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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Tras advertencia no hay engaño. Héctor Yunes Landa, ex candidato a la mini gubernatura de dos años en Veracruz, se dice traicionado cuando es del dominio público que se traicionó a sí mismo.

Tras un largo periplo en busca de la candidatura, contra viento y marea le fue  concedida por su partido en circunstancias tales en las que la derrota en las urnas  -y fuera de ellas-,  estaba más que cantada y, aun así, la aceptó a sabiendas de que su principal oponente no era Miguel Ángel Yunes sino el llamado primer priísta de Veracruz.

Esto en una coyuntura social y política en el que el anti priísmo se consolidaba lo mismo en Veracruz que en la mayoría del territorio nacional.  El rechazo al autoritarismo represivo y las reformas estructurales, así como políticas públicas impulsadas e impuestas  por el gobierno de Peña Nieto y el clima de corrupción impune y violencia criminal en la entidad, no dejaba lugar a dudas. En la elección del 2016 el descontento y el hartazgo social participarían protagónicamente en contra del PRI, su alianza con partidos satélites a modo y sus candidatos.

Nada que en el imaginario colectivo no anidara como oportunidad para echar al PRI del gobierno.

Yunes Landa no lo consideró así. No lo vio o no lo quiso ver, confiando en la fortaleza de una estructura partidista más virtual que real y en una estrategia electoral  a todas luces equivocada. La realidad se encargó de lo demás, reflejándose en las urnas el cinco de junio. Descontento y hartazgo, como protagonistas de primer nivel, fueron disputados por la oposición, el voto de castigo se polarizó entre la derecha y la izquierda electoral, dándole el triunfo a la alianza PAN-PRD y, de manera significativa fortaleciendo a Morena que por primera vez participara en una elección de gobernador en la entidad.

Luego en donde reside la traición. Tras advertencia no hay engaño. El senador le apostó al voto duro tradicional cargando con todo en contra sobre sus espaldas.  Pudo más el disputado voto de castigo que su escasa visión sobre una realidad que nunca quiso aceptar. Hoy ni llorar es bueno. Si acaso se puede hablar de traición,  es aquella infringida por los gobiernos priístas a una sociedad lastimada y dolida  a la que no han querido ver ni escuchar.

Paradójicamente,  con el auxilio de una prensa afín al gobernador electo, ve en Morena, López Obrador y Cuitláhuac García como responsables de un oscuro pacto con el gobernador fallido para restarle los votos necesarios para vencer a Miguel Ángel Yunes Linares en las urnas. Paradójicamente en tanto que con ello fortalece a los opositores al PRI en el camino al 2018 exhibiendo las miserias de un partido político venido a menos que, subestimando a los electores, atribuye triunfos y derrotas a pactos cupulares y no a la voluntad ciudadana.

Perdiendo el tiempo

Y mientras el senador Yunes Landa clama traición rumiando su derrota, el otro Yunes, hoy virtualmente gobernador electo, desesperado ve escurrírsele el tiempo entre los dedos, perdiendo oportunidad para la ansiada legitimización que solo puede consolidar ofreciendo respuestas contundentes al descontento y el hartazgo que le dieran el triunfo en las urnas. “El pueblo quiere sangre”, se dice, y la sangre no llega al rio. Como último recurso se dirige a Peña Nieto exigiendo justicia para Veracruz, aceptando que a nivel local no hay forma de echar a Duarte de Ochoa del gobierno y meterle a la cárcel como ha prometido. Mucho menos asegurar que los miles de millones que se dan por desaparecidos, regresen a las arcas públicas.

Obnubilado por la poca respuesta a sus palos de ciego, se olvida de lo sustantivo y se concentra en lo accesorio. La prioridad es venganza, es el discurso que la gente quiere escuchar, la crisis multisectorial y multidimensional que vive Veracruz aun habiendo tocado fondo  puede esperar.

Así, Yunes Linares lejos de concentrarse en el diseño de una estrategia de corto plazo que asegure un buen gobierno, se desgasta quemando pólvora en infiernitos. Perdiendo un tiempo valioso para los veracruzanos  de espaldas a una realidad real nacional en la que,  frente a los recortes presupuestales a que se obliga la federación y el clima social de rechazo que ello genera en la población,  en el ánimo de Peña Nieto y sus aprendices de brujo el combate a la corrupción impune es tarea secundaria, quedando en el papel como simple recurso retórico y  mediático para justificarse ante la presión y la crítica internacional.

