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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Pidiéndole a Dios en días de guardar… y que les dan de palos.

Las adecuaciones a la Ley General de Educación de Veracruz son cuestiones de “semántica” y la apoyan los 19 sindicatos de trabajadores del magisterio en el estado, afirmó el presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Nicolás Callejas Arroyo (La Jornada Veracruz 16/04/14).

Con ello justificó el ignominioso acto de sumisión del poder legislativo al ejecutivo y de este último al presidencialismo en retorno.

Si partimos de la idea de que lo que el término semántica significa, la justificación de marras es más que simbólica, expresando el nivel de desvergüenza que hoy alcanza una pseudo representación popular ajena a lo que semánticamente deberíamos entender por democracia representativa. Sin embargo, da pie también a preguntarse si el sainete legislativo contribuye por sí mismo al objetivo de una educación de calidad en Veracruz o, significativamente apunta en sentido contrario contribuyendo al clima de hartazgo de una sociedad que ya no ve lo duro sino lo tupido.

Para quien esto escribe, ni diputado ni pedagogo, simple observador y comentarista de lo que percibe en el entorno, cabe pensar que la farsa “semántica” tiene otra lectura que va más allá de lo anecdótico,  la referida a la situación que vive México con el cuestionado e ilegítimo arribo de Peña Nieto a la presidencia de la república y, por lo consiguiente, sus reformas a bote pronto y en cascada que por desconocimiento de la historia nacional o mala fe, el Sr. Peña califica como estructurales; marco de referencia para medianamente entender la actitud servil del Congreso de Veracruz.

Para nadie es  ya un secreto que una de las condicionantes a que se enfrenta  el presidente para llevar adelante su proyecto neoliberal de despojo del capital social de los mexicanos, es, por un lado, el peso inercial de una sociedad que le  ha retirado al poder público su confianza y credibilidad, así como el comportamiento errático de una economía que no crece haciendo nugatorias las hasta ahora en el papel bondades de las susodichas reformas y, por el otro, la resistencia de gobiernos, clase política y poderes fácticos locales a las modificaciones a un statu quo afín a sus aldeanos intereses. Estas condicionantes, entre otras que sesudos analistas podrían agregar,  se combinan y retroalimentan entre sí en la mayor parte del territorio nacional, restándole capacidad de maniobra al gobierno federal.

De ahí la necesidad del Sr. Peña de priorizar el reconstruir el carácter centralista del régimen de gobierno, acotando tanto el poder como el  quehacer político, económico y social que la llamada transición democrática pusiera en manos de los gobernadores.  

Rescatar el presidencialismo otrora hegemónico como razón de Estado y el autoritarismo como medio para lograrlo, es  propósito y estrategia; aterrizar reformas y profundizar en el modelo neoliberal al costo social que sea,  el objetivo.

Para el cuestionado presidente, a mi juicio parece ser que no hay otro camino viable frente a una realidad nacional política y social que se le resiste y que objetivamente, se ve reflejada en el estancamiento económico, crisis del régimen político  y malestar de la gente.

Tarea nada fácil. En las condiciones actuales del país tanto el presidente de la república como los gobernadores se necesitan entre sí para asegurar gobernanza y gobernabilidad. Más cuando ambos órdenes de gobierno se enfrentan hoy día a la amenaza de una ola delincuencial  que a ratos les rebasa. El problema en sí es que ni uno ni otros parecen estar dispuestos a ceder en sus diferencias, generando lo mismo simulación que confusión entre órdenes de gobierno y entre poderes constitucionales, en detrimento del  mínimo de unidad nacional requerido para salir del bache.

Podría decirse que el Sr. Peña tiene razón al reclamar el fortalecimiento de un centralismo autoritario, ya que los gobiernos estatales no han estado a la altura de sus responsabilidades, antes al contrario, a lo largo de más de doce años de libertinaje han auspiciado el recrudecimiento de la corrupción, desvío de recursos, endeudamiento injustificado, pésima administración y hartazgo de la población en la mayoría si no es que en todas las entidades federativas.

Los gobiernos locales, por su parte, podrían argumentar a su favor temas de soberanía, independencia y autonomía estatal, enmarcados en el pacto federal, pero sin tener cara para negar la presunción probada del presidente de la república, como es el caso Veracruz.

Y en eso estamos, los tres órdenes de gobierno estiran la soga, tirando cada quién para su santo llevando agua a su molino respectivo, sin que los cambios legales aprobados y promulgados  logren poner pie a tierra. Lo grave es que esta situación se da al margen de una ciudadanía que pareciera no tener vela en el entierro.

Consecuencia de este estira y afloja entre federación y entidades federativas -al que la población, insisto, asiste como mirón de palo-, es un evidente retroceso en la vida política del país, pagando los platos rotos nuestra incipiente y balbucéante democracia; trayéndose hoy a colación el eterno debate nunca superado en los hechos entre federalismo y centralismo como forma de gobierno en México. Retroceso de facto que cuestiona y vulnera tanto el pacto social en que se sustenta el Estado-nación como el necesario equilibrio entre centro y periferia del poder formal en el quehacer económico y control político.

A mi modesto entender, es en este escenario que habría que ubicar la farsa legislativa que en Veracruz deja mal parado a un gobernador que se ha colocado entre la espada y la pared; obligado de dientes para afuera a someterse al mandato autoritario del centro,  deberá a su vez enfrentar localmente a una movilización magisterial exacerbada por la interpretación “semántica” de la mayoría de los diputados de lo que conviene a Veracruz en materia educativa.

Como corolario, ante la opinión pública el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa no queda bien con Peña Nieto ni con la gran familia veracruzana. Su carencia de oficio político le exhibe como incapaz de entender a que juega el presidente de México y que esperan de él los veracruzanos, al precipitarse vulnerando de facto la división de poderes y autonomía estatal no está ni con dios ni con el diablo como se pudo observar el pasado lunes en el puerto jarocho.

