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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En el imaginario colectivo la percepción cobra peso político cuando la realidad, siempre la terca realidad, se encarga de confirmar lo percibido. Tal es el caso a mi juicio de la incidencia de percepciones sobrepuestas en la vida política de México y, específicamente en Veracruz,  que se objetivizan   en el quehacer cotidiano de la gente, impulsando resistencia y una cada vez mayor agudización en la descalificación del régimen político vigente y la democracia representativa que de este emana.

La pérdida de credibilidad y confianza toca ya a las instituciones republicanas, poniendo en riesgo gobernabilidad y gobernanza en amplios territorios de la nación y regiones específicas de Veracruz, en los que el doble poder marcado por una delincuencia en ascenso y un poder público corrupto e incapaz de ponerle freno,  niega la posibilidad en el corto plazo de recuperar seguridad  y paz social. Lo que para la autoridad se concibe como percepción popular sin sustento, para la población es ya realidad irrefutable, cobrando un peso político que seguramente se reflejará en los resultados electorales próximos en Edomex, Coahuila, Nayarit y Veracruz con su consiguiente impacto en la elección presidencial en 2018.

La descomposición política en las entidades federativas mencionadas, ya no es percepción anidada en “mentes calenturientas”. La corrupción e incapacidad del aparato gubernamental es obvia, la democracia representativa pende de un hilo y la partidocracia rampante pierde el control, teniendo que recurrir, como en Edomex, a lo que ya se califica por los conocedores del paño como una “elección de Estado” auspiciada por el gobierno de Peña Nieto.

En Veracruz, doce años de saqueo de las arcas públicas y la consiguiente pérdida de hegemonía del PRI en la entidad, tiene a la vida política de la entidad desquiciada, sin pies ni cabeza. El gobierno de la alternancia sin recursos, sin visión y acosado por la violencia delincuencial, se manifiesta incapaz de poner orden en el proceso electoral en curso. En un todos contra todos, aflorando las más bajas pasiones, el interés personal y de grupo se impone por sobre el bien común en la trasmisión del poder municipal en las 212 demarcaciones municipales.

La huella de Fidel Herrera y Javier Duarte contamina todo el espectro político-electoral chocando con la estrecha visión de futuro y de gobierno del Sr. Yunes Linares a quien, por cierto, sus cálculos respecto a la bondad de la alianza con el PRD han resultado fallidos; si bien los votos aportados por el PRD le permitieran ganar legalmente  la gubernatura, estos no han sido suficientes para la legitimación ante las mayorías de la alternancia como opción de gobierno. La elección en el 2016 se fue a tercios y la alianza PAN-PRD quedó en franca minoría en la correlación de fuerzas político-electorales, reflejándose en la ausencia de consensos en la conducción del proceso electoral en curso. Una cosa es ganar y otra, muy distinta, sostener el triunfo.

En términos prácticos, el PRD no aporta nada social y políticamente a la alternancia. El PAN tendrá que vérselas solo para concretar el proyecto político del Sr. Yunes Linares.

Hechos objetivos y no solo percepción aislada confirman lo que bulle  en el imaginario colectivo, definiendo intención del voto. La alternancia en Veracruz está resultando fallida;  el PRI aún no asimila la derrota del 2016 y pasivamente contra corriente espera la del 2017; el PAN a la greña en la entidad, el PRD, en franca desbandada. En tanto que MORENA no actúa en consecuencia con visión y congruencia no obstante a sabiendas de que tiene el triunfo al alcance de la mano. Esto en el marco de un clima de corrupción oficial que no cede y una violencia criminal que tiene lo mismo a la población en ascuas que a un gobernador contra la pared.

Así y en tanto los partidos políticos dominantes velan armas, el grueso de la población en espera de su oportunidad. En Junio próximo se verá que tanto peso político-electoral tiene el imaginario colectivo en condiciones atípicas como las que hoy vive México. El sufragio será nuevamente de castigo.

Hojas que se lleva el viento

En Yucatán también se cuecen habas. No obstante mantenerse a la cabeza entre las entidades federativas que acusan mayor grado de seguridad pública, paz social y armónica convivencia entre desiguales, ya empiezan a aflorar señales ominosas de corrupción oficial y colusión con particulares que ponen en entredicho al gobierno estatal de origen priísta. Ya corre el rumor de un conflicto de intereses en la ejecución de las obras de lo que será la Zona Económica Especial de Progreso, señalándose insistentemente al senador Emilio Gamboa Patrón y su grupo como parte activa.

El brutal asesinato de la Sra. Emma Gabriela Molina Canto en la capital del estado parece estar destapando la “Caja de Pandora” en la maraña de corrupción oficial y privada que vincula a Yucatán con Tabasco y Quintana Roo.

Cd. Caucel, Yuc., abril 5 de 2017.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

¿Por fin se libró Veracruz de un gobierno  fallido, corrupto e impune?

Para nada, la despedida de Javier Duarte ha sido un juego más en la larga cadena de simulación con la que el ahora gobernador con licencia  se ha burlado de la ingenuidad política de los veracruzanos.

Tanto la solicitud de licencia y su aceptación por parte de una Junta de notables (Junta de Coordinación Política de la Legislatura local), así como la designación “fast  track” (dedazo) de Flavino Ríos Alvarado como gobernante sustituto, no es otra cosa que  un acto de prestidigitación pactado para, hasta el último minuto de noviembre próximo, hacerle la vida imposible al gobernador electo.

Ganar tiempo, en la estrategia de desbancar a Yunes Linares es la jugada; dejar correr los días y esperar activamente que el TEPJF se pronuncie en contra del triunfo electoral del choleño  y en ello descansa el pacto acordado entre Javier y Flavino. Presión, mucha presión sobre los señores ministros y cero respaldo del gobierno estatal a las exigencias del por ahora gobernador electo y su partido.

47 días no dan para más. ¿O acaso como señalan los “fans” del ex secretario de gobierno, bastan y sobran para limpiar la casa? 

Pretender que la población acepte que la licencia de Javier Duarte responde a quedar en libertad de defenderse de lo indefendible y poner a salvo su buen nombre y el de su familia, es tanto como esperar que los veracruzanos estén ciegos y sordos para no ver ni entender la profundidad del saqueo inmisericorde e impune a lo largo de los últimos doce años. Luego la motivación que impulsara la solicitud de licencia a 48 días de concluir su mandato, es otra y no la que con todo descaro explícitamente ofreciera el defenestrado y aún “primer priista” de Veracruz en su despedida.

