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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Ahora que los expertos internacionales han confirmado que el cambio climático llegó para quedarse y que, al respecto el gobierno de Obama en EE. UU. advirtiera a la sociedad norteamericana de la necesidad de estar alerta en prevención a los efectos de este fenómeno, llegó la hora de que en nuestro país pongamos las barbas en remojo.

Hoy más que nunca se debe tomar en serio la necesidad no sólo de cuidar y preservar el medio ambiente, también de tomar medidas preventivas para hacer frente con relativa eficacia a eventos catastróficos derivados del cambio climático. No más indiferencia, simulación, demagogia y mentiras piadosas en torno a lo que constituye alto un riesgo para la sociedad. La naturaleza no espera como ya se pone de manifiesto en sus efectos en la salud.

Por lo que a nuestra aldea respecta, el riesgo que se corre es variado y de diversas magnitudes a lo largo y ancho de la entidad, como está probado con eventos meteorológicos que en la última década afectaran tanto infraestructura como integridad física y bienes materiales de familias veracruzanas. El saldo de inundaciones, deslaves, fuertes vientos, granizadas atípicas y elevación del nivel del mar está documentado, aunque no atendidas con la celeridad y eficacia deseable.

Burocráticamente el gobierno estatal nos habla de mapas de riesgo, protección civil y atención a damnificados a posteriori, sin embargo, desafortunadamente queda en el papel y poco, realmente poco, se hace en materia de prevención. Antes al contrario, atendiendo a intereses de índole económico productiva, se deja hacer, se deja pasar, se desatiende la magnitud del riesgo ante la indiferencia de una sociedad ya acostumbrada a actuar después y no antes de la catástrofe.

Son muchas las voces que se levantan advirtiendo de la necesidad de conciliarnos con el medio ambiente, frenando deforestación, evitando contaminación y cuidando el agua, plausible actitud que nos atañe a todos y que deberíamos atender, sin embargo, la mayoría de nuestros ambientalistas evita reconocer que el cambio climático por ahora es irreversible, exigiendo algo más que lamentarnos por no cuidar el entorno que como sociedad nos da cobijo.

Se requiere de un diagnóstico serio que se refleje en auténticos mapas de riesgo a disponibilidad pública como primer paso para reconocer y evaluar vulnerabilidades. Lo siguiente sería actuar en consecuencia tomando las medidas pertinentes para prevenir impactos negativos en la población. Toca entonces a las autoridades el hacerse cargo de este problema latente, pero también a la llamada sociedad civil el reconocer que no se pueden seguir manteniendo conductas contrarias a lo que el cambio climático exige.

Y en este marco, los recientes anuncios de cuantiosas inversiones en puertos e industria sin chimeneas deberían obligarnos a reflexionar sobre los pros y los contras de proyectos costeros que responden más a criterios de utilidad económica de unos cuantos que al interés general de una sociedad que directa o indirectamente, terminará como siempre pagando los platos rotos de la improvisación, desatención del entorno ambiental y posterior rescate vía recursos públicos de los bienes siniestrados.

Cultura de prevención.

En materia ambiental a lo hecho pecho, si los daños al entorno son cuantiosos y la mayor de las veces irreversibles, ante el cambio climático las prioridades ya son otras. Sin dejar de atender lo importante en materia ecológica, la prevención ante lo que viene y nos espera cobra carácter de urgente. De ahí la necesidad de concentrar esfuerzos en la construcción de una cultura de prevención que nos prepare para lo inevitable. No más tapar el pozo después del niño ahogado cuando de antemano se sabe del alto nivel de vulnerabilidad de la entidad veracruzana.

Hojas que se lleva el viento.

Ingenuidad e intereses económicos van de la mano en un Veracruz que no ve más allá de su ombligo, anteponiéndose al interés más general de la nación y de nuestra próspera entidad. Sólo así se explica el que se echen las campanas al vuelo por la reelección del dirigente nacional del PAN; expresando beneplácito porque ello significa que el “PAN rojo”, deje de tener preeminencia al interior del blanquiazul en Veracruz abriéndosele las puertas a Miguel Ángel Yunes Linares en su aspiración de gobernar a la entidad. Ignorándose o haciéndose de lado que Gustavo Madero Muñoz y su grupo en este momento representan lo más rancio y retrógrada de la ultraderecha panista, aliados de Peña Nieto y promotores de reformas antipopulares contrarias al interés nacional. Con Madero se inclinará la balanza legislativa a favor de las leyes secundarias en materia energética que más convienen a las petroleras trasnacionales, sumándose al mayoriteo del PRI. Así que cual es en realidad el “PAN rojo”. El PAN es el PAN, no hay otro.

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Ya que toqué el tema de la industria sin chimeneas, cabe preguntarse ante el anuncio del Sr. Peña de que se pondrá toda la carne en el asador en infraestructura y promoción turística, con énfasis en el sur sureste del país, cabe preguntarse si Veracruz está preparado para hacerse cargo de la materialización de la propuesta presidencial en lo que a la entidad corresponde, habida cuenta de que los montos totales considerados en el plan nacional de infraestructura son la suma de aportaciones federales, estatales, municipales y privadas.

¿Está preparado el gobierno duartista, por ahora financiera y operativamente incapaz? ¿Los ayuntamientos veracruzanos de municipios con vocación turística, podrían hacerle frente a las responsabilidades inherentes encontrándose técnicamente en quiebra? ¿Nuestra iniciativa privada, sin iniciativa ni vocación emprendedora, está dispuesta a invertir compartiendo el riesgo? ¿Los veracruzanos estamos dispuestos a poner nuestro granito de arena para hacer de Veracruz un destino turístico atractivo, limpio, seguro y digno?

