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Category Archives: Perodismo ciudadano

Tomado del blog “oye a mi no me líes”

Encender la televisión o coger un periódico estos días será difícil si se espera no encontrar la palabra crisis en el menú del día. Crisis en el más amplio sentido de la palabra: miles de parados, quiebras de empresas, reducción de salarios…nada que no sepamos todos ya, pero yo profundizaría en esa palabra y me centraría en la crisis de los políticos de hoy.

Son políticos de paja, sin carisma, sin una personalidad arrolladora y sin cualidades de líder. Políticos unos del dinero fácil y discurso vacío, políticos otros de buenas intenciones que fallan al aplicar el método, políticos, todos ellos, modernos: hábiles en las técnicas de imagen, ilustrados en la comunicación política…y vacíos de mensaje, pobres en ideas e ideario.

El talante del que presumen unos lo critican otros sin argumentos, el “buenísimo” de unos se queda en eso y los que se oponen lo hacen sin alternativas.

Después de políticos de historia llegamos a la historia de los no políticos, de los “sin sangre” o de los que se han manchado las manos con ella.

Los tiempos cambian, la historia también y con ella las motivaciones de unos políticos que no terminan de enganchar mas que a unos pocos…

Estimado lector, si en tu comunidad identificas a un político de paja como candidato, no votes por el

Pulso Crítico

J. Enrique Olivera Arce

Dejada llevar por la desinformación mediática, nuestra aldeana clase política toma como paradigma comunicacional a las “redes sociales” y su papel en la campaña electoral y elección de Barack Obama, como presidente de EE.UU. A cual más de nuestros políticos, orgullosos se vanaglorian de contar con un sitio en Facebook, en Twitter, etc., etc., a través del cual pretenden lo mismo darse a conocer promoviendo su imagen, que ganar adeptos a sus aspiraciones de ascenso en la vida política del país y, en nuestro caso, de Veracruz. Obteniendo como respuesta, en el mejor de los casos, una modesta y tímida mentada de madre de algún despistado internauta que bien puede residir en Santiago de Chile, Puerto Rico ó Hong Kong..

Si el hoy presidente norteamericano tuvo éxito en su estrategia comunicacional a través de la internet, no fue como resultado de la espontaneidad de internautas desconocidos que encontraran per se en el candidato la mejor opción para gobernar a su país. Redes sociales, páginas web y blogs, tras un meticuloso análisis de su penetración e influencia, sobre todo en las nuevas generaciones de votantes potenciales familiarizadas ya con las nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), se adoptaron por el Partido Demócrata como instrumento de campaña con un propósito, , objetivos y metas claramente definidas; promoviendo y auspiciando el debate en red sobre propuestas concretas de su candidato presidencial y del adversario republicano, convenciendo a los indecisos; organizando a sus propias fuerzas en áreas y sectores específicamente determinados,  y fortaleciendo la campaña de financiamiento con aportaciones de varios cientos de miles de seguidores en red. Tarea que en el espacio virtual no hubiera tenido éxito sin la organización, estructura y movilización ciudadana en el mundo real.

En el actual proceso electoral en la entidad, el uso de la red de redes y, específicamente las llamadas “redes sociales”, no se observa nada de lo anterior. Aspirantes a la gubernatura, a diputaciones y alcaldías, lejos de encontrar mediante las nuevas tecnologías comunicacionales foro propicio para sus propósitos electorales, son víctimas en el ciberespacio de la espontaneidad anónima de detractores gratuitos que encuentran oportunidad de desahogo social mediante la ofensa de mal gusto, la calumnia y la descalificación a priori. Propiciándose más que el enriquecimiento de la política y la participación democrática de la ciudadanía en la internet, su paulatina pero constante denigración; así como el repudio generalizado para quienes profesionalmente tienen a la “representación popular” como modus vivendi.

Para infortunio de quienes recién se valen, -a la “pela vaca” como le dicen coloquialmente los tabasqueños a la improvisación-, de las “redes sociales” para promoverse, en el pecado llevan la penitencia. Es más lo que reciben en contra que lo que esperaban recibir de un auditorio, en su mayoría de jóvenes, desencantado y frustrado. En primera y última instancia, del mundo virtual obtienen lo que sembraran en el mundo real. Si la estrategia comunicacional de partidos políticos y candidatos es de declarada “guerra sucia” mediática, “guerra sucia” cosechan en la internet. No hay de otra.

También, para infortunio de la libertad de expresión en Veracruz, algunos sedicentes periodistas toman el camino fácil de la diatriba, la injuria y la calumnia, valiéndose de las “redes sociales”, el correo electrónico, páginas web y teléfono celular, se asumen beligerantes en la “guerra sucia”, sin más motivación que volcar resentimiento o satisfacer apetitos económicos personales pretendiendo quedar bien con el partido, candidato o candidatos que mejores expectativas les ofrecen en la coyuntura electoral o en un aún incierto futuro. Tal intencionalidad se percibe de inmediato en la red. Así que podrán obtener simpatía entre lo más atrasado, política y moralmente pero, a muy corto plazo, serán desechados por indeseables, como es el caso de aquellos que colocándose al mismo nivel que Cesar del Ángel y sus “cuatrocientos pueblos”, calumnian con impunidad absoluta y sobre pedido a uno u otro candidato a la gubernatura.