Nada extraño para Veracruz. Perder el tiempo en grilla, especulación, chisme mediático, está inscrito en usos y costumbres de una entidad en la que la política electoral ocupa el primer lugar en el orden de prioridades. Economía y bienestar de la gente, para nuestra aldeana clase política y un buen de medios de comunicación, pasan a segundo término, siempre con la esperanza de que el poder mesiánico de quienes gobiernan,  sea garantía de salpique y prosperidad.

Hojas que se lleva el viento

¿Con qué ojos?, señalábamos en maquinazo anterior en referencia a promesas de campaña de quienes aspiraban a la mini gubernatura de dos años. La terca realidad se impone. No hay con que dar cumplimiento a lo ofertado en materia de obra y servicios públicos. Tampoco para resarcir a la Universidad Veracruzana y hacer efectiva la aportación del gobierno estatal en el esquema de autonomía aprobado por el Congreso. Yunes Linares iniciará su mandato a partir de cero en las arcas públicas, con obligaciones de pago de adeudos cuyo monto real al día de hoy se desconoce y, por si fuera poco, con aportaciones federales mermadas por los recortes anunciados por el secretario de hacienda y la inviabilidad de incrementar recursos fiscales propios. Mal augurio para los dos años de mini gobierno, descontento y hartazgo seguirán siendo protagonistas de primer nivel en un Veracruz postrado y sin visos de cambio real.

Al gobernador electo sólo le queda, para legitimarse, seguir con el juego del gato y el ratón, hasta donde la ciudadanía aguante.

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J. Enrique Olivera Arce

En la reunión del priísmo nacional con el presidente Peña, el mandatario se pronunció en contra de los “adelantados”, manifestando que ““Hoy no hay espacios para proyectos personales. No obstante que algunos se adelantan al calendario electoral de 2018, para los priistas son tiempos de trabajar.” Esto en el contexto de la sucesión presidencial y en la necesidad de que se mantenga la unidad partidista en torno a las tareas que exige el aterrizar las llamadas reformas estructurales, pero también con el objetivo de recuperar en un esfuerzo concentrado, credibilidad y confianza en la acción de gobierno.

Para el caso de Veracruz, el contexto dentro del cual se da la sucesión del titular del ejecutivo es otro, respondiendo a tiempos electorales diferentes. Y aunque guarda relación con el proceso electoral del 2018, la elección del 2016 en la entidad atiende a circunstancias coyunturales locales muy específicas en las que pareciera no cabe el llamado presidencial a frenar aspiraciones tempraneras, dejando en libertad al gobernador Duarte de Ochoa de diseñar y operar sus propias estrategias para lograr una sucesión afín a intereses y propósitos del gobierno estatal y del propio partido gobernante.

Pienso que el Sr. Duarte así lo entiende y esta es a mi juicio la razón por la que, lejos de frenar aspiraciones tempranas, las auspicia y alienta, incluso en aquellos aspirantes ajenos al PRI para dar a los veracruzanos un mayor número de opciones electorales siguiendo la tónica de la reciente elección de diputados federales. Y, por lo que al PRI toca en lo específico, el que a mayor número de aspirantes más rico sea el rejuego en un proceso de selección en el que el más apto y más competido pueda ser el elegido como candidato a la gubernatura.

Decir que esta estrategia en lo local se contradice con el llamado presidencial, ya que lejos de fortalecer unidad genera dispersión, polarización y fuego amigo al interior del priísmo estatal, considero no es procedente; el PRI de antemano se sabe nunca está unido en las preliminares y cierra filas en las definitivas. A más de que también es público y sabido que en la coyuntura actual lo que menos priva en el partido tricolor es la unidad en torno al gobierno duartista. Luego lo que cabe es manos libres para todos los aspirantes aunque el piso de despegue sea diferenciado, más como distractor que como hándicap electoral.

Y en esas estamos, muchos son los llamados y uno solo será el escogido. El más audaz, el más preparado, el más competitivo, y el que mayores amarres tenga y consolide en el inevitable padrinazgo oficial y extraoficial.

Hay luz verde pues desde palacio, y la estampida de los búfalos se deja sentir con toda intensidad lo mismo en las cuadras priístas que en las de sus opositores. De aquí para adelante el que tenga más saliva tragará más pinole, sin perder de vista que no necesariamente el elegido será el que mayores y mejores atributos acumule, sino el que sea congruente con la estrategia trasexenal y modelo de país no del gobernador, sino del señor de las reformas estructurales que despacha en Los Pinos.

