobado, a que llama el presidente. La lucha de clases no estaba muerta…

Lo que ya se observa en los resultados de la última encuesta de Buendía & Laredo (El Universal), que indica que: 46% de los encuestados aprueba mucho o algo al presidente contra 45% que lo reprueba. Pero un contundente 64% sostiene que el gobierno federal debe cambiar de rumbo; 48% cree que el país va por mal o muy mal camino y 66% sostiene que los problemas han rebasado al presidente.

Relatividad aparte de los resultados de toda encuesta, desde el punto de vista político este es el punto de partida para construir el futuro.

Si le va mal al presidente, en un país como México, le va mal al PRIAN, este es el mensaje que deberían tomar en cuenta quienes hoy se expresan con un denodado triunfalismo sobre la bondad de una panacea que sólo existe en la mente calenturienta de los neoliberales y traidores.

Cd. Caucel, Yuc., agosto 20 de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Bajo el sugestivo título “Economistas pinchan la burbuja de Duarte “, el periodista Williams Cortez publica en El Liberal del Sur, (edición del 20/05/2014), un artículo que no teniendo desperdicio hace referencia a la vida económica de Veracruz, vista esta bajo la lupa de dos destacados investigadores de la Universidad Veracruzana (UV), Rafael Arias Hernández e Hilario Barcelata Chávez, quienes a su vez fundamentan sus análisis en información difundida por el INEGI.

“La economía veracruzana se estancó y va para atrás. Cada trimestre la propuesta de campaña de 2010, “Veracruz para adelante” es un contradicción.
Una deuda pública que llegaría a los 90 mil millones de pesos, nula obra pública estatal, incapacidad tecnológica para transformar sus recursos naturales, una industria sustentada en micro y pequeñas empresas poco competitivas, 4 millones de pobres y un decrecimiento de 1.5%, colocan a la economía de Veracruz entre las cinco peores del país”
, se afirma en el artículo en comento.

Nada nuevo bajo el sol salvo traerlo a tiempo presente. “La burbuja de Duarte” desde los inicios del mandato del gobernador veracruzano fue “pinchada” por una terca realidad que se le ha venido oponiendo de manera obvia y contundente a un proyecto fallido de gobierno  y a una estrategia mediática de comunicación social triunfalista y sin sustento.

Sin embargo, dada la situación crítica por la que atraviesa la economía nacional y la ausencia de políticas públicas para corregir y enderezar el rumbo, el análisis serio y bien documentado de Arias y Barcelata, a los que agregaría otro economista de valía, Alejandro Soto Domínguez, cobra plena vigencia en tanto que guarda congruencia con diagnósticos y pronósticos tanto del INEGI como de la Secretaría de Hacienda y el Banco de México en torno al comportamiento económico del país en los últimos trimestres.

Si le va mal a México, obvio que a Veracruz no le puede ir mejor. Y esto queda demostrado con números duros que toman los investigadores para afirmar sin tapujos que la economía veracruzana está colapsada. Afirmación que, en efecto, echa por tierra el cotidiano triunfalismo con el que desde la administración pública se ofende a la inteligencia de los veracruzanos con un iluso juego de abalorios.

El 4 de abril próximo pasado, refiriéndome a esta situación escribía:

“Ahora que los economistas veracruzanos pretenden formar un bloque que les permita involucrarse y pesar en la búsqueda de soluciones a la aguda problemática que tiene postrada a la entidad, vale preguntarles qué respuesta viable podrían aportar para que, de una vez por todas, el gobierno del estado reconozca la profundidad de una crisis en la que la combinación de insolvencia gubernamental y deterioro creciente de la demanda agregada, impide crecimiento económico, generación de nuevos empleos y combate efectivo a desigualdad y pobreza”.

Así como el 27 del mismo mes en relación al mismo tema, afirmara que Ocultar el sol con un dedo, en Veracruz  ya no reditúa.