Hojas que se lleva el viento

“Enemigo de la familia veracruzana” es la nueva etiqueta que se le cuelga al Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa. Una más al darle la espalda al pueblo que dice gobernar cediendo ante la demanda del pulpo camionero de incrementar el pasaje en el servicio de transporte público urbano y suburbano.

Lo señalamos en artículo anterior, en la relación ingreso-gasto de los trabajadores el primero ya no alcanza para atender lo segundo. El equilibrio está roto, la capacidad real de acceso de las mayorías a la llamada canasta básica, es deficitaria. El ingreso familiar es insuficiente para satisfacer todas las necesidades básicas y en este marco el gasto mensual por transporte tiene un peso significativo.

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J. Enrique Olivera Arce

No es que Jorge Carlos Ramírez Marín, secretario de  Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano pretenda descubrir el hilo negro o el agua tibia,  cuando afirma que La planeación urbana es lo único que puede evitar riesgos para la población frente a fenómenos climatológicos extraordinarios. Lo que sucede es que tal verdad de Perogrullo no figura en las estrategias gubernamentales  de las que tanto se hace gala en materia de protección civil en México y ello, permite al distinguido político yucateco adornarse ante la ignorancia de sus pares.

No obstante, el secretario se queda corto en su aserto. La planeación urbana sólo tiene cabida en un país que cuente con un sistema  racional de planeación integral de la vida económica y social, del cual se carece en México.

Luego resulta que Ramírez Marín, responsable del desarrollo territorial y urbano, justifica su ineptitud en aquello de lo  que el país carece. Ahogado el niño, hablar de previsión sin un plan rector espacial y sectorialmente previsor, sí que resulta novedoso.

Como indudablemente también resulta novedoso el que el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, afirme ante propios y extraños que “Veracruz si sabe hacer bien las cosas”, poniendo como ejemplo el accionar de los programas de protección civil del gobierno a su cargo, ignorando la verdad de Perogrullo del Sr. Secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano del gobierno federal.

Si a ello agregamos el hecho de que en el nivel paradójicamente más bajo de los tres órdenes de gobierno, los responsables de la administración pública ni por aquí les pasa que la planeación regional y urbana juega a favor de la previsión de desastres motivados por fenómenos naturales, el escenario de ausencia de estrategias válidas de protección civil está completo; Xalapa, y la mayoría, si no es que todos los municipios veracruzanos, son ejemplo vivo de ello, como les consta fehacientemente a sus pobladores.

Los factores de riesgo se acumulan. Han pasado ya varios años desde que estudiosos y expertos han advertido de la vulnerabilidad territorial y urbana de Veracruz frente al fenómeno del cambio climático y han sido ignorados. Hoy, ante los efectos de “Manuel” e “Ingrid”, los conocedores del paño vuelven a poner el dedo en el renglón, advirtiendo nuevamente del peligro latente,  con énfasis en el poblamiento en el extenso litoral veracruzano ante una ya confirmada elevación del nivel y calentamiento de los mares a consecuencia del deshielo en los polos.

A palabras sabias, oídos necios; la previsión ante un riesgo inminente, se detiene ante el valladar de los intereses creados, la corrupción e ineficiencia gubernamental, reduciéndose a declaraciones mediáticas como la vertida por el gobernador de Veracruz, que si sabe hacer bien las cosas.

Veracruz cuenta con organización, mapas de riesgo a nivel municipal y protocolos para operar, estando a la vanguardia frente a otras entidades federativas en el tema de la protección civil, afirma.  ¿Y?

¿Acaso se hace algo al respecto para hacer de tales instrumentos medidas eficaces frente al desastre anunciado?

¿No se siguen autorizando asentamientos humanos en el litoral, incluso afectando manglares, humedales y dunas alterando los ecosistemas costeros e incrementando factores de riesgo para la población?

¿Se está procediendo a la reubicación de poblaciones enteras asentadas en sitios de alto riesgo?

No hay que ir muy lejos para encontrar las respuestas. En la capital del estado, las colonias colgadas de los cerros o asentadas en cañadas  hablan por sí del como lo estampado en papel y difundido mediáticamente no libra a la población de lo que el gobierno dice prever.

Con o sin mapas de riesgo o detallados protocolos ajenos a una visión integral del problema y con mayor razón a planes específicos espacial y sectorialmente sustentados en diagnósticos puntuales,  los veracruzanos han estado y siguen estando a merced de los embates de la naturaleza.

Después del niño ahogado viene la reconstrucción. Se repondrá toda la infraestructura dañada, se afirma. ¿Y?

¿Acaso con ello los veracruzanos quedan a salvo ante eventos futuros? Distribuir despensas, colchonetas y cobijas no es la respuesta.

Si el secretario Ramírez Marín no está inventando el agua tibia, si pone el dedo en la llaga. El hacer bien las cosas empieza por condicionar asentamientos humanos y actividad productiva  a un plan racional de previsión a futuro.

Hojas que se lleva el viento

El senador José Francisco Yunes Zorrilla aprendió para bien la lección. Lo que no se hizo previamente a la aprobación de la reforma educativa, lo viene realizando en tierras veracruzanas explicando, consultando, escuchando y obteniendo consensos entre los diversos actores de la sociedad que se sienten afectados por  una reforma hacendaria a todas luces regresiva. Con razón o sin razón en su argumentación en defensa del bodrio peñista, cumple con el llamado de su partido a defender en la calle lo que la mayoría rechaza.

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J. Enrique Olivera Arce

El saldo trágico que nos deja el embate de la naturaleza que, en esta ocasión tomara a nuestro país entre dos fuegos, con “Manuel “en el Océano Pacífico e “Ingrid “en el Golfo de México, es una señal inequívoca más de lo que nos espera con un cambio climático que, pese a todo lo que se dice,  no sólo es resultado de la caótica y desenfrenada carrera de la sociedad humana en pos de la ganancia y acumulación de riqueza. Otros factores, el posicionamiento del planeta en el espacio sideral entre los más destacados, inciden en un fenómeno irreversible y casi imposible de prever en sus efectos y consecuencias.

