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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Junio 23 de 2011

 «Hoy creo que como ciudadanos, más allá del diálogo sordo del presidente y su gabinete, dimos un paso porque nos paramos de frente y exigimos justicia.  Nos paramos frente a las autoridades para evidenciar su incapacidad política«   Darwin Franco

 Hace unos días en referencia al Movimiento “15-M” y su acampada en la Plaza del Sol de Madrid, me refería a la necesidad de considerar la otra cara de la moneda en mi percepción de la crisis por la que atraviesa en sistema político en México, anotando que se observa la gestación de una crisis de crecimiento en el imaginario social en concordancia con lo que acontece en Europa. Esto último parece confirmarse con lo que podemos considerar como un insólito hecho histórico: el diálogo entre Felipe Calderón y el Movimiento conocido como “Marcha por la paz con dignidad y justicia”, representado por el poeta y luchador social Javier Sicilia y familiares de las víctimas de la guerra contra la delincuencia.

 Televisado, a la luz de toda la Nación, por primera vez en la historia contemporánea de México, hasta donde tengo conocimiento, los mandantes exigen cuentas a su mandatario, de frente y sin tapujos, haciendo valer el principio de un gobierno del pueblo para el pueblo, establecido en nuestra Carta Magna.

 Para los integrantes y simpatizantes de la marcha, no fue Javier Sicilia y sus acompañantes los interlocutores en el histórico diálogo con el titular del Poder Ejecutivo federal, sino el Movimiento social a través del cual el pueblo de México está diciendo “Ya basta”.

 El hecho en sí, aunque para algunos no parece haber logrado nada, siguiendo las cosas igual, de entrada pone en evidencia a partidos políticos, líderes sociales orgánicos, gobernadores, senadores y diputados, que han sido rebasados como interlocutores de la sociedad frente al gobierno federal calderonista.

 El intercambio de miles de mensajes en las redes sociales durante el desarrollo y posteriormente al evento, así lo ponen de manifiesto en una acción colectiva, caracterizada por la horizontalidad, espontaneidad y una toma de conciencia en ascenso, que habla por sí misma de la construcción en marcha de un nuevo imaginario social, que empieza por la desacralización  de las estructuras formales del poder. Embrión de la toma de conciencia de la necesidad de cambio, que encuentra terreno abonado en la indignación.

 La presidencia de la República, como institución paradigmática del poder formal en México, con el diálogo sostenido entre el movimiento social y Felipe Calderón Hinojosa, cobra su exacta dimensión en un régimen democrático representativo, en el que los mandantes exigen cuentas a su mandatario. El mensaje es un no más al poder autoritario y omnímodo de los representantes de la voluntad popular por sobre ésta.

 Los mandatarios deben mandar obedeciendo, como tanto han insistido los indígenas zapatistas en Chiapas.

 Y aunque esta nueva percepción popular en el imaginario social, tiene carácter embrionario y está inscrito en un proceso desigual de toma de conciencia en el pueblo de México, la desacralización materializada en el diálogo de Chapultepec seguramente actuará como catalizador en un ascenso de masas cada vez más evidente, agudizando las contradicciones contenidas tanto en la crisis del sistema político nacional como en su contraparte, el imaginario social; precisamente en los prolegómenos de la madre de todas las batallas electorales en México, como será la elección presidencial en el 2012.

 El cambio de la estafeta presidencial será por ello atípico, en un escenario nacional sin precedentes, en el que la desacralización de las estructuras de poder en el imaginario social modificarían las tradicionales reglas del juego electoral en el marco de una nueva realidad nacional, en el que el pueblo, válgase la expresión, tiene mucho que decir.

 ¿Cómo operará esta crisis de crecimiento en el imaginario social frente a la profundización de la crisis de la partidocracia, cada vez más aguda? Está por verse, confirmándose que la elección de julio próximo en Edomex efectivamente será un auténtico laboratorio social, a tomarse en cuenta en la elección presidencial del 2012. Lo que no puede hacerse de lado es el hecho de que la debilidad manifestada por Calderón Hinojosa cediendo al diálogo ante un movimiento social, lo mismo puede manifestarse en el futuro inmediato a favor o en contra de toda expresión de participación ciudadana exigiendo cambios profundos tendientes a modificar el actual estado de cosas.

 No se puede ignorar que el paso dado puede revertirse a partir de que los oportunistas de siempre pretendan capitalizar en su provecho la aviada de la movilización popular, como ya ha acontecido con “Morena”, movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Reproduciéndose más que modificando las condiciones de corrupción, atraso ideológico y carencia de auténtica legitimidad y representatividad democrática.

 Así como tampoco, nos guste o no, podemos olvidar que Calderón Hinojosa es el presidente de México y en sus manos está el optar por una salida pacífica y civilizada dejando en libertad al libre juego democrático, ó inclinarse a favor del autoritarismo y la represión cancelando expectativas populares de lucha y crecimiento en pro de la democratización del país.

 En este marco, llama la atención, por lo que se refiere a nuestro aldeano terruño, la advertencia del gobernador Javier Duarte de Ochoa en entrevista banquetera y en relación a la investigación del asesinato del periodista Miguel Ángel López Velasco, de  “…que no va a permitir que ninguna crítica flagele la seguridad que se vive en Veracruz, mucho menos la coordinación que el gobierno estatal mantiene con la federación para combatir a la delincuencia organizada”. Advertencia que choca con la tónica asumida por calderón Hinojosa, quien tuvo que apechugar con la crítica directa e indirecta, que a su administración  elevara el movimiento social por conducto de Javier Sicilia y los medios de comunicación, en relación precisamente al tema de la inseguridad y estrategias gubernamentales asumidas en el combate a la ola delincuencial que padece el país entero.

 Si lo expresado por el gobernador de Veracruz reflejara la posición del PRI en el orden nacional, rasgándose las vestiduras sus prominentes expresiones cupulares, y poniendo el grito en el cielo por la desacralización de las estructuras institucionales del poder formal, seguramente este instituto político presionará al titular del poder ejecutivo federal para que frente al movimiento social en ascenso, se opte por la mano dura.

 Ante la cercanía de la confrontación partidista en el 2012, bien podría darse el traslado del énfasis hoy puesto en el tema de la seguridad y guerra frontal contra la delincuencia, al terreno del combate focalizado a la insurgencia popular, agudizando las contradicciones ya existentes tanto en el sistema político nacional como en su contraparte social.

 Los acontecimientos venideros, de aquí a la elección de gobernador en Edomex, y los conflictos post electorales esperados, marcarán la pauta.

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