Y aquí es donde habría que poner atención en lo que se debe entender por más audaz, más capaz, más preparado y más competitivo, y a quién corresponde el calificar tales virtudes. Querámoslo o no, el llamado presidencial en el contexto del 2018, cobra entonces vigencia para el 2016 en una entidad que destaca por contar con la tercera fuerza electoral del país.

Para los intereses concretos de hombres y mujeres de a pie –si es que a estos pudiera interesarles-, el bombardeo mediático, el baño de pueblo y la parafernalia a la vieja usanza no es necesariamente la señal de quién podría ser el próximo gobernador, sino que ésta surgiría de la temática, contenido y énfasis del discurso proselitista. Lo que está en juego es la continuidad y consolidación del proyecto neoliberal del Sr. Peña y, a la búsqueda de este objetivo tendrán que avocarse todos y cada uno de los gobernadores vigentes en el 2018. Qué o no convenga a México es otro cantar.

Entre la pléyade de aspirantes los hay de diferentes tamaños y, de entre estos, los de mayor estatura indudablemente ninguno milita en la cuadra duartista aunque así se quiera aparentar. Mucho menos el que la mayoría este a la altura del objetivo de Peña Nieto para el 2018. Luego, sin mayor esfuerzo, debe entenderse que las posibilidades al interior del PRI apuntan a los senadores Yunes Zorrilla y Yunes Linares y, quizá, en los terrenos de la oposición, al diputado federal panista Juan Bueno Torio si consideramos los servicios que éste ha prestado en el terreno de los grandes temas de interés nacional, en los que el PRI y el PAN juegan en la misma cancha.

Seguramente el gobernador lo sabe y de ahí su presunto respaldo al senador Héctor Yunes Landa, como el más idoneo para conciliar los intereses locales representados por su gobierno y los de Peña Nieto en el ámbito nacional. Como sabría seguramente también que el senador Yunes Zorrilla sacrificaría el interés político local en aras de la continuidad y consolidación del proyecto peñista, aún a costa de dejar mal parada a la actual administración estatal como ya se observa.

Es al PRI y a su militancia en la entidad, a quien toca en teoría decidir si se inclina por el candidato del duartismo o por el de Peña Nieto. Lo cierto es que más allá del marco teórico, pragmáticamente el peso específico del presidencialismo siendo mayor que los intereses creados locales, será el que diga la última palabra. El gobernador debería saberlo y sopesarlo, así que las “manos libres” para los aspirantes tiene un límite: no contrariarse con el proyecto peñista. Y en este supuesto, una cosa es el discurso de dientes para afuera exaltando el quehacer político y gubernamental del presidente y otra, muy distinta, es el compromiso real de respaldar el proyecto neoliberal en curso. El mensaje es claro: “Hoy no hay espacios para proyectos personales”. A los priístas y no priístas, tocaría identificar quien es el aspirante que realmente convendría a la cúpula priísta estatal a la hora de la definición.

Aunque no puede olvidarse que las circunstancias responden a coyunturas concretas. Lo que es hoy no necesariamente será mañana, pudiendo suceder imponderables no considerados, cambiando totalmente el panorama. El tiempo y la profundización de la crisis por la que atraviesa el mundo y México en particular, lo dirán.

Por lo pronto, para la mayoría de la población hay asuntos más urgentes y de mayor relevancia por atender, que perder tiempo cifrando esperanzas en una sucesión a la veracruzana que no sacará al buey de la barranca.

Hojas que se lleva el viento

Habiendo reconocido la magnitud de la pobreza en México y su incidencia en el crecimiento, el presidente Peña tiene ante sí el reto estructural más importante del Estado y, por lo consiguiente, los gobernadores son corresponsables en la tarea. Para el empresariado mexicano, el abatir el flagelo estructural requerirá de 200 años al paso que va la economía nacional. La pregunta para quienes aspirar a gobernar a Veracruz: ¿Cómo, en dos años que operativamente se reducen a 14 meses escasos, se revertiría la tendencia negativa?

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Mediáticamente la capital veracruzana se recupera de su postración gracias al buen gobierno del alcalde Américo Zúñiga. La realidad desmiente este optimista visión, Xalapa va de mal en peor lo mismo en infraestructura urbana que en servicios públicos y calidad de vida de sus habitantes. No hay inversión productiva, no hay empleo, la economía informal crece, los problemas de recoja de basura, vialidad y transporte público no se resuelven y en el caso de quienes cuentan con trabajo remunerado el salario es insuficiente para sostener una vida familiar digna. Cuestión de enfoques.