O seguiremos escuchando de grandes inversiones que nunca aterrizan mientras Cancún y la Riviera maya se fortalecen como los más importantes generadores de divisas del país. No olvidemos que para el Sr. Peña los más aptos van primero.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Se escuchó hasta el cansancio la frase acuñada por Calderón Hinojosa: “López Obrador es un peligro para México”,  y de ello derivó el rechazo de amplios sectores de clase media a las aspiraciones del político tabasqueño de alcanzar la primera magistratura del país en la elección presidencial del 2012. La izquierda se equivocó con la postulación de López Obrador, si se hubiera inclinado a favor de Marcelo Ebrard, demócrata sensato y bien portado, Peña Nieto no se levanta con la presidencia, se dijo en su momento.

Hoy esa misma clase media ramplona se desgarra las vestiduras ante los excesos de corrupción en la administración calderonista, que demuestran que el  verdadero enemigo residía en Los Pinos.

Seis años antes, esa misma clase media votó en contra de Andrés Manuel convencida de que nada bueno podía esperarse de un candidato que viendo moros con tranchete, resumía toda su propaganda electoral denunciando a las mafias que, desde los poderes formal y fáctico, saqueaban a la nación. Dos frases del tabasqueño fueron suficientes para concretar el rechazo: “Al diablo con sus instituciones” y,  “Ya cállate chachalaca” en referencia a los constantes y estúpidos exabruptos del presidente Vicente Fox,  abriéndole el camino a Felipe Calderón.

Hoy día, esas mismas clases medias, empobrecidas, frustradas en sus intentos de movilidad social y ascenso económico, son las primeras en reconocer y aceptar que López Obrador tenía razón al calificar en lenguaje llano como “chachalaca”,  a un presidente que aún ahora en su carácter de ex, no controla ni la  lengua ni a su familia. Así como acepta y lo expresa de diversas formas, en privado o en la calle, que las corruptelas que no cesan, o las  políticas públicas aprobadas y puestas en práctica por el poder formal respondiendo a los dictados e intereses mafiosos del poder fáctico,  tienen al país en un brete.

 Así como se reconoce en amplios sectores de la clase media,  que en el actual estado de cosas las instituciones republicanas se corresponden con un pacto social que para México resulta ya anacrónico y obsoleto. “Al diablo con sus instituciones”, es un sentir cada vez más generalizado entre esas clases medias que le abrieran la puerta a una trunca transición política que hoy de manera casi explícita, nos lleva a un nefasto bipartidismo bajo la conducción de un PRI que, con Peña Nieto como presidente,  retoma del viejo régimen y recicla  centralismo, autoritarismo y simulación.

Siendo evidente en la sociedad de un México plural que ya no es la del 2006 o 2012, el rechazo a partidos políticos,  organismos electorales, de defensa de los derechos humanos, de trasparencia y acceso a la información, de seguridad, procuración y administración de justicia, de asistencialismo social, entre otras instituciones del Estado,  y ni que decir, de las municipales, hacendarias y de promoción económica tiende a polarizar a la sociedad. Ausencia de credibilidad y confianza en las instituciones republicanas, es la constante.

Estado de derecho, instituciones públicas  y conducción política, han dejado de ser referentes del pacto social que históricamente nos diera identidad, pertenencia, cohesión y unidad como Estado independiente y soberano. El México de hoy, como en su momento afirmara Andrés Manuel López Obrador, requiere de un nuevo pacto entre los mexicanos que responda a las necesidades de nuestro tiempo; no basta con reformas presuntamente estructurales ni mucho menos con una reforma política ajena al sentir y necesidades de participación ciudadana, cuyo único beneficiario es una parasitaria partidocracia. El país exige un cambio verdadero desde abajo, democratizando la vida de la nación.

Vueltas que da la vida, a 12 años de distancia, el “al diablo con sus instituciones” y el “ya cállate chachalaca”, con un “¡Ya Basta!”  Y,  “que se vayan todos”, refrendan su valia,  dándoles plena vigencia en un México que día con día cambia para seguir igual.

Hojas que se lleva el viento

Definitivamente la humildad no es virtud en la administración pública veracruzana. No se quiere aceptar que en una cajetilla para 20 cigarrillos no caben 500 ni haciéndolos talco. Ni con toda la infraestructura hotelera y restaurantera con que cuenta la entidad, es posible en la conurbación Veracruz-Boca del Río, alojar y dar de comer  a 2 millones de visitantes durante los tres días que dura el carnaval jarocho. Euforia y triunfalismo sin sustento continúan siendo la tónica en una administración pública estatal que gobierna con anuncios de ocasión.

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No se quiere aceptar que lo primero es lo primero. En el orden de prioridades de la agenda veracruzana los medios de comunicación ya impusieron el tema de la sucesión por sobre la búsqueda de soluciones a problemas ingentes de la población. O no quieren al Sr. Dr. Duarte de Ochoa y ya les urge que se vaya, o bien, toman parte en la construcción de una cortina de humo que desvíe la atención de los veracruzanos para minimizar denuncia, protesta y reclamo social que sube de tono. Y en este escenario, la consigna parece ser la de confrontar y desgastar en el camino a los dos senadores priístas y el solitario  del PAN que aspiran a la gubernatura. Xalapa, Ver., Marzo 1 de 2014.

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J. Enrique Olivera Arce

¿Se está o no se está con el “Pacto por México”, es la pregunta que se le hace a la bancada del PRI en el Senado, tras el anuncio de Emilio Gamboa Patrón de que se pedirá la destitución del senador panista que ocupa la presidencia de la Mesa Directiva de ese cuerpo colegiado. Lo que mal empieza mal acaba.

Pero ese es otro cantar que dará mucho de que hablar.  Mi comentario de hoy versa sobre  la nada extraordinaria efervescencia en los círculos políticos en torno a la sucesión en el gobierno de la capital veracruzana.

