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Monthly Archives: May 2013

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Cuando más requiere México de serenidad, buen juicio y visión de futuro en su clase política, esta se desliza vertiginosamente en el tobogán de la descomposición y el descrédito, como se puede observar al través de la ventana jarocha.

No bastan pactos, acuerdos y hasta comisiones especiales y observadores de alto nivel para frenar la pugna antidemocrática que, deviniendo en cochinero electoral, tiene de cabeza a Veracruz.

Sólo hay un responsable: quien por comisión u omisión ha perdido el control político en la entidad que dice gobernar. No hay de otra, así debemos aceptarlo y exigir pague lo justo quien diera al traste con la cristalería.

Ya señalábamos en otra ocasión que el actual proceso electoral que desembocará en la elección de diputados locales y alcaldes, nació enfermo. Para la mayoría de los veracruzanos el diablo lo besó.

Y la enfermedad parece ser terminal. El cáncer que corroe a la vida política de Veracruz, no tiene cura, si a su vez lo ubicamos en los terrenos de la descomposición  y crisis de un sistema de partidos políticos que ha perdido credibilidad, vergüenza y vigencia en México, como ya también lo comentara en pasados maquinazos.

Primero fue el PRD el que en Veracruz colgara los tenis. Fallecido y sepultado, su alma en pena sigue dando de que hablar. A continuación el PAN, fragmentado, sin rumbo cierto y ajeno a su raíz ideológica y programática, a jalones y estirones se niega a reconocer su calidad de cadáver insepulto.

¿Y el PRI? En espera de su turno en la debacle partidista. Su estructura y operatividad en la entidad se sostienen con ganchitos. La corrupción y simulación a su interior brotan cual nauseabundas póstulas en los 212 municipios puestos en subasta. Si algo le sostenía era el libre juego electoral haciéndole la contra a una tibia oposición. Sin esta, queda ausente la motivación del renuevo y se fortalece la tentación autoritaria de comerse a solas todo el pastel. El cinismo desbordado terminará más pronto que tarde por devorarle.

Sin dirigencia legítima, ahora aherrojada literalmente por un clientelismo obrero insurrecto, y con un primer priísta sin autoridad y control político en su estado, el PRI, o lo que queda de este, no deja de ser ya un vacío cascarón al que la gente rechaza. Lo único que le da respiro es su relación con el primer priísta de la nación y eso, está en duda.

La morralla no cuenta. O los partidos menores, estatales o con registro nacional, son cómplices, simple comparsa de sus hermanos mayores ó por su tamaño y ausencia de conexión con las mayorías, juegan porque tienen que jugar. Los dineros públicos con que se sostienen, no son nada desdeñables como para rechazarlos tirando el arpa a mitad de la contienda.

En este escenario de descomposición la ciudadanía ya dice ¡Basta!

No es nada circunstancial que esté prosperando entre los votantes la idea de los candidatos independientes o sin registro. Aún a sabiendas de que no se tiene posibilidad alguna de que prospere tal propuesta, todo, antes que sufragar por un candidato o partido que no representa a nadie, salvo a los intereses espurios personales o de grupo de una tan corrupta como desacreditada clase política.

Dañada la nave en su línea de flotación por intereses locales en Veracruz, la federación acusó el golpe que amenazara con llevar la lumbre a los aparejos del llamado pacto por México. Se negoció un “Adéndum” cupular, como cupular es el propio pacto, para preservar el clima de civilidad, equidad y competencia en los procesos electorales que en 14 entidades federativas tienen lugar en el presente año. Palabras, papeles y firmas que se lleva el viento, el esfuerzo federal es en vano, como nulo es el interés jarocho en el rescate de un proceso electoral que ha nacido muerto.

La única salida sería el ciudadanizar vigilancia, seguimiento y control de la elección por parte de los principales interesados, los votantes. No entra en los planes de la partidocracia tamaño despropósito. Las reglas del juego, la cancha, el balón y los tiempos tienen dueño, el poder no se comparte y menos con la indiada.

Y aún así, hay que votar, ejerciendo y defendiendo un derecho que aún conservamos. Así que no queda de otra y hasta que el cuerpo aguante. No para hacerle el juego a partidos y candidatos, no se lo merecen, pero sí para hacer valer dignidad y voluntad ciudadana.