Los economistas mencionados si bien no tienen una receta ni cuentan con la suficiente influencia para convencer al Sr. Dr. Duarte de Ochoa de lo equívoca de su estrategia de gobierno y de la necesidad de corregir, si, cumpliendo con su papel en el seno de nuestra máxima casa de estudios, desde la academia y por extensión en diversos medios de comunicación, ponen al desnudo  una realidad ya inocultable, señalando con claridad en donde estamos parados y que nos espera de seguir adelante por caminos equívocos.

El oropel de una falsa prosperidad es solo eso. Económicamente le va mal a Veracruz y a los veracruzanos y esto, necesariamente se refleja en la vida social y política de una entidad federativa que vive de y para los procesos electorales.

En su artículo del pasado lunes, Hilario Barcelata ubica con precisión a Veracruz en el contexto de la crisis económica del país, afirmando que:

“La economía veracruzana se encuentra colapsada. Durante el cuarto trimestre de 2013 el Producto Interno Bruto Estatal (PIBE) cayó un -1.5% comparado con el mismo período del año anterior, situación precedida por un pobre desempeño en los trimestres anteriores, durante los cuales el crecimiento nunca pudo superar siquiera el 1%.”.

Atribuyendo esta situación a la resultante de:

“… un modelo de desarrollo económico estatal que está en crisis, el cual se basa en un patrón productivo obsoleto, ineficiente y con escasa competitividad”.

Y “…un gobierno estatal y gobiernos municipales ineficientes, incompetentes y corruptos que han sido incapaces de crear una estrategia capaz de propiciar las grandes transformaciones que requiere la economía estatal”.

Más claro ni el agua y a buen entendedor pocas palabras. Los economistas, desde la UV, cumplen con su cometido, falta ver si encuentran eco en quien está obligado por el bien de Veracruz a escuchar y actuar en consecuencia.

Hojas que se lleva el viento

El PRI en Veracruz ya no siente lo duro sino lo tupido. Ante la andanada de críticas, fuego amigo y patadas bajo la mesa, la dirigente estatal del tricolor por conducto de la Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo, ideóloga del Comité Directivo Estatal, manda mensajes encriptados que no se sabe si van dirigidos a la militancia priísta o a un cada vez mayor número de críticos “radicales”. Por el bien de México debemos cerrar filas en torno al presidente, nos dice la destacada académica, “… y quien no lo haga o se limite a la crítica destructiva desde la comodidad del asiento de un café,–pues se le respetará su holgura y apatía–, pero no encajarán en esta etapa de reconstitución nacional y tendrán que observar cómo operan, quienes en verdad desean ser útiles y tengan el propósito sincero de coadyuvar al bienestar de los mexicanos, heredando un mejor país”.

Sea como sea, el mensaje cae en tierra infértil, la crítica va y seguramente no parará estando de por medio tanto la implementación de reformas contrarias al sentir de las mayorías como en lo local el madrugador proceso  electoral,  poniendo en riesgo el esperado triunfo del nuevo PRI en los próximos comicios federales y locales.- Xalapa, Ver., 28/05/2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

¿Vale la pena tanto desgaste pretendiendo cambiar las cosas a periodicazos?, me pregunta un buen amigo que sigue mis maquinazos. Quizá sí, quizás no, es mi respuesta, todo depende de la intencionalidad y orientación  social y política ó  interés comercial del medio informativo de que se trate.  Existen medios para los que la denuncia reiterada es buen negocio y otros en los que no siendo redituable económicamente,  es el “gancho” para ganar audiencia, prestigio o simplemente para enmascarar subliminalmente propaganda política que si deja dinero a los empresarios de la comunicación de masas.

Con el relativo bajo costo y facilidad que da la Internet, también se da el caso de medios independientes que en la WEB, o bien satisfacen la necesidad de expresar su desacuerdo con el estado de cosas prevaleciente o  simplemente,  ejerciendo  el derecho a la libertad de expresión aspiran a ser escuchados sin mayor pretensión que la de participar en el diálogo de sordos entre las esferas del poder y la ciudadanía.