Llama la atención que entre dimes y diretes, a estas alturas bacinica en ristre surjan acusaciones de actos anticipados de campaña, cuando ni siquiera se ha procedido por parte de los partidos políticos a la “consulta”  previa a la designación de candidatos a la alcaldía. Nada nuevo bajo el sol, la efervescencia político-electoral es el pan de todos los días de la clase política veracruzana, anteponiendo intereses personales y de grupo a los intereses más caros de la entidad y, en particular, de un municipio postrado que no encuentra su camino para salir del atraso.

Así, en tanto que los “adelantados” que aspiran a suceder a Elizabeth Morales, con nada que legalmente se los impida alzan la mano para decir públicamente yo quiero, en paralelo, con mayor autenticidad, la llamada sociedad civil viene poniendo sobre la mesa la discusión y debate en torno a los problemas más ingentes de Xalapa. Organizaciones no gubernamentales, con talante crítico y propositivo, expresan un legítimo interés por aprovechar la oportunidad del relevo para participar activamente en el diseño y conducción del rescate del municipio, independientemente de quien resulte beneficiado en julio próximo por el voto ciudadano. Esto al margen de colores partidistas, antes al contrario, tocando madera y poniendo en tela de juicio, que una vez más recaiga el gobierno municipal en manos de un político profesional.

Los políticos profesionales oyen pero no escuchan el clamor popular, lo mismo proveniente de los sectores más afortunados que los más desprotegidos y vulnerables. Ajenos a criterios técnicos de valía y a propuestas concretas de atención a necesidades reales y sentidas de la población, su interés es meramente clientelar, electorero y futurista.

Basta observar a los políticos “adelantados”, haciendo como que la virgen les habla, a lo suyo, recurriendo a lo que saben hacer: guerra sucia para descalificar a cuanto adversario de peligro contemplen se les pone enfrente. Absteniéndose de participar con seriedad en el debate ciudadano, convencidos de que la última palabra la tiene el que dicen manda en Veracruz y a ello está orientado el madrugador protagonismo; a la vez que propalan que la elección se gana con dinero no con ideas, propuestas y cercanía con los que pretenden gobernar. “No más un político profesional al frente de la administración municipal”, es lo que se escucha.

Caminos opuestos en un recorrido paralelo que desemboca en diálogos entre sordos y confrontaciones estériles. Ni la clase política escucha y entiende, ni la llamada sociedad civil logra hacerse escuchar y hacer entender a su contraparte que para abatir desigualdad, pobreza y falta de oportunidades, la ciudad capital y su entorno regional requieren de cirugía mayor para su desenvolvimiento y no más placebos cosméticos.

Recién el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, en una más de sus ocurrencias, declaró que su gobierno trabaja por generar más y mejores oportunidades para los veracruzanos. Posiblemente si, pero para los habitantes de la conurbación Veracruz-Boca del Río, o Tuxpan, joyas de su corona virreinal, porque para los xalapeños, las declaraciones del gobernador quedan en eso, simple verborrea que en nada beneficia a la otrora ciudad de las flores, por más esfuerzos mediáticos que se apliquen para mostrar el maquillaje urbano tras el que se oculta ineficiencia desinterés, y abandono.

 No mejora la calidad de vida para los habitantes de la capital del estado, no se observan medidas gubernamentales serias, de fondo y con visión de futuro para atender la demanda ciudadana. En la coyuntura Xalapa no destaca por la promoción del crecimiento económico y el empleo, camino para abatir desigualdad, pobreza y atraso.

De dientes parea afuera se hace ruido en torno al potencial turístico de la capital, como dinamizador de la economía municipal y regional, destacándose sus  fortalezas pero ignorándose debilidades que se ocultan bajo la alfombra. El maquillaje urbano que niega el interés del gobierno estatal por la dignificación de la capital veracruzana, es flor de un día. Son mayores las demandas de infraestructura urbana e industrial, empleo, salarios decentes, vialidad expedita, orden y seguridad, que todo lo que de positivo pueda tener el reconstruir algunas calles o el rescate de espacios públicos que, por cierto, bajo la óptica de la industria sin chimeneas no tienen el menor impacto.

Madrugar participando

Lo positivo del madrugar es que crece tanto la participación y organización ciudadana pugnando por construir unidad de propósitos, así como por encausar la voluntad colectiva para tratar de salir de un  marasmo que ya acusa décadas de inmovilismo y abandono.

En torno a fortalezas y debilidades gira el debate ciudadano, cada vez más participativo, consciente y sustentado, mientras en los círculos políticos se tunden unos y otros en busca del ansiado botín de cuatro años. Si México ya es otro, Xalapa no se queda atrás, está en el mismo paquete en cuanto a cuestionamientos críticos y fundados del quehacer gubernamental y de la clase política en que este se sustenta. El voto de castigo en la pasada contienda presidencial es apenas la cúspide visible de un iceberg de múltiples vértices y aristas.

Tras el silencio y el rumor soterrado, aparente indiferencia y desinterés ciudadano, la legítima preocupación y deseo de participar, anida en cada vez mayor número de xalapeños que buscan organizarse para hacer valer su voz en el momento propicio. Los adelantados en la misma tesitura que autoridades y partidos políticos, ni lo ven ni lo escuchan, a tambor batiente dan por sentado que tienen a Xalapa en un puño.

No sería nada extraordinario que en julio próximo quede en evidencia que ni la parafernalia dispendiosa de las campañas políticas, el gran dedo elector, el clientelismo tradicional en las colonias más humildes colgadas de los cerros y barrancas, o la compra del voto, fueron suficientes para contrarrestar conciencia y voluntad de cambio de una población organizada. En ello debería pensar el racimo de “adelantados” que avivan cotidianamente el mal endémico de la política electoral.