 Votemos por “Cantinflas”, si ello nos place, pero con pleno conocimiento de causa de por qué y para qué, confiando en que nada es eterno, ya llegarán los tiempos del desquite.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“Pude concretar tres promesas expresadas al llegar al poder: primero voy a hacer lo necesario, después lo posible y, cuando menos lo imagine, estaré haciendo lo imposible. Quedó probado que es factible crecer distribuyendo riqueza”. Luiz Inacio Lula da Silva

La “Comisión Plural Nacional De Preservación del Entorno político de Equidad en la competencia Electoral”, creada como instrumento del Consejo Rector del llamado Pacto por México para entre los diversos partidos políticos cuidarse unos a otros, habla por sí del clima de descomposición que priva en la partidocracia, así como de la necesidad de generar nuevas reglas del juego que restablezcan certeza y confianza tanto en los procesos como en las instituciones comiciales.

En el actual escenario de nuestra tan incipiente como deformada democracia representativa, en tanto no se actualicen las reglas del juego electoral, adecuándolas legal y operativamente al México plural de hoy día, equidad y competencia entre las diversas fuerzas político electorales serán tema permanente de cuestionamiento de legitimidad democrática.

Lo grave de esta situación que pareciera ser insoluble, es que la administración y control del conflicto político resultando insuficiente e ineficaz, arrastra al resto de la vida económica y social del país, frenando crecimiento económico y bienestar de la población.

Frente a ello, no hay pacto o comisión que con visión de largo aliento ordene y arbitre el quehacer político en un régimen desgastado y evidentemente obsoleto,  en tanto el contexto general acuse profundización de descomposición, corrupción e impunidad en todos los órdenes de la vida política nacional.

Pacto y crecimiento

Como es dable observar, un pacto nacional sustentado en acuerdos políticos cupulares, sin base social de apoyo, que de facto sustituye al Congreso de la Unión en la toma de las grandes decisiones que a su vez son respuesta a recomendaciones externas, más que contribuir a las tareas del desarrollo propicia confusión e incertidumbre en la planta productiva, así como malestar entre los sectores más vulnerables de la población. El resultado, cuando menos en el corto plazo,  es el crecimiento “del Producto Interno Bruto, a niveles insatisfactorios” a decir del presidente Peña, así como una creciente tendencia a la protesta ciudadana organizada en torno a movimientos sociales contestatarios que se multiplican como hongos.

Preocupante que la tasa de evasión tributaria sobre el impuesto a la renta empresarial de acuerdo con indicadores del BID, alcance ya alrededor de 48 por ciento (La Jornada 19/05/2013), lo que a su vez lleva aparejada la evasión de responsabilidades de seguridad social, en un país en el que empleo, masa salarial, consumo y crecimiento económico de la mano se soportan en la micro, pequeña y mediana empresa, cuyo deterioro es evidente no obstante generar el 53% del PIB (Vanguardia 19/05/2013).

Esto en el marco de políticas públicas que inercialmente privilegian un modelo de crecimiento económico y distribución del ingreso que no se corresponde con la obvia necesidad de fortalecer un mercado interno deprimido. La creciente pauperización de grandes sectores de clase media que se suman a los pobres de siempre; la precarización del empleo y el congelamiento del salario, así como el incremento galopante de la economía informal, interactúan sobre la oferta y la demanda de bienes y servicios, castigándose al consumo y, por ende, a una la fábrica nacional estancada y ya en franco retroceso.

La OCDE y la inviabilidad de lo imposible

Ya en enero pasado comentaba que la paradoja existente entre fortaleza macroeconómica y la microeconomía que descansa en el bolsillo de los mexicanos, es una ecuación no resuelta que limita los márgenes de maniobra del nuevo gobierno. 

Hoy dos noticias alarmantes lo confirman: la revisión a la baja por parte de la Secretaría de Hacienda de la tasa de crecimiento estimada para el presente año, y la advertencia de la misma dependencia federal de que de persistir el bajo índice de crecimiento se verá afectado el ingreso fiscal y, por ende, la disponibilidad presupuestal para atender los compromisos gubernamentales.

Anuncio que pone sobre la mesa la necesidad de revisar y recortar metas en los compromisos asumidos por el Sr. Peña, tanto en su discurso de campaña como en la temática de propósitos y objetivos del llamado pacto por México. La paradoja persiste y el margen de maniobra se reduce tanto en lo político como en lo económico, con repercusiones en lo social.

Situación propicia para que la OCDE recomiende al gobierno de México profundizar en los procesos de privatización de recursos energéticos, educación y salud, así como en la política fiscal eliminando la tasa cero en el IVA para alimentos y medicinas para fortalecer finanzas públicas.