Si la instrucción  vino de Los Pinos, o fue una decisión que a motu propio tomara Javier Duarte, a estas alturas es irrelevante. Lo destacable es que como quedara asentado en la entrevista televisiva  con Loret de mola, para Javier Duarte la mejor defensa es el ataque, con la pretendida intención de evitar que Yunes Linares tome posesión como gobernador de Veracruz.

Estrategia perversa que si no le evita ser enjuiciado, cuando menos se lleva entre las patas al por ahora gobernador electo. Contando para ello con la complicidad no sólo de un puñado de diputados locales, también  con la de Flavino Ríos Alvarado que, como es del dominio público, no ha tenido empacho en respaldar  a Duarte atacando a Yunes Linares desde la secretaría de gobierno.

Pacto al que sin duda implícita o explícitamente  no es ajeno el propio presidente Peña, su secretario de gobernación y el sedicente dirigente nacional del PRI.

Más de lo mismo en una continuidad pactada. No se puede esperar otra cosa y sí, como ya se otea en el horizonte próximo, la puntilla para un Veracruz ofendido, lastimado e inerme ante los juegos perversos de un poder formal que sin disimulo alguno, jugando con lumbre y sin ya nada que perder, carente de autoridad moral y política le apuesta  al todo por el todo a costa de la precaria supervivencia de millones de veracruzanos.

Lo lastimoso es que estos millones, indiferentes cual mirones de palo, aún confían en un inexistente estado de derecho, dejando hacer, dejando pasar en espera de mejores tiempos… Y algunos, unos pocos, aplauden la ilegítima designación de Flavino Ríos como bateador emergente.

Hojas que se lleva el viento

Hundida la nave en nauseabundo cieno, en el colmo del absurdo el PRI en Veracruz aún le apuesta a recuperar en la elección municipal del próximo año el terreno perdido. Ajeno al pensar y al sentir de los veracruzanos, desde ya baraja sus cartas para imponerle a la militancia los mismos rostros, las mismas mañas, como si no pasara nada tras la defenestración de Javier Duarte y su camarilla delincuencial. Y en estos mismos terrenos Pepe y Héctor Yunes jalando agua para su molino. O los priístas no han evaluado la profundidad de la crisis de credibilidad y supervivencia que vive su partido en la entidad, o de plano  la derrota de junio les hizo perder la chaveta. A buen entendedor pocas palabras, Veracruz entero no quiere nada con el PRI.-

Cd. Caucel, Yuc., octubre 14 de 2016

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Pulso crítico

 Enrique Olivera Arce

La solidaridad nos hermana. Con reconocimiento y afecto para Aurelio Contreras Moreno. Un periodista más sufriendo los embates de lo absurdo.

Caray, en todos lados se cuecen habas y la sensación de inseguridad es la constante.

Si no es por una cosa es por otra que la sociedad no está tranquila, aunque hay de inseguridad a inseguridad, pues lo mismo tiene que ver con corrupción e impunidad y violencia desatada sea por un fenómeno natural catastrófico, o de criminalidad consecuencia del deterioro lo mismo del tejido social que del estado de derecho, que la que provoca en el ánimo de la gente un salario que no alcanza para maldita la cosa , el no tener lo suficiente para atender la salud y educación de los hijos o el pago de la hipoteca.

Sea cual fuere la causa, motivo o razón, la sensación de inseguridad o su materialización, se hace presente en todos lados y sin distingo de estrato social, militancia partidista, o lugar de residencia; haciéndose acompañar por la terca incertidumbre del no saber a ciencia cierta que nos depara el mañana, cercano o lejano pero siempre incierto y azaroso.

Como carga no deseada y de la cual no podemos desprendernos, guarda estrecha relación con el cómo y a que grado se percibe; cómo nos afecta en lo individual y colectivo, o bien, como pretendemos ignorarla para hacernos menos pesada la existencia.

Pareciera que como muchas otras cosas que no alcanzamos a entender del todo, lo más cómodo es aceptar que la inseguridad es permanente compañera de camino de la naturaleza humana. Nada es seguro, todo es incierto y vencer la percepción o sensación de inseguridad es el pan nuestro de cada día. Enfrentarla y atemperarle es el reto y tarea cotidiana.

Toda esta verborrea viene a cuento mientras leo, por un lado, que en Veracruz o en Tamaulipas la percepción de inseguridad frente a la violencia criminal, venga de donde venga y sea cual fuere su grado o intensidad, cobra prioridad en la jerarquización de preocupaciones de la gente. De esta percepción se alimenta lo mismo el discurso oficial que el río de tinta que vuelcan los medios de comunicación para estar en sintonía con las audiencias. Nada pareciera ser más importante que la amenaza desquiciante directa o indirecta de ser víctima de una violencia desbordada en la que hombres y mujeres de a pie se ven reducidos a “daño colateral”.

En tanto que, en otras latitudes, como es el caso de la sociedad yucateca, en el imaginario colectivo la amenaza que genera inseguridad, es aquella que atentando contra la salud de las personas, gira en torno al piquete de un mosquito infectado y trasmisor del dengue o más grave, de la fiebre chikungunya. Esta amenaza toca todos los hogares, pobres o ricos, ocupa un lugar privilegiado en los medios de comunicación, y es motivo de preocupación lo mismo en autoridades y partidos políticos, que entre empresarios y académicos.

Nada hoy día inquieta más a los yucatecos y a los que sin ser nacidos en estas tierras peninsulares radican en esta entidad federativa, que ser una víctima más de la chikungunya. De ese tamaño es la paranoia colectiva y de ese tamaño es la capacidad para minimizar o ignorar amenazas de otra índole, que las hay.

Luego todo es relativo y, en este mosaico plural y diverso que es México, como en la Viña del Señor, hay de todo, todo cabe, y todo es posible. Si no es el piquete de un mosquito otra cosa será, pero la inseguridad al igual que la corrupción impune, está presente y nos iguala alimentando nuestros miedos.

Hojas que se lleva el viento

Tal es nuestro estado de sumisión frente a un régimen político que nos mantiene secuestrados, que ante la catástrofe de un gobierno fallido como el de Veracruz, la sociedad espera que sea el gobierno federal el que venga al rescate poniendo a Javier Duarte a buen recaudo. El gobernante y sus marionetas lo saben y en consecuencia actúan como actúan, burlándose lo mismo de las instituciones republicanas que de la voluntad mayoritaria de una población que, en su descontento y hartazgo, es incapaz de hacer valer el papel que la democracia representativa le asigna como mandante. Que pena. Así, no tiene ningún sentido la queja, la crítica o la denuncia, si como pueblo no estamos dispuestos a considerarnos ciudadanos y actuar responsablemente tomando al toro por los cuernos.