Hojas que se lleva el viento

El presidente Peña ya dio a conocer su largo listado de buenos deseos que presentara a los reyes magos. Toca ahora al Congreso decir con qué ojos mi querido tuerto, y al gabinete informar del cómo materializarlos en escasos seis años. Por lo pronto como anticipo navideño el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) ya apuntó que prometer no empobrece…

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No más mentiras sobre el creciente endeudamiento de la administración pública veracruzana, pide el gobernador Duarte de Ochoa. Lo bailado nadie nos lo quita reza la propaganda oficial. Así que a otra cosa mariposa que el que nada debe nada teme.

 

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Catastrofista me llamaron. Desde el 2008 he venido insistiendo en mis maquinazos que se agudizaba la crisis global en los países del primer mundo y que, por lo consiguiente, esta repercutiría en México tomándonos desprevenidos. Por aquel entonces Agustín Cartens, ex secretario de hacienda, calificaba a la turbulencia financiera como un “catarrito” frente al cual nuestro país estaba blindado.

Hoy este mismo personaje, en su carácter de gobernador del Banco de México, alerta sobre el deterioro de uno de los indicadores en los que se sustenta el equilibrio macroeconómico del país: la inflación anualizada fue de 4.6% durante la primera quincena de octubre, mientras que en septiembre fue de 4.8%, la más alta en 30 meses. La alta inflación “ya es un asunto de preocupación pública”, destacó  Carstens

Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) informa que La inflación en México durante septiembre fue la tercera más alta de los 34 países que forman la, solamente por debajo de Turquía y Hungría. Un día después, el Banco de México anuncia que las remesas que envían mexicanos en el extranjero a sus familias, se desplomaron un 20.24% en septiembre pasado respecto al mismo mes del año anterior, su peor descenso en 35 meses, como resultado de la política monetaria vigente en el país y no como reflejo de la crisis global en el entorno.

El Inegi informó a su vez que la ocupación en el sector informal se incrementó a 29.35% de la población ocupada en septiembre; 0.61 puntos porcentuales más que un año antes, cuando fue de 28.74%. Esto significa que alrededor de 14 millones 217 mil personas laboraron en la informalidad en septiembre pasado.

En tanto que el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, confirmó que en los próximos días se renovará la línea de crédito por 73 mil millones de dólares que tiene México con el Fondo Monetario Internacional (FMI), habiéndolo ya acordado con el equipo de transición del presidente electo. ¿Afrontando lo inevitable con deuda pública siguiendo los pasos de España, Grecia, Portugal e Italia?

La brecha entre macro y microeconomía, es cada vez más evidente que tiende a estrecharse. Si bien el divorcio histórico entre las finanzas nacionales, el aparato productivo y el déficit que acusa la economía familiar se mantiene,  el estancamiento y retroceso del crecimiento económico del país pone a todos en el mismo saco. La estabilidad macroeconómica en riesgo refleja lo que pie a tierra registra el bolsillo de los mexicanos.

¡Dónde quedó el blindaje de Fox? ¿Dónde el barco de gran calado de Calderón?

El catarrito financiero especulativo internacional, no fue tal. Fue la punta del iceberg de una pandémica amenaza con envergadura no prevista. La crisis financiera evolucionó transformándose en una profunda crisis económica poniendo a prueba la capacidad del capitalismo para resolver sus crisis recurrentes. Hoy la mayoría de los países del primer mundo se encuentran al borde del desastre arrastrando consigo a la totalidad de la aldea global, sin que se encuentre la fórmula idónea para encontrar una salida airosa ante el fracaso del neoliberalismo como modelo de crecimiento y desarrollo. El libre mercado como dinamizador y regulador de las economías, dio al traste con el equilibrio sistémico y con la llamada sociedad del bienestar y sus expectativas de “sociedad del conocimiento” que tanto se ha cacareado.

El mundo entero ya no quiere queso, se conformaría con salir de la ratonera, mientras en México, de espaldas a la crisis, desprevenidos seguimos hablando de un crecimiento sostenido del 6% para los próximos años, gracias a la visionaria estrategia de quien gobernará a este país, sustentada, precisamente, en el libre mercado en un escenario internacional que avanza en sentido contrario privilegiando el proteccionismo como medida emergente para, fortaleciendo el mercado interno, proteger el empleo y paliar los efectos sociales de la debacle económica y el pavoroso déficit presupuestal.

Las políticas de libre mercado ya no se corresponden con las necesidades crecientes de una población que exige empleo, salarios decentes, vivienda, educación, salud, como mínimos de bienestar que le alejen de la pobreza y la desigualdad.

Renglón aparte, sería ingenuo no considerar el que de los resultados de la elección del próximo martes en USA, depende en mucho el que la maltrecha economía de nuestro principal socio comercial no nos lleve consigo al “precipicio fiscal” en el inquietante camino de la recesión.

En este contexto, el nuevo gobierno le apuesta a una mayor apertura de PEMEX al capital privado, legislación laboral que coadyuve en el abaratamiento del mercado del trabajo, y una reforma fiscal que premie a la inversión extranjera en demérito de la micro, pequeña y mediana empresa nacional. México así incrementaría productividad, competitividad e innovación tecnológica, para salir a competir con éxito en un mercado internacional deprimido, dicen. Nada más alejado de la realidad y de toda lógica a mi juicio, en un país que, en la coyuntura adversa, requiere ver hacia su interior, fortaleciendo a PEMEX como un bien público estratégico en beneficio de todos los mexicanos; estableciendo una política fiscal progresiva, sin excepciones, que incremente y equilibre finanzas públicas; así como privilegiando el mercado interno, rescatando soberanía alimentaria, poder adquisitivo del salario, ahorro y seguridad en el empleo, para así dar viabilidad a la fábrica nacional frente a la crisis global.