Nadie da paso sin huarache, diría mi abuela. Es por ello que pretender que la información que se difunde se apegue a la verdad y a la objetividad, no pasa de ser lugar común sin anclaje con la realidad real. Cada cabeza es un mundo, cada quien tiene su propia verdad, sus propios intereses y apetitos, y cada quien ve y procesa lo que subjetivamente percibe al través de la ventana a la que le es dado o permisible asomarse.

De lo que si estoy convencido es de que a periodicazos ni a las moscas. La denuncia periodística es un arma de dos filos, o crea enemigos gratuitos a quien la ejerce, o gana amigos entre aquellos colegas que cobran y cobran bien desmintiendo o minimizando los hechos denunciados. Para efectos prácticos, beneficia más que perjudicar al o los denunciados que, al amparo de la impunidad satisfacen su ego al ver su nombre en letra impresa. Dante Delgado, en los inicios de su carrera, decía que no importaba si la prensa le trataba bien o mal, lo importante era que se destacara su presencia en la vida pública veracruzana.

El estado de cosas en el país y en nuestra aldea, ejemplifica con creces tanto la intención como la inutilidad de la denuncia periodística. Salvo muy contadas excepciones si de cambiar o mejorar las cosas se trata, es mayor el desgaste que los resultados,  A nuestra clase política le resbala la crítica y está muy lejos de aceptar que la autocrítica ante el señalamiento preciso, es el camino para ser no ya mejores personas pero sí, cuando menos desempeñarse en el servicio público de manera más honesta, eficiente y eficaz.

Cuantas veces no se ha insistido en que la actual etapa de la administración pública veracruzana transita por el camino equivocado. Se denuncia de manera reiterada ineficiencia, corrupción y ausencia de visión política y administrativa, así como un absurdo negarse a la aceptación de una realidad agobiante para los gobernados y para el propio gobierno, asumiéndose una actitud acrítica y triunfalista que termina por ser objeto de rechazo por la población. El resultado está a la vista, tanto va el cántaro al agua que es mayor la apatía e indiferencia en las audiencias  frente a hechos periodísticamente denunciados, que la intención de la administración por corregir sus propios entuertos.

Como todo lo que se da en exceso, termina por ser contraproducente; la denuncia reiterada termina en la basura a la par que exacerba  impunidad y valemadrismo en la llamada clase gobernante. Ni contribuye en la población a elevar los niveles de conciencia e interpretación de la realidad real, ni muchos menos a generar participación, consenso y unidad para una acción concertada encaminada a transformar el statu quo prevaleciente. Antes al contrario, funciona como catarsis social frente a la impotencia y el hartazgo, propiciando desahogos emocionales estériles como es dado observar en las redes sociales en las que, para solaz y esparcimiento de los participantes, prolifera el chiste político de mal gusto o imágenes degradantes.

Pero bueno, en estos caminos transitamos, unas veces a pie y otras andando. Así se da la actividad periodística, aquí y en China. El desgaste es indudable y los resultados estarían por verse en una sociedad con tan poca ciudadanía y en una tan frágil democracia representativa. Para algunos el desgaste es inversión redituable, para otros, masoquismo consciente. De todo hay en la Torre de Babel, lo cierto a no dudarlo es que, cuando menos en Veracruz, lo que se cuente y diga en letra impresa con el afán de denunciar, en eso queda, salvo los penosos y lamentables casos en los que el mensajero termina por ser  victimado.-

Hojas que se lleva el viento

Indignación e impotencia en Veracruz. Con el deceso del periodista Gregorio Jiménez, víctima de la violencia criminal, se ha desatado una ola de indignación en la entidad que se pone de manifiesto de manera exacerbada en las redes sociales; destacándose el sentimiento de impotencia ante la falta de respuesta eficaz y oportuna del gobierno estatal en materia de prevención del delito.  Ante la serie de contradicciones y cortinas de humo en que en relación a este suceso incurriera el gobierno estatal, queda exhibido el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa como falto de sensibilidad política e incapaz para asegurar el libre ejercicio del periodismo en la entidad.-Xalapa, Ver., febrero 12 de 2014.