Lo inquietante de este ramillete de recomendaciones es que en el seno del “Consejo Rector” del llamado pacto por México, el gobierno federal y la partidocracia las hagan suyas, como hasta ahora se ha caminado en el tema de las reformas presuntamente estructurales ya aprobadas por el Congreso de la Unión, cuya iniciativa no surge premeditadamente del presidente Peña sino de organismos internacionales como el Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y la OCDE.

Renunciando de facto el gobierno de México a políticas públicas redistributivas del ingreso y abatimiento de la desigualdad, para atender requerimientos sistémicos internacionales de incremento de plusvalía y tasa de ganancia del capital como “blindaje” frente a la crisis globalizada. No siendo circunstancial que el secretario de hacienda a su vez llame a la “democratización de la productividad” para socializar las pérdidas y privatizar las utilidades, como también lo recomienda la OCDE para acelerar el crecimiento.

Políticas sociales

De persistir tal situación, el hilo habrá de reventarse por lo más delgado: la cruzada nacional contra el hambre. El énfasis de la acción de gobierno en un clima nacional de privatizaciones, se pondrá en la creación de infraestructura e  inversión productiva para reactivar la economía. La justicia social, como siempre, no traspasará los límites del asistencialismo público y privado, persistiendo desigualdad y pobreza en espera de mejores tiempos.

Si para Luiz Inacio Lula en Brasil la tónica de su gobierno fue: primero lo necesario, después lo posible y, cuando menos se imaginara, estaría  haciendo lo imposible,  para el régimen a cargo del Sr. Peña, la tónica a seguir será el someter lo deseable a lo posible ante la inviabilidad de lo imposible. Lo necesario ante la escasez de recursos y la obligatoriedad de atender recomendaciones externas, quedará fuera de agenda.

“El logro de un Estado eficaz para una democracia de resultados” no ha caminado más allá del slogan de campaña. El ímpetu con el que inicia el Sr. Peña su gobierno, se ve frenado por una terca realidad que lo mismo en lo político que en lo social y económico, no sabe de pactos, treguas y acuerdos cupulares. El divorcio entre política y economía es evidente, la justicia social es la que hoy y siempre paga el pato. Cd. Caucel, Yuc., mayo 19 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Satisfechas las expectativas personales y de grupo de las cúpulas partidistas opositoras, el instrumento meta institucional denominado pomposamente como “Pacto por México”, retorna a la normalidad antidemocrática.

El distractor al que en las redes sociales calificaran como “chayotegate” y que la prensa diera el nombre de “Caso Veracruz”, tras ser utilizado como petate del muerto para cubrir un caso más de chantaje político, es tema cerrado. Como a muchos otros similares en los que va de por medio corrupción e impunidad oficial, se le ha dado carpetazo en la cúpula nacional, dejando las obligadas respuestas al respetable en manos de la FEPADE. O lo que es lo mismo, la Iglesia en Manos de Lutero.

La secretaria de desarrollo social ceso a su delegado en Veracruz y el gobernador Duarte de Ochoa aceptó la renuncia del secretario de finanzas para evitar suspicacias. Y hasta ahí llegó el mitote jarocho.

Habiendo retornado las aguas a su cauce, el presidente Peña, por conducto del secretario de hacienda, ahora sí, dio por presentada su iniciativa de reforma financiera la que, como prolegómeno a otras de mayor calado, como la fiscal y la energética, dará marco legal a un nuevo esquema de operación para la banca pública y privada.

La carga sobre las espaldas de las mayorías se mantiene, los beneficios para los menos se incrementan. Tal es el espíritu del pacto.

Las cúpulas partidistas, olvidando agravios y sinsabores, a la par que refrendaran el pacto, avalaron la continuidad del proceso de reformas estructurales que, a decir del Sr. Peña, nos pone en el camino de una exitosa inserción de México en la modernidad del libre mercado como potencia ascendente.

Y mientras las cúpulas nacionales festinan el acuerdo entre “las principales fuerzas políticas de la Nación”, esta profundiza su situación de desigualdad, desempleo, pobreza y exclusión con más de la mitad de su población económicamente activa sobreviviendo en la economía informal, o enfrentando la constante precarización del empleo formal. Poniéndose de relieve que en un escenario de desigualdad y pobreza, no bastan los pactos copulares de papel y saliva, en tanto no se avance en la construcción de un nuevo pacto social que redistribuyendo cargas y beneficios, atempere los efectos de la desigualdad, la pobreza y el hambre en una sociedad que no logra revertir su ya histórica condición de subdesarrollo.