Xalapa, Ver., julio 29 de 2015

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J. Enrique Olivera Arce

“Cuando un país empieza a perder a aquellos que cuentan la verdad, entonces empieza a perder su alma.” Owen Sheers, poeta galés

Lo que a mi juicio hace escaso un mes se percibiera como una “rebelión en la granja” al interior del PRI en Veracruz con la aprobación por la Legislatura local de la iniciativa que contempla la gubernatura de dos años para 2016, no sólo se confirma con la actitud asumida por los senadores priístas Héctor Yunes y José Francisco Yunes al abandonar abruptamente el recinto en el que tuviera lugar el acto conmemorativo del Centenario de la promulgación de la Ley Agraria de 1915, presidido por el presidente Peña , sino que se eleva a la categoría de crisis institucional, al descalificar estos ante la prensa la gestión del gobernador Duarte de Ochoa.

Lo que motivara el acto de rebeldía y protesta de los senadores priístas veracruzanos, indudablemente tiene como origen el verse estos afectados en sus intereses al no coincidir sus aspiraciones políticas con el rumbo que el gobernante pretende imponer en materia electoral. De eso no hay duda, empero lo tan insólito como inédito en los anales de la vida política veracruzana de tal acto de rebeldía, y a sabiendas de que ambos legisladores escupen para arriba, no puede dejar de inscribirse en el marco de la crisis del régimen político que hoy día se vive en México.

Al referirme a la presunción de la “Rebelión en la granja”, señalaba:

“Rebelión en la granja tricolor”. Sí señor, en pleno proceso electoral y en medio del estancamiento y recesión de la economía así como de la crisis terminal del régimen político nacional. Y Si el Sr. Peña Nieto esperaba contar con la contribución de la entidad veracruzana para alcanzar mayoría absoluta en la Cámara baja del Congreso de la Unión para el 2015, el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa ya le responde con la señal de que aquí quien manda en Veracruz, primero antepone el interés mafioso de grupo a los buenos deseos presidenciales.”

Y bajo esta premisa, en menos de 30 días de mi comento, los senadores priístas de Veracruz, confirmando y haciéndose eco del sentir de amplios sectores de la sociedad veracruzana, responden al primer priísta de la entidad, calificando a quien dice mandar en Veracruz como un inepto que ha dado al traste con unidad, armonía y buen gobierno, colocando a la entidad dentro de un clima de desorden, desastre económico y protesta social.

Correspondiendo al senador Héctor Yunes landa puntualizar en un comunicado de prensa que:

“… cada día es más palpable en Veracruz una ausencia de rumbo y un afán de fracturar, más que de unir. Se percibe un afán sectario, de pequeñez, que permea en todos los ámbitos de la vida pública. Es indudable que hay inestbilidad, atraso social, recesión. La clase política está confrontada con el gobernador. El PRI, diavidido por una injerencia anacrónica y lamentable”.

Palabras fuertes con las que la “Rebelión en la granja” trasciende los terrenos del partido tricolor en la entidad, para ubicarse en el marco de una crisis institucional al interior de la administración pública, confrontando a lo más representativo del partido gobernante con quien ni por asomo las tiene todas consigo como el que manda en Veracruz. A la par que se ubica en un escenario de crisis generalizada del régimen político vigente.

La respuesta del Sr. Duarte de Ochoa a los rebeldes, se inscribe en el ya manido triunfalismo sin sustento: “…En Veracruz existe un Gobierno bien integrado, ordenado y eficaz, que responde y logra metas como nunca antes”. Palabras huecas que a estas alturas no convencen a nadie por muy alejado que se esté de la percepción de un gobierno fallido en la entidad.

Lo que, guste o no, afectando en su conjunto a toda la vida política, social y económica de Veracruz, la descalificación del desempeño del Sr. Dr. Duarte de Ochoa tendrá consecuencias negativas no sólo para el PRI en los próximos comicios federales, sino que también para los partidos políticos opositores que, por conveniencia y oportunismo, han guardado silencio ante la situación que se vive en la entidad.

Esto último, al margen de lo que en términos de gobernabilidad se verá reflejado en una sociedad que no confiando en su gobierno, aplaude un acto de rebeldía de los senadores priístas.