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J. Enrique Olivera Arce

«Sólo cuando baja la marea descubrimos quién estaba nadando desnudo». Warren Buffett

Peña Nieto, primer año

Peña Nieto, primer año

Quién en la calidez del barrio en su niñez no jugó “cascaritas” en la calle, difícilmente puede saber lo que es compañerismo identitario de equipo. Y dado que lo no aprendido no se olvida, resulta muy cuesta arriba aceptar que quienes integran el  gabinete presidencial, conozcan del paño tanto en su desempeño  como en su relación con el pueblo llano. El individualismo neoliberal resultante de su origen familiar, educación elitista y formación académico profesional en instituciones privadas, les gana.

Aquí, en la misma tesitura, cabe, entra y se acomoda el Sr. Enrique Peña Nieto, que en su afán de modernizar al país opone, privilegia e impone criterios tecnocráticos, posiblemente de incuestionable valía para su concepción neoliberal del mundo y de la a la vida, pero ajenos a la percepción de una realidad que en carne propia viven las mayorías del pueblo que gobierna.

Nación es equipo, reiteraba Nelson Mandela a sus cercanos colaboradores en sus propósitos y objetivos de unificar al pueblo de Sud África, para dejar atrás la indignante experiencia histórica del apartheid

Lo que se vive en México a 365 días de la toma de posesión del Sr. Peña como presidente, es todo lo contrario a los propósitos del Dr. Mandela. Lejos de buscar la unidad de su pueblo, el Sr. Peña divide y polariza confrontando a los mexicanos en torno a las llamadas “reformas estructurales” que, por cierto,  no inciden en modificación alguna a los problemas estructurales históricos que mantienen al país en el subdesarrollo.

La búsqueda de incrementos de productividad, competitividad y excelencia a cualquier costo, tiene un precio demasiado alto en un país que ha cifrado sus esperanzas en la inmovilidad y la inercia nacida del paternalismo de Estado. El que el pueblo por decreto dé un paso adelante, rompe con la idea de equipo entre gobernante y gobernados.

Las consecuencias están a la vista.

Siempre atendiendo a la relatividad de las mediciones estadísticas, no es circunstancial que por primera vez en varias décadas, un presidente de la república en su primer año de gobierno cuente apenas con el 50 % de aceptación entre sus gobernados.

De acuerdo a la encuesta de Buendía & Laredo/ El Universal, cuyos resultados fueran ampliamente difundidos por la prensa nacional, entre otras razones de la baja calificación (4.9) que al Sr. Peña le otorga la opinión pública, el diario Vanguardia destaca lo siguiente:

1. Que venció el periodo de gracia para el Presidente (un año).

2. Los detractores se empiezan a manifestar con más fuerza.

3. El gobierno no ha dado a conocer los beneficios de las reformas planteadas con eficacia (la gente no ve cómo estas reformas impactarán positivamente en su vida diaria).

4. La imagen presidencial comienza a sufrir el desgaste natural de todo gobernante.

Lo cierto es que la “química” entre gobernante y gobernados no se da en la medida de lo deseable; lo que  en mi opinión en este fenómeno inédito, lo que en mayor medida cuenta y pesa, es el pecado de origen de un presidente de la República que surge de un proceso electoral cuestionado que contribuiría en gran medida a la polarización que hoy se evidencia.

Pesando más la desinformación, especulación y rumor que los esfuerzos presidenciales por encontrar eco y acompañamiento en sus afanes modernizadores (o privatizadores).

El pacto en la coyuntura queda cojo.

Coincidentemente con la difusión de la encuesta, el PRD abandona el llamado pacto por México rebasada la dirección nacional colaboracionista por sus bases, a la par que se mantiene y radicaliza la protesta magisterial. Esto en vísperas de la concentración en el zócalo de la ciudad de México, convocada por Andrés Manuel López Obrador para este domingo, fecha en la que el Sr. Peña cumple un año al frente del gobierno federal.