Pero no para ahí la cosa. Lamentablemente entre los jóvenes “blogueros” veracruzanos, con un  amplio camino andado en el respaldo nacional al ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, desvirtúan su labor tendiente a romper el cerco informativo alejándose de sus propósitos iniciales de difusión y organización. Observándose que incurren en lo mismo que han venido denunciando y condenando, al sumarse a la guerra sucia que domina al actual proceso electoral en Veracruz; haciendo suya la injuria y la calumnia, como herramental político en red, perdiendo influencia y credibilidad ganada a pulso en más de cinco años de lucha en el ciberespacio. Lamentablemente, tal conducta ni contribuye al fortalecimiento del movimiento social independiente ni ayuda a la formación política de los seguidores de AMLO. Les invitaría a reflexionar y corregir  en bien de la dignificación de la política y de la participación consciente de la juventud en su búsqueda de mejores derroteros.

Todo lo anterior viene a cuento ante el cúmulo de mensajes electrónicos basura que inundan nuestros buzones, en su mayoría pedestres bacinicazos electoreros, así como un cada día mayor número de invitaciones de conocidos políticos a sumarnos a tal o cual sitio de las redes sociales en la internet, sin más propósito que hacernos partícipes del cotidiano insulto a la inteligencia de inermes votantes potenciales.

Estimado lector: ¿Ya se incorporó a “Fidebook”?

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“La libertad es solo siempre la libertad del que piensa diferente…”
Junius. Breslau, verano de 1918

Habiéndome iniciado participando en un “Chat”, con el “nic” de Discípulo”, interactuando con un entusiasta grupo de jóvenes de diversos países latinoamericanos para quienes mi edad no fuera impedimento para brindarme su amistad y cariño,  desde 1998 incursiono por esos amplios caminos de la red de redes. Lo mismo tomando parte en foros, grupos iberoamericanos de estudio sobre la globalización y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs), que participando en el Primer Congreso Internacional Online del Observatorio para la Cibersociedad.

Siempre con el afán de aprender y familiarizarme con el fenómeno más revolucionario de nuestro tiempo: la internet.

Fue en la red de redes donde tome conciencia de la importancia de la humildad frente a lo que desconocemos y el valor de la amistad solidaria, pese a la distancia y muchas veces el idioma, entre personas que jamás nos imagináramos conocer de diversas partes del mundo; intercambiando y confrontando pensamientos e ideas, también diversas, sobre el mundo real y la percepción que de nuestros respectivos entornos más cercanos influían y determinaban nuestra vida en el acontecer cotidiano de nuestros países.

Así, en ese mundo virtual, me toco vivir y compartir con muchos internautas, entre otras cosas,  lo que se pensaba sobre la crisis argentina de 2001, la evolución del chavismo en Venezuela, el ascenso del movimiento indígena en Bolivia, o la invasión de Irak y el saqueo del Museo de Bagdad y la quema de la biblioteca por la soldadesca norteamericana. Sobre esto último escribí un artículo el 10 de abril de 2003, día siguiente de tan infaustos acontecimientos, en el que calificaba tal acto de incivilidad y barbarie como “El destape de la Caja de Pandora”, que tuvo amplia difusión en la red.

La lección aprendida en la red al paso de estos años, me ha marcado para el resto de mi vida. Como expresara el poeta, “no hay caminos, se hace camino al andar”. La palabra se abre paso, siempre en busca del que la quiere escuchar, así este se encuentre en la antípoda de este nuestro pequeño planeta azul. El diálogo, sustentado en la tolerancia entre quienes piensan diferente, encuentra en la palabra la distancia que separa a la barbarie y la civilización. Sin ésta, la libertad, en su más amplia expresión, es inalcanzable utopía.

Si algo trascendente aporta la internet a nuestra civilización, es la infinita posibilidad de que la palabra siempre encuentre puerta abierta para expresarse. No existe valladar alguno que lo impida.

En este contexto supe lo que era un verdadero “hacker”. La rebeldía y el permanente cuestionamiento de sí mismo y de todo lo que le rodea, le distingue del resto de los seres humanos. En su gran mayoría, jóvenes, casi niños, sin su genialidad y permanente afán de búsqueda de la libertad, la red de redes no habría evolucionado al ritmo y alcance que, hoy por hoy, hace del mundo una aldea al alcance de todos. Respetable y respetado, su espíritu libertario tiñe de genialidad a la WEB, a la par que impulsa el conocimiento, la ciencia y la tecnología, como instrumentos al servicio del hombre y no a la inversa. Concebirlos de manera diferente, ayuntados al servicio de intereses espurios, políticos o empresariales -aunque la excepción confirma la regla-, es subestimar al genio y al ser humano que encuentra en la búsqueda incansable de la libertad, razón de existir.