No se puede dar marcha atrás en lo que no está en manos humanas resolver. Frente al cambio climático y el calentamiento global, sólo queda el prepararse en todo tiempo para mitigar sus efectos.

De ahí la importancia y tarea ineludible de la previsión. Entre mejor estemos preparados para afrontar lo que la naturaleza nos depara, menores serán los daños y tragedias como la que hoy se vive en México.

Insisto una vez más, las medidas reactivas frente al desastre, ex post y no antes, nunca han sido suficientes. Cuanto más en los tiempos que corren y los que a futuro se vislumbran.

Sin una cultura de previsión que compete por igual a los gobiernos que a las poblaciones, nunca dejaremos de estar expuestos a las pérdidas de vida y de haciendas. Así como tampoco los recursos disponibles para paliar los daños y reconstruir serán suficientes frente a la magnitud de los desastres.

Más vale prevenir que lamentar, nos dice la sabiduría popular y, sin embargo, hacemos caso omiso a tal conseja. Por comisión u omisión, siempre a la espera de lo peor, no hacemos nada por tomar providencias privilegiando la cultura del lamento, siempre a la zaga en la administración de daños y siempre culpando a otros de nuestra tragedia.

Es por ello que la protección civil, como se denomina a la acción de gobierno para preservar vidas y bienes materiales, debería entenderse como una tarea cotidiana y permanente de toda la sociedad, y no únicamente como obligación gubernamental.

Ejercicio social que debería sustentarse en información, participación, iniciativa y organización a todos los niveles. Lo mismo en los tres órdenes de gobierno que en el resto de la sociedad, tanto antes como durante y después de las contingencias a enfrentar. Esto no es nada nuevo, países como Japón lo tienen puesto en práctica y dan ejemplo al mundo de ello.

El que un pueblo adquiera tal cultura de la prevención no es resultado de la espontaneidad, ni respuesta individual a una necesidad vital. El promoverla, desarrollarla y consolidarla deviene de la acción de gobierno como autoridad normativa y ejecutiva. En México la cultura de la prevención del riesgo brilla por su ausencia, es un desastre anunciado  y en iguales términos, se encuentra en todos los niveles de gobierno.

Ante el desastre las acciones son reactivas, a posteriori e insuficientes por parte de la población civil y, lamentablemente, ejercicio de simulación ineficaz por parte de las autoridades, como es dable observarlo tras el impacto del fenómeno meteorológico en suelo nacional.

Lo cómodo es atribuirle al señor que está en los cielos el castigo divino. O bien, satanizar aquello que la naturaleza tiene e bien otorgarnos en mal momento. Lo más grave, es el que las autoridades se desentiendan de su tarea preventiva y sin más, afirmen que las muertes registradas son consecuencia del descuido de los propios fallecidos o irresponsabilidad por asentarse en sitios de alto riesgo.

Nadie en los tres órdenes de gobierno asume su responsabilidad. Si existen comunidades enteras asentadas en lugares de alto riesgo, ¿qué autoridad oportunamente lo evitó? Como bien lo señala el politólogo veracruzano Alfredo Bielma, corresponde a las autoridades municipales el delimitar los espacios habitables y autorizar permisos de construcción.

¿O no acaso se vierte verborrea oficial hablando de la existencia de mapas de riesgo y protocolos de prevención? ¿Dónde está ubicado el riesgo y a quién compete administrarlo?

Interrogantes sin respuesta, aunque cabe por sentido común sobreentender que corresponde a la corrupción y abulia oficial el determinar el qué y donde espacialmente,  existe riesgo en sus diferentes magnitudes.

Los usos y costumbre a valores entendidos mandatan la imprevisión. La vista gorda de las autoridades propicia la mayor o menor magnitud del desastre. La cultura de la prevención, impedida por intereses creados. O bien, por necesidades de la gente no atendidas con oportunidad.

Las señales son claras, no se puede ni deben ser  ignoradas. Prevenir más que lamentar es la tarea. Claro, si el miedo que el gobierno le tiene a la participación y organización ciudadana lo permite.

Hojas que se lleva el viento

Lo señalaba, la democratización de la vida sindical no tardaba en presentarse como reivindicación en la lucha que mantiene el movimiento magisterial. Por lo pronto, aquí en Veracruz ya está inscrita en el cuestionamiento del líder moral de la Secc. 32 del SNTE y su estirpe.

No es el sindicato el responsable de corrupción e impunidad, son los charros sindicales que se han enriquecido a costillas del proceso educativo y de los trabajadores de la educación  y son estos últimos a los que se les quieren cobrar los platos rotos.- Xalapa, Ver., septiembre 25 de 2023.

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J. Enrique Olivera Arce

Desayunando con Elizabeth Morales en compañía de mis buenos amigos Felipe Hakim y Alfredo Bielma,  le hice ver a la alcaldesa de la capital veracruzana que para un alto porcentaje de la población, Xalapa empieza en la puerta de su casa, su calle o su barrio. La primera impresión con el contacto cotidiano de una realidad que no se puede ocultar conforma una percepción que, de tanto repetirse, da lugar a un imaginario popular que ó habla bien de la gestión de la autoridad edilicia, o en su defecto, todo lo contrario como viene sucediendo. 

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Mi bella Xalapa enpieza en mi calle

Naturalmente, la alcaldesa se queda con la percepción positiva, aduciendo que con menos recursos presupuestales ha superado en mucho a la gestión de Reynaldo Escobar, Ricardo Ahued y David Velasco, aclarando que recibió de éste último deuda pública que incluye obligaciones por cubrir resultantes de la bursatilización de las finanzas municipales. Esto merma la capacidad operativa al Ayuntamiento, destacó. 