Si en efecto en política no hay coincidencias, podría considerarse entonces que lo que tenemos es un principio de unificación orgánica entre la izquierda social y la electoral en torno a un abierto rechazo a las iniciativas,  reformas y políticas públicas de manufactura elitista cocinadas en el seno del pacto e impulsadas desde “Los Pinos”. Lo que se confirma con el anuncio de la cúpula perredista de que se buscara la construcción de un frente amplio, acercándose a “Morena” y a movimientos sociales movilizados en contra de las reformas, específicamente, en contra de la reforma energética que ya se discute en el Congreso de la Unión.

Esto la inteligencia de que la actitud asumida por el PRD pudiera ser uno más de sus pragmáticos desplantes de simulación y chantaje, por lo que antes de irnos con la finta es necesario diferenciar lo que son las bases partidistas y las corruptas dirigencias de las tribus negro amarillas.

Por lo pronto y en tanto no suceda otra cosa,  el as que Peña Nieto se sacara de la manga para mantener el control sobre la partidocracia y las fuerzas políticas que esta representa, hace agua. El llamado pacto por México sin el colaboracionismo de la cúpula perredista queda cojo en un país que, de entrada, rechaza el bipartidismo como fórmula de negociación y consenso. A la par que, con el estira y afloja entre las cúpulas de los tres partidos políticos mayoritarios, se abren espacios para un proceso de dispersión y democratización  de la vida interna de los partidos al imponerse las bases opositoras por sobre sus dirigencias formales.

A lo que habría que agregar el desconcierto de la autoridad en su compromiso de Estado de brindar seguridad, en su sentido más amplio, a la población.

Mal momento para el Sr. Peña y para la Nación. Entre su obcecación por avanzar a contracorriente y a paso acelerado, y  la división y polarización de la sociedad, incidiendo en una economía estancada y en evidente declive no auguran nada bueno para el país en el futuro inmediato.

La realidad está desbordando toda capacidad de previsión y administración del conflicto, observándose por momentos que se pierde el control de daños.

¿Cómo reaccionará Peña Nieto ante esta coyuntura adversa? No habrá que esperar mucho tiempo para conocer la respuesta.

Hojas que se lleva el viento.

En el inter, en nuestra bucólica aldea, seguimos con la cantaleta de que Veracruz ya forma parte del primer mundo con una economía de las más sólidas del país ocupando un  lugar destacado en América latina. Ahora en un tan costo como inútil despliegue publicitario en prensa nacional.

-ooo-

Y ya que “el trabajo infantil es tradición y cultura” en Veracruz, como expresara el secretario de Trabajo y productividad en su comparecencia ante la LXIII Legislatura del estado, el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa ya debería ir pensando en un magno festival con sede en San Juan de Ulúa, que ponga en alto la contribución de la niñez trabajadora a la promoción turística de la entidad.

-ooo-

Va un abrazo sincero y mi felicitación al estimado amigo, maestro y Premio Nacional de Periodismo, Froylán Flores Cancela, a quien el Congreso del estado en representación del pueblo de Veracruz, reconociéndole su destacado desempeño profesional a lo largo de más de cincuenta años, le hace justicia otorgándole la Medalla al mérito “Adolfo Ruíz Cortines 2013”

-ooo-

 

Los curas en Veracruz también son mortales

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Tras el intercambio del epíteto  “pinche”, y en el contexto del deterioro ético y falta de credibilidad de la prensa en Veracruz, quienes han estado quedado mal ante la opinión pública son los propios reporteros y columnistas que viendo la paja en el ojo ajeno, olvidan que corresponde a los lectores calificar y respaldar en su caso a quienes en el ejercicio de su profesión demuestran contar con dignidad, respeto a su propia persona y compromiso con la comunidad a la que se deben.