Es por ello que mueve a risa el sólo pensar que auténticos “Hackers” se rebajen y se tomen la molestia de “tirar” modestas páginas o portales de noticias cuyos contenidos molestan al poder instituido, como recientemente viene aconteciendo en Veracruz. Nuestros sitios en la red de ninguna manera podemos considerar son víctimas de un “Hacker”, contratado ex profeso por políticos transgénicos (a fuerza madurados). No. El atentado contra la libertad de expresión en la internet que algunos sufrimos como consecuencia del grosero manipuleo de un proceso electoral atípico por parte del gobernador Fidel Herrera Beltrán, que demerita credibilidad y confianza en partidos políticos, en el árbitro electoral, y en el propio gobernante que se ha olvidado de su obligación constitucional de gobernar para todos, no puede ser otra cosa que travesuras de aprendices que, pagados para ello, se adiestran en técnicas de intolerancia y sectarismo fascistoide, enemigos casi gratuitos del espíritu libertario que mueve a la red de redes.

Así es como debemos interpretar y así debemos aceptarlo, el hecho de que cada vez con mayor frecuencia, desde el poder se nos niegue el derecho a pensar, así como el expresar nuestra palabra, en un ciberespacio que apenas descubre nuestra ramplona y aldeana clase política, cuyo límite de visión no va más allá de los rojos linderos de la llamada servilmente “Fidelidad”.

Hoy “tiran” una página, un portal, y mañana florecen cien más. El poder de la palabra no tiene límites. Cabe entonces preguntarles a los auténticos “Hackers”, si consideran que la libertad de expresión en la red de redes, puede hoy ser frenada desde las esferas del poder.

Dejemos en su genialidad la respuesta.

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Correo de la Noche

Roberto Fonseca Flores

“El día de ayer, esta página sufrió una intervención de agentes extraños que dañaron algunos de nuestros ordenadores, lo que provocó que saliéramos de espacio cibernético por más de 36 horas…. Sin embargo, hemos logrado restaurar nuestros sistemas y estamos, de nueva cuenta, cumpliendo con la misión que nos hemos impuesto de informar con veracidad, honestidad, verticalidad y con absoluto respeto a la integridad de las personas. Habremos de continuar, sí, opinando, cuestionando los acontecimientos de cada día y a sus autores, sus consecuencias y sus efectos para con la sociedad”. Así informaron a sus lectores  Felipe y Luis Bustos, editores del Portal veracruzano EnEstaHora.com.mx

Por su parte, María Elena Fisher, directora del Portal www.acentos.info, también víctima de la intolerancia, públicamente denuncia la intrusión de “zopilotes” que sacaran de la red por espacio de varias horas a su sitio en internet y le pregunta al gobernador Fidel Herrera: “Señor Gobernador: Ya sé que usted escucha a muy pocos y que una simple mortal no lo hará cambiar su concepto de lo que debe ser la comunicación política y menos al finalizar su sexenio; sólo quiero que usted conozca este caso a través de los medios libres que me hagan el favor de insertarlo gratuitamente, en el supuesto de que aún no haya sido informado por el panegirista para ganar puntos”.

La existencia de una brigada roja integrada por presuntos «hackers» que sirve a los intereses de Javier Duarte de Ochoa, no es nada nuevo. Desde hace varias semanas trascendió que se estaba contratando personal especializado para integrarle con el objetivo de incrementar la presencia del candidato del PRI a la gubernatura en las redes sociales, así como el de «estorbar», «amedrentar», «nulificar» o «eliminar» de la red a los portales informativos a los que se considera «enemigos» de Fidelidad. A manera de prueba atacaron inicialmente a Crónica del Poder» con poco éxito por cierto. ¿Será esto parte de la guerra sucia denunciada ó labor espontánea de lambiscones a sueldo más papistas que el papa?  Porque si algo estamos obligados a reconocer es el respeto a la libertad de expresión que de manera invariable ha sostenido el gobernador Herrera Beltrán a lo largo de su mandato.

José Enrique Olivera Arce

Fue en el sexenio de José López Portillo cuando dio inicio el proceso de eliminación de la ley no escrita: “Mordaza” que,  en oposición a lo dispuesto por la Constitución General de la República, como espada de Damocles, operara de manera eficaz para el viejo régimen priísta en su prolongada “dictablanda”;  doblegando a la prensa y alejándola de su razón sustantiva de ser reflejo, vocero, y canal de la libre expresión de la sociedad.

Paradójicamente, fue en el mismo período en el que,  con mayor sutileza,  se encontrara la fórmula idónea para seguir haciendo de la prensa instrumento al servicio del gobierno y no al de la sociedad: la propaganda oficial, pagada con recursos públicos, el intercambio de favores y el abierto contubernio entre la autoridad y los propietarios de los medios, al margen de eso que delincuencialmente se conoce cono “conflicto de intereses”. Haciéndose famosa aquella frase de López Portillo ante la salida del huacal de algunos medios que no siguieran a pie juntillas la regla no escrita: “No les pago para que me peguen”.