Hojas que se lleva el viento

Entre 1.3 y 1.5 millones de personas participaron este domingo en las calles de París en la «marcha republicana» contra los atentados islamistas, destaca la prensa internacional. Sin pretender justificar el horror de lo acontecido en Francia, cabe pensar, evocando a Joan Paul Sartre, Frantz Fanon y “Los Condenados de la tierra”, que occidente pretende ocultar tras una espesa niebla de hipocresía, chauvinismo y desgarre de vestiduras, lo asentado en la memoria histórica de varios siglos de opresión, esclavismo, tráfico de personas y guerras de exterminio, de un colonialismo imperial que se impuso con la espada y la cruz. Si es justo condenar el radicalismo a ultranza de los perpetradores de atentados contra población inocente con el pretexto de un absurdo fundamentalismo religioso, no puede dejar de condenarse el genocidio sobre pueblos inermes de África, Asia, Medio Oriente y América Latina a manos del imperialismo occidental.

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Si de por sí los nomios no favorecen electoralmente al partido tricolor en Veracruz, con el listado de aspirantes a una diputación federal, en el que el denominador común que iguala a todos por igual es ineptitud, oportunismo y corrupción impune, el rechazo en las urnas a los candidatos del PRI por parte de los electores será más que de pronóstico reservado. Para quienes confían en que la próxima elección mantendrá la tónica de siempre, seguramente toparán con sorpresas inesperadas. Al tiempo. – Cd. Caucel, Yuc., enero 11 de 2014

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Fuera de contexto las palabras del Sr. Senador Héctor Yunes Landa no dejarían de considerarse tremendista y franco rompimiento con el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa y una escalada más en la rebelión al interior del PRI veracruzano. En el boletín de prensa difundido el pasado viernes, Yunes Landa por conducto de los medios informativos bajo el título “Primera estocada a la democracia está dada”, Yunes Landa dice a los lectores:

“La aprobación por parte del Congreso del Estado de Veracruz de una próxima gubernatura de dos años pervirtió la democracia, expresó el Senador por Veracruz, Héctor Yunes Landa quien refirió que lo grave será que se afectará la economía, se comprometerá la seguridad pública y se cancelará el bienestar de millones de veracruzanos…”

Palabras fuertes en el marco de la sumisión que no respeto, de la clase política veracruzana y en especial el priísmo, a la primera autoridad en la entidad. Empero, más allá de su efecto mediático en el contexto de la realidad real que se vive en el país y específicamente en Veracruz, no pasan de ser balandronada demagógica que lejos de hacer mella en el ánimo del Sr. Dr. Duarte de Ochoa, le fortalecen ante los ojos del Sr. Peña Nieto, como un gobernante que se suma con eficacia al tendido de la cortina de humo con la que se quiere ocultar el estado crítico del Estado mexicano.

Para empezar, “la estocada a la democracia” no es la primera ni la única. El pueblo de México vive bajo una democracia secuestrada, pervertida a lo largo de los últimos cien años, víctima de la simulación, el engaño, la corrupción e impunidad como ha quedado evidenciado con el destape de la cloaca a que diera lugar el crimen de Iguala.

Por cuanto a la economía, peor no puede estar en México bajo la conducción de un régimen político en crisis, ciego, sordo y torpe. Veracruz no es la excepción, registrando estancamiento y recesión bajo el mandato de un señor que no alcanza a ver más allá de su ombligo.

Por los mismos senderos transita la seguridad pública, cuando el crimen se combate con palos de ciego en las cañerías de la sociedad mientras los verdaderos malandrines, los de cuello blanco, en las alturas saquean impunemente al país, generando inseguridad, incertidumbre y un “Jesús en la boca” de millones de mexicanos.

¿Cancelar el bienestar de millones de veracruzanos con una gubernatura de dos años?

Con perdón de ustedes, los pocos que siguen estos maquinazos, el Sr. Senador quiere tapar el sol con un dedo orinándose fuera del tiesto. ¿Cuál bienestar? Más jodida ya no puede estar la gran familia veracruzana, ahora “beneficiada” con un incremento salarial para el 2015 de unas míseras monedas. ¡Ni la burla perdona!