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De lo que podemos estar seguros y no hay indicios de que las cosas sean diferentes, es que en Veracruz el proceso sucesorio que desembocará en la elección para dos años del sucesor del Sr. Duarte de Ochoa, se descarriló en medio del pantano, reduciéndose a un pedestre pleito callejero en el que de todo se vale. Ofreciendo la vida política en la entidad, a propios y extraños, nauseabundo escenario en torno al cual gravita lo mismo la crisis económica, el creciente deterioro social o las finanzas públicas quebradas de un gobierno inconsecuente y fallido. En este marco, quien parece llevar la peor parte es el partido en el gobierno, habiéndose fracturado y derrumbado gracias a los buenos oficios del gobernador, lo ganado por los senadores tricolores en su proselitismo adelantado, quedó atrás, reducido a frases hechas, falsas denuncias y afán desmedido por decir lo que los veracruzanos lastimados y ofendidos, quieren escuchar. La idea de rescate de una entidad federativa siniestrada, es letra muerta y, frente a Yunes Zorrilla y Yunes landa, Juan de los Palotes en medio del desmadre generalizado se siente con tamaños para contender por la minigubernatura. Facil, sólo hay que subir al ring de barriada y entrarle al intercambio de mordidas y piquetes de ojos.

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Ciego e insensible a todo lo largo de su vida pública, Javier Duarte de Ochoa pareciera estar despidiéndose de los veracruzanos, haciendo público su “legado histórico”.

Sin tener la menor idea de lo que sucede en su entorno y el mal que con su pésimo desempeño causara a Veracruz, el aún gobernador evidencia que el revoloteo de mariposas en su cerebro ya no le permite el afrontar su mandato con lucidez y responsabilidad. Sólo en un estado grave de insanía mental es posible afirmar que la administración pública veracruzana en los tiempos que corren es sólida y confiable. Y que ello constituye el legado que se deja a las nuevas generaciones.

Triunfalismo sin sustento en medio del desorden administrativo, endeudamiento que raya en el absurdo y corrupción impune, ha sido la constante del paso de Javier Duarte en el servicio público. Así lo registra la realidad real y así quedará inscrito en la historia de Veracruz. Este es el legado que los veracruzanos perciben, dejará el mandatario cuando de manera pública y expresa en amplios círculos de la sociedad se exige renuncie y deje el paso libre a un proceso sucesorio lo más pacífico y constructivo posible.

Cd. Caucel, Yuc., octubre 14 de 2015.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Si la plataforma de lanzamiento para la búsqueda de la candidatura al gobierno de Veracruz es el resultado de la elección del pasado domingo 7 de los corrientes, pedalear cuesta arriba para los aspirantes será toda una “Odisea”, habida cuenta de que llevarán a cuestas la carga negativa de un régimen político que, a nivel nacional se exhibe como caduco, corrupto e ineficaz y, en lo local la realidad incuestionable de una entidad federativa con un gobierno fallido.

Lo curioso del caso es que a tal régimen le corresponde una sociedad que no se aventura a dar el paso para renovarle, ni la clase política acepta el juicio social para cambiar por sí misma, retroalimentándose ambos entre sí estableciendo un impase que, en términos reales, da lugar a estancamiento económico, violencia criminal y mayor deterioro del tejido social.

Fenómeno que en la entidad veracruzana se confirma con los resultados de la elección de diputados señalados como delincuentes impunes.

En esas estamos y en este escenario se enmarca la sucesión en Veracruz.

Los aspirantes.

La lista de los que queriendo tienen hasta el día de hoy alguna posibilidad, se reduce a tres militantes de los dos partidos que mantienen el primero y segundo lugar en la correlación de fuerzas político electorales en la entidad, no hay más y a sólo a uno de estos les tocará intentar revertir el clima de desaliento y hartazgo de una población que ya no quiere más queso, sino salir de la ratonera en la que en la entidad le ha enclaustrado lo mismo un gobierno fallido que una partidocracia teñida de corrupción e impunidad, o bien, como hasta ahora se observa, dar continuidad a gatopardismo y corrupción impune.

Hay quien se aventura, por ingenuidad o desconocimiento de la realidad nacional, a poner sobre la mesa la idea del surgimiento de un aspirante más, el independiente o “bronco veracruzano”, pretendiendo extrapolar la experiencia vivida en Nuevo León el pasado domingo. Nada más absurdo si tomamos en cuenta que la sociedad veracruzana no está preparada para tal opción electoral, ni las condiciones políticas están dadas para que de manera espontánea surgiera un liderazgo capaz de reproducir tal experiencia, enfrentando con relativo éxito a una maquinaria electoral que capitaliza para sí desigualdad y pobreza.

Lo cierto es, siempre a mi juicio, que revertir la percepción colectiva de un gatopardismo a modo que elección tras elección receta a la población más de lo mismo con distinto ropaje, es el reto y, para ello, las manidas estrategias electoreras no son ya garantía de aceptación en una población lastimada, dolida y con más ganas que voluntad para expresar su hartazgo.

El pedalear cuesta arriba ya no se puede sustentar en vanos discursos, pedestres baños de pueblo y el caudal de promesas que nunca se van a cumplir. O se cambia o se fracasa en el intento a mitad de la cuesta y, desde ya, tal cambio debe ser una necesidad más que evidente.

Más cuando está más que sabido que dos años y nada es lo mismo, cuando de transformar una realidad adversa a la gran familia veracruzana se trata. Y cuando hablamos de la terca realidad, nos referimos al grave estado de cosas que privando en Veracruz, lo mismo está referido a la economía, al deteriorado tejido social, a un gobierno fallido que a la política política, que tocando fondo en un proceso irreversible de descomposición, contamina y arrastra a las finanzas públicas estatales y municipales.

Gobernador de dos años, ¿para qué?

En esta ocasión, pese a lo que afirman la mayoría de medios informativos, la garantía de triunfo considero no está en el padrinazgo que del centro a la periferia y a la inversa, se dice cobija a los aspirantes. En reflexión anterior señalaba que lo relevante no es el quien gana, sino para qué y con qué propósito y este debería ser el meollo del asunto, ¿para qué Veracruz requiere de un gobernador de dos años y que propósitos animarían a éste en la búsqueda del rescate de una entidad postrada, sin rumbo, sin brújula, sin liderazgo, y sin ánimo y voluntad para cambiar el actual estado de cosas?

Porque ganar una elección y encaramarse a la primera magistratura del estado es una cosa, y otra, muy distinta, el afrontar la problemática actual y actuar en consecuencia para sacar al buey del atolladero. Y esto último es lo que en la mayoría de los veracruzanos anida en su mente, cuando con toda la ligereza del mundo, no sólo se aprueba la gubernatura de dos años, también con la misma ligereza, quienes aspiran a gobernar a Veracruz lo aceptan y se asumen como el mesías que desde los confines celestiales en 24 meses bajará el maná salvador.

