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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La situación de deterioro en todos los órdenes por la que atraviesa México, me recuerda al entonces Secretario de Hacienda que frente a los ya claros indicios en el país del impacto de la crisis globalizada, afirmara que la economía nacional presentaba síntomas no más allá de un ligero  catarrito. Pasado el tiempo, el resfriado tornase ataque severo de influenza por no habérsele aplicado al enfermo una buena dosis de paracetamol,  como en su momento Fidel Herrera Beltrán gobernador entonces de Veracruz, atinadamente lo hiciera  en recóndito poblado de nuestro terruño, en el que la contaminación ambiental pusiera en riesgo la vida de un infante.

El mismo servidor público, hoy Director del Banco de México,  ante el presidente Peña afirma que México está bien preparado para enfrentar un escenario extremo y «de baja probabilidad» de un incumplimiento de pago por parte de Estados Unidos.

La solidez macroeconómica, no obstante la acusada desaceleración en el crecimiento, es garantía de que el nuevo catarrito en puerta nos hará lo que el viento a Juárez estima el susodicho.

Ojalá y así fuera, México no está en condiciones de acumular mayores estragos.  Sin embargo, el optimismo del Sr. Cartens no parece ser del todo compartido. Son ya varios años en los que la estabilidad macroeconómica no guarda equilibrio con el ámbito micro de una realidad económica y social de alto impacto que además de arrastrar, carga consigo ni más ni menos que con 53 millones de mexicanos en condiciones de pobreza, incapacitados para consumir lo que el país produce y la salud del mercado interno demanda, en demérito de todo esfuerzo de crecimiento sostenido.

Luego cabe preguntar:

¿Y la microeconomía Sr. Cartens? ¿Es que acaso esta no cuenta en un escenario de racional previsión frente a los efectos de una crisis que ya sentara sus reales en el país? ¿Es suficiente la fortaleza macro para resistir lo mismo la amenaza del exterior que las presiones internas?

Si es así, el Banco de México debería tranquilizarnos explicándolo con peras y manzanas para mayor entendimiento.

No hay porqué preocuparse, no obstante las ominosas señales, diría Fidel Herrera, mago financiero. En la coyuntura, la reforma hacendaria que deviene en enredada miscelánea fiscal recaudatoria gracias a los buenos oficios de los cabilderos de los poderes fácticos en Congreso de la Unión y que presuntamente le modifican la plana al Sr. Peña, es el paracetamol oportuno que impedirá que la sangre llegue al río, en tanto llega el momento de aplicar la panacea eficaz de la reforma energética.

¿No acaso se salvan de pagar IVA lo mismo alimentos y medicinas que el futbol y las corridas de toros?

Y en este escenario de optimista previsión, una vez más el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, sucesor del curandero de Nopaltepec y con las mismas recetas de su antecesor, declara con no poca soberbia y mayor ignorancia o mala fe, que Veracruz registra un crecimiento económico dos veces superior al que tiene postrado al país entero con algo más que un simple resfriado estacional.

Si en el México de todos no pasa nada, con mayor razón en Veracruz en el que el grueso de los recursos presupuestales disponibles, generación energética, inversión en infraestructura, creación de nuevos empleos, políticas asistencialistas y pago de nómina del magisterio, corre a cargo de  la federación. Colgados del enfermo vamos bien, afirma el Sr. Duarte.

Y mientras en el papel nos excedemos en previsión, optimismo, buenos deseos y sueños guajiros, la realidad necia al fin, sigue imperturbable su marcha marcando paso a paso el camino a un desastre anunciado, el arribo a la condición de Estado fallido.

Sin miramiento alguno, la crisis globalizada hoy jalonada por el conflicto interno del gobierno de Obama, nos tiene contra la pared sin más armas para defendernos que la soberbia de un aquí no pasa nada, fruto de la opacidad y simulación que  en Veracruz el Sr. Dr. Duarte de Ochoa  afirma no existen en la tierra que dice gobernar.