Xalapa es otra muy distinta a la que recibí, afirmó Elizabeth, enlistando todo lo que se ha venido haciendo a favor de la imagen urbana, turismo, vialidad, saneamiento, recuperación de espacios públicos, etc., etc. 

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Esto, gracias a que la administración a mi cargo ha sabido bajar recursos complementarios de distintas fuentes federales, destinados a obra pública, mejora en la prestación de servicios públicos y promoción de turismo, entre otros rubros, afirmó. 

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Debe considerarse, aclaró, que tres años son insuficientes para resolver todos los problemas de una ciudad como Xalapa, cuyo diseño original se le opone a cualquier esfuerzo de modernización. Para Américo Zúñiga, la tarea será más fácil con cuatro años de administración.

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Por cuanto al problema de seguridad pública, vialidad vehicular y transporte público urbano y suburbano, el argumento aducido fue tajante. Ese es problema a resolver por el gobierno del estado. Policía y tránsito ya están fuera de la esfera municipal. 

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La argumentación de Elizabeth Morales, no descalifica  mi percepción. ¿Xalapa empieza en la puerta de nuestra casa, o no? De la respuesta a esta interrogante, es que a mi juicio se sustenta a su vez la percepción de cada xalapeño respecto a su ciudad y de lo que para el municipio y su cabecera es la imagen deseable.

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Por ende, de la opinión construida sobre la gestión de las autoridades para sacar a la ciudad de su atraso, pobreza y abandono, o de su indiferencia frente a la problemática de una ciudad que poblacional y territorialmente crece anárquicamente en medio del caos, dependerá la calificación que la ciudadanía otorgue a Elizabeth Morales, al día de hoy o al término de su gestión. 

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Puedo estar equivocado. Está en cada habitante del municipio y la ciudad capital, coincidir o no con mi percepción personal, sin perder de vista que cada quién habla de acuerdo a como le va en la feria ya que no se puede ni debe generalizar.  

No obstante, por lo que se observa y escucha, todo indica que para una gran mayoría de los xalapeños, sin distingo de clase social o ubicación en la mancha urbana, nuestra ciudad capital va de mal en peor, en demérito de la calidad de vida de la población y de las expectativas de inversión, creación de nuevas fuentes de trabajo y empleo. Amén de la pérdida de espacios públicos y entorno ecológico. 

La Sra. Elizabeth Morales está de salida. Los pequeños y grandes problemas que aquejan a nuestra ciudad capital, se quedan. La elección de un nuevo alcalde podría ser la oportunidad para sacar al buey de la barranca. Sin embargo, el clima de descontento y desconfianza para con la autoridad municipal que deja la joven alcaldesa, hace dudar de tal oportunidad, salvo la mejor opinión de la Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo.

No está la solución en los políticos, es la opinión consensuada de un importante segmento de la población preocupada por el presente y futuro de la capital veracruzana. En lo personal estoy convencido de ello, sin la participación consecuente y responsable de una ciudadanía conciente, propositiva y exigente, Xalapa seguirá anclada en el atraso y abandono.

Cerrar filas solidariamente para hacer valer el nosotros en beneficio de todos por sobre el individualismo egoísta, personal o de grupo, es la tarea. 

Hojas que se lleva el viento 

Da tristeza escuchar opiniones en el sentido de que en la actual contienda electoral, el PRI será el triunfador en la mayoría de distritos y municipios de la entidad veracruzana, gracias a la compra del voto. Aquello de que «en política lo que se compra con dinero es barato», como lo expresara en su momento Fidel Herrera Beltrán, sigue vigente para muchos. Mil pesos por voto es una fortuna para quien no tiene para comer y una bicoca para el PRI, se argumenta, poniéndose ejemplos de cómo opera el tianguis electoral antes, durante y después de la elección. Honestamente espero se equivoquen y prevalezca en la ciudadanía un mínimo de honestidad y dignidad que por el bien de todos, salve a un proceso electoral más que cuestionado.

-o-

El Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, en pleno proceso electoral públicamente se sacó de la manga espacios adicionales en la matrícula de  la Universidad Veracruzana, beneficiando a más de mil  800 jóvenes rechazados. Plausible en términos de oportunidad para los jóvenes que aspiran a acceder a la educación superior, pero no se vale si se toma en cuenta el “Adéndum·” signado en el llamado Pacto por México. Todo a su debido tiempo. 

Lamentable también el que para ciudadanos informados del tejemaneje electoral, sea un secreto a voces el que  los integrantes del gabinete legal y ampliado del gobernador de Veracruz, estén asignados a distritos electorales específicos, como coordinadores responsables de la operación política al servicio del partido tricolor, en demérito de su función y de los recursos destinados a obras y servicios en favor de todos los veracruzanos. – Xalapa, Ver., junio 19 de 2013.

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J. Enrique Olivera Arce

Cuanto más corrompido es el Estado, más numerosas las leyes, decía, y sabía por qué lo decía, Tácito (Publius Cornelius Tacitus), historiador, senador, cónsul y gobernador del imperio romano.  José Blanco

La evidente derrota de Peña Nieto en Veracruz tiene muchas lecturas, tela de donde cortar sobra, sin embargo no puede hacerse de lado que el voto anti priísta ha estado y sigue siendo alimentado por el propio gobernador emanado de las filas del tricolor. Aunado a la parálisis gubernamental resultante de los cuantiosos adeudos heredados de la administración fidelista, como de manera reiterada se ha estado señalando a lo largo de más de 18 meses, el gastado discurso triunfalista con el que mediáticamente el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa adorna su precario paso por la titularidad del poder ejecutivo estatal, más que convencer lastima, ofende la inteligencia de los veracruzanos y genera rechazo más que aceptación, reflejándose ello en las urnas.