La frase fue histórica y de ahí pal real tuvo su secuela: el ejercicio de la autocensura en los medios de comunicación de masas, como fórmula para no perder privilegios y canonjías. Con la implantación del modelo neoliberal en México, a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, se institucionalizó el cinismo y la desvergüenza: para la mayoría de los medios de comunicación, impresos o electrónicos, el ejercicio  periodístico dejó de ser servicio público, transformándose en el mayor de los casos en espurias empresas mercantiles privadas,  regidas no por la ética e interés de la sociedad en su conjunto, sino por las leyes del mercado: la oferta y la demanda. La información se trocó en grosera mercancía. Sobre todo en aquellos medios marginales que sobreviven gracias a la propaganda política oficial u oficiosa, generosamente pagada con recursos públicos.

Entronizados en México el cinismo, la desverguenza, la corrupción e impunidad, la prensa, salvo honrosas excepciones, está en estrecho contubernio con los poderes formales y fácticos en la innoble tarea de saquear al país. “No se le pega al que paga ni se le paga al que pega”, es ahora el paradigma mediático.

Dentro de esas excepcionales y honrosas excepciones destaca el diario “La Jornada”, que si bien no puede   substraerse del todo, por razones obvias, del carácter mercantil a que están sujetos los medios de comunicación, cumple y ha cumplido a cabalidad, 25 años al servicio de la sociedad; habiendo mantenido contra viento y marea tanto la ética que honra al buen periodismo como el carácter plural y de servicio a la comunidad que le distingue. Para quienes a lo largo de cinco lustros le hemos tomado como paradigma en el ejercicio del periodismo, o como lectores comprometidos con las mejores causas de México, mentiría,  si afirmara en contrario, que a  “La Jornada” la sentimos en lo personal como propia y, en lo colectivo, parte del patrimonio nacional.

Hace unas semanas, con motivo del primer número de La Jornada Veracruz, hice público mi beneplácito por el inicio de un proyecto que inyectaba renovado oxígeno a la prensa veracruzana, confiando en el aval ético y moral que bajo el nombre y el prestigio de eso que sentimos como nuestro, habría de respaldarle. Sólo espero que mi optimismo en ese momento desbordado, se mantenga en el tiempo y que las nuevas generaciones puedan, en su momento, sentirse orgullosas de que Veracruz cuente con su propia “Jornada”. De sus editores depende que en sus páginas se refleje el espíritu que ha animado a “La Jornada” nacional a lo largo de 25 fructíferos años.

Semanario Pulso crítico

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Para los escépticos, los cínicos y los pobres de espíritu.

J. Enrique Olivera Arce

9 mil jornadas de ajuste y lucha

Víctor M. Quintana S.

Las jornadas –término magnífico que expresa conjuntamente los trabajos y los días de Hesíodo– de un país que padece y se rebela ante el neoliberalismo es el destilado de 25 años de nuestra querida Jornada. Esfuerzo colectivo que nace casi simultáneamente y a contrapunto (sin el casi) de los programas de ajuste estructural de nuestra economía y de nuestra sociedad.


Por eso La Jornada en sus 25 años es una fuente invaluable para conocer el contenido y el impacto de las políticas neoliberales en nuestro país. Su sección Sociedad y Justicia ha sido cotidiano y crítico recuento de la destrucción, del desorden, de los desgarres que estas políticas han acarreado a nuestra sociedad. Como también han revelado, día a día, los episodios dolorosos de esa magna expropiación de la riqueza social, del patrimonio familiar que han constituido los programas oficiales ante la crisis, desde el PIRE de 1982, hasta los actuales despropósitos calderonianos y carstenianos, sin pasar por alto el Fobaproa.


Pero no sólo eso. Si bien la destrucción y el desmadre modernizador han sido draconianos, los grupos que componen esta muy diversa sociedad mexicana no se han cruzado de brazos. Han diversificado y multiplicado su resistencia. Resistencia que es contenido cotidiano de La Jornada, la cual ha hecho crónica de la sociedad que se organiza y se rebela. Ha dado voz a sus actores, ha reporteado sus causas, causas del pueblo. Desde la espléndida rebelión cívica-urbana-solidaria del 19 de septiembre de 1985, cuando La Jornada era apenas unañera, hasta el despertar con que los indígenas del EZLN sacudieron al país de su sueño primermundista el primero de enero de 1994, sin olvidar un campo que no aguanta más y las barricadas oaxaqueñas que Víctor Hugo lamentaría no haber relatado.