No es posible ni deseable que se mantenga el sendero de un desastre anunciado. México debe hacer frente a la crisis sistémica global con responsabilidad y entereza. No cabe más simulación, falso triunfalismo y demagogia en la conducción del país.

La corrupción e impunidad es otro cantar. El mal endémico, alojado en el tuétano, condiciona y hace nugatorio todo esfuerzo por hacer viable a este país

Hojas que se lleva el viento

Veracruz es la excepción. Aquí seguimos avante sin que pase nada; para el gobernador la crisis nos hace lo que el viento a Juárez, la prosperidad reina lo mismo en las arcas públicas que en todos y cada uno de los hogares de la entidad gracias al programa “Adelante”, como en su oportunidad, con pelos y señales, nos lo hará saber en su segundo informe de labores al frente de la administración pública estatal.

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Mala leche en el trato mediático a López Obrador en su visita a Xalapa para participar en el Congreso Estatal de “Morena” tomando la protesta de rigor a los recién elegidos integrantes del Comité Ejecutivo del Movimiento de Regeneración Nacional en la entidad. Andrés Manuel vino a lo que vino arribando ni antes ni después de lo programado a la asamblea plenaria, y no a presidir un mitin multitudinario. (ver video: http://lopezobrador.org.mx/secciones/multimedia/videos/)

Los únicos convocados al evento fueron los 175 delegados distritales que eligieran democráticamente a la directiva estatal  que desde el sábado encabeza Gloria Sánchez Hernández, y votando a favor de que “Morena” avance en la construcción de un nuevo partido político. Como testigos del acto, un enjambre de reporteros, el diputado federal perredista Uriel Flores Aguayo, y un centenar de militantes y simpatizantes que se acercaran a saludar al ex candidato presidencial.

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Distribución de agua potable en Naolinco, Ver.

Buen estreno para el nuevo titular de la secretaría estatal de turismo. Al calor de las fiestas de difuntos anuncia que el gobernador Duarte de Ochoa autorizó una inversión de 5 millones de pesos para encaminar a Naolinco hacia la designación de “pueblo mágico”, sin antes percatarse de que dicha población no cuenta con agua potable ni existe propuesta alguna de autoridades municipales y habitantes para subsanar tal carencia. Los burros aguadores ya son parte de su magia, las anécdotas de los naolinqueños sobre el particular son de antología.

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¿El senador Héctor Yunes Landa representa los intereses de Veracruz, ó los del PRIAN? Es pregunta.

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Quien comentó que Elizabeth le tomó el pelo a los integrantes de “Otero Ciudadano”, tuvo razón. El “democrático” encuentro fue una pose más en la proyección de imagen de la alcaldesa xalapeña, quién ha hecho caso omiso a los cuestionamientos, observaciones y propuestas que se le plantearan.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“El éxito de Cancún en México como el primer polo de desarrollo turístico en el país, y destacado destino de alcance internacional, responde sin duda a dos factores, a saber, primero, que ha respondido a un proceso de planeación integral con visión de Estado, del que en lo general se derivan políticas públicas y acciones de los sectores público y privado que, en lo general,  permiten canalizar recursos y esfuerzos en torno a objetivos comunes, lográndose complementariedad y eficacia tanto en la dotación de la  infraestructura requerida como en capacitación del recurso humano y prestación de servicios. En segundo término el amplio abanico de oportunidades para todos, en el que sin distingo de origen todos tenemos algo que aportar y todos recibimos algo a cambio que nos hace sentir parte activa de una sociedad que vive de y para el turismo. Cancún es de todos, residentes y visitantes, en ello estriba el secreto del éxito”.

Esto me comenta un joven y exitoso arquitecto, xalapeño, egresado de la Universidad Veracruzana, que al igual que muchos veracruzanos se ha integrado a este pujante polo de desarrollo. Llegó a Quintana Roo como muchos mexicanos, sin un centavo en el bolsillo pero con muchas ganas de trabajar y trascender integrándose a las tareas de desarrollo, formando una familia que orgullosamente se siente cancunense.

El entusiasmo con el que me narra anécdota tras anécdota sobre sus peripecias para lograr el lugar que hoy ocupa como empresario en la industria de la construcción, me recuerda a varios amigos que integrados a las tres o cuatro primeras oleadas de veracruzanos que, en busca de oportunidades y más amplios horizontes, arribaran a tierras quintanarroenses logrando destacar en la política y en el servicio público, siendo algunos de ellos protagonistas valiosos en la transformación del entonces territorio federal en un estado de la República, como fuera el caso del cordobés Joaquín González Castro, “Quino” como se le recuerda con cariño, primer alcalde constitucional del naciente municipio de Benito Juárez, asiento de Cancún.

Testigo del nacimiento del hoy destacado polo turístico en mi carácter de servidor público, coincido con las apreciaciones de mi joven amigo. De la nada se levanta Cancún gracias a la visión del entonces presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, que se hace acompañar del entusiasmo del gobernador del territorio, Gustavo Gutierrez Ruiz y el trabajo constante y eficaz de los tres primeros gobernadores constitucionales, Jesús Martínez Ross, Pedro Joaquín Coldwell y Miguel Borge Martín. La guía para la acción, coordinación de los tres órdenes de gobierno y la complementariedad en el quehacer social y económico, tuvieron sustento en un plan de largo aliento en constante revisión, evaluación y ajuste.

Primero lo primero. Integrar la región al resto del estado, a las entidades federativas vecinas y al resto del mundo, creándose la infraestructura carretera, aeroportuaria y portuaria; las primeras avenidas y lo que hoy puede considerarse como centro histórico, alojando los nacientes establecimientos de servicio público y privado. Así como en paralelo y en previsión a las necesidades de mano de obra, se dio paso al Nuevo Centro de Población Ejidal “Alfredo V. Bonfil” y a los primeros programas de vivienda de interés social de la localidad. Abriéndose las puertas a miles de familias que procedentes del interior de Quintana Roo y de todo el país, pusieran manos a la obra.