Mañana, 17 de octubre, es la fecha fatídica para que se concrete la madre de todas las tormentas en nuestro vecino del norte y, con ello, la “tormenta perfecta” para el mundo globalizado. Esperemos que la lumbre no llegue a los aparejos y para bien de todos, las negociaciones en el Congreso norteamericano lleguen a feliz término. ¿Y si no?, es la interrogante que flota en el ambiente internacional.

¿Podrá México, como afirma el Banco de México,  remontar esta nueva escalada de la crisis global? ¿La macroeconomía y el coyuntural paracetamol de la maltrecha reforma fiscal serán suficientes? ¿A casi un año de distancia de su toma de posesión el presidente Peña podrá frenar desaceleración económica, descontento, hartazgo, cólera y protesta? Estas son las interrogantes que para los mexicanos están en el aire. En unas pocas semanas, muy pocas, se irán dando las respuestas. Esperemos que en esta ocasión sean satisfactorias y todo quede en uno más de los catarritos del Sr. Cartens.

Hojas que se lleva el viento

Bien haría la prensa en moderar su postura de  satanización del movimiento magisterial. El horno no está para bollos y agregarle más leña al fuego propiciando y provocando el enfrentamiento de padres de familia con los mentores de sus hijos,  no es el mejor camino para mantener en paz la pradera.

No es sano olvidar que  la gran mayoría de esos padres, obreros, campesinos, burócratas, maestros universitarios, microempresarios, periodistas, desempleados y jubilados, también tienen razones de peso y de pesos más que justificadas para sumarse a la protesta ciudadana en contra del actual estado de cosas en el país. Y ni qué decir de Veracruz, en donde por más que se afirme lo contrario,  las necesidades crecen, el bolsillo de las mayorías se achica y los estómagos vacíos piden ya la voz en la tribuna.

Nota al calce

El Senado de Estados Unidos aprobó hoy miércoles una iniciativa para reabrir de inmediato el gobierno y permitir que funcione al menos hasta el 15 de enero de 2014, además de aumentar el techo de la deuda hasta el 7 de febrero. Ahora sólo resta su aprobación en la Cámara de Representantes esta misma noche para que el proyecto sea publicado y el gobierno federal estadunidense reabra mañana jueves, luego de un cierre parcial desde el pasado 1 de octubre.- Xalapa, Ver., octubre 16 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Los marineros que sólo tienen instrumentos meteorológicos para el buen tiempo, son incapaces de prever las tormentas. Alejandro Nadal

Mal momento para hablar de negocios con la República Popular China. Las reformas estructurales que promueve el presidente Peña fructificarán, si acaso, en el mediano plazo, mientras que en la coyuntura la economía nacional ya no quiere queso, sino salir de la ratonera.

Todos los indicadores, percepción y confianza de inversores y consumidores, están coincidiendo en torno a una evidente desaceleración de la economía en México, que no siendo ajena a la crisis globalizada mundial, se está topando con serios obstáculos estructurales internos que vienen de muy atrás y que, para salvarlos, hace falta algo más que reformas legislativas y privatización de lo poco que queda bajo el dominio público.

Observándose que la fortaleza macroeconómica y el blindaje frente a la crisis económico-financiera global,  no pasan de ser ilusoria realidad virtual.

Inflación, desempleo, fuga de capitales, abatimiento del ahorro interno, incremento galopante del endeudamiento de estados y municipios, desaceleración en la planta industrial y de la producción de alimentos, merma en el flujo de remesas que nos llegan del exterior, contracción del mercado exterior y doméstico, freno a la inversión pública y privada, el deterioro del poder adquisitivo del salario y de los fondos para el retiro, son focos rojos que apuntan hacia un alto riesgo de recesión para el corto plazo en México, acompañando en ello a nuestros vecinos del norte que en alto grado nos trasmiten los efectos de su entorno económico negativo.

No está a discusión si los escollos a que se enfrenta la economía son rescoldos heredados de los gobiernos panistas, o consecuencia de la estrategia del nuevo régimen. Ahí están y hay que enfrentarlos, antes de que sus efectos agudicen su incidencia en los terrenos de la microeconomía, agudizando la ya de sí vulnerable estabilidad social y gobernabilidad del país.