Con un gobierno estatal de dos, tres, o seis años, las cosas seguirán igual. Ya llevamos diez de un pésimo mandato, caracterizado por el saqueo de las arcas públicas y un permanente desentenderse de la vida cotidiana de esos millones de veracruzanos que rondando la miseria extrema, para el Sr. Senador un capricho no exento de oscuros intereses del Sr. Dr. Duarte de Ochoa pone en riesgo su bienestar.

Así, contextualizado, lo expresado por Yunes Landa no se diferencia en nada de las ¿estupideces? de la señora que en la entidad pastorea al PRI. La gubernatura de dos años estipulada en la reforma constitucional aprobada por una mayoría casi absoluta de lacayos en el Congreso local, ni perjudica ni beneficia al pueblo de Veracruz, sino todo lo contrario parafraseando a Luís Echeverría. Son los intereses personales y de grupo de una clase política pandilleril los que están en juego y así se refleja en el pseudo debate y desgarre de vestiduras que la prensa difunde. Simple cortina de humo que no logra acallar el descontento y hartazgo de una sociedad lastimada que está diciendo ¡Basta!

Así los veracruzanos deberíamos considerar lo que en el seno de la clase política se cocina y, si queremos ir más lejos, es el pleito elevado al absurdo entre Fidel herrera Beltrán y Miguel Ángel Yunes Linares en la disputa por el botín. Irrelevante para los veracruzanos todos, si no fuera por sus nefastas consecuencias que a lo largo de ya diez años, viene padeciendo la entidad.

Que con su pan se lo coman Javier Duarte y las mafias partidistas en contienda, que para las mayorías los comicios del 2015-2016 y 2018, son episodios circunstanciales que no contribuyen al esfuerzo de rescate de democracia y buen gobierno.

Arribamos al final del 2014 e iniciamos el 2015 con más de lo mismo. Ni los agravios se olvidan ni la lucha legítima por el rescate de nuestra incipiente y hoy secuestrada democracia, cede. La crisis multifactorial del Estado mexicano y su expresión en la debacle de la partidocracia, no varía en lo más mínimo, antes al contrario, se profundiza arrastrando a toda la nación. Frente a una más de las cortinas de humo que al pueblo de México el régimen corrupto y senil receta, abrir los ojos, ampliar la visión de futuro, que resistir es el camino.- Xalapa, Ver., diciembre 21 de 2014.

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J. Enrique Olivera Arce

“De aquí para adelante, sea cual fuere la estrategia a seguir, Peña Nieto no podrá desprenderse ni de su carga histórica ni mucho menos de la opinión que sobre su persona y candidatura anida ya en varios millones de mexicanos, especialmente de una juventud a la que se le colgara irresponsablemente  la etiqueta de intolerante, manipulable e incapaz de discernir con claridad lo que a México conviene”. J. E. Olivera Arce (mayo 17 de 2012)

Puesto en duda el estado de derecho en México, así como la capacidad del régimen para absorber con eficacia un conflicto social y político que tiende a profundizarse, cabe preguntarse hasta donde credibilidad y confianza en las instituciones republicanas alcanzan para lograr la unidad que para sí reclaman las propias instituciones de los mexicanos.

Hasta donde alcanzan para confiar en la aplicación de la ley sin distingos y/o, respaldar el oportuno y eficaz aterrizaje de las reformas que llamadas estructurales, le aprobara el Congreso de la Unión al presidente Peña.

Por lo que es dable percibir en las medias verdades y medias mentiras que trasmite la prensa nacional, en cada vez más amplios sectores de la población credibilidad y confianza en las instituciones, lejos de fortalecerse menguan, en demérito de los esfuerzos del gobierno federal por convencer de que, lo que se ha dado en llamar crimen de Estado, no va más allá de un hecho aislado, resultado de inconfesable complicidad criminal entre un alcalde corrupto y una difusa delincuencia organizada.

El tema es del ámbito de la seguridad pública, focalizado en una entidad federativa penetrada por “el narco” y, de ninguna manera se ubica en los terrenos de una crisis política, insisten desde las trincheras de una cúspide del poder confundida y rebasada.

De esta versión se hacen eco no pocos medios de comunicación, descontextualizando los graves sucesos sin más resultado que auspiciar más duda e incertidumbre.

El affaire Iguala ya toma el cariz de una cacería de brujas en noche de aquelarre; todos son culpables en tanto no demuestren lo contrario, intercambiándose en un todos contra todos culpas y responsabilidades con propósitos evidentemente electoreros entre partidos políticos y sus conspícuos personeros; sin lugar a dudas pretendiendo alejar del imaginario popular lo que, como hecho consumado se percibe ya como crisis terminal del régimen político nacional.