Las jornadas de los políticos han recibido aquí tratamiento diferente, porque son días, pero no siempre trabajos. Sin descuidar la importancia del sistema político, La Jornada no lo ha constituido en su centro ordenador; no es politicocéntrica. Tampoco entroniza figuras y dedica sus columnas al chismarajo de los de arriba. Si se quiere encontrar el último encuentro de políticos en restaurant de postín o el más reciente amorío, inútil buscarlo en astilleros o cafés políticos.


Como diría Boaventura de Sousa Santos, La Jornada es un esfuerzo de reportear, analizar y pensar desde el sur, desde los excluidos. Punto de vista asumido, reiterado, no rehuido, no sacrificado en aras de objetividades que no lo son. Punto de vista, pero no para autocontemplarse, sino para mirar al mundo, a los otros desde acá. Pocos lugares tan ricos en la consideración de la lucha del pueblo palestino, de los patriotas vascos, de las mil resistencias latinoamericanas, como las páginas del mundo jornalero.


La Jornada es, en buena parte, el dominio de la otra, de los otros. La otra visión del mundo que nos aportan Chomsky, Wallerstein, Walden Bello. El otro arte, el no comercial, el no dominante, el cuestionador y desafiante, aunque también los otros aspectos de las artes convencionales ni comerciales. Nada artístico le ha sido ajeno, ni Jagger ni Stone; tampoco los Tigres del Norte ni Manu Chao. Ha sido página abierta –Letra S–  para las otras preferencias sexuales.


No puede dejar de ser en buena parte periódico chilango. Lo son en buena parte quienes lo confeccionan. Pero se ha prodigado en Jornadas regionales: Morelos, Zacatecas, San Luís, Michoacán. Y nos ofrece espacio a quienes reconstruimos los trabajos y los días de la desencantada provincia mexicana.


Una cosa tengo que reprocharle, muy de tripas a La Jornada. Estoy seguro que en este país habemos más beisboleros que taurinos. Y, sin embargo, nosotros no contamos con una sabrosa crónica semanal como La Fiesta en Paz. El beisbol es sólo escueta numeralia de resultados scores cotidianos. No hay espacio para contar las hazañas basadas en millones de dólares de los tan odiados –y admirados por el que escribe– Yanquis de Nueva York en sus iliádicos duelos contra los siempre eficaces Medias Rojas de Boston ni las proezas de nuestros migrantes de bola o bat de fuego como Joaquín Soria o Jorge Cantú. Si se necesitaran argumentos de autoridad para reforzar las demandas beisboleras habría que preguntarles a AMLO o al Vasco Aguirre.


Nadie es perfecto. No se le puede pedir todo a quien además de todo lo que he escrito, contribuyó a salvarme la vida publicando uno de esos regalos semanales que nos hace Eduardo Galeano. Ya lo conté y lo publiqué. Gracias, Jornada

18/09/09


Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En tiempos de crisis leer enriquece

En tiempos de crisis leer enriquece

Resulta cada día más difícil escribir sobre aquello que se contrapone a los circunstanciales intereses económicos o políticos de los propietarios de los medios de comunicación. El ámbito del periodismo crítico en la provincia  se reduce de tal manera,  que  el universo objeto de investigación, opinión, comentario o análisis, para el escribidor, amateur o profesional,  el carecer de tema para echar a volar la pluma a sus anchas y con plena libertad es cosa cotidiana.


El ejercicio de la autocensura personal para el escribidor, se convierte en el pan de cada día. No hay tema válido, social o político que abordar.  Debiéndose recurrir entonces al periodismo menor, aquel en el que lo más sano y políticamente correcto es decir lo que la audiencia en los círculos cercanos al poder, quiere leer o escuchar, o lo que al gobernador en turno le interese difundir.


Las reglas del juego son claras, y a ellas hay que atenerse si se quiere figurar en blanco y negro en los medios impresos, o a todo color en los electrónicos. Tratar de romperlas es bordar en el vacío. O el escribidor se condena a sí mismo al ostracismo, o recurre a su inventiva para laborar sobre pedido como texto servidor, con la esperanza de que el editor algún día extreme su generosidad y le salpique un poco de sus pingües ganancias. Existiendo siempre la posibilidad de negociar por su cuenta y riesgo y en su propio beneficio, lo que por principio mercantil corresponde cobrar al o los empresarios propietarios del medio que le emplea. Pero eso, más allá del tradicional e institucionalizado “chayo”, es mal visto y , además, condenado por las  empresas editoras en tanto constituye una falta a la “ética”  que norma al artesanal ejercicio periodístico.


Pero volviendo al restringido universo de la temática, son tan abrumadoras y en tal cantidad las noticias que hablan sobre el desastre económico y moral a que nos han conducido  los pésimos gobiernos federales a lo largo de más de cinco lustros, que el tema ya es del dominio público.  Habiendo sido ya abordado por las vacas sagradas de la prensa nacional, resulta para el escribidor local algo más que innecesario, salvo que el tan negativo escenario que se vive en el país, sea tomado como contexto referencial para destacar la corresponsabilidad que en ello llevan gobernadores y presidentes municipales en nuestro ámbito más cercano. Y ahí es donde la puerca tuerce el rabo. Tal tema cae en el tan sobado ámbito de la obligada autocensura personal o en el intercambio de favores entre las empresas editoras y quienes ejercen el poder formal de la entidad federativa de que se trate. En nuestro caso particular, Veracruz.