El “tentempié” político que habla de reformas estructurales sin tocar la problemática estructural de fondo que arrastramos desde la Colonia, únicamente pospone el enfrentar las soluciones requeridas para una auténtica transformación y modernización del país. Cambiar para seguir igual, o peor, ni es el camino ni mucho menos da viabilidad  a un proyecto serio y racional de Nación como el que se pretende sustentar en el Plan Nacional de Desarrollo para el sexenio del Sr. Peña.

Mientras el ánimo transformador quede en la cúpula, sin que este peerme al conjunto de la sociedad o, mejor aún, en tanto tal espíritu no surja y se construya desde abajo, con la participación activa y consecuente de las mayorías en la búsqueda de su propio destino, el tentempié político queda sólo en eso, un pacto por México con carácter meta institucional  que, en la coyuntura, sólo sirve para atemperar la lucha político electoral de un sistema en crisis de partidos políticos o, porque no decirlo, para legitimar a un presidente de la República que obtuvo legalmente el cargo en un proceso electoral amañado.

¿O acaso a estas alturas alguien duda de la ilegitimidad de los procesos electorales en México?

El “caso Veracruz”, ya planchado y presuntamente en manos de la justicia no abona en contrario.

Si como el senador Héctor Yunes Landa afirma, el llamado de Enrique Peña Nieto a los mexicanos convoca a la construcción de una gran Nación, serio obstáculo de credibilidad para ello es hacer descansar tal llamado en las cúpulas de una partidocracia hostil a los intereses de las mayorías. Sin antes construir una reforma política que de razón de ser a una legítima democracia representativa en este país, sustentada en elecciones que inspiren certidumbre y confianza, los pactos cupulares, así sean por México, quedan para la historia como instrumentos de papel sin valor alguno.

En este escenario, Veracruz se suma con su propio mini pacto. A río revuelto ganancia de pescadores, en la inteligencia de que si algo no tiene es motivación electoral como de ello está convencido el Dr. Duarte de Ochoa, y nadie más.- Cd. Caucel, Yuc., Mayo 15 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Siempre a la vanguardia, en todo, por y para todo, Veracruz no podía quedarse atrás. Si a nivel nacional se cuenta con un pacto cupular por México, el estado próspero tiene que contar con el propio. No importa si quien lo proponga sea el partido de la revolución Democrática, por cierto, ya fallecido y sepultado en Veracruz.

Lo que no nos dice el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa al anunciar la puesta en marcha del Pacto por Veracruz “para no estar fuera de moda”, es si tal bodrio estaría siendo propuesto por alguna de las fracciones rojas, azules, negras o amarillas del PRD o si el PAN, en su caso, estará representado por la corriente de seguidores de Miguel Ángel Yunes Linares o quienes se oponen al choleño. Lo importante es que haya pacto, o tregua según el diputado perredista local Rogelio Franco Castán,  para taparle el ojo al macho tras el escándalo a que diera lugar el “caso Veracruz”, mejor conocido como “chayogate”, en el marco del cochinero electoral que la clase política veracruzana nos receta a los veracruzanos.

Como el partido que lo propone, el tal pacto por Veracruz nace muerto. A lo sumo servirá para que una vez iniciadas las campañas políticas de los candidatos a las diputaciones locales y a las 212 alcaldías veracruzanas, el gobernador cuente con un pretexto para no dejar de aparecer en el recuadro informativo. Por lo pronto, voces oficiosas en los medios ya lo festinan como un recurso noble que el gobernador acepta e impulsa.

A como están las cosas en la política jarocha, el burdo as electorero que se sacan de la manga para aparentar una tregua civilizada es tanto como meter en el mismo costal no sólo a perros y gatos, sino también a toda clase de alimañas que harán valer su respectiva naturaleza. Salvo, claro está, en que el tal pacto no esté signado por la totalidad de las fuerzas político electorales en pugna, sino por unos bien portaditos y bien maiceados presuntos dirigentes estatales de los partidos locales ó aquellos con registro nacional que, dentro o fuera del costal, comparten penas y glorias yantando en el mismo pesebre.