Carente de sustento, el triunfalismo de saliva, onerosamente soportado con propaganda política pagada (¿o fiada? Inserta cotidianamente en los medios de comunicación, choca lo mismo con la realidad que con la percepción ciudadana, deslegitimando el quehacer de la administración pública y poniendo en duda el manido slogan publicitario que afirma que “el PRI si sabe gobernar”. Los hechos, frente al palabrerío hueco, desmienten tiro por viaje al gobernador Duarte de Ochoa. Lo mismo trátese de seguridad pública, procuración e impartición de justicia, que de crecimiento económico, generación de empleos ó bienestar de la gran familia veracruzana.

No hay día que mediáticamente no se destaque el primerísimo lugar que ocupa la entidad en el camino del progreso y la prosperidad. Cuando simplemente se trata de tapar el sol con un dedo para tratar de ocultar lo que la realidad ofrece a la gran mayoría del sufrido pueblo gobernado por el Sr. Dr. Duarte de Ochoa, que en más del cincuenta por ciento rasguña los umbrales de la pobreza, el abandono y la desesperanza.

El discurso triunfalista si desde el inicio de la actual administración como continuidad de la precedente, fuera desmentido por la realidad misma, a estas alturas, actúa en contrario de los propósitos de legitimación de una administración pública calificada por la ciudadanía como inepta, proclive a la corrupción y ajena a las necesidades reales y sentidas de la población.

Paradójicamente, cuando el gobierno estatal se declara satisfecho por encontrarse a la vanguardia en materia legislativa frente al cambio climático, la Secretaría de la Función Pública exhibe a Veracruz como un pésimo administrador de los recursos que por conducto del FONDEN, se destinan a paliar los efectos de fenómenos climatológicos que en los últimos años afectaran social y económicamente a miles de familias veracruzanas. Improvisación, simulación y corrupción frente al desastre y no previsión, racionalidad y honestidad, arrojan las estimaciones del gobierno federal respecto a la atención de regiones enteras afectadas.

Lo que apenas se calificara como tormenta tropical puso al desnudo el nivel de previsión, políticas públicas y eficacia operativa del gobierno estatal. “Ernesto” exhibió lo mismo la indefensión de Veracruz frente a fenómenos naturales como la ineficacia de una legislación a modo en materia de prevención frente al cambio climático. La ley no controla a la naturaleza ni esta respeta esfuerzos legislativos que buscan taparle el ojo al macho. Sin la acción consecuente de autoridades y población, la ley es letra muerta. Veracruz en materia de prevención, si que es un desastre, como lo señala la Secretaría de la Función Pública.

Y así como se señala tal contradicción, lo mismo se podría destacar otras de igual o mayor envergadura. Lo mismo en turismo, educación, salud, generación de empleo, seguridad pública, agricultura y ganadería, desarrollo urbano, comunicaciones y transporte, obra pública, que en gobernabilidad y transparencia, Veracruz a los ojos de sus habitantes es un desastre que no se corresponde con la tónica del discurso oficial preñado de triunfalismo y buenos deseos.

Las preferencias electorales expresadas el pasado primero de julio lo confirman. El voto en contra del PRI y de su candidato presidencial, fue voto de castigo. Nadie en su sano juicio calificaría con nota de excelencia a la administración que preside el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa.

Se dice que el Sr. Peña llamará a cuentas al gobernador veracruzano. Lo deseable es que sean los propios veracruzanos los que juzguen, califiquen y exijan cuentas claras, en un esfuerzo por corregir y enderezar el rumbo de la administración pública que hoy padecemos. Los votos perdidos por el PRI son palo dado, lo que cuenta en adelante es saber si Duarte de Ochoa está dispuesto a corregir.

Tal para cual

Lo mismo podría decirse de la administración pública que a nivel municipal preside la alcaldesa Elizabeth Morales en la capital del estado. Mucha saliva, mucha paja verbal y excesivo y oneroso apoyo brindado por los medios de comunicación, pero el ruido no se hace acompañar de ls nueces esperadas, como no se puede esperar cosechar peras de frondoso olmo. Son más las voces que descalifican la labor de la Sra. y su cuerpo edilicio que las que le aplauden y queman incienso a su paso. Xalapa y sus cientos de colonias colgadas de los cerros, abandonadas a su suerte o asentadas en zonas de alto riesgo, es pálido reflejo de una realidad veracruzana que no va de la mano del discurso triunfalista.

Hojas que se lleva el viento

Estamos a escasas horas del que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación califique la elección presidencial. Tirios y troyanos en espera de una decisión sobre un tema que se percibe ya como cosa juzgada. El resultado previsto deberá poner a prueba lo mismo a Calderón Hinojosa que al Sr. Peña. Ya veremos si a una voz desde Los Pinos, parafraseando a Alfredo V. Bonfil, “este país se incendia o se apacigua”.

En el ínter, la acometida en contra de la exigua canasta básica de la mayoría de los mexicanos va que vuela a la confirmación de que un estómago vacío ni toca buen son ni mucho menos, lo baila al ritmo que le imponen.

En la prolífica inventiva de los mexicanos ya se acuñó la frase que dice que lo mismo hay escasez de huevos en el mercado que en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Ni hablar. Mérida, Yuc., agosto 28 de 2012

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 J. Enrique Olivera Arce

 De tanto repetirse que la capital veracruzana vive de la burocracia, el comercio y las instituciones de  educación superior que  proliferan como plaga, ello ha dado en lugar común, generando una absurda resignación como si Xalapa no pudiera acceder a otras alternativas económico productivas que generen empleo, derrama económica, fortalecimiento del mercado interno y una mejor imagen de la ciudad.

 De ahí que no es de extrañarse el que a lo largo de la pésima administración municipal que encabeza la Sra. Elizabeth Morales sean motivo de preocupación y estéril debate temas tan trillados como vialidad, transporte público, seguridad, comercio informal y tratamiento de la basura. Responsabilizándose, de hecho, al gobierno municipal de desapego a su gestión en perjuicio de la población sin detenernos a revisar cuidadosamente el tamaño de la viga que en el ojo propio impide veamos más allá de nuestro ombligo.