Pensaba escribir este día sobre el joven cordobés cuyo sueño guajiro de llegar a ser gobernador de Veracruz le fuera impuesto, muy a su pesar, ya que en lo personal conoce a la perfección cuales son sus limitaciones y el reto de tener que contender con quienes han aprendido a lo largo de muchos años el ABC de la política, que, por cierto, algunos dominan a la perfección. El tema es tabú. El escribir con talante crítico sobre Javier Duarte de Ochoa, o la división que su anticipada y costosa promoción está dando lugar al interior de su partido, ni es políticamente correcto ni reditúa ganancia alguna para los medios en los que generosamente se me brinda espacio y oportunidad.


Con este antecedente, opto por escribir dirigiéndome a un público que por principio debería ser electoralmente neutro y ajeno a los valores entendidos, el de los filósofos, intelectuales libres, y aquellos ciudadanos que de buena fe, con camiseta de algún color, o sin ella, conservan el privilegio de pensar. Proponiéndoles substraerse tanto de la realidad real como de la virtual que construyen los medios de comunicación y que  tanto daña al espíritu; dedicándole tiempo, inteligencia, conocimiento y talento a un tema al que, hasta donde yo sepa, hasta ahora no ha sido tocado: La naturaleza humana. Esto en el contexto de la evolución de las especies que sustenta la hasta ahora no superada teoría de Charles Darwin (El origen de  las especies, 1859; El origen del hombre, 1871). Que, entre otras cosas relevantes, afirma que “la evolución es el proceso por el que una especie cambia con el correr del tiempo en las generaciones. Dado que se lleva a cabo de manera muy lenta han de sucederse muchas generaciones antes de que empiece a hacerse evidente alguna variación”.


Si la audiencia a que me he referido, parte  de tal sustento teórico y está de acuerdo con éste, podría preguntarse, especular sobre ello y olvidarse de la hambruna que amenaza al planeta: ¿En que etapa del proceso evolutivo se encuentra la especie humana, tras el salto dialéctico de la transformación del último de los Homo habilis, primer espécimen del género Homo, en los seres humanos modernos que hoy sobre poblamos el planeta que nos acoge? ¿Formamos parte de una generación cuyo proceso evolutivo de la especie ha concluido y se prepara para el salto hacia un nuevo tipo de hombre? ¿Nos encontramos a medias del proceso y de ahí nuestra imperfección como seres pensantes?


Buen tema, si estamos conscientes del primitivismo que parece dominar en el  irracional comportamiento de la naturaleza humana en los tiempos que corren y que, en suerte, nos están tocando vivir.


Ahí se los dejo de tarea.

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Estimados amigos y amigas:

La Comisión de análisis y estadística de Redes Universitarias se echó un clavado por las Encuestas y documentos oficiales y encontramos los siguientes datos:

De acuerdo a la Encuesta Nacional de la Juventud de 2005… y CONAPO… hicimos estos cuadros…


Cuadro 1: Población de 12 a 29 años que estudia (2005)

Grupos de Edad

Población por Grupo de Edad

Población que estudia

%

Absoluto

12-14

6,568,057

93.5

6,141,133.295

15-19

10,376,099

68.4

7,097,251.716

20-24

9,501,779

33.5

3,183,095.965

25-29

8,829,656

8.5

750,520.76

Total

35,275,591

49.1

17,320,315.181

De acuerdo a la ENJ 2005 en promedio sólo 49.1 % de los jóvenes entre 12 y 29 años estudia, si se observa estos datos como una pirámide inversa, el acceso a la educación disminuye a medida que avanza el rango de edad lo que se corresponde con los niveles educativos (secundaria, bachillerato, licenciatura, posgrado). Es decir, entre «más elevado» sea el nivel de estudios disminuye el número de jóvenes que accede a ellos…


Sin embargo, si lo vemos sólo para el rango de edad de 15 a 29 años, tenemos que sólo 36.85 estudian, es decir, el 63.2% de los jóvenes en ese rango de edad no tiene acceso a la educación, lo que significa alrededor de 18,443,160.498 chavos y chavas fuera de la escuela


Si nos basamos sólo en los jóvenes entre 15 a 24 años (en edad de estudiar el bachillerato y la licenciatura) tenemos que en promedio sólo el 50.95% tiene acceso a la educación, lo que quiere decir, que casi la mitad de esos jóvenes está fuera de la escuela…


¿Cómo la ven? ¿Cuál desarrollo?