Sin estos atributos el periodista se coloca en una incómoda situación de indefensión. No puede ni debe desgarrarse la vestidura cuando aceptando sin rubor “el chayo”, al mismo tiempo protesta porque le faltan al respeto o ponen en riesgo su integridad física. Antes que asumir protagonismos fuera de lugar exigiendo ante el poder público consideración y respeto, nuestros reporteros deberían entender que el enemigo está en casa. Sus empleadores les mandan a la guerra sin fusil, los someten a la autocensura, les asignan salarios de hambre, les niegan prestaciones de ley,  y los orillan a completar el chivo en los terrenos de la corrupción oficial.

El no entender esto último, pone a indefensos periodistas al resguardo de comisiones oficiales cuya función es repartir atole con el dedo. Y nada más.

-ooo-

 En entrega anterior,  a quien esto escribe pesándole los años se le atravesó el alemán cuyo nombre no puede recordar, incurriendo en un doble error en la redacción del texto, mencionando como presidente municipal electo al estimado maestro Guillermo Zúñiga Martínez y no a su joven vástago, Américo. Pido disculpas a mis estimados lectores.- Xalapa, Ver. , noviembre 30 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El Veracruz con el que sueña el gobernador no es el que a diario construyen con esfuerzo, rabia contenida  y no pocas penurias cientos de miles de veracruzanos.

Duarte-III-Informe

El Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa entregó formalmente al Congreso de la entidad su Tercer Informe de Gobierno y, en exclusivo show mediático en la literalmente fortaleza de San Juan de Ulúa en la ciudad y puerto de Veracruz, un balance de los tres años de su mandato al frente del Poder Ejecutivo Estatal.

El contenido del Informe aún no es del conocimiento de la opinión pública, sin embargo es posible adelantar  que no se puede juzgar lo plasmado en el documento bajo una óptica maniquea. Ni todo ha sido negro ni todo gris en el desempeño de la administración pública de Veracruz. Con claroscuros, el gobernante ha hecho lo que ha podido, ni más ni menos y así lo dio a conocer tanto en el show como posteriormente en entrevista televisiva.

Lo que se hizo en el pasado, estuvo malhecho, refiriéndose al gobierno de su antecesor. Hoy Veracruz es otro y las cosas se están haciendo bien, fue la tónica de su mensaje.

Triunfalismo sin sustento aparte, el gobernante en los 36 meses de su mandato ha cumplido hasta donde su circunstancia personal lo ha permitido. Expectativas truncas y deterioro evidente de la administración en áreas sensibles como, entre otras, salud, obra pública y fiscalización, establecen los límites de su gestión.

Habiéndosele concedido  el beneficio de la duda, para el Dr. Duarte de Ochoa el reto era convencer. No lo ha logrado a lo largo de tres años de gestión. Son más las dudas que genera que reconocimiento de la ciudadanía.

Iniciando bajo la oscura sombra de su antecesor, aventó su juventud por delante como garantía de un buen desempeño. El no entender que el poder no se comparte, le marcó. Hoy, a tres años de distancia,  la mano que mece la cuna le aparece hasta en la sopa,  en demérito de prestancia, autoridad y buen gobierno.

La herencia.

 Financieramente recibió arcas públicas de facto quebradas, con una pesada deuda pública hasta ahora injustificada, poco clara en medio de la opacidad, misma que a su vez incremento en circunstancias parecidas;  así como abultados compromisos de pronto pago que, hasta este momento, no se cubren del todo a contratistas, prestadores de servicios y prensa oficialista.

A ello habría que agregar el nada despreciable servicio de la deuda que hace ineludible el pago puntual de comisiones e intereses.

Recibió un tiradero a lo largo y ancho de Veracruz; Fidel Herrera entregó malas cuentas y una absoluta falta de confianza y credibilidad en las instituciones estatales, que hasta hoy sigue pesando en el ánimo de los veracruzanos.

