Pulso crítico
J. Enrique Olivera Arce
Bueno. Ya llegamos al punto en que mentes aviesas de la ultraderecha querrían que llegáramos, colocándose ya México entre los países proclives a la anidación de terroristas que pondrían en riesgo la seguridad nacional de los Estados Unidos de Norteamérica. La captura de un presunto terrorista iraní en tierras mexicanas ha desatado la paranoia de los sectores más conservadores del pueblo norteamericano, quedando México a merced de las estrategias electorales de los candidatos republicanos y demócratas a la presidencia de la república de nuestro país vecino.
La sola idea de una alianza entre el crimen organizado en México y terroristas venidos de ultramar, es suficiente pretexto para que electoralmente tanto Obama como Rick Perry, aspirantes uno a la reelección y el otro a la candidatura republicana, coloquen a nuestro país en el centro del discurso proselitista. Lo que a su vez es tema de interés en las prioridades de los halcones de la guerra. En este paranoico escenario podemos imaginar lo que sigue.
No estamos en un lejano país cuyo nombre ni siquiera alcanzamos a pronunciar o a ubicarlo en el mapa de la compleja y división política del mundo de nuestros días. Se trata de México, patio trasero del imperio, hoy al borde de lo que los expertos califican como Estado fallido.
De ahí que al clima de violencia doméstica que diera lugar al llamado “Plan Mérida”, hoy con la revisión de éste instrumento de cooperación binacional adecuándolo a las necesidades impuestas en el combate al terrorismo que a nivel internacional lleva adelante el gobierno norteamericano, habríamos de agregar la amenaza de una escalada intervencionista que, más allá de la intencionalidad electoral de sus promotores, se vea materializada con indeseables acciones militares.
Por lo pronto y en tanto las diversas agencias internas y externas de seguridad en el gobierno norteamericano hablan de “violencia criminal sin precedente en México”; las primeras víctimas de esta escalada ya se observan entre los migrantes mexicanos al recrudecerse las leyes en su contra, así como con la exacerbación de las prácticas antimigrantes a lo largo de la frontera que divide a los dos países. Lo que se refleja en la disminución del flujo de remesas que en mucho contribuyen a paliar pobreza y pobreza extrema en territorio nacional.
De estas reacciones a la obstaculización de los flujos comerciales sólo hay un paso, pues si bien el nivel de mutua dependencia en lo económico es una realidad insoslayable, también lo es el carácter asimétrico de una relación económico comercial favorable a nuestros vecinos; entonces no sería exagerado considerar que éstos bien podrían incrementar prácticas proteccionistas, acordes con el pretexto de la paranoia frente a una amenaza terrorista, como ha sido el caso de los acuerdos no cumplidos del autotransporte fronterizo.
Calderón Hinojosa de plácemes ante la felicitación de Obama por la acción “conjunta” que culminara con la detención del presunto terrorista iraní en México. Interpretándola explícitamente como un espaldarazo del gobierno norteamericano a su “guerra” personal contra la delincuencia organizada.
Lo que implícitamente representa el involucramiento de nuestro país en la estrategia antiterrorista norteamericana, ni inquieta ni despeina al presidente, ocupado como está en meter ruido en el proceso electoral ya en marcha rumbo al 2012. La ultraderecha nacional podría estar cumpliendo su parte mientras en México la espiral de violencia se agrava.
Murió uno de los auténticos grandes del periodismo en México. Descanse en paz Miguel Ángel Granados Chapa.
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