Y es aquí donde la marrana tuerce el rabo. Los aspirantes deberán atender a las expectativas de rescate, cambio y progreso de esas mayorías más que al respaldo cupular del flamígero dedo. Y si no es así, podrán ganar una elección pero no gobernar en el sentido y propósitos deseables para la mayoría, poniéndose en riesgo la ya de sí frágil gobernabilidad, prolongando la crisis.

Esa mayoría silenciosa no cuenta, dirán quienes ahora, tras la elección del domingo pasado, sin el más mínimo talante crítico afirman que gano la democracia en Veracruz, siendo pieza clave Javier Duarte de Ochoa y su fallida administración que con el respaldo de una minoría, le cumplió al presidente Peña, avalando las llamadas reformas estructurales (y las que siguen). Porque en efecto, en términos cuantitativos la minoría ganó 16 diputaciones federales, en tanto que quienes se le oponen con un mayor número de sufragios apenas obtuvo 5 de las 21 curules en disputa.

La lección del domingo siete

Cuestión de enfoques ya que cualitativamente los comicios no modifican en nada la percepción que alimenta Javier Duarte de Ochoa tanto de un gobierno fallido como de una economía estancada. Como tampoco en nada se reduce la crisis de credibilidad y de confianza en las instituciones republicanas.

Luego no confundir gimnasia con magnesia. Las circunstancias son cambiantes y una cosa es elegir a Juan de los Palotes en una elección intermedia para que represente a sus electores en una democracia representativa simulada, y otra, muy distinta, elegir a quien chueco o derecho gobernará los destinos de toda una entidad federativa ya de sí compleja, desigual y sin destino cierto que, a su vez, está enmarcada en una realidad nacional prendida con alfileres.

Las mayorías suelen equivocarse, pero aprenden sobre la marcha de sus propios errores enriqueciendo la memoria colectiva. El 7 de junio quedó claro que un estómago vacío y la cabeza ardiendo de descontento y hartazgo, electoralmente no son garantía de cambio; pesando más el voto del hambre, el voto esquirol y el voto mercenario bajo la conducción de una maquinaria electoral corrupta, que una voluntad de triunfo desorganizada, fragmentada y sin un programa mínimo para la acción que aglutine, una y haga pesar la necesidad común de cambio y transformación que anida en las mayorías.A la luz de los resultados del domingo siete, la lección queda en el imaginario colectivo. No es ya aceptable el que la sociedad siga siendo manipulada, mangoneada y obligada a transitar por rumbos equívocos, por una minoría que sigue apostándole al más de lo mismo.

Necesidad de cambio

¿Qué tanto aprendió la sociedad de éste traspiés? Eso está por verse pero, poco o mucho, generará condiciones inéditas para la elección de gobernador en 2016, y ello debería ser suficiente para hacer girar la bola de cristal anticipando que los por ahora aspirantes a la gubernatura ni las tienen todas consigo ni pueden proclamar a los cuatro vientos que cabalgan en corcel de hacienda. Las mayorías les dejan hacer, les observan, escuchan, miden, sin olvidar cuál es su procedencia política y el papel que jugaran en el denostado pacto por México y la aprobación de la privatización de la industria energética en lo nacional, así como en lo local el no haber movido un dedo para frenar el descalabro del gobernador fallido.

De ahí que lo menos que se espera de los suspirantes es un diagnóstico serio, realista y a fondo de la realidad veracruzana, como punto de partida en sus afanes electorales, para de ahí actuar y proponer lo que proceda para, en un tiempo acotado de dos años y en espacios específicos, actuar en consecuencia bajo el eje rector de un programa mínimo con propósitos, objetivos y metas por alcanzar, debidamente jerarquizados, priorizados y consensuados con la población. Sin este enfoque que atendería a la necesidad de cambio, que requiere de honestidad intelectual y compromiso con las mayorías, éstas serán inmunes al mensaje proselitista y se prepararán para llegado el momento cobrar facturas pendientes.

Toca a los suspirantes determinar si transitan por el camino correcto aligerando la carga o, con toda ésta sobre las espaldas, intentar remontar la cuesta. A la sociedad, por su parte, le toca definir si nuevamente le apuestan al más de lo mismo o están por trascender el actual estado de cosas que tiene postrado a Veracruz.

Hojas que se lleva el viento

Inaudito aunque nada del otro mundo. Quienes de entre la militancia perredista, no supieron o no quisieron medir los tiempos renunciando con oportunidad al partido del sol azteca y sumarse a Morena, hoy pretenden colgarse del triunfo electoral del joven ingeniero Cuitláhuac García asumiéndose como los hacedores del marco social que posibilitara la derrota de Elizabeth Morales en la capital veracruzana. Oportunistas al fin, ya buscan establecer los puentes que les permitan encaramarse al nuevo instituto político y, tanto seguir medrando a costillas del erario público como obtener ventajas futuras en el movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Ojo, mucho ojo, la llegada de última hora de ex perredistas a las filas de Morena, debe ponderarse con cuidado antes que estos den al traste con propósitos y objetivos de renovación y oxigenación de la vida política veracruzana.

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Y a propósito del maestro Cuitláhuac García, se equivocan tanto los que minimizan la campaña electoral que le llevara al triunfo, como los que aseguran es un improvisado al que nadie conoce en la capital veracruzana. Cuitláhuac ha venido picando piedra desde el 2006, organizando y alentando la participación ciudadana en el Movimiento Nacional de Regeneración Nacional en Veracruz. No es de gratis que cuente con toda la simpatía y confianza de Andrés Manuel, la dirigencia nacional y la militancia de Morena dándole un voto de confianza. Como él, un cada vez más amplio grupo de jóvenes y entusiastas veracruzanos trabajan con visión de futuro y voluntad de triunfo a lo largo y ancho de la entidad, no hay que perderlos de vista.

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Noé Valdez, estimado amigo y destacado periodista, falleció hoy domingo tras penosa enfermedad. Nuestro más sincero pésame a su apreciable familia. Descanse en paz.

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Interesante el proceso de democratización de la vida política en el reino de España. Los patos le tiran a las escopetas y una buena parte de las alcaldías, entre ellas las de Madrid y Barcelona, electoralmente son ganadas por una movilización social harta de corrupción y políticas públicas contrarias al legítimo interés de las mayorías. La Unión Europea bajo cuyo manto pretende cobijarse nuestro ínclito presidente Peña, se está reventando por lo más delgado, griegos, españoles y figurando ya en la agenda los franceses, están apostándole al sí podemos.