Productividad y competividad, panaceas propósito de las llamadas reformas estructurales neoliberales del gobierno peñista para participar con éxito en un escenario de libre comercio, no se construyen de un día para otro. Siendo, en la coyuntura, cartas a jugar en una relación comercial con la segunda potencia económica del mundo, sin estas estaríamos apostándole a perder de entrada. Producir, crecer y distribuir la riqueza generada al ritmo de la República china, para México está en mandarín.. Luego la relación comercial con el país asiático, además de seguir siendo asimétrica, significará para México en el corto y mediano plazo incrementar el déficit comercial existente entre las dos naciones, en un escenario de incertidumbre y crisis recurrente.

Al cierre de 2012, el comercio total entre México y China alcanzó 62,657 millones de dólares, de los cuales sólo 5,721 millones de dólares corresponden a exportaciones mexicanas al país asiático. En consecuencia, casi 57,000 millones de dólares corresponden a importaciones de productos chinos, con lo que México registra un déficit en la relación bilateral de más de 51,000 millones de dólares, de acuerdo con la información más reciente de la Secretaría de Economía (El Financiero 03/05/2013).

Luego entonces, tendría que entenderse que el acercamiento del gobierno chino con América Latina y en lo específico con México, no tiene más propósito que incrementar el área de su  influencia geopolítica y, de paso, beneficiarse con la adquisición de materias primas baratas, entre ellas petróleo. Los chinos no son hermanas de la caridad,  lo accesorio seguiría la suerte del principal, dejando a nuestro país en desventaja comercial y política en el juego de las grandes potencias.

Nuestra estrecha vinculación y dependencia económica y política con los Estados Unidos de Norteamérica, nos pondría entre la espada y la pared. ¿Con quién fortalecer vínculos comerciales y políticos? ¿Con nuestro principal socio comercial ó con el país asiático? Es el gran dilema para México si se deja atrapar por el canto de las sirenas de ultramar.

Cuando los traspiés económicos de nuestros vecinos del norte son transitorios, la intención de los chinos es llegar para quedarse, como podría interpretarse su interés por adquirir deuda pública e invertir en grandes obras de infraestructura social y productiva en México.

Propósito obvio a mi juicio, frente a la vulnerabilidad de un país “emergente” tocando a la puerta de la recesión. Mal negocio si con ello pretendemos asegurar reactivación y crecimiento económico, sin antes resolver nuestra compleja problemática interna.

Así que, siempre a mi modesto entender, no deben echarse al vuelo las campanas tan a la ligera. Falta ver que opina el gobierno de Barack Obama al respecto y hasta donde el gobierno de Peña está dispuesto a correr el riego.

Por lo pronto, además de extemporáneo resulta patético el que de manera anticipada a Veracruz ya se apunte entre los beneficiarios de lo que aún no pasa de ser un marco de dudosas intenciones. ¿Aunque quien sabe, a lo mejor se está pensando en los paraguas chinos que se importan  para las campañas políticas?

Hojas que se lleva el viento

PAN y PRD no quitan el dedo del renglón. Les sobran elementos para chantajear al presidente Peña y al PRI, bombardeando en la línea de flotación al cupular acuerdo llamado “Pacto por México”. Ahora el PRD pide una suspensión temporal del acuerdo mientras concluyen los procesos electorales que tienen lugar en 14 entidades federativas. Veracruz y su gobernador  no dejan de estar en el ojo del huracán en medio de una guerra sucia que no tiene fin.

La interrogante: ¿Hasta cuando el Sr. Peña acomodará  las fichas para frenar la inercia del viejo régimen que se le opone? Los que saben  del paño dicen que esto tendrá lugar precisamente al término del proceso electoral. Ya para qué, dicen por su lado los que no saben. Lo cierto es que no se puede hacer de lado que el pacto es el eje central de la estrategia presidencial para el logro de propósitos y objetivos por alcanzar, luego no caben titubeos que le pongan en riesgo.– Xalapa, Ver., junio de 2013.

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