No obstante, el Doctor ha venido capeando el temporal. Con limitada experiencia como servidor público y como profesional de las ciencias económicas, tapando un hoyo cavando otro ha tenido que sortear la sequía presupuestal del último año del presidente Calderón y el sub ejercicio del año de aprendizaje del Sr. Peña.

Mal que bien, la administración pública estatal y municipal no se ha paralizado; a jalones y estirones ahí precariamente la llevan.

Ocupando el quinto lugar entre las economías de mayor presencia nacional, la veracruzana se ubica en el lugar 22 entre los estados con menor crecimiento del PIB en el período 2010-2013 (Dr. Hilario Barcelata Chávez, Abriendo Brecha 14/11/2913), manteniendo su paso inercial con un magro crecimiento (o.3 %), en tanto que en lo social el descontento, insatisfacción y hartazgo generalizado en el país, se ha mantenido acotado en la entidad sin barruntos preocupantes de desestabilización y gobernabilidad.

Su aporte a la generación de empleos y disminución de desigualdad y pobreza, así como el abatimiento de la economía informal, atendiendo a cifras divulgadas por el INEGI, es mínimo y cercano al estancamiento en tales rubros. Reflejando limitada respuesta de la administración pública estatal y municipal por falta de visión de conjunto y recursos presupuestales suficientes para la tarea.

Aunque plausible el esfuerzo aplicado, Mixtla de Altamirano y Tehuipango, paradigmas estadísticos de histórico abandono, no cubren todo el mapa de la pobreza extrema y hambre  en Veracruz.

Lo que no se puede ocultar es el también inercial problema de la inseguridad en la mayor parte del territorio estatal y la pérdida de confianza en amplios sectores de la población respecto a la procuración y administración de justicia. Asignaturas pendientes de resolver que tienden a agudizarse.

Triunfalismo.

Sigue pareciéndome inaceptable el triunfalismo sin sustento válido que le justifique, lo que denota deshonestidad intelectual para aceptar y señalar por su nombre a una terca realidad, así como una gran dosis de simulación, engaño y demagogia por parte del gobernante y su círculo más cercano de colaboradores.

La campaña mediática previa a la presentación del informe, así como forma y contenido del mensaje emitido en San Juan de Ulúa, no escapan a tal apreciación.

Desde los inicios del mandato del Sr. Dr. Duarte de Ochoa quien esto escribe lo ha señalado, arando en el desierto. La estrategia de comunicación social, lejos de fortalecer aceptación e imagen del gobernador demerita al Sr. Dr. Duarte de Ochoa ante una opinión pública cada día más informada y crítica, que se expresa por la libre y cotidianamente en redes sociales de la Internet, círculos opositores y en tertulias familiares o de café.

El Veracruz con el sueña el gobernador no es el que a diario construyen con esfuerzo, rabia contenida  y no pocas penurias cientos de miles de veracruzanos.

Esto último, quiero pensar podría tener como origen tanto carencia de capacidad para afrontar la realidad tomando al toro por los cuernos, como impotencia ante la imposibilidad de dar cabal cumplimento a las demandas reales o sentidas de los gobernados, y no necesariamente, estrategia aviesa y perversa de poner en duda la inteligencia de los veracruzanos.

En la euforia del momento, el colmo: “…Veracruz tiene una economía fuerte, es una de las más sólidas del país y la décima más importante en América Latina, afirmó el gobernador Javier Duarte de Ochoa. Imaginémonos la sonrisa velada de más de un gobernador de los 8 que asistieran al show de teatro, maroma y circo en la fortaleza transformada para el efecto en bunker.

“Plan veracruzano de desarrollo”.

El contar un “Plan Veracruzano de Desarrollo” como guía para la acción no basta; antes al contrario, confunde y limita visión de largo aliento en un escenario complejo de rumbo incierto determinado por factores exógenos, como la crisis económico-financiera globalizada cuyo impacto golpea a todo el país.