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Todo parece indicar que a los yucatecos la elección federal intermedia les tiene sin cuidado. Para elegir a sus cinco diputados federales de mayoría relativa, la mayoría voto en automático e inercialmente, favoreciendo al PRI. No así en el caso de la contienda local que motiva y moviliza a prácticamente a toda la población en edad de votar, destacando la elección de alcaldes, en especial en el ayuntamiento de Mérida en el que asentándose más del cincuenta por ciento de la población estatal, en esta ocasión el sufragio nuevamente dio la ventaja al PAN. Lo destacable es que en Yucatán a diferencia del resto del país, la participación ciudadana superó el 67%.

Xalapa, Ver., junio 14 de 2015
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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce 

Atendiendo únicamente al tema de la seguridad pública y su cauda de violencia,  el destacado periodista Luís Velázquez interpretando el sentir de la audiencia, califica a la situación que se vive en Veracruz como horrenda.

Esto sin considerar el clima de deterioro de la vida económica, política  y social que, de la mano de la quiebra financiera de la administración pública veracruzana apunta a un desastre generalizado.

El gobernador Duarte de Ochoa, en siete minutos pretendió desmentir  al diarista y a quienes comparten su “catastrofista” visión.  Como siempre, todo está bajo control; “… no hay, no habrá, para el Gobierno de Veracruz más alto compromiso o prioridad que la armonía y la paz social, con emoción ética, social y de justicia”,  expresó quien dice gobernar. 

La sociedad lo valora, alimentando su percepción de un gobernador fallido que no puede, no ha podido, o no ha querido,  ejercer el poder del que fuera investido para brindar a sus gobernados,  seguridad, confianza y expectativas de progreso. En el imaginario colectivo resulta reprobado.

Y en tanto Veracruz sufre un mal gobierno, la prensa nacional difunde el último reporte de Indicadores de Imagen y Posicionamiento de Gobernadores elaborado por la consultora Covarrubias y Asociados S.C., en el que se da cuenta de la  última medición de la opinión pública realizada del 16 de febrero al 30 de marzo de este año, destacando que Rolando Zapata Bello, mandatario yucateco, obtiene la calificación más alta entre sus pares, siendo nominado como “Gobernador líder en México.

¿Qué tiene de extraordinario el joven gobernador yucateco, que no tengan los demás gobernantes, cuando el denominador común que a todos los iguala es la desigualdad, pobreza y exclusión?

¿En qué se  diferencia de los demás cuando todos están marcados tanto por la corrupción impune como por el divorcio entre gobernantes y gobernados a que ha dado lugar un régimen político caduco? 

Blanca paloma no es ni las trae todas consigo. La calificación obtenida en la evaluación es de 7.5 en una escala de 10 y, sin embargo, destaca entre sus pares como “gobernador líder”. ¿En dónde entonces está la diferencia que lo separa del resto?

No hay que ir muy lejos para obtener la respuesta. Si con un 7.5 es el mejor gobernador, es porque los demás califican por abajo del mandatario yucateco pero además, y eh aquí lo destacable, es porque son los ciudadanos de cada entidad federativa, encuestados por la Consultora Covarrubias y Asociados, S. C, quienes otorgan la calificación. Cobrando entonces un peso significativo la percepción que los gobernados tienen de sus gobernantes. Factor subjetivo que no necesariamente está respaldado por la realidad real pero que políticamente es determinante si de medir desempeño y aceptación de un mandatario se trata.

Lo interesante es conocer el porqué de tal percepción y aquí es donde cobra plena validez no sólo la comparación entre un gobernador y otro, sino también el contexto nacional con el específico dentro del cual se evalúa a cada uno de los gobernadores en México. Y para eso es que se debe considerar lo que al respecto señala el estudio de referencia:

“Los yucatecos respaldan con su confianza al gobierno de Rolando Zapata Bello por el trabajo que realiza en los ámbitos de la seguridad pública, la educación, el campo, el apoyo a las personas más necesitadas y el combate a la pobreza”.

Se podrá o no estar de acuerdo con lo que la gente percibe, cuando en Yucatán domina un clima de desigualdad,  pobreza y una marcada discriminación para con la población indígena que, en mayor o menor medida,  le iguala con el resto de las entidades federativas, empero, es evidente que en materia de seguridad el gobierno está haciendo su trabajo. Lo que no sucede en Veracruz.

El municipio de Mérida es asiento de más del 50 por ciento de la población estatal y, su cabecera es considerada  a nivel internacional como “ciudad de la paz”. Los yucatecos están orgullosos de ello y la mayoría pone su granito de arena para conservar tal status, respaldando con credibilidad y confianza las políticas públicas que impulsadas por las autoridades contribuyen al clima de seguridad y armónica convivencia. Esto en una entidad federativa en el que el gobierno estatal surge de las filas del PRI, en tanto que la ciudad capital es gobernada por el PAN. El color de la camiseta no impide respeto,  colaboración, complementariedad y esfuerzos comunes para hacer de Yucatán y de Mérida, ejemplo en materia de seguridad, paz social  y buen gobierno. Lo que no se observa en Veracruz y su capital, gobernados por un mediocre priísmo.

Nos dice la conseja popular que toda comparación es odiosa. A mi juicio no siempre es así cuando se mide con la misma vara, en este caso las mismas preguntas para todos, formuladas por la Consultora le habilitan. Son las respuestas de los encuestados las que marcan la diferencia. No es lo mismo la percepción que la ciudadanía tiene de  un “gobernador líder” ,  que aquella  que, en el imaginario colectivo, se tiene de un gobernador fallido en una entidad federativa en la que la situación que se vive se califica como “horrenda”.

Hojas que se lleva el viento

Como «garantía» de que el Sistema Anticorrupción va a fondo y en serio, se exhibe la cínica y descarada impunidad del partido verde ecologista en materia electoral. A sabiendas del papel que el gobierno peñista  le asigna en el proceso electoral en marcha para asegurar mayoría en la Cámara baja del Congreso de la Unión, no se duda ni tantito en violentar la ley. Si de un partido opositor se tratara ya estaría en curso el retiro del registro.

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Sin pena ni gloria para México, tuvo lugar en el Caribe mexicano el Foro Económico Mundial para América Latina. Tan es así que a su clausura con la representación presidencial participó un funcionario de medio pelo del staff de Peña Nieto y no alguno de los gurús económicos de primer nivel del gabinete.

