Pulso crítico
J. Enrique Olivera Arce
La costosa parafernalia electoral a cargo del contribuyente, parece no impactar ya más en una ciudadanía hastiada a la que se le sigue tratando por la clase política como menor de edad. La tortilla dio vuelta y es ahora la participación social la que por todos los medios a su alcance está definiendo el destino último de la elección presidencial. Desde el repudio abierto de los jóvenes al más de lo mismo, hasta el soterrado murmullo de una sociedad que despierta a la oportunidad de recuperar para sí el camino de la democracia, la voz del ciudadano se deja escuchar opacando o silenciando el ruido mediático del mitin y sus acarreos, los grandes espectaculares, el spot en radio y televisión o el bombardeo de una prensa comprometida con las altas esferas del poder.
Mientras la clase política entre cortinas de humo se desvive por convencernos de que tenemos opción de escoger la mejor oferta de un amplio espectro de posibilidades concentrado en cuatro contendientes, para las mayorías se percibe queda claro ya que las dos únicas opciones en el proceso electoral en curso son el yo me comprometo desde la presidencia a transformar a México y, el entre todos nosotros podemos construir el cambio verdadero. El yo, individualista, autoritario y mesiánico que habla de construir desde arriba con la fuerza del poder y del dinero y el nosotros, solidario con un alto grado de participación social como alternativas opuestas.
No hay en el panorama electoral una tercera vía, o se mantiene el rumbo por el agotado camino del modelo neoliberal o se exploran nuevas posibilidades de conducción política y económica que saquen a México de la postración, el retroceso, el empobrecimiento, la corrupción y la violencia rampante. La polarización domina el escenario, la parafernalia electoral pierde terreno y medios de comunicación, así como partidos políticos y casas encuestadoras exhiben su carencia de eficacia y credibilidad.
México cualitativamente ya es otro. La llamada clase política no lo vislumbra ni lo entiende así. Hoy fueron marchas ciudadanas de repudio a un candidato y medios de comunicación en las principales ciudades del país, el primero de julio se verá que puede más, si la mercadotecnia y el slogan insulso en una parafernalia electoral que cobija el interés último de la partidocracia ó la participación masiva y consecuente de un pueblo dispuesto a recuperar con su voto razonado el camino de la democracia.
Hojas que se lleva el viento
Y en tanto el debate se calienta en la calle alimentando y alentando la participación ciudadana en las redes sociales, en el café en el aula, en el trabajo en la tertulia familiar, la voz de las prósperas barbaridades un día nos dice que el turismo es el eje del bienestar de los veracruzanos para afirmar al día siguiente que es la educación, los jóvenes, la mujer, los líderes sindicales, la industrialización y el empleo ó la fortaleza de las actividades agropecuarias y pesqueras. Son tantos ejes de los que los medios informativos se hacen eco, como la ocasión, el propósito electoral de coyuntura, y el humor de quien gobierna demanda. Tantos ejes que de todos no se hace uno en una entidad federativa en la que conforme transcurre el tiempo, se hace más evidente el divorcio entre una abúlica e ineficiente administración pública en busca de meteoritos y los gobernados, contribuyendo ello a proporcionar elementos para juzgar y calificar el discurso de los candidatos.
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Los focos rojos prenden en el PRI alertando sobre el fracaso de la estrategia político electoral en la entidad, sin que se haga nada al respecto. Si se previera que el adversario a vencer lo mismo en la justa presidencial que en la contienda por las senadurías y relevo en la Cámara baja del Congreso de la Unión, era el PAN y sus candidatos, el diagnóstico estuvo errado. El panismo sólo muestra las patadas de ahogado de Calderón Hinojosa en los últimos meses de su mandato y la cada vez más débil posición de una Josefina Vázquez Mota en caída libre, en Veracruz el grado de descomposición y división blanquiazul propiciada y auspiciada por el ex gobernador Herrera Beltrán cobra su cuota de desencanto, mientras el adversario real a vencer se consolida en tierras veracruzanas. El lopezobradorismo con “Morena” a la cabeza marca el paso en el Movimiento Progresista ganando espacios que el panismo pierde y que el PRI desestima confiando en una estructura electoral que ya hace agua. Se gastó saliva dinero y pólvora en infiernitos golpeando fantasmas y, a 41 días de la elección no hay visión de conjunto, voluntad y flexibilidad suficiente para corregir la estrategia. Y aún hay más en la purpúrea ínsula de aquí no pasa nada que en estas líneas no corresponde comentar.- Xalapa, Ver., mayo 19 de 2012.