Como centro de abastecimiento de materiales de construcción, mano de obra especializada, herramienta, equipo y alimentos, servicios bancarios y flujo de capitales, el vecino Yucatán jugó un papel de primer orden en el proyecto. Aprovechando la aviada, impulso programas de reordenación económica, diversificación productiva, y su propio proyecto turístico, colocando a Mérida como una de las ciudades más visitadas del país, tanto por nacionales como por un constante flujo de turismo extranjero. Debiéndole su actual condición en materia de desarrollo en todos los órdenes sin duda al boom de Cancún.

Todo respondiendo a un plan preestablecido bajo el control de gobierno federal y a un eficiente y eficaz mecanismo de coordinación entre los tres órdenes de gobierno. Nada quedaba al azar, hasta que el crecimiento hotelero y urbano se salió de cauce, alterando las previsiones originales que respondieran a un diseño que se quedó chico en sus alcances.

En su carácter de polo de desarrollo económico Cancún cumplió con su cometido, disparando la actividad turística, comercial, de la construcción e inmobiliaria en Cozumel, Isla Mujeres, y lo que hoy se conoce como “Riviera Maya”. De Punta Sam a Tulum en el litoral norte de Quintana Roo, la influencia permeó en el sur de la entidad impulsando la actividad turística en la franja costera que va de Mahahual a Xcalak en la frontera con Belice. Visión de Estado, planeación, trabajo consecuente y compromiso de la gente para con el proyecto y su región, se reflejan hoy en resultados palpables y envidiables a lo largo del litoral del Caribe Mexicano.

Frente a las oficinas de Fonatur, concluye mi charla con el paisano, coincidiendo ambos en que como todo, el crecimiento tiene límites. La retroalimentación inercial y constante de sus orígenes, rebasó la previsión inicial del desarrollo del polo turístico. Hoy Cancún dejó de ser sustentable, ya se devora a sí mismo.

Son de mal gusto las comparaciones, sin embargo, ante el triunfalismo sin sustento con el que se cacaraquea la prosperidad turística de Veracruz, obliga necesariamente a considerar lo que es un auténtico polo de desarrollo y lo que simplemente queda como buenas intenciones. Con el 65 % de ocupación hotelera en temporada baja, Cancún y la Riviera maya hacen de nuestra incipiente fortaleza turística, triste caricatura. Nos falta mucho por hacer, no cabe duda, empezando por un poco de imaginación,  compromiso y visión de Estado para transformar nuestro abundante y rico potencial turístico en auténtica palanca del desarrollo.

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En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

En el portal de  internet “Crónica del Poder”, citando como fuente a la Agencia informativa “Imagen del Golfo”, se publicó lo siguiente: 

“Más de un millón de turistas atiborran playas de Veracruz”

“Al no encontrar habitaciones disponibles o de plano no tener para pagarlas, decenas de turistas durmieron en las banquetas y en la playa de las ciudades de Veracruz y de Boca del Río. Aunque desde el Carnaval las autoridades locales trataron de impedir esas prácticas, de nuevo, los visitantes de bajo presupuesto, se apoderaron de la vía pública. Y no sólo durmieron ahí, también ocuparon las calles para hacer sus necesidades fisiológicas y por las mañanas y al mediodía hacer de comer o desayunar en anafres calentados por fogatas. Basta con recorrer la zona de Villa del Mar en la noche para constatar como las casas de acampar se apropian de las banquetas que se convierten en un gran hotel público. Incluso quienes ni siquiera llevaron tienda sacaron zarapes y colchas para ocuparlas como colchón y se tendieron a dormir sin importar que los transeúntes les pasaran brincando por encima de sus rostros…”

Semana Santa en Veracruz

Una vuelta más a la noria, avanzando para arribar al punto de salida. Año con año, lo mismo en las fiestas de carnaval que en el período vacacional de Semana Santa, el fenómeno arriba citado se repite sin que exista el menor esfuerzo por cambiar las cosas. Responsabilizando de ello como siempre, a la ínfima calidad turística del “millón” de seres humanos que se concentran en la conurbación Veracruz-Boca del Río para disfrutar de un barato y merecido descanso, solaz y esparcimiento. Cuando no hay más responsable que la propia autoridad tanto por no aprender la lección como por la falta de visión y conocimiento de la tarea que en materia turística tienen encomendada.

Quejas y rebuznos se acumulan sin que nadie haga nada al respecto.

Turismo de ingresos medios y bajos


Si año con año se presenta el mismo fenómeno, el más elemental sentido común indica que la infraestructura turística tiene que adecuarse a las necesidades específicas de quienes masivamente nos visitan. Si por ahora, no habiendo indicios de que la calidad del turismo en la zona conurbada de referencia mejore en el corto y mediano plazo, la flexibilidad debería privilegiarse por sobre el triunfalismo infundado con el que se aplaude el alcanzar una ocupación hotelera al 100 por ciento, en una entidad federativa deficitaria en la materia, con una derrama económica cuyo monto real nunca se conoce.

Falta de visión y previsión

Si la cortedad de miras tanto de la Sra. secretaria estatal de turismo como de las autoridades municipales de Veracruz, Boca del Río y otros destinos de playa cercanos a las ciudades del altiplano lo permitiera, con toda anticipación deberían prepararse para afrontar la desbocada afluencia de visitantes de bajo y mediano nivel económico en las dos épocas más socorridas para la industria sin chimeneas en la entidad. Si el alojamiento es a todas luces insuficiente ó está fuera del alcance del bolsillo de la mayoría que nos visita, lo menos que debería hacerse es habilitar albergues públicos en zonas estratégicas, dotándoles de sanitarios, cocinas y agua corriente. O bien habilitar áreas transitorias o permanentes para acampar, como se hace en cualquier destino turístico que amerite ser considerado como tal.