La agenda del presunto pacto por Veracruz, nos dice el gobernador,  sería un conjunto de puntos que interesen a toda la sociedad veracruzana, con temas que tienen que ver con el desarrollo económico, el desarrollo social y “sobre todo en este momento álgido con el tema político”. Para lo cual se involucraría, además de las distintas fuerzas políticas, a la participación de cámaras empresariales, organizaciones sociales y “sociedad civil”. Para que el costal de marras esté completo.

En pocas palabras, legitimar lo anómalo, por decir lo menos, de un proceso electoral que por principio nace viciado y ayuno de transparencia, certeza y confiabilidad.

Honestamente no se a que juega en Veracruz. En términos de congruencia política aquí y ahora, se entiende que más que crear pegostes a modo, es respaldar e impulsar el llamado “pacto por México” que impulsa el presidente Peña, sujetándose a la agenda y temática dictada desde el centro y no, pretender competir desde la periferia con más anuncios triunfalistas y medidas -no políticas públicas-, tendientes a modificar a favor de la imagen gubernamental las estadísticas que genera el INEGI y la OCDE sobre crecimiento económico y desarrollo humano, en los paradigmáticos municipios veracruzanos en los que impera exclusión, pobreza y hambre ancestral.

Pero como afirmara el gobernador, lo importante es estar a la moda, para que Veracruz siga siendo la entidad federativa de vanguardia en todo y para todo. Lástima que la tregua resulte ya extemporánea, al proceso electoral en marcha  ya lo besó el diablo.

Por si no lo saben quienes están a favor del pacto jarocho, para impulsar crecimiento económico y desarrollo humano, así como para combatir pobreza y hambre desde los bastiones gubernamentales, bastaría con dar cumplimiento al Plan estatal de Desarrollo que el Congreso local a  propuesta del poder ejecutivo validara. Instrumento de presunta planeación que, por cierto, no se ha vuelto a mencionar a lo largo del mandato de Duarte de Ochoa.

La sociedad veracruzana exige buen gobierno y elecciones limpias,  no pactos ni cortinas de humo. En todo caso, el único pacto válido sería el de la administración pública estatal y municipal con los veracruzanos todos que surgiera de la elección de gobernador y ediles y, para ello, el primer compromiso de la administración es dar cumplimiento en todos sus términos al Plan Estatal de Desarrollo. La llamada sociedad civil, por su parte, cumplir con su compromiso cotidiano de evitar que Veracruz siga hundido en el atraso y la inmovilidad aplicándose con inversión productiva, trabajo y armónica paz social.

Por cuanto a los partidos políticos, está visto que por su naturaleza parasitaria, lo mejor que pueden aportar es no estorbar.

Siempre a la vanguardia en todo, por todo y para todo, Veracruz seguirá siendo señalado en el entramado nacional como la entidad que desperdicia su potencial, perdiendo  miserablemente el tiempo entre espectaculares anuncios triunfalistas y grilla salpicada de bacinicazos electorales.

Ya tenemos pacto por Veracruz.  ¿Y qué?

¿Cuánto costará a los veracruzanos? Por lo pronto, el despilfarro por su anuncio mediático es una raya más en el ya deslucido pelaje del tigre de papel.

Hojas que se lleva el viento

Agradezco los comentarios del Lic. León  Ignacio Ruiz Ponce.  Tiene razón, no se puede ni debe dar recetas o restringir opciones desde la comodidad del escritorio. Sin embargo, por lo mismo no estoy de acuerdo con el distinguido promotor de las candidaturas no registradas. Dadas las lamentables condiciones del actual proceso electoral el tema a debate puesto sobre la mesa no es votar por fulano o sutano, postulado o no por los partidos políticos, sino el rescate de la voluntad popular ahora secuestrada. La ciudadanía desde abajo sabrá encontrar el mejor camino para ello.

-ooo-

 Con el termómetro marcando 43 grados C., la capital yucateca está que arde. Buen pretexto de los meridanos para abarrotar los puertos cercanos y disfrutar el fin de semana en la playa con una buena dotación de heladas “chelas” y un exquisito pescado frito.- Chelem, Yuc., mayo 12 de 2013.

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J. Enrique Olivera Arce

Elecciones en VeracruzEn el justo medio del cochinero electoral en Veracruz, parece que hay consenso en la percepción.. El responsable del fracaso de la política jarocha, desfonde de los partidos políticos y pérdida de credibilidad en el proceso electoral en marcha, así como el torpedeo tanto al llamado pacto por México como la cruzada del Sr. peña contra el hambre, es uno solo.

El Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa sólo es una víctima propicia más en el juego; Miguel Ángel Yunes Linares un pésimo actor al que la prensa infló y sus adversarios sobreestimaron y, no podía faltar el respetable que, desde los tendidos, ve desfilar farsa y actores cual mirón de palo.

Si, aunque de manera tardía, lo que a sotto voce se murmuraba en todos los círculos políticos terminó por imponerse, dándose el consenso. El único responsable del total desbarajuste en la prospera entidad es, ni más ni menos, que el megalómano Dr. por la Universidad Veracruzana y ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán.

Se le pasó la mano tejiendo fino y moviendo la cuna, valiéndose de la lealtad de su ahijado y discípulo así como de la servidumbre de sus fieles allegados incrustados tanto en la administración pública estatal como en lo que resta de los partidos políticos. Pero todo tiene un límite, en casa del jabonero el que no cae resbala.

El pensar que con Fidel tenían todas consigo, ensoberbeció a noveles y chuchas cuereras del priísmo jarocho, soberbia, prepotencia y desconocimiento  de la nueva realidad que vive el país les llevó a derrapar.

El dinero no lo es todo, más que Fidel asegurara que en política todo lo que se compra con dinero es barato. También se requiere inteligencia para guardar las formas, tacto y respeto para con el adversario y un desarrollado olfato político para percibir que en el gobierno que inicia Peña Nieto, lo obligado era ocultar la basura bajo alfombra.

Fidel se confió y con el sus beneficiarios, incluyendo al Sr. Dr. Duarte de Ochoa Todo y todos estaban comprados, salvo la botarga que ellos mismos crearan. Miguel Ángel Yunes Linares levantó la cobija destapando la cloaca y el cuetón les trono bajo los pies, exhibiendo corrupción, sí, pero también una ingenuidad política que les llevara a creer a pie juntillas que por sobre los intereses y propósitos del nuevo presidente de la república, en el virreinato simulación e impunidad  seguiría siendo la constante.

Fidel, ignorado por el Sr. Peña, lanzó la piedra para hacerse valer, escondiendo burdamente la mano. Hoy está exhibido.

Si la investigación de la La Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) cristaliza porque así convenga al presidente, Salvador Manzur, ahora ex secretario de finanzas del gobierno de Veracruz, se lleva entre las patas al ex gobernador y, de paso, a su compadre, el todavía gobernador.

Si no es así, baste la condena pública. No podía taparse el sol con un dedo, el derrape resultó fenomenal, el proyecto transexenal de la Fidelidad está tronado.

De telenovela y sin derechos exclusivos para el duopolio televisivo. Lo grave es que, como siempre, el respetable desde los tendidos es quien paga los platos rotos. Veracruz en el ojo del huracán saldrá perdiendo. Por lo pronto, si alguien confiaba en la elección de julio próximo con un dejo de esperanza, el proceso para la vida democrática de los veracruzanos está perdido y, con el, un tiempo precioso.

De todos los partidos políticos en la contienda, de todos los candidatos a diputados locales y alcaldes, no se hace uno. En medio de los bacinicazos se votará, si acaso por los menos peores, si es que los hay.

Recomponer el escenario, tiempo perdido, ya lo afirmamos en maquinazo anterior, el mal está hecho y con el los resultados de una elección espuria, así insista en lo contrario el Sr. Dr. Duarte de Ochoa, clamando en el desierto por un clima de limpieza, transparencia, legalidad, confianza y  unidad,  simple espejismo ante sus ojos para una ciudadanía lastimada que se da por burlada y ofendida.

¿Y el hambre de millones de veracruzanos? Ahí queda. La enfermedad del PRI es genética, está en su naturaleza. El huevo estará más caro que los votos  pero con Veracruz adelante, lo que sobran son aquellos huevos tan azules de la fábula.

Hojas que se lleva el viento

No todo está perdido. Álef / Libera el Conocimiento, revista digital de divulgación de la ciencia, la tecnología y el arte cumple su primer año. Desde estas líneas nuestro reconocimiento a sus hacedores, Sandra Isabel Jiménez Mateos y Marco Antonio Aguirre Rodríguez que con su plausible y denodado esfuerzo muestran a propios y extraños que por encima de eso que llaman política jarocha,  está el el compromiso de los veracruzanos con su historia y su destino.- Cd. Caucel, Yuc., mayo 8 de 2013.