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El PRI en Veracruz ni suda ni se acongoja. Metido de cabeza en un proceso electoral que a nadie quita el sueño, salvo a la clase política y a una prensa que vive de ello, sin el menor rubor ignora lo que a los votantes potenciales aqueja en su vida cotidiana. El no pasa nada dictado desde palacio, lo hacen suyo apostándole a ganar la elección para, de inmediato, concentrarse de lleno en la brega de la sucesión del gobernador fallido. Si la gente sale a votar o se queda en casa le tiene sin cuidado, usos y costumbres le aseguran de antemano un cuestionado pero al fin legal triunfo en las urnas. En tal tesitura, bien se guarda de decir esta boca es mía metiendo las manos al fuego en respaldo al primer priísta de la entidad.

Lo curioso del caso es que con el silencio de la cúspide de la pirámide partidista, validan la opinión cada vez más generalizada de que Duarte de Ochoa es más un estorbo que capital  político electoralmente redituable.

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La fuerza de la costumbre o una necesidad de asegurar el futuro, obliga a la mayoría de los medios de comunicación a emprender una batalla a fondo en contra del Fiscal del estado y del secretario de Seguridad Pública, señalándoles como responsables de la violencia impune que se vive en Veracruz y exigiendo su renuncia. Por razones obvias, se pasa por alto que ambos funcionarios son empleados del  Poder  Ejecutivo, trabajan o dicen trabajar para  quien los nombrara y sostiene en el puesto y, por tanto, se deben al gobernador y no a los veracruzanos. El responsable legal del desaguisado es por tanto el que dice manda en Veracruz y no sus subordinados. Quien debe abandonar el cargo es Javier Duarte de Ochoa y con el un gabinete mediocre que no ha sabido estar a la altura de las circunstancias.

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Y el alcalde xalapeño, semioculto por la cortina de humo mediática, nadando de a muertito. Si en Veracruz no pasa nada, en su capital por lo consiguiente. Y ahí la lleva mientras el descontento y el hartazgo crecen ante una violencia criminal cuya impunidad se solapa.-
Cd. Caucel, Yuc., mayo 13 de 2015
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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Con el arribo de Américo Zúñiga Martínez a la presidencia municipal se inicia una nueva etapa para la vida social y económica de la capital veracruzana. El tiradero queda y la desconfianza en la autoridad también. No obstante, en el ánimo de sus habitantes no faltan destellos de esperanza confiándose en que el cambio de estafeta ofrece expectativas de cambio y de progreso.

Cualquier cosa es mejor que lo que le deparó a Xalapa la pésima administración a cargo de Elizabeth Morales es el sentir generalizado, esperándose que con Américo las cosas sean diferentes.

Esto, sin faltar una corriente de escepticismo en cuanto al desempeño y alcances de una administración que no por nueva deja de llevar a cuestas la carga negativa de la extracción priísta del alcalde en turno. De antemano se tiene por sabido que por muy buenas intenciones estas se ven limitadas por la formación partidista y el sometimiento a la autoridad y caprichos del que se dice manda en Veracruz.

Si corrupción, ineficacia y carencia de voluntad política para atender demandas crecientes, reales y sentidas de la población fue la constante a lo largo de los últimos tres años, no puede ignorarse que el PRI nunca llamó al orden a la alcaldesa y que el pésimo desempeño de ésta fue consentido y tolerado por el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, quien renglón aparte, tampoco ha dado muestras de apego y compromiso para con los xalapeños.

Dice la conseja popular que quien sirve a dos amos, con uno queda mal. De ahí que para salir avante, el alcalde tendrá que desenvolver todas sus dotes de alambrista para guardar un sano equilibrio entre sus compromisos partidistas de campaña y servirles a cabalidad a los contribuyentes que le pagan y esperan beneficios tangibles para el municipio…  ¿Podrá?

Luego es lógico el que la opinión pública se divida entre los que confían en el joven ex funcionario fidelista y los que dudan de la oferta de buen gobierno del joven Zúñiga. Sin faltar aquellos a los que ni les va ni les viene la crisis de identidad y atraso en que se debate nuestra ciudad y lo que, al respecto haga o deje de hacer la administración municipal.

Nadie es monedita de oro. Américo no tiene porqué ser la excepción. De su y desempeño eficaz depende el ganar aceptación por una mayoría ahora dolida y al borde del hartazgo. Y en ello deberíamos estar concientes para con talante crítico pero propositivo,  sumar y no dividir y restar, concediéndole el beneficio de la duda.

El alcalde recién desempacado viene ofreciendo las perlas de la virgen en su afán por rescatar confianza y credibilidad en beneficio de la autoridad que el representa, luego a el corresponde ponerle límite al beneficio que se le otorga en el plazo que considere prudente, así como en base a su desempeño al frente de la comuna,  en manos de la población está el refrendar o dar por terminado el maridaje.

Tiempo al tiempo sin bajar la guardia  y todos saldremos ganando. Xalapa merece y exige la contribución solidaria de sus habitantes, no todo viene de la administración municipal; la participación consecuente y responsable de la población  es condición para salir del bache. En ello va implícita la tarea de construir ciudadanía y a ello debemos avocarnos para nunca más votar a ciegas deslumbrados por los espejitos y abalorios que con recursos públicos obsequian candidatos a cambio del sufragio. Que la nefasta experiencia que toleramos dejando hacer y deshacer a Elizabeth Morales nos sirva de lección.

Hojas que se lleva el viento

Cancelada la Reforma Agraria surgida del movimiento armado y desmantelado el campo mexicano por los gobiernos neoliberales, ahora el Sr. Peña Nieto reitera a bombo y platillo el anuncio de un renovado y modernizador impulso a una reforma agraria sui generis sustentada en políticas públicas que nos remiten al porfiriato, privilegiando concentración de la tierra, productividad y competividad, sin el menor asomo de conocimiento de la realidad del agro mexicano y de la historia nacional. No debe extrañarnos entonces que ya se escuche el cabalgar de un Emiliano Zapata que vuelve por sus fueros en las tierras del sur de la patria.