 Sin pretender minimizar la importancia de la problemática urbana que acusa el municipio de Xalapa y la polémica a que ello da lugar y, mucho menos lo atinado de la crítica a que se ha hecho merecedora la joven y corrupta alcaldesa, con la perspectiva que da el ver los toros a distancia estimo tan fuera de lugar como inútil el dar vuelta tras vuelta en la noria, destacando lo accesorio sin tocar lo principal. Se ignora el contexto histórico y geográfico  y se pasa por alto el sustento económico en que se asienta el tan anárquico como caótico crecimiento urbano de la ciudad capital.

 Pretender superar  problemas nuevos o añejos para dar paso a una ciudad moderna, funcional, con más de medio millón de seres humanos que le habitan y otro tanto de vehículos automotores que le agobian, sin aceptar que Xalapa históricamente, por su ubicación geográfica, topografía y  diseño original como lugar de reposta de viajeros y almacenaje de mercancías camino al puerto de Veracruz, fuera concebida para un propósito específico que no se corresponde con la categoría de capital de Veracruz, asiento hoy del los gobiernos estatal y municipal,  que coyunturalmente en su momento le fuera asignada.

 Sin más plano regulador que el establecido en tiempos de la Colonia, sexenio tras sexenio los gobiernos priístas le dejaron crecer en extensión y número de habitantes de manera anárquica, atendiendo a intereses electoreros,  y sin la más mínima visión de futuro. Fenómeno que se incrementó exponencialmente con la migración de los desheredados del sector rural que, a partir del desmantelamiento del campo por las mismas autoridades, buscasen mejores oportunidades en la ciudad capital. Haciendo nugatoria con el tiempo toda posibilidad de acceso a obras y servicios públicos de manera ordenada y eficaz.

 Xalapa, “Atenas Veracruzana”, dejó de ser bucólica posta de diligencias bellamente adornada con multicolores flores y destellos culturales para pasar a “urbe cosmopolita,” con marcados cinturones de miseria, escasez de agua, colonias populares abandonadas a su suerte, sucia y con una vialidad para carretas. Un rancho grande ubicado en el corazón del Veracruz de la prosperidad, caldo de cultivo para la exclusión y discriminación social, criminalidad y la violencia que hoy lamentamos. Lo cual a estas fechas pareciera no se puede remediar, salvo mediante la drástica medida de reubicar a la ciudad en un espacio más idóneo a partir de un proyecto urbanístico integral e integrador a la altura de  los paradigmas del nuevo siglo.

 Tenemos que aceptar que Xalapa físicamente ya no tiene para donde hacerse, ni manera de que sus habitantes puedan contar con los servicios públicos que demandan, como tampoco parece ser posible que las autoridades estatal y municipal tengan el mínimo de, imaginación, voluntad y visión para una adecuada gestión del municipio. A falta de ello, lo cómodo y conveniente para las autoridades es hacer como que se hace sin hacer nada, desviando presupuestos federales, estatales y municipales a otros menesteres poco claros, por decir lo menos, en tanto sus habitantes clamamos por orden, racionalidad y una civilidad que nunca llega. A lo hecho pecho, si tiene remedio bien y, si no lo tiene, también.

 Lo que debería preocuparnos y ocuparnos es que la mayoría del más de medio millón de habitantes, como se dice reiteradamente subsiste de magros empleos y peor salario siendo presa fácil para la manipulación política que acompaña al subsidio proveniente de programas asistencialistas públicos y privados. El empleo remunerador es escaso y concentrado en pocas manos en un clima de desigualdad económica y social al que nadie se refiere.

 Las actividades económicas dominantes son insuficientes para generar la riqueza necesaria para acceder a los beneficios de “la modernidad”. Sin actividades productivas que generen empleo remunerativo, bienes de consumo y ahorro, la ciudad está ahorcada, la población en su mayoría colgada de los cerros participando como consumidor cautivo e ineficiente en un mercado con marcados desequilibrios entre oferta y demanda efectiva, condenada a sobrevivir sin expectativas de creciente bienestar.

 Si no hay fuentes de empleo industrial que dinamicen la economía regional, hay que crearlas. Sería la respuesta lógica. ¿Cómo? Con imaginación y voluntad para buscar la autosuficiencia; substituyendo importaciones que nos llegan de todos lados tanto para no depender del exterior como para equilibrar oferta y demanda de bienes de consumo e el marco del fortalecimiento del mercado interno; impulsando el efecto multiplicador de la construcción de vivienda digna e infraestructura urbana; dando valor agregado a productos agrícolas y pecuarios de la región; capitalizando la ventaja comparativa del recurso humano formado en las instituciones educativas y, dejando atrás el pesimista lugar común de que Xalapa no tiene vocación industrial, esperando que los tres órdenes de gobierno se hagan cargo.

 La tarea es de todos, los inversionistas y emprendedores por delante. Y aquí es donde la marrana tuerce el rabo. La iniciativa privada en nuestra región carece de iniciativa y de vocación emprendedora, salvo para colgarse del gobierno. Falta de visión empresarial cierra el círculo perverso. Si la inversión no llega de fuera, el capital local no asume el riesgo; atiende a lo seguro, el comercio, el agio, más escuelas patito, especulación  y  pésimos servicios en su mayoría acogidos a la economía informal, hasta saturar el mercado con una oferta mal planeada frente a una demanda que día a día pierde capacidad efectiva de compra y de consumo,  matándose a la gallina de los huevos de oro.

 Por ahí debería centrarse el debate. Cómo hacer de la capital veracruzana cuna para la inversión productiva, autosuficiente en lo económico y digna y próspera en lo social, sin necesidad de depender de programas asistencialistas oficiales u oficiosos corrupto y falaz pretexto para politizar, manipular y explotar a los más desprotegidos.