Las ríspidas contradicciones de un México sin rumbo que, como bien apunta Dulce María Sauri Riancho, ex presidente nacional del PRI, enfrenta una “tormenta perfecta” en la que violencia y economía se entrelazan y retroalimentan conformando un ominoso escenario.”Están las dos tormentas, la de la violencia y la de la economía, en riesgo de incrementarse, chocar y volverse una sola, con una fuerza e intensidad desconocida para esta generación de mexicanos”, afirma.

Peña Nieto saliendo al quite en la administración del conflicto, con resultados infructuosos. Habiéndose reunido en Los Pinos con los padres de los jóvenes normalistas que pasado un mes no aparecen; a lo largo de 5 horas en las que prevaleciera el monólogo presidencial, lo que obtuvo fue un descolón.

Los padres salieron así como entraron a la reunión. No queremos promesas, exigimos que nuestros hijos aparezcan, fue la desesperanzadora respuesta a un desgarre de vestiduras que pretendiera ser un discurso solidario, alentador y auspiciador de credibilidad y confianza.

Ni una ni otra. Credibilidad y confianza en las instituciones republicanas y en el quehacer gubernamental en pro de la justicia y el imperio de la ley, se difuminan en el lienzo nacional. La duda e incertidumbre crecen. La economía se complica y respondiendo a los componentes y tendencias de la crisis global, no encuentra respiro en un México en el que desempleo, bajos salarios y consumo deprimido, alimentan el caldo de cultivo que, con desigualdad y pobreza en ascenso, da pie lo mismo a la violencia criminal que a la paranoia del régimen político dando palos de ciego..

No es circunstancial que sintiendo que la lumbre llega a los aparejos, quienes representan a los poderes fácticos de este país, si teniendo mucho que perder, clamen por un pacto nacional por la seguridad. Con ellos se compromete el Sr. Peña a enderezar la nave, aplicando la ley tope con quien tope. Será el tiempo el que diga la última palabra. Por ahora, la promesa presidencial topa ya con la interrogante: ¿Creen y confían los empresarios en la palabra del presidente?

La tormenta perfecta a que hace alusión quien también fuera gobernadora de Yucatán, está más que anunciada en su conformación. Las aguas en la mayor parte del país se agitan y los negros nubarrones en el horizonte no auguran nada bueno. Credibilidad y confianza perdidas y a merced de las olas, a la deriva son de mal augurio.

Para un régimen caduco, divorciado lo mismo de la sociedad que de una necia realidad que se opone e impone al discurso oficial, el sólo anuncio de la madre de todas las tormentas que se avecina, debería ser razón suficiente para poner las barbas en remojo. Y no es así, la paranoia le gana y le ciega; confiando en el blindaje de un estado de derecho pensado y diseñado a su medida, espera que sean las fuerzas del orden, ministerios públicos y jueces quienes saquen las castañas del fuego.

Esperemos que esta pueril estrategia no fracase en el intento.

Hojas que se lleva el viento.

Y a propósito de intento, los senadores priistas en nuestra bucólica aldea, liman asperezas y ponen a prueba credibilidad y confianza. Juntos pero no revueltos coinciden en considerar que la bondad del presupuesto de ingresos de la federación aprobado por el Congreso de la Unión, reside en su carácter de panacea enderezadora de entuertos, lo mismo para una economía deprimida que para unas finanzas públicas que seguirán dependiendo de los recursos expoliados a PEMEX, de un mayor endeudamiento, y de una depreciación del peso frente al US dólar que no se quiere mencionar por su nombre. Buen intento en su afán proselitista de convencer a los veracruzanos de lo que pudiendo ser no será. ¡Salvo un milagro! y francamente no creo que Yunes Landa, Yunes Zorrilla tengan madera de hacedores de milagros. Son simples mortales, políticos en pos de un destino manifiesto, así que sus constantes arengas deben tomarse con la reserva del caso.

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Como partido político Morena recibe su primer revés a manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ya lo comentamos en su oportunidad, Andrés Manuel y su movimiento están optando por la vía electoral en sus propósitos transformadores, luego están obligados a jugar bajo las reglas de los dueños de las canicas. No hay de otra, y en dichas reglas no se contempla una democracia directa que vulnere a la democracia simulada.- Cd. Caucel, Yuc, noviembre 1 de 2014.

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