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Cada seis meses quien esto escribe cambia de aires, pasando una corta temporada en Yucatán y en cada ocasión Mérida su capital,  me recibe con enjundiosas mejorías que le permiten conservar su status como la ciudad más progresista del sur-sureste de México. En este mes de enero la ciudad blanca considerada internacionalmente como “De la paz”, celebra el 472 Aniversario de su fundación con nuevas obras de infraestructura urbana a la que Dulce María Sauri Riancho, ex gobernadora de la entidad, califica como “Los regalos para Mérida”. Y no es para menos, gobierno del estado, Ayuntamiento e iniciativa privada, en un año calendario  han proyectado y realizado diversas obras e inversiones de gran envergadura que, en mucho,  superan  los logros y anuncios fantasiosos de tres años de gobierno estatal y municipal en la capital veracruzana. Así se las gastan los yucatecos en un clima de colaboración, complementariedad, coordinación y eficacia de los tres órdenes de gobierno.- Cd. Caucel, Yucatán, enero 8 de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“El éxito de Cancún en México como el primer polo de desarrollo turístico en el país, y destacado destino de alcance internacional, responde sin duda a dos factores, a saber, primero, que ha respondido a un proceso de planeación integral con visión de Estado, del que en lo general se derivan políticas públicas y acciones de los sectores público y privado que, en lo general,  permiten canalizar recursos y esfuerzos en torno a objetivos comunes, lográndose complementariedad y eficacia tanto en la dotación de la  infraestructura requerida como en capacitación del recurso humano y prestación de servicios. En segundo término el amplio abanico de oportunidades para todos, en el que sin distingo de origen todos tenemos algo que aportar y todos recibimos algo a cambio que nos hace sentir parte activa de una sociedad que vive de y para el turismo. Cancún es de todos, residentes y visitantes, en ello estriba el secreto del éxito”.

Esto me comenta un joven y exitoso arquitecto, xalapeño, egresado de la Universidad Veracruzana, que al igual que muchos veracruzanos se ha integrado a este pujante polo de desarrollo. Llegó a Quintana Roo como muchos mexicanos, sin un centavo en el bolsillo pero con muchas ganas de trabajar y trascender integrándose a las tareas de desarrollo, formando una familia que orgullosamente se siente cancunense.

El entusiasmo con el que me narra anécdota tras anécdota sobre sus peripecias para lograr el lugar que hoy ocupa como empresario en la industria de la construcción, me recuerda a varios amigos que integrados a las tres o cuatro primeras oleadas de veracruzanos que, en busca de oportunidades y más amplios horizontes, arribaran a tierras quintanarroenses logrando destacar en la política y en el servicio público, siendo algunos de ellos protagonistas valiosos en la transformación del entonces territorio federal en un estado de la República, como fuera el caso del cordobés Joaquín González Castro, “Quino” como se le recuerda con cariño, primer alcalde constitucional del naciente municipio de Benito Juárez, asiento de Cancún.

Testigo del nacimiento del hoy destacado polo turístico en mi carácter de servidor público, coincido con las apreciaciones de mi joven amigo. De la nada se levanta Cancún gracias a la visión del entonces presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, que se hace acompañar del entusiasmo del gobernador del territorio, Gustavo Gutierrez Ruiz y el trabajo constante y eficaz de los tres primeros gobernadores constitucionales, Jesús Martínez Ross, Pedro Joaquín Coldwell y Miguel Borge Martín. La guía para la acción, coordinación de los tres órdenes de gobierno y la complementariedad en el quehacer social y económico, tuvieron sustento en un plan de largo aliento en constante revisión, evaluación y ajuste.

Primero lo primero. Integrar la región al resto del estado, a las entidades federativas vecinas y al resto del mundo, creándose la infraestructura carretera, aeroportuaria y portuaria; las primeras avenidas y lo que hoy puede considerarse como centro histórico, alojando los nacientes establecimientos de servicio público y privado. Así como en paralelo y en previsión a las necesidades de mano de obra, se dio paso al Nuevo Centro de Población Ejidal “Alfredo V. Bonfil” y a los primeros programas de vivienda de interés social de la localidad. Abriéndose las puertas a miles de familias que procedentes del interior de Quintana Roo y de todo el país, pusieran manos a la obra.

Como centro de abastecimiento de materiales de construcción, mano de obra especializada, herramienta, equipo y alimentos, servicios bancarios y flujo de capitales, el vecino Yucatán jugó un papel de primer orden en el proyecto. Aprovechando la aviada, impulso programas de reordenación económica, diversificación productiva, y su propio proyecto turístico, colocando a Mérida como una de las ciudades más visitadas del país, tanto por nacionales como por un constante flujo de turismo extranjero. Debiéndole su actual condición en materia de desarrollo en todos los órdenes sin duda al boom de Cancún.

Todo respondiendo a un plan preestablecido bajo el control de gobierno federal y a un eficiente y eficaz mecanismo de coordinación entre los tres órdenes de gobierno. Nada quedaba al azar, hasta que el crecimiento hotelero y urbano se salió de cauce, alterando las previsiones originales que respondieran a un diseño que se quedó chico en sus alcances.

En su carácter de polo de desarrollo económico Cancún cumplió con su cometido, disparando la actividad turística, comercial, de la construcción e inmobiliaria en Cozumel, Isla Mujeres, y lo que hoy se conoce como “Riviera Maya”. De Punta Sam a Tulum en el litoral norte de Quintana Roo, la influencia permeó en el sur de la entidad impulsando la actividad turística en la franja costera que va de Mahahual a Xcalak en la frontera con Belice. Visión de Estado, planeación, trabajo consecuente y compromiso de la gente para con el proyecto y su región, se reflejan hoy en resultados palpables y envidiables a lo largo del litoral del Caribe Mexicano.

Frente a las oficinas de Fonatur, concluye mi charla con el paisano, coincidiendo ambos en que como todo, el crecimiento tiene límites. La retroalimentación inercial y constante de sus orígenes, rebasó la previsión inicial del desarrollo del polo turístico. Hoy Cancún dejó de ser sustentable, ya se devora a sí mismo.

Son de mal gusto las comparaciones, sin embargo, ante el triunfalismo sin sustento con el que se cacaraquea la prosperidad turística de Veracruz, obliga necesariamente a considerar lo que es un auténtico polo de desarrollo y lo que simplemente queda como buenas intenciones. Con el 65 % de ocupación hotelera en temporada baja, Cancún y la Riviera maya hacen de nuestra incipiente fortaleza turística, triste caricatura. Nos falta mucho por hacer, no cabe duda, empezando por un poco de imaginación,  compromiso y visión de Estado para transformar nuestro abundante y rico potencial turístico en auténtica palanca del desarrollo.

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J. Enrique Olivera Arce

Dejo Mérida minutos antes de iniciarse el festejo con el que las autoridades estatales y municipales celebraran el que organismos internacionales, incluyeran a la ciudad blanca, con más de un millón de habitantes, entre las 100 ciudades más seguras y pacíficas del mundo.

Merida Yucatan. Norte-sur

Retorno a Xalapa, con la percepción de que dejo una ciudad enfrascada en sus propias y peculiares contradicciones y  contrastes. Un norte próspero y pujante con todas las ventajas urbanísticas e inmobiliarias que no es común observar en la mayoría de las capitales de nuestras entidades federativas, contrastado con un sur de la ciudad,  pobre, excluido de la modernidad y del interés de las autoridades por su desarrollo y bienestar de la gente, asiento de “colonias dormitorio” pobladas con migrantes del interior del estado y entidades vecinas, en su mayoría indígenas de origen maya.