Eso no es todo, si revisamos con más calma la Encuesta Nacional de la Juventud de 2005 encontramos un rubro de jóvenes que No estudia ni trabaja…


Cuadro 2. Población de 12 a 29 años que no estudia ni trabaja (2005)

Grupos de Edad

Población por Grupo de Edad

Población que no estudia ni trabaja

%

Absoluto

12-14

6,568,057

6

394,083.42

15-19

10,376,099

16

1,660,175.84

20-24

9,501,779

28.9

2,746,014.131

25-29

8,829,656

34

3,002,083.04

Total

35,275,591

22

7,760,630.02

De acuerdo a la Encuesta hay 7,760,630.02 jóvenes entre 12 y 29 años que no estudian ni trabajan…

Si tomamos en cuenta el sector de 15 a 24 años (que en teoría serían los jóvenes en edad de estudiar el bachillerato y licenciatura) tenemos que:


En promedio 22.45% de jóvenes entre 15 y 24 años no estudia ni trabaja, es decir, alrededor de 4,462,583.611


Se preguntarán ustedes porqué esos chavos y chavas «no estudian ni trabajan», será porque son muy flojos? o realmente es porque este modelo económico no ofrece ninguna alternativa a la juventud… no será que faltan espacios educativos y empleos?


Redes Universitarias estará presentando estos datos y te invita a participar en la Comisión de Análisis y Estadística porque la lucha sin argumentos es vacía, nosotros te invitamos a preparar las Mesas de Trabajo con datos y argumentos…


Enviado por Cesar R., estudiante de 3er semestre del CCH Sur…

Redes Universitarias 28/08/09

Editorial del Boletín “Libros en Red»

La primera impresión cuando Internet estalló (es decir, cuando se difundió a niveles masivos) fue de que el mundo ya había cambiado por completo. La sensación general era que había que adaptarse con urgencia a los nuevos tiempos y todos los formatos de contenido conocidos (periodismo escrito, producción literaria, programas de radio y audios en general, cine y televisión) se apresuraron por encontrar su espacio en la Red.


Pasado el tiempo, sin embargo, el fenómeno de pasaje y traducción al medio web resultó no del todo unilateral. En los últimos años, medios y productos nacidos en Internet iniciaron su camino de vuelta hacia el papel. Ejemplos hay muchos y variados, y vienen ocurriendo desde hace algunos años a esta parte, como en los casos que siguen.


Oblogo (un proyecto de Buenos Aires, Argentina) es una publicación gratuita física (es decir, impresa), pero compuesta enteramente de textos tomados de blogs. Tiene un formato de revista, con una tapa en colores que exhibe la ilustración semanal. Si bien apuesta al papel, la publicación usa recursos de comunidad propios de la web 2.0: permite recomendar qué blogs se deberían incluir en cada edición, recibe votos de los lectores acerca de los contenidos seleccionados y exhibe imágenes (fotografías, arte digital, dibujos) que le acercan los usuarios para ilustrar sus páginas. Todo bien participativo, como ocurre en Internet, pero llevado a subtes, bares y espacios públicos en general, para el disfrute de la lectura off line.


Tal vez las blogonovelas (o el armado de una historia on line a través de publicaciones sucesivas en torno a los mismos personajes y a partir de una situación básica) fueron una suerte de punta de lanza. El éxito de seguidores de Weblog de una mujer gorda, creación de Hernán Casciari, llamó la atención de las editoriales y así se lanzó como libro, retitulado Más respeto que soy tu madre. Pero la cosa no quedó ahí. Antonio Gasalla, gran artista y productor de espectáculos argentino, se animó a adaptar el contenido para teatro y desde entonces la obra (hoy, una comedia) está en cartel con gran éxito de público. Otro caso similar es el de Ciega a citas (de Carolina Aguirre), que no solo se convirtió en libro, sino que también se está guionando para serie de televisión.


Los responsables del sitio Taringa! (el portal de Internet más visitado de la Argentina) también se decidieron a llevar lo que consideraron sus contenidos más valiosos (generados, en esta red, por «la inteligencia colectiva» -como la llaman ellos- de los 2,5 millones de usuarios que tienen) a libro. Taringa! (el título de la recopilación) incluye, en más de 200 páginas en colores, consejos, recetas, ilustraciones y recomendados de los posts más visitados.


Pocos emprendimientos tan asociados a la web 2.0 como Wikipedia, la enciclopedia virtual colaborativa. Y, sin embargo, ya se ofrece un servicio por el cual uno puede encargar la impresión de los artículos que elija. Para una lectura más cómoda, hoy en día se puede pedir una impresión según demanda, personalizada, de la selección de entradas que prefiramos.


Parece ser que el libro, los medios impresos, la ficción, no han muerto, como se anunciaba hace un tiempo, sino que se han reconvertido. Hoy en día, el blog y los contenidos virtuales se aproximan al formato periódico o libro para conseguir mayor audiencia. Tal vez, incluso, para acceder a una legitimidad tradicional que todavía no resulta del todo superflua. Y también, sin duda, para satisfacer a un público que todavía anhela leer en cualquier parte, sin la necesidad de estar conectado y sin que deba ser en pantalla, sino mediante el encanto conocido de pasar las páginas con el dedo. Al parecer, al menos por el momento, un medio (el físico, el de papel) y otro (el virtual, el de Internet) no se sustituyen: se complementan, conviven, se enriquecen.