Lo ahora ocurrido no es nuevo para nosotros, sin embargo, no puede soslayarse que todo lo anotado es previo al inicio en Veracruz de un programa permanente de cruceros, en el que se cifran esperanzas de un mejor nivel económico de quienes nos visitan. ¿Podrá ocultarse a los ojos de las empresas navieras y agencias internacionales de viajes que Veracruz destaca como destino turístico por toneladas de basura, caca y orines en sus playas, calles, parques y sitios de interés, así como por la animadversión de los habitantes contra todo aquello que la llamada industria sin chimeneas les deja año con año? ¿Podrá ocultarse que la prestación de servicios en nuestros destinos turísticos no está capacitada para atender al turismo internacional? Lo dudo. A esta fecha, gracias a internet, nuestra aldea está en boca de todos tras haberle torcido el pescuezo a lo que se presume gallina de oro para el impulso al desarrollo de la entidad.

Insisto a sabiendas de que el arar en el mar no reditúa. Si el turismo figura entre otras prioridades –por cierto no jerarquizadas- en el Plan Veracruzano de Desarrollo, lo menos que se debería hacer es poner al frente de la promoción y fomento de la industria sin chimeneas a personas que sepan del paño y quieran actuar en consecuencia. “Pa los toros del jaral los caballos de allá mesmo”, diría conseja popular aplicable a lo que se comenta. Lo que hoy tenemos en materia de infraestructura y cultura turística, incluida la dependencia estatal encargada de su fomento, apenas si está a la altura de lo que el portal de internet citado reporta.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Si el propósito de Calderón Hinojosa de alcanzar en quince años el quinto lugar mundial en turismo, resulta utópico a juicio del sector, contando con destinos de la importancia de Cancún, Costa Maya, Puerto Vallarta o Los Cabos, el colocar la actividad en Veracruz a nivel sustantivo de pilar del crecimiento, empleo y desarrollo en escasos seis años, politizando el tema y sin conocer a fondo las entrañas de la industria sin chimeneas, ¿cómo podríamos calificarle?

Existiendo consenso y sustento respecto al potencial turístico de la entidad y las razones por las que el gobierno de Veracruz le da alta prioridad como detonador de crecimiento, generación de empleo y desarrollo, bien valdría la pena el que a partir de las experiencias del Carnaval de Veracruz y La Cumbre Tajín, se tomaran como referencia para hacer un balance realista de fortalezas y debilidades del sector.

Partiendo de la idea de que, por lo hasta ahora difundido por las autoridades estatales y municipales de turismo en la entidad, no existe un diagnóstico preciso de lo que tenemos y condiciones actuales de aprovechamiento del potencial como para, en el corto plazo, impulsar la actividad del sector y llevarle a los niveles que como propósito ha señalado el titular del Poder Ejecutivo en el estado. Es más lo que se habla sin ton ni son sobre turismo, que el tener un concepto claro de lo que regional y sectorialmente tenemos y las acciones concretas por llevar a cabo para alcanzar condiciones razonables  de competividad como destino turístico de primer orden en el concierto nacional.

Resultando infantil el vanagloriarnos con motivo del Carnaval, de ocupación hotelera al 100 por ciento en la conurbación Veracruz-Boca del Río, principal destino en la entidad, cuando a la par se afirma que en la zona se cuenta con disponibilidad limitada de cuartos de hotel, al mismo tiempo que los restauranteros se quejan de que los festejos más importantes del año para el sector turístico, no cumplieran con las expectativas esperadas. Así, lo que resulta positivo para un reducido número de hoteleros no cubre en igual forma las expectativas de la industria gastronómica y las autoridades. ¿Qué pasa entonces?

En este contexto, las autoridades de turismo se quejan amargamente de la baja calidad social y económica de la afluencia de visitantes, llegando incluso a prohibir que se pernoctara en las playas de Veracruz y Boca del Río, en franca contradicción a lo anunciado a bombo y platillo en cuanto a los beneficios esperados por el arribo de un millón de turistas. Si no es en la playa, ¿en donde esperaban las autoridades que se alojaran e hicieran sus necesidades un millón de almas, cuando en 34 hoteles medianamente aceptables la oferta de cuartos disponibles en cada uno de ellos en promedio apenas es de 100?

En lo que respecta al sitio arqueológico “El Tajín”, el festival anual conocido como “La Cumbre”, concecionado en usufructo permanente a un grupo de vivales, ajeno a la cultura y a las necesidades reales y sentidas de los pueblos originales a los que se les explota y manipula como objetos-marioneta, marcha por igual camino. Se habla de más de 200 mil visitantes nacionales y extranjeros, sin parar mientes en la carencia regional de infraestructura turística y servicios de apoyo para soportar tal afluencia y, por ende, en el perjuicio que de ello resulta tanto para la preservación de un sitio arqueológico de primer orden para la humanidad como del medio ambiente en su entorno.

Ven, disfruta un rato del paseo y te vas, pareciera ser la consigna dictada por las autoridades de turismo a los visitantes, perdiéndose de vista el objetivo económico del aprovechamiento racional de ambos destinos turísticos y lo que ello representa fiscalmente en el marco de la crisis de las finanzas pública estatales. Amén de que tales destinos pareciera que sólo son importantes  para el gobierno estatal en fechas específicas y no a lo largo del año como debiera esperarse por parte de hoteleros y prestadores de servicios.