 Tela de donde cortar la hay, generando riqueza lo demás ya vendrá por añadidura Seguirle dando vueltas a la noria sin agarrar al toro por los cuernos es a mi juicio inútil. Si la alcaldesa es un estorbo, pidámosle renuncie y a otra cosa mariposa. ¿O nos resignaremos a seguir pensando que Xalapa no tiene futuro?

 Hojas que se lleva el viento

 Quienes menos pueden contribuir al rescate de Xalapa y la región son los candidatos a legisladores federales que andan por ahí presumiendo que cuentan con una varita mágica que se apellida Peña Nieto para resolver la cada vez más lastimada realidad de Veracruz, emulando a la Sra. Perlasca que con saliva a su real entender está revolucionando la actividad turística en todo el Estado.  Su imaginación y voluntad transformadora está muy por debajo de los que la ciudadanía demanda, su inicuo paso por la administración pública lo confirma. Paradójicamente entre más prometen más exhiben a los diversos gobiernos priístas por ineptos, corruptos y dejados. ¿No acaso Veracruz es un estado próspero que brilla con luz propia? Mucho ruido y pocas nueces, diría mi abuela. Mérida, Yuc., abril 25 de 2012

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La Jornada Veracruz

Con la promesa de 350 fuentes de empleo y obra pública, directivos del proyecto minero Caballo Blanco de Goldgroup, a través de Candymin SA de CV, Minera Cardel SA de CV, quisieron convencer a los habitantes, técnicos e investigadores universitarios que la mina a cielo abierto representa una opción de desarrollo, mientras que pobladores, ambientalistas, investigadores, científicos y organizaciones no gubernamentales, a través de sus ponencias, dieron a conocer “mentiras”, omisiones y peligros que representa la minera, mientras que la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) anunció que el “gobierno del estado no evade su responsabilidad, pero aún no avala el proyecto”.

A las 9 horas inició el registro de los asistentes a la Consulta Pública. Afuera del salón social del ayuntamiento de Alto Lucero se encontraban repartidos en el parque y en los bajos de palacio municipal, miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), mientras el encargado de llevar la Consulta, Mateo Castillo Ceja, titular de la Unidad Coordinadora de Participación Social y Transparencia de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), anunció la presencia de 210 asistentes y 67 personas inscritas para participar con una ponencia.

Así dio inicio lo que fue denominado una consulta “mañosa”, en la que la empresa minera tendría doble participación, ya que por una parte en la exposición, los directivos tuvieron una hora y media para dar a conocer el proyecto, 24 empleados fueron los ponentes que lo defendieron, algunos de manera incondicional y otros tímidamente, con sus testimonios de falta de empleo en la zona y que, a decir de los empresarios, los migrantes han regresado y no tienen trabajo, problema que ellos remediarán por unos años.

Ciudad cotidiana

Alejandro Hernández / Pulso crítico

Mi ciudad, Xalapa,  para garantizar una buena calidad de vida a quienes la habitamos, depende de todos los ecosistemas que la rodean, tanto de la alta montaña al norte como del bosque de niebla al este, de las cuencas hidrológicas de la cañada de Actopan como del clima cálido que arrastra la brisa de la costa. De esto poca cuenta nos damos la mayoría de los que aquí vivimos; será por eso que a muy pocos les ha interesado la consulta ciudadana, convocada por la SEMARNAT, que se lleva a cabo desde el día 19 de enero de este año, para ver si se aprueba o no la explotación aurífera en la mina Caballo Blanco, en el vecino municipio de Actopan, Veracruz, y cuyo principal inversionista es el hombre más rico del mundo, Carlos Slim.

La apatía ecológica que la población xalapeña demuestra, debe obedecer a que muchos desconocen lo que una mina de las características de la que nos ocupa le puede hacer a la naturaleza. La minería a cielo abierto es una actividad industrial de alto impacto ambiental, social y cultural. Es también una actividad industrial insostenible por definición, en la medida en que la explotación del recurso supone su agotamiento. Es decir, en un principio se destruyen todos los ecosistemas circundantes, se contaminan sus aguas con cianuro o con mercurio —elementos indispensables para recuperar el oro—; luego, las comunidades aledañas a la mina se llenan de técnicos, gambusinos y obreros, mismos que establecen una sociedad de alto consumo de bienes y servicios que encarecen la economía local, además de atraer todo tipo de vicios, tales como el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, robos, etcétera; para que al final, una vez agotado el mineral, dejar la región totalmente devastada, contaminada en tierra, agua y aire, y con un nivel de vida para la población de muy baja calidad y pocas veces recuperable a los niveles que tenía antes de la mina.

La explotación del oro requiere, de manera intensiva, grandes cantidades de cianuro y/o cromo, sustancias altamente tóxicas que permiten recuperar el mineral del resto del material removido. Para desarrollar todo este proceso, se requiere que el yacimiento abarque grandes extensiones y que se encuentre cerca de la superficie, dando como resultado cráteres gigantescos, que pueden llegar a tener más de 150 hectáreas de extensión y más de 500 metros de profundidad. Las consecuencias son: La producción de grandes cantidades de desechos sólidos y líquidos, los impactos sobre las poblaciones aledañas, y la transformación completa del entorno junto a una severa modificación de la morfología del terreno; obviamente también desaparece la agricultura, la ganadería y la pesca. Hoy cientos de hectáreas de cultivos de caña de azúcar, papaya, naranja, limón, maíz y frijol dependen del riego que les proporciona el río Actopan, amén del turismo que visita los lugares por los que éste pasa, si la contaminación que produzca la mina alcanza los veneros que surten su cauce, el impacto será de proporciones catastróficas, tanto al medio ambiente como a la economía de la región.