Libros en red 28/08/09

Ricardo Robles O.

Acteal, en estos días, ha provocado tantas palabras –las más en repudio de la actuación de la Suprema Corte de Justicia–, que nada nuevo pretendo decir ahora. Así suele sucedernos, ante las conmociones necesitamos hablar, hay un algo que lo exige aunque el qué y el para qué no queden claros. Son las lealtades quizá, ésas que se van acumulando revueltas con los sueños y las amistades profundas. Son, tal vez, los antiguos sentimientos que reviven dentro sin expresiones conceptuales precisas porque ellas nunca logran expresar cabalmente lo profundo. Son, a lo mejor, los impactos que nos han transformado, impactos del amor o del dolor, de la injusticia, del otro o de los otros tan golpeados, tan ofendidos, que alguna vez no nos dejaron ser como éramos. Que sean lealtades, sentimientos o impactos es lo de menos, de cualquier modo son huellas gratuitas que nos deja la vida, ofrecidas como un don por los vejados, los pobres, los desdeñados. Y como al fin de las cuentas son esas huellas las que terminan dando sentido y rumbo a nuestra propia vida, son las que nos urgen a clamar ante el horror del poderoso sobre el menospreciado. Me voy, así, a los recuerdos de algunas huellas que me ayudan a decir lo que necesito detestar ahora.


Hace cinco años, en este mismo espacio, evoqué lo que ahora retomo: una plática en la selva chiapaneca. Fue unos meses después de Acteal. El motivo del encuentro era otro, pero yo traía una preocupación pendiente. Le pregunté al comandante Tacho cómo estaban, qué cambios del corazón les había traído Acteal. Me miró sorprendido y dijo, como solía decirme: don Ricardo, pero si eso ya lo habíamos hablado tú y yo, ya lo sabíamos. Y luego retomamos sus opciones zapatistas sobre la vida y la muerte, el ya estamos muertos tan sabido, sobre las provocaciones que montarían los gobiernos, sobre la necesidad de no caer en ellas y de cómo habría que resistir con lucidez y paz a la violencia gubernamental.


Años antes, el día de las únicas firmas que hubo en San Andrés, las luego perjuradas por los tres poderes, teníamos esa misma sensación de ver venir lo que ya nos sabíamos. Lo dijeron los comandantes con palabras cercanas a éstas: Hasta ahora los acuerdos son sólo papel, a ver si ahora sí cumplen, porque siempre nos han engañado, nos han mentido. En entrevistas al día siguiente, varios de los asesores decíamos lo mismo. Ésa había sido nuestra experiencia, no habíamos vivido un diálogo, sino una faceta diferente de la misma guerra de baja intensidad, decíamos. Ya lo sabíamos, aunque preferíamos pensar en la inesperable esperanza. Años después las Cámaras aprobaron una ley diciendo que así cumplían. Mentían de nuevo, y ya lo sabíamos desde antes de conocer la iniciativa de tal ley.


Ahora, ya sabíamos que con su larga trayectoria de acomodos jurídicos, la Suprema Corte de Justicia se vería una vez más en su espejo con su sonrisa de quien complace al poder. Lo ya sabido no provoca sorpresa ni decepción siquiera. Duele, avergüenza y nos deja cada vez más escépticos ante las autoridades. Nada más.


Hemos ido comprobando en numerables atropellos a los derechos indígenas que siempre existe la duda jurídica, si no, los casos no llegarían ni al juez. La duda puede serlo de verdad o puede ser fingida buscando algún resquicio legal que permita sacar algún provecho.


La justicia en México suele cantearse, con impresionante frecuencia, hacia el que tiene y puede. Quedan casos que no enlisto por fatiga y sólo ejemplifico. Están las controversias constitucionales, los casos de Atenco, Oaxaca y Puebla, los ecologistas muertos o presos de conciencia, las gastritis múltiples y multisomáticas, cobijando violaciones; los luchadores sociales criminalizados. Están los despojos para el turismo, las minas, la energía, los bosques, las aguas, y cualquier proyecto que conlleve inversiones y lucro. Están los funcionarios cupulares culpables e impunes, siguiendo en su gremio las leyes del narco: si estás más abajo cargas con el riesgo de perderlo todo y de ser chivo expiatorio, y mientras más arriba estés, eres más intocable.


La Corte tenía que colocar y soldar el siguiente eslabón de una cadena de injusticias de casi 12 años, extender cartas de impunidad a los que convenía que las recibieran, liberar de ese peso a las actuales y antiguas autoridades, abrir los espacios para el libre comercio de lo que los indios son y tienen, y para ello atemorizar, amenazar y humillar tácitamente. Tenía que dar el golpe y esconder la mano. Ya lo sabíamos.

La Jornada. 20/08/09