No se puede hacer de lado que el plan no es tal ni guarda congruencia con la realidad, por lo consiguiente, no garantiza ser instrumento válido para encausar con racionalidad y buen juicio las tareas del desarrollo. Derivado de promesas de campaña, elaborado sobre las rodillas,  propuesto por el Ejecutivo, avalado por el Congreso y expresión de continuidad del desgobierno de Fidel Herrera Beltrán, no pasa de ser una ecléctica conjugación de propósitos y buenos deseos  ajenos a los tiempos y circunstancias de Veracruz en el contexto nacional.

Si a nivel individual o familiar resulta elemental el equilibrar lo deseable con lo posible a partir de las disponibilidades presentes y futuras, con mayor razón esta fórmula simple de economía doméstica debería ser norma de conducta en lo colectivo. Más,  si se trata de fundamentar un plan sexenal de desarrollo de una entidad federativa que, en tamaño, potencial y complejidad ocupa uno de los primeros lugares en el país.

A partir de fantasiosos buenos propósitos se formularon objetivos por alcanzar en el mediano plazo,  estableciéndose metas por cumplir en tiempo y espacio sin atender a disponibilidades presupuestales reales, obteniéndose un desfase entre lo deseable y lo posible. Hoy los buenos propósitos de prosperidad para todos, ha hecho de dulces sueños pesadilla para gobernante y gobernados.

No se puede, entonces, afirmar que en los primeros tres años de gobierno del Sr. Dr. Duarte de Ochoa se superaron expectativas plasmadas en dicho instrumento.

Aunque desde palacio se afirme lo contrario, lo deseable se vuelve inalcanzable; objetivos y metas trazadas, no se corresponden con esa terca realidad que día con día desmiente los decires del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa.

Necesidad permanente de reafirmación.

Es difícil saber cuántos pasos se avanza hacia adelante y cuantos para atrás, en medio de la cortina de humo del triunfalismo sin sustento. Aunque con toda seguridad, el gobernante si lo sepa y de ahí su obvia impotencia para cumplirle a cabalidad a sus electores, reflejada en su permanente necesidad personal de reafirmación ante el espejo y a través del cotidiano discurso a modo.

Como la serpiente que se devora sí misma, la circunstancia personal del gobernante  se diluye en el discurso facilón, trivial y anodino que hoy día al cumplimentarse 36 meses de gobierno, engalana un III Informe que no trasciende más allá del provinciano ruido mediático y del disciplinado y estéril beneplácito a conveniencia de una representación popular que no representa a nadie.

Se hizo y se sigue haciendo lo que se puede, no lo que se debe. Mentir afirmando que las cosas se hacen mejor que antes, iguala el desempeño del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa con el de su antecesor. La mentira más temprano que tarde cae ante la luz de la verdad. Mal inicio para un segundo trienio que echa por tierra expectativas de cambio y de progreso.

Lo que viene.

Desbordado de un falaz optimismo, el Sr. Dr. Duarte de Ochoa nos dice que en 2014 será un año de consolidación de grandes proyectos que marcarán el futuro de Veracruz, gracias a la conjunción de esfuerzos de los tres órdenes de gobierno, con el respaldo del presidente Peña.

Buenos deseos que compartiríamos, si no fuera porque el mismo rollo, el mismo énfasis y la misma intencionalidad, no modifica discurso y conducta que a lo largo de los tres primeros años de gobierno cotidianamente ocupa los titulares de la prensa.

Más de lo mismo, no porque tal fuera el propósito consciente  del gobernante, sino porque en los años venideros, sin pretender ser fatalista, la circunstancia personal del Dr. Duarte de Ochoa se empata con la del Sr. Peña en un escenario político y económico adverso, en el que las primeras plateas ocupará sin duda la presión social ante la muy posible eventualidad de la no correspondencia entre lo deseable y lo posible en los propósitos y objetivos comunes. No olvidemos que el gobernador veracruzano y la oscura sombra de la que aún no se sacude, no están en el ánimo del  actual primer mandatario de la nación.- Xalapa, Ver., 16 de noviembre de 2013.

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