Bernardita Bielsa, de la Asociación Ornitológica Cuenca Del Puelo, Lago Puelo, Chubut, sitio amenazado por la minería en Argentina, escribió esto: “El oro ha significado muchas cosas a lo largo de la historia del hombre. El afán por encontrar oro hizo colapsar civilizaciones enteras; esto es miles y miles de hombres, mujeres y niños muertos por enfermedades, enfrentamientos, desnutrición, hambre. La codicia del hombre no tiene límites, y los nuevos conquistadores han aprendido la lección, y saben utilizar del diccionario todas estas palabras: mentir, engatusar, engañar, embaucar, fingir, aparentar, disfrazar, falsificar, prometer. El provecho, las ganancias, los réditos, son siempre para ellos y sus empresas.” Lo cual se aplica perfectamente a los inversionistas que pretenden destruir, por un puñado de oro, ecosistemas valiosos para la vida.

Urge, tal como lo han estado pidiendo grupos ambientalistas, que la SEMARNAT realice una asamblea de información para que la gente conozca en voz de los paneles de expertos, los pros y los contras de la mina, para que así pueda decidir dar su voto a favor o en contra.Hoy la humanidad, por poseer oro y riquezas, es capaz de morirse de hambre, justamente como le ocurrió al legendario rey Midas. No esperemos a que eso ocurra cerca de nuestra ciudad, informémonos y participemos, nuestro futuro y el de la región —y no es lugar común esto que les digo— está en juego.

La Jornada

Alto Lucero, Ver., 10 de diciembre. Está trotando el caballo blanco, dijo Rick Irvine, gerente de Minera Cardel, cuando hace dos meses arrancaron las pruebas para que a partir de 2012 se inicie la explotación de la mina, ubicada a tres kilómetros de la nucleoeléctrica de Laguna Verde. Pobladores de las comunidades cercanas a la central nuclear, tienen miedo de que las vibraciones de los explosivos afecten los dos reactores nucleares de Laguna Verde y los productos químicos que se usan en la minería contaminen los mantos acuíferos.

Aun en su fase exploratoria, la mina ya registra los primeros pasivos con la tala del bosque bajo, la destrucción de sitios de reposo de aves migratorias y la extracción masiva de agua para la lubricación de los barrenos, pese a que en muchas comunidades de la zona ni siquiera tienen el líquido para el consumo doméstico.

Senadores cuestionan proyecto minero ‘caballo blanco’ en Veracruz

Los senadores del grupo parlamentario de Movimiento Ciudadano, por conducto del senador Francisco Alcibíades García Lizardi, demandaron hoy se detenga la fase exploratoria del proyecto minero Caballo Blanco, obra a realizarse a sólo tres kilómetros de la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde, en el estado de Veracruz, y que se haga una revaluación de las condiciones en que se autorizó la exploración, antes que se pase a la etapa de explotación.

La cercanía de la planta nuclear representa una seria amenaza para los pobladores de los municipios de Alto Lucero y Actopan, e incluso para centros de población más alejados, advierten los legisladores Dante Delgado Rannauro, Luis Walton Aburto, Francisco Alcibíades García Lizardi, Eugenio Govea Arcos y Ericel Gómez Nucamendi, en una propuesta de punto de acuerdo presentada al pleno del Senado.

Incluye la petición de los legisladores de Movimiento Ciudadano la solicitud de que comparezcan ante las Comisiones Unidas de Energía, Medio Ambiente y Protección Civil, los titulares de las Secretarías de Gobernación, Medio Ambiente y Recursos Naturales, y de Energía, así como el titular de la Comisión Federal de Electricidad, para que aporten la información necesaria.

La minería a cielo abierto requiere que se usen hasta 25 toneladas diarias de explosivos, afirman estudios realizados por organizaciones de la sociedad civil, tales como “La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental”, conformada por más de 30 organizaciones en defensa del medio ambiente en Veracruz. Señalan asimismo que la excavación afectará ríos, lagunas costeras y el litoral del Golfo de México, de donde se extrae agua para el enfriamiento de los reactores de la nucleoeléctrica.

En otra parte de la exposición de motivos, los senadores manifiestan que hay evidencia de que la empresa minera ha estado aprovechando la infraestructura regional, particularmente  caminos vecinales recientemente pavimentados, que forman parte de la red de evacuación de población prevista en el Plan de Emergencia Radiológica Externa (PERE), de la planta de Laguna Verde.

El alto riesgo de accidente nuclear por la cercanía de la Nucleoeléctrica Laguna Verde, se hace evidente porque la operación del proyecto minero rebasa el límite de seguridad previsto en el PERE, que es de 16 kilómetros; en este perímetro toda actividad industrial debe ser controlada para no arriesgar la operación de la nucleoeléctrica y la seguridad de los habitantes.

Finalmente, no obstante que la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad ha declarado a esta zona como Región Terrestre Prioritaria para la Conservación de la Diversidad Biológica de los encinares tropicales, la Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental ha detectado observado, entre otras alteraciones:

·         Desmonte de aproximadamente 15 mil árboles.

·         En laderas, depósitos de tierra que sepultan el sotobosque. 

·         Información deficiente e inexacta a las comunidades sobre el proyecto.

·         Descubrimiento y perturbación de sitios arqueológicos en la zona.

Dicha organización civil advierte, además, de los posibles daños socioambientales que ocasionará el proyecto minero:

·  Desplazamiento de pobladores y dueños originales.

· Afectación definitiva de ecosistemas y los beneficios ambientales que proporcionan.

·  Desmonte de mil hectáreas en las fase de exploración y preparación.

·   Descarga de residuos tóxicos y sedimentos en arroyos, lagunas costeras y el mar.

· Bombeo de 40 mil metros cúbicos de agua de manera inicial y 2 mil metros cúbicos diarios para la operación.

· Uso masivo de cianuro de sodio en ciclo cerrado en lagunas supuestamente herméticas para evitar la filtración.

·  Contaminación por metales de la cadena alimenticia.

Comunicación y Medios; Movimiento Ciudadano

Senado de la República, LXI Legislatura

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