La actividad turística es, sin duda, multisectorial y multiregional. Si no se le ve de manera integral, su fomento, por los medios que sean, resulta irrelevante al no considerarse congruencia y complementariedad en políticas públicas, inversión, infraestructura de comunicaciones y transporte, hotelera y de servicios, así como la promoción de la cultura y participación activa de la población para la atención de los visitantes. Si no se contempla de manera integral con todo su soporte, el turismo seguirá siendo lo que es ahora y, difícilmente, se puede aspirar a más. No se puede avanzar sin un plan preconcebido, al que concurran todas las variables sectoriales y regionales a considerar para el buen éxito del fomento a la hoy prioritaria acción de gobierno.

Resulta ocioso el comentar que la promoción turística debe estar en manos de expertos y  profesionales de los sectores público y privado en estrecha coordinación y complementariedad. Sin embargo dado que ello en Veracruz no sucede, cabe señalar  con todo respeto que en principio las señoras Leticia Perlasca y Dalia Pérez, no reúnen el perfil ni tienen experiencia que les avale para la envergadura de la tarea puesta en sus manos. Viajes a USA o Europa en plan de compras o paseo, no les califica para entender la complejidad de una actividad económica y social ubicada entre las más competidas del mundo.

No bastan buenas intenciones y ambiciosos propósitos si éstos no aterrizan con seriedad y profesionalismo. Mantenernos en la misma ruta de la improvisación, autocomplacencia y chacoteo mediático, lo que parece ser bueno para el futuro de Veracruz terminará en más de lo mismo: promoción turística de jícama y horchata.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El bajísimo nivel cultural que a diferencia de otros tiempos, priva en Veracruz, se ve reflejado en la mediocridad de una clase política que ni lava ni presta la batea.

Carentes de cultura política y, a últimas fechas incluso del menor indicio de civilidad democrática, la gran mayoría de nuestros políticos destacan más por las cantidades de tinta e imagen que de estos vierten los medios de comunicación que por su talento e inteligencia.

Trastocados principios y valores, el éxito de un político se taza en riqueza acumulada y capacidades para mantenerse, de manera permanente, pegado a la ubre del erario público; hacer del cinismo y displicencia virtud para satisfacer  sus insanos apetitos a partir del pillaje y la rapiña y, sin duda el destacar ante la sociedad como ciudadano ejemplar e impoluto jefe de familia. Raro es entonces el toparse con algún político cuya relevancia se sustente en su apego a la cultura, al cultivo de la ciencia o de las artes, haciéndose acompañar en el ejercicio de lo público por la honestidad intelectual y el amor al prójimo.

En medio de esta mediocridad, a lo largo de los últimos cuatro años y medio, la promoción cultural ha sido ajena a la administración pública estatal. No se necesita de mucho para darse cuenta que, de entrada, la primera asignatura en la que Fidel Herrera Beltrán al ser calificado por la historia saldría reprobado, lo sería el amor y compromiso para con la cultura y los  creadores veracruzanos. La prueba más evidente es el haber desvinculado a esta trascendente actividad humana de la educación popular, incorporando el quehacer cultural a la secretaría de turismo, valorándolo como mercancía al alcance del mejor postor.

Los resultados de tal medida de “reingeniería” privatizadora son lastimosos. Ni la actividad cultural contribuye al turismo, ni este aporta nada a la cultura. Antes al contrario, contemplada esta última como vulgar acto de comercio, en su nombre se atenta contra el patrimonio histórico y cultural veracruzano, como ha quedado constatado en la zona arqueológica de El Tajín. Criterio que se simplifica con las declaraciones de los responsables de la  llamada “Cumbre del Tajín en las que, sin empacho se afirma,  que “…tal evento cultural y musical constituye importante impulsor de la transformación de la región del totonacapan, ya que el impacto económico y mediático ha estimulado a los pueblos veracruzanos en su economía, educación y cultura”. Nada más alejado de la verdad, los pueblos indígenas considerados como objeto inerme, permanecen excluidos, discriminados, explotados  y sumidos en el abandono y la miseria. Su cultura ancestral es hoy objeto de comercio, promovido y ponderado a nivel internacional, en tanto que la actividad turística languidece atenida a un flujo estacional de visitantes de bajo nivel económico, al que le importa todo, menos el patrimonio cultural veracruzano.

Perdón. El tema al que me quería referir en este artículo era otro y en el camino me desvié. Lo que quería destacar es que entre tanta mediocridad y ausencia de cultura y honestidad intelectual, muchos de aquellos políticos que endiosaran hasta la abyección al Maestro Fidel Herrera Beltrán, haciendo del gobernador santo de su devoción y de la fidelidad religión, son ahora la canalla que con infundios, maledicencias, vituperios y chistes de mal gusto, pretende tirarle de su pedestal. “Muerto el rey, viva el rey”, es la tónica con la que los lacayos lambiscones de oficio, lo mismo cortesanos oficiales que amanuenses resentidos, vislumbran la proximidad de la entrega de estafeta, preparando el camino para uncirse  a lo que viene.

No se juzga ni por asomo el quehacer y resultados de la gestión sexenal próxima a culminar, las buenas, malas, o regulares políticas públicas resultantes de una peculiar y personal manera de gobernar, o la cercanía del gobernante con el pueblo que tanto se ha ponderado. La saliva insidiosa, el veneno, se vierte sobre el ser humano, su familia   y, la presunta  proclividad innata al saqueo de las arcas públicas de aquel semidiós antes objeto de su ignominiosa adoración. ¡Que vergüenza!

Lo que más llama la atención es que entre esta canalla, figuren personajes de medio pelo que calificaran  públicamente de “traidor” a Héctor Yunes Landa; que tienden hoy alfombras rojas al paso de Javier Duarte de Ochoa sin dudar un instante en que de fracasar este en su intento, ya habrá un nuevo semidiós ante el cual ignominiosamente mostrar las nalgas desnudas para hacerse acreedores al mendrugo que resbale de la mesa.

Esta es la “cultura política” que domina a Veracruz. A ella quería referirme. Pido disculpas por mi digresión.

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