Políticamente multipolarizada, la ciudad concentrando más del 50% de la población del estado, vive el derrumbe de un panismo que no asimila aún la derrota en la reciente elección municipal, careciendo del cómo y con quién recuperar la gubernatura y, un PRI que, aunque fragmentado, ya anticipadamente trabaja en la sucesión de Ivonne Ortega Pacheco que tendrá lugar en el 2012.

Esto en el marco de un gobierno estatal en el que la Sra. Ortega Pacheco auspicia la división del partido en el poder, a la par que se confronta con lo más representativo del mundo empresarial yucateco, expresión del poder fáctico que determina rumbo y destino de la Península; perdiendo aceptación entre la clase media y media alta por su altanería y frivolidad como estilo personal de gobernar.

Situación esta última que se agudiza a raíz de la intempestiva y sorpresiva presencia en Mérida de Carlos Salinas de Gortari, con el fin expreso de disciplinar a Ivonne Ortega Pacheco, como se interpretara entre los meridenses a los que no escapa el hecho de que su gobernadora está encaprichada en no aceptar fácilmente que se le imponga desde el centro a Emilio Gamboa Patrón, “el chupón” –así se le conoce localmente-, como candidato del PRI a la gubernatura en el 2012.

Arribo a Veracruz, enterándome que en el World Trade Center -sede oficiosa del gobierno estatal-, se le rendía homenaje al ex presidente Venustiano Carranza, con motivo del 96 Aniversario de la Promulgación de la Ley Agraria. Horas más tarde, leía en los medios informativos en línea, el contenido del boletín oficial y la versión publicada del evento en cuestión. Resultándome paradójico que en el discurso y lo declarado a la prensa, la trascendencia histórica de la Ley Agraria como antecedente del reparto cardenista de la tierra y del proceso inconcluso de Reforma Agraria, pasara a segundo plano. El Ejido, las Comunidades Agrarias y la reivindicación de una justicia social que nunca llega, no pesan en el ánimo de una nueva clase política que carece de conocimiento y sentido de la historia.

Paradójico pero lógico. No podía esperarse otra cosa.. Tras el desmantelamiento en el sexenio del priísta  Carlos Salinas  de la infraestructura de soporte al campo, la apertura legal a la privatización del ejido, y el TLCAN, tratado asimétrico de libre comercio que pusiera en desventaja al sector agropecuario nacional, -con el beneplácito de las organizaciones agrarias, corporativas y clientelares-, la visión que hoy se tiene del sector rural, responde estrictamente a la concepción neoliberal de un capitalismo en decadencia. El mercado como ley suprema, con productividad y competitividad mercantil individualizada como doctrinas dominantes, es objeto de culto; a la par que se “resuelve” pobreza y exclusión del sector social con la caridad nociva del asistencialismo. Nadie advierte que el modelo neoliberal está agotado, a más de inviable en la realidad veracruzana, como panacea de rescate, recuperación y expansión de la economía agraria.

La verborrea vertida en el espacio denominado en el idioma y concepción de nuestro principal socio comercial en el TLCAN, ignoró al campesino, a la agricultura de autosubsistencia, al ejido y comunidades agrarias, como expresiones aún vivas de la realidad del campo veracruzano. Privilegiándose el interés de una minoría de productores agropecuarios privados, enfocado a una presunta mayor competitividad y rentabilidad económica.

Pobreza, desigualdad, minifundismo, vaciamiento y migración en el agro, pérdida de soberanía alimentaria, así como exclusión y pobreza extrema en las comunidades originarias, rezagos históricos no superados, son prietitos en el arroz que no tienen cabida, salvo para retóricas promesas economicistas, en el discurso y en los hechos del neoliberalismo en el poder.

Una vez más, desde el World Trade Center, ante una clase política insensible e improvisados “campesinos” acarreados, el triunfalismo sin sustento y el aplauso fácil vuelve a las andadas.

No estoy soñando. Me encuentro nuevamente en el terruño, con su también necia realidad, asumiéndose que el escenario de fondo es la preparación anticipada de la maquinaria electoral priísta para lo que viene en el 2012. Promesas y compromisos difíciles de cumplir, por delante en el discurso oficial. Pareciera que el Dr. Duarte de Ochoa nuevamente está en campaña.

Fuentes:  E-consulta ; Política al Día ; Imagen del GolfoEntorno Político

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El Señor

Mérida, Yuc.- El ex presidente Carlos Salinas de Gortari declaró que la lucha contra el crimen y el narcotráfico es indispensable, y recalcó los esfuerzos del gobierno federal para combatir ese flagelo que azota a la nación.

‘La lucha contra el narcotráfico es un tema de seguridad nacional que nos obliga a todos; tiene que ser un esfuerzo compartido’, planteó el ex mandatario, quien se encuentra de visita en Yucatán por  «asuntos personales».

Al abundar sobre el tema de la inseguridad, dijo que Yucatán es una entidad que se caracteriza por el clima de paz y trabajo que prevalece y por el que se distingue a nivel nacional. Es alentador encontrar un estado como Yucatán, que se mantiene trabajando, en paz y con armonía en la diversidad, lo que lo diferencia del resto del país’, anotó. De acuerdo al comunicado oficial, “tras sostener una reunión con la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco, el ex presidente mencionó que el estado sobresale por su pujanza en pos del desarrollo”.  Inyección de oxígeno para su gobernadora consentida y punta de lanza de Peña Nieto en el sureste, que ya no ve lo duro sino lo tupido, frente al descontento creciente  de sus gobernados.

CHETUMAL, Quintana Roo.–  La Dirección de Protección Civil en Quintana Roo emitió la alerta “Verde” ante una posible afectación de la tormenta tropical “Paula”, que se formó en el Mar Caribe, en tanto que en Yucatán el gobierno estatal decretó “Alerta Azul”. De acuerdo con una de las probables trayectorias, el fenómeno bordeara la costa quintanarroense. “Un sistema de alta presión en el Golfo de México provocara que el fenómeno bordee la costa de Quintana Roo, desde Majahual hasta Isla Mujeres, tenemos un monitoreo permanente porque existen condiciones para que alcance categoría de huracán en un plazo de 24 a 48 horas”, dijo Luis Carlos Rodríguez Hoy, Director de Protección Civil en Quintana Roo.

Tormenta Tropical "Paula"

“Paula” se ubicará mañana martes a las cinco de la tarde a 416 kilómetros de Chetumal y a 467 kilómetros de Cozumel. Tiene una velocidad de desplazamiento de 15 kilómetros por hora.

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