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J. Enrique Olivera Arce

Eduardo de la Torre Jaramillo en su artículo semanal propone “salir de la emergencia electoral en Veracruz”. Buen intento aunque incompleto, ya que para una mayor comprensión de lo que propone, tendría que establecer con toda claridad cual es la emergencia a la que se refiere, su origen y naturaleza y quienes son los actores protagónicos de la anormalidad democrática a que se refiere, entre los que por cierto, no son los electores. No obstante,  cifra esperanzas en el llamado pacto por México y en un marco jurídico al cual deberían de sujetarse los partidos políticos en el futuro, así como en un proceso discriminatorio de eliminación de la militancia partidista a los beneficiarios de los programas sociales  de combate a la pobreza.

Independientemente de la valoración de su cuestionable argumentación, queda claro que nos remite a la descomposición del régimen político prevaleciente  y a un sistema de partidos políticos que, en los maquinazos de quien esto escribe, se juzgan obsoletos, inoperantes y rebasados por una realidad social cuya dinámica va por delante de una clase política parasitaria y sin compromiso real con los destinos de la Nación.

Ya señalábamos en artículo anterior que la crisis del régimen y del sistema de partidos ha tocado fondo, manifestándose con mayor crudeza en Veracruz -por ahora el eslabón más débil del sistema-, una entidad federativa en la que la democracia representativa es mera ilusión. Lo que se constata al observarse que los partidos con registro nacional, están sometidos a las ocurrencias antidemocráticas de un gobernador que, en su inconciencia y desapego a la realidad, se ha propuesto imponer electoralmente un pensamiento único, el suyo.

Lamentable, pero así es. Para el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa la oposición electoral no tiene razón de existir en una entidad federativa en la que sólo hay lugar para el PRI, su PRI con todas las deformaciones políticas y sociales que ello implica. Aplicándose a fondo lo mismo para evitar una alianza entre el PAN y el PRD que para cooptar dirigencias y militancia opositora ó desatar toda una campaña de guerra sucia en contra del más conspicuo de sus opositores, el neopanista y controvertido ex candidato a la gubernatura de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares.

“Tengo la conciencia tranquila”, ha expresado públicamente el gobernador, en referencia al presunto desvío de recursos públicos destinados al combate a la pobreza, denunciado en los medios y ante la PGR por la dirigencia nacional panista. Expresión que no venía al caso si ya se tenía previsto el cese del Sr. secretario de finanzas, pero que vale la pena retomar puesto que no se puede tener la conciencia tranquila, salvo por inconciencia, cuando por comisión u omisión el gobernador es responsable de la conducción político electoral en el estado.

Es del dominio público que en Veracruz la atención al hambre y la pobreza pasa transversalmente por una comprobada intencionalidad electoral a favor del priísmo veracruzano. Negarlo es pretender tapar el sol con un dedo. Como también lo es el atribuir al PAN los mismos vicios de que se acusa al PRI en referencia a la campaña electoral del 2012, cuando precisamente el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa en su carácter de primera autoridad en el estado, lo permitió para no bronquearse con el presidente Felipe Calderón.

Es difícil aceptar que existe la más mínima posibilidad de salir de lo que Eduardo,  siendo juez y parte califica como “emergencia electoral en Veracruz”. El mal está hecho; el desbarajuste es completo, el marco legal de sujeción de los partidos políticos a que se refiere, está en veremos y el proceso electoral que desembocará en los comicios del 7 de julio próximo es, por donde se le vea, un auténtico cochinero y así serán los resultados.

La única salida, a mi juicio, no de una emergencia electoral coyuntural sino de la descomposición persistente de la vida política y social en la entidad, es la participación y movilización de una ciudadanía que, asqueada de la política jarocha, de los partidos políticos y actores protagónicos, imprima por su cuenta un nuevo rumbo a los procesos electorales, reencausando el quehacer político desde la base misma de la sociedad rechazando lo mismo corrupción que guerra sucia y candidatos espurios para recuperar dignidad perdida. Empezando por exigir que el gobernador se conecte con la nueva realidad del país y de Veracruz, siendo imparcial en la contienda, sacando las manos  del manejo mediático de las bacinicas. El voto de castigo es una opción, la otra, nada aconsejable, es evadir la responsabilidad que a cada quien toca inclinándose por la abstención.- La ciudadanía tiene la palabra.- Cd. Caucel, Yuc., mayo 5 de 2013

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J. Enrique Olivera Arce

En casa del herrero, azadón de palo: Conseja popular

 Enfático, el presidente Peña no quita el dedo del renglón: Su gobierno no permitirá el uso electoral de los programas sociales. Buenas intenciones derivadas del “affaire Veracruz” pero que difícilmente convencen al respetable. No porque se dude de la palabra presidencial, el Sr. Peña merece credibilidad toda vez que ha iniciado su mandato a todo vapor y con claras intenciones de sacudir al país de su modorra y estancamiento, a su modo y real entender pero al fin agitando enérgicamente lo que se podría considerar voluntad de cambio.

Y asevero que no convencen sus buenas intenciones no porque no sean tales, sino por el hecho objetivo de que se enfrenta a un movimiento inercial de resistencia anclado en una clase política en el que la costumbre es ley.  Nadie cree a estas alturas del mandato del Sr. Peña que sus declaraciones, por muy enfáticas que sean, podrán modificar  de la noche a la mañana un statu quo regido por usos y costumbres en una clase política insensible, parasitaria y proclive a la corrupción, simulación y engaño.

En la Convención Nacional Bancaria el Sr. Peña lo reconoció: Toda reforma genera resistencias en una sociedad plural.

Las elecciones se ganan con dinero, el origen de este es irrelevante, así sea desviando recursos públicos destinados a fines trascendentes, como el aliviar desde el Estado desigualdad, pobreza y hambre entre los mexicanos con mayores índices de exclusión y abandono. Lo saben y es práctica común lo mismo en los partidos políticos que en aquellos servidores públicos de los tres órdenes de gobierno que patrimonialmente disponen de programas y recursos, y a ello inercialmente se atienen.

Hoy y siempre, con mayor o menor descaro, el fenómeno se da con incidencia exponencial en épocas electorales. Con dinero se compran lo mismo conciencias que votos, lo sabe el Sr. Peña y ahora se encuentra en la tesitura de combatirlo con apego al estado de derecho, como si la ley fuera vacuna contra un mal endémico profundamente arraigado en la cultura política de los mexicanos. Corrupción e impunidad es el corolario.

Ejemplo de ello: Peña Nieto enfatiza lo que para su gobierno es prioridad en materia de uso transparente y eficaz de los recursos públicos destinados a los programas sociales y, en Veracruz, el gobernador nos dice: Manzur no se va, seguirá al frente de la secretaría de finanzas y planeación porque nada debe. No obstante haber sido ampliamente señalado como protagonista de un presunto delito electoral que involucra desvío de recursos públicos con fines proselitistas.

Sea responsable o no de lo que se le imputa, el Sr. secretario de finanzas, por salud política, debería habérsele separado del cargo en iguales términos que los aplicados por la Sra. Rosario Robles al delegado de la Sedeso en Veracruz, esto en tanto se concluye la investigación por la demanda interpuesta por la dirigencia nacional del PAN.

El ratificarlo sin más en el cargo elogiando sus falsas virtudes, es ratificar la política del avestruz. Es grilla, aquí no pasa nada, Veracruz marcha por un sólido camino tras el vellocino de oro que nos espera al otro lado del arco iris.

Que mejor ejemplo de inercia impune, oponiendo usos y costumbres a la decisión presidencial de limpiar la casa. A ello se enfrenta el presidente Peña y en ese camino habrán de transitar sus buenos deseos.

Hojas que se lleva el viento

En la política veracruzana todo se vale, no importa si se toma a la casa por zahúrda, el gobernador lo avala. Como avalado ha sido el amañado proceso interno de selección de candidatos del PRI, PVEM y Nueva Alianza por el dirigente nacional del tricolor Cesar Camacho, sin importar en lo más mínimo lo que la ciudadanía piense, que al fin y al cabo sólo es mirón de palo acostumbrado a recibir trato de menor de edad e indigente moral. Una ofensa más a la inteligencia de los veracruzanos que no ven, no escuchan, no se inmutan ante las tropelías de los “ladrones de elecciones” que, impunes, anuncian el triunfo del PRI en el ejercicio comicial de julio próximo.

Y en medio del cochinero, el libérrimo ejercicio del derecho a la libre expresión o libertinaje que priva en Veracruz (lo que hace o deja de hacer Gina Domínguez o la autocensura en la prensa es pecata minuta $$$), se deja sentir con expresiones “críticas e independientes” que rayan en el absurdo, como: “los asesinatos de periodistas en Veracruz son crímenes de Estado”. Así están las cosas en una entidad federativa en el que sobra simulación y falta un buen gobierno.- Cd. Caucel, Yuc., abril